miércoles, 31 de octubre de 2012

EL DÍA DE RENDIR CUENTAS A DIOS HA LLEGADO

Durante dos años y medio se dio la gran vida. Compró ropa fina en la tienda Harrod's de Londres, una de las más caras del mundo. Cuando voló en avión, lo hizo siempre en primera clase. Visitó todos los lugares turísticos de Europa. Se alojó sólo en hoteles de cinco estrellas y pagó fiestas suntuosas para todos sus amigos.


Sin embargo, a los dos años se le acabó de golpe esa gran vida. Mark Aklon, de dieciocho años de edad, tuvo que rendir cuentas a la justicia por haber hurtado la tarjeta de crédito de su padre, un millonario inglés. Debía a la tarjeta nada menos que setecientos cincuenta mil dólares. Locamente había «vivido de prestado».

Desgraciadamente, el caso de este joven inglés no es único. Tuvo la suerte, o la desgracia, de ser hijo de un padre muy rico y de llevar su mismo nombre. Durante más de dos años vivió a lo rico con amigos y amigas, paseando por casi toda Europa. Hasta que un día todo se le acabó. La tarjeta fue cancelada.

«Vivir de prestado» significa vivir usando algo a lo cual no tenemos derecho. Significa vivir con lo que no nos hemos ganado con nuestro propio esfuerzo o por nuestros propios méritos. Un hombre al cual se le hizo un trasplante de corazón, y vivió ocho años más, dijo: «Estoy viviendo de prestado», y tenía razón. Esos ocho años extras de su vida fueron un préstamo.

La humanidad entera está viviendo de prestado. Vive a crédito. La vida que todos recibimos al nacer no es realmente una vida propia. No somos nosotros mismos autores de ella. Es una vida prestada, que Dios nos presta a cada uno, dándonos con ella voluntad propia. Podemos usarla obedeciendo las leyes divinas u obedeciendo antojos egoístas.

La salud, la inteligencia, la capacidad de trabajo, los días de nuestra vida, todo eso no es realmente nuestro. Es algo que nuestro Creador nos ha prestado, como quien invierte capital en una empresa y espera recibir créditos de la inversión.

Esa es la vida nuestra. Llegará el día cuando nuestro tiempo se acabará y Dios reclamará lo que es suyo. En ese día tendremos que devolver el aliento que Él nos dio. Por eso es importantísimo que ahora, en vida, nos preguntemos: ¿Qué le presentaré entonces a Dios? ¿Una vida pecaminosa, destrozada, contaminada e inútil, o una vida recta, decente, honesta y limpia?

En humilde contrición, digámosle a Cristo que aceptamos su muerte en el Calvario en sustitución por nuestros pecados. Él entonces nos presentará ante su Padre en calidad de personas regeneradas por su sangre preciosa. Esa es la vida que Dios aceptará.


ACUÉRDATE DE LA MUERTE



por Carlos Rey







«Aquí comienza la danza general... la cual trata cómo la muerte [da] aviso a todas las criaturas que [piensan] en la brevedad de su vida y que [no le dan a ella mayor importancia de la que tiene].... [La muerte] llama y requiere a todos... que vengan de su buen grado o contra su voluntad.... Dice así: “Yo soy la muerte cierta a todas criaturas que son y serán [mientras dure el mundo]; demando y digo: ‘¡Oh, hombre!, ¿por qué [te preocupas de vida tan breve que pasa en un momento]?’”»

Así comienza el poema La danza de la muerte del siglo quince, que ilustra de manera sobresaliente uno de los temas que obsesionaba a los poetas de la Edad Media. En las antologías literarias se conoce como memento mori, que quiere decir «acuérdate de la muerte». La danza de la muerte advierte que todos tienen que morir, lo mismo los ricos que los pobres, los de noble cuna y los humildes, párrocos y feligreses, reyes y soldados, todos por igual. Ya que no pueden escapar la muerte, los que han de pasar por ella concluyen que como tenemos que morir «sin otro remedio, con pura conciencia todos trabajemos en servir a Dios..., que Él es el [principio], fin y el medio por [donde] si le place habremos de [divertirnos con muchos], aunque la muerte con danza muy dura nos meta en su corro en cualquier momento.»

Centenares de años antes, el salmista David le había dado a aquellos poetas ejemplo de una plegaria a Dios sobre la muerte, en estos versos:

Hazme saber, Señor...

lo efímero que soy.

Muy breve es la vida que me has dado;

ante ti, mis años no son nada.

Un soplo nada más es el mortal,

un suspiro que se pierde entre las sombras.1

En otro salmo David describe al ser humano en estos términos:

El hombre es como la hierba,

sus días florecen como la flor del campo:

sacudida por el viento,

desaparece sin dejar rastro alguno.2

Según el apóstol Santiago, somos como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece.3

Acordémonos, entonces, de la muerte, no preocupándonos por esta vida tan breve que pasa en un momento sino por la vida después de la muerte. Es cierto que la paga del pecado que cometemos en esta vida es la muerte, pero Dios nos ofrece la vida eterna en Jesucristo, nuestro Señor.4 Basta con que la aceptemos. Sigamos el consejo del poeta medieval: «con pura conciencia todos trabajemos en servir a Dios». Sólo así podremos de veras disfrutar de esa vida eterna.





1Sal 39:4-6

2Sal 103:15-16

3Stg 4:14

4Ro 6:23

LA CONFIANZA DEBE ESTAR EN LA ROCA QUE ES DIOS

Rut, la Hija Fiel


Confiando en Dios en Momentos de Oscuridad

Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo?

¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Rt. 1:11





Maria KatrinaDespués de la muerte de su marido e hijos, Noemí decidió volver a Belén con sus dos nueras. Las tres viudas lo pasaron mal por la hambruna en Moab, pero anticipaban un futuro mejor en Belén. Solo habían viajado poco cuando Noemí no pudo más. Le dijo a sus nueras que no había esperanza si seguían con ella. No tendrían a nadie con quien casarse. Tampoco podrían tener hijos. Noemí les animó a que volvieran a Moab con la esperanza de casarse de nuevo y tener un futuro. Noemí les dijo, “vuelvan a casa, vuelvan atrás”.



El dolor y la tristeza nos llegan de diferentes