lunes, 17 de mayo de 2010

VISIÓN PERDURABLE DEL AMOR

El tiempo había transcurrido de noviembre a julio. En nueve meses pasan muchas cosas: un bebé es concebido y avanza a su madurez en el vientre materno; tres estaciones del año pasan siguiendo su ritmo inevitable; la política, la economía y el deporte experimentan grandes cambios.

Pero esos nueve meses no trajeron ningún cambio en la vida de Carmela Salas, de 65 años, mexicana residente de Texas. Los pasó, según el periódico «Los Ángeles Times», contemplando el cadáver de su esposo, Enrique Salas, acostado en la cama matrimonial.

Cuando el esposo murió, ella, negándose a reconocer la realidad, hizo de cuenta que la desgracia no había pasado, y el tiempo se detuvo para ella.

Este no es el primer caso en que hombres o mujeres ven morir al ser más querido y no se resignan a tener que dejar de mirarlo. Y aunque son cadáveres ya, y la momificación de la muerte ha comenzado el proceso de descomposición, el amor que les tienen es más fuerte.

El odio jamás hará una cosa semejante. El odio tiende a destruir, destrozar, masacrar y a hacer desaparecer todo de la vista. El amor construye, y cuando no puede construir, hace perdurar. Porque el amor es muy diferente al odio.

El amor de Dios es el amor más fuerte que existe. Es una fuerza que tiende siempre a reparar, a curar, a construir, a conservar lo bueno, a hermosear más lo que ya es lindo, a regenerar, a purificar y a santificar. El amor de Dios tiende siempre a perdonar y, más que perdonar, a olvidar. Incluso olvida el pecado, el mal, la falta, la derrota, el fracaso humano.

Y como Carmela Salas, Dios también contempla perdurablemente a sus seres amados. Él nunca deja de mirarlos. «El Señor recorre con su mirada toda la tierra —dice la Biblia—, y está listo para ayudar a quienes le son fieles» (2 Crónicas 16:9).

No hay nada más perdurable, poderoso, fiel y comprensivo en la humanidad que el amor de Cristo. Es un amor que nunca falla, una sabiduría que nunca yerra. Tener un corazón entregado a Él es asegurarse la bendición de la vida eterna. Tomemos hoy la más grande decisión moral posible: Elijamos a Cristo como nuestro Salvador y nuestro Señor.

LA PREEMINENCIA DEL AMOR

1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

lunes, 10 de mayo de 2010

LA FE VICTORIOSA DE UNA MADRE

Por el Dr. Adrián Rogers

“Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,
porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey” (Hebreos 11:23.

La fuerza más poderosa e influyente sobre la tierra es la fe de una madre piadosa. En Hebreos 11, Dios menciona algunos héroes de la fe e incluye a Jocabed, la madre de Moisés. Su nombre literalmente significa “Jehová es glorioso”. ¡Cuán hermoso nombre y maravillosa mujer fue ella! Ante los ojos del mundo parecía ser una mujer sin esperanza, una impotente esclava hebrea. No obstante, ¡ella crió a un hijo que estremeció al mundo! La Biblia explica que lo logró por fe.

La visión de la fe: Creer en una promesa de Dios. La Biblia profetizó que Dios levantaría un líder para guiar a los hijos de Israel sacándolos de cuatrocientos años de esclavitud egipcia. Creo que cuando los padres de Moisés vieron al bebecito, el Espíritu Santo de Dios testificó: “Él es el libertador. Él es especial.” Ellos vieron al niño a través de los ojos de la fe y la Palabra de Dios. Al ellos criar a Moisés y obedecer la Palabra de Dios, Dios proclamó a este niño especial.

Todo hijo (a) de Dios es especial, y Dios posee un maravilloso plan diseñado para cada uno. Los hijos son un regalo de Dios y un enorme paquete de potencialidad. Existe una anécdota de un hombre que pasó por una aldea. Él habló con uno de los habitantes y dijo: “Este es un precioso pueblo. ¿Ha nacido aquí algún gran hombre?” El pueblerino le respondió: “No, sólo bebés.” Nadie nace grande; el hijo (a) es hecho grande por las oraciones de Mamá y la fe e instrucción de Papá.

La ventura de la fe: Convertir las promesas en acción. No es suficiente decir: “Bueno, voy a poner a mi hijo (a) en las manos de Jesús. Oraré por mi hijo (a) y todo saldrá bien.” La fe debe conllevar acción o no es fe.

El Faraón había decretado que todos los bebecitos varones fuesen ahogados en el río Nilo. Cuando Jocabed y Amram tuvieron al pequeño Moisés, recibieron palabra de Dios; y en lugar de advertir a las autoridades de su nacimiento, escondieron al bebé por tres meses. Y cuando ya no lo podían esconder más; ellos construyeron una canasta (un arca), lo colocaron en ésta, y lo pusieron en el río. Luego él fue salvado por la propia hija del Faraón (Éxodos 2:1-10). Ellos hicieron todo lo que pudieron por salvar la vida del bebecito, porque poseían fe.

El valor de la fe: Con denuedo avanzar en fe. Ellos no tenían miedo. Observe el versículo 23: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.” El rey decretó que los bebecitos fuesen asesinados, pero ellos no temieron a su mandato. Madres y padres, no tengan miedo. Tome una posición de fe en defensa de sus niños y niñas. Sencillamente considere cómo eran las condiciones cuando Moisés nació. La proclamación del Faraón que todo bebé varón debía morir hizo de aquellos días, días peligrosos, y actualmente también vivimos días peligrosos.

La victoria de la fe: Clamando victoria por sus hijos. Dios es tan maravilloso y dio una victoria. Esta es la razón por la cual no debemos temer al diablo, ni a su muchedumbre. Cuando oramos, creemos en Dios. Dios tomó una pequeña arca y la convirtió en un buque de batalla para hundir el reino del Faraón. ¿No es Dios maravilloso? Jocabed era una mujer de fe, por ello aparece en Hebreos como una heroína de la fe. Su vida completa era un testimonio de fe. Madre, crea en Dios y confíe en Dios. Sea una madre de fe día tras día, un poquito allí, otro poquito allá, línea sobre línea, mandato sobre mandato (Isaías 28:9-11). Enseñe y entrene a sus hijos.

Los valores de la fe: Inculque valores que perduran. Note el versículo 24: “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón.” Eso le hubiese hecho el nieto del Faraón, el sucesor al trono. La Biblia dice que él escogió, “antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios… Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey…” (Hebreos 11:25-27). Cuando se hizo hombre le correspondía ser el próximo Faraón; pero la Biblia dice que se rehusó. Él rehusó poder, posesiones, y posición, escogiendo sufrir aflicción con los hijos de Dios. ¿Por qué lo hizo? Porque él tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de Egipto. Su madre puso algo en su corazón, le enseñó. Ella era una madre de fe, y él tomó una decisión sabia.

Oro que su jornada de fe refleje la jornada de esta valiente madre y ¡que sus hijos conozcan la fe victoriosa de su madre!

Dr. Adrián Rogers
Victory of a Mother’s Faith
Versión al español publicada abril 2005
http://www.elamorquevale.org/

Para publicar este artículo o distribuirlos por correo electrónico; requerimos que los mismos NO sean ni modificados, ni editados. En TODO artículo se debe incluir completo el siguiente enunciado:

Este artículo procede de los mensajes del Dr. Adrián Rogers del Ministerio EL AMOR QUE VALE

domingo, 2 de mayo de 2010

TREINTA (30 ) PRINCIPIOS DE VIDA

Principio 1
Nuestra intimidad con Dios, que es su prioridad para nosotros, determina el impacto que causen nuestras vidas. Génesis 1.26

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Principio 2
Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos. Éxodo 19.5

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.

Principio 3
La Palabra de Dios es ancla inconmovible en las tormentas. Números 23.19

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?



Principio 4
Estar conscientes de la presencia de Dios nos da energías para desempeñar nuestro trabajo. Deuteronomio 20.1

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.

Principio 5
Dios no nos demanda que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos aunque nos parezca poco razonable. Josué 3.8

Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.

Principio 6
Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo. Jueces 2.1-4

El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, 2 con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar; mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3 Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. 4 Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

Principio 7
Los momentos sombríos durarán solo el tiempo necesario para que Dios lleve a cabo su propósito en nosotros. 1 Samuel 30.1-6

Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. 2 Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. 3 Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. 5 Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. 6 Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.

Principio 8
Libremos nuestras batallas de rodillas y siempre obtendremos la victoria.
2 Samuel 15.31

Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.

Principio 9
Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.
2 Reyes 6.17

Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

Principio 10
Si es necesario, Dios moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
2 Crónicas 20.12

¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

Principio 11
Dios asume toda la responsabilidad en cuanto a nuestras necesidades, si lo obedecemos. Job 42.7-17

Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. 8 Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. 9 Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job.



10 Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. 11 Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro. 12 Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13 y tuvo siete hijos y tres hijas. 14 Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. 15 Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. 16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Y murió Job viejo y lleno de días.

Principio 12
La paz con Dios es fruto de nuestra unidad con Él. Salmo 4.8

En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.


Principio 13
Escuchar a Dios es esencial para andar con Él. Salmo 81.8

Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres,

Principio 14
Dios actúa a favor de quienes esperan en Él. Isaías 64.4

Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.

Principio 15
El quebrantamiento es el requisito de Dios para que seamos útiles al máximo. Jeremías 15.19

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

Principio #16
Todo lo que adquirimos fuera de la voluntad de Dios termina convirtiéndose en cenizas. Ezequiel 25.6, 7

Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto batiste tus manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio para la tierra de Israel, 7 por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.

Principio 17
De rodillas somos más altos y más fuertes. Daniel 6.10, 11

Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. 11 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.

Principio 18
Como hijos del Dios soberano, jamás somos víctimas de nuestras circunstancias. Oseas 3.4, 5

Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. 5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.


Principio 19
Todo aquello a lo que nos aferremos, lo perderemos. Amós 6.6, 7

beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José. 7 Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres.

Principio 20
Las decepciones son inevitables; el desánimo es por elección nuestra.
Habacuc 3.17-19

Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

Principio 21
La obediencia siempre trae bendición consigo. Lucas 11.28

Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.


Principio 22
Andar en el Espíritu es obedecer las indicaciones iniciales del Espíritu. Hechos 10.19

Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.

Principio 23
Jamás podremos superar a Dios en generosidad. 2 Corintios 9.8

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

Principio 24
Vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros. Gálatas 2.20

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Principio 25
Dios nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros. Efesios 4.28

El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

Principio 26
La adversidad es un puente que nos conduce a una relación más profunda con Dios. Filipenses 3.10, 11

a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.

Principio 27
No hay nada como la oración para ahorrar tiempo. 2 Tesalonicenses 3.1

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros,

Principio 28
Ningún creyente ha sido llamado a transitar solitario en su peregrinaje de fe.
Hebreos 10.24, 25

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Principio 29
Aprendemos más en nuestras experiencias por el valle de lágrimas que en las de la cumbre del éxito. Santiago 5.10

Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Principio 30
El deseo ferviente del regreso del Señor nos mantiene viviendo productivamente. Apocalipsis 22.12

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.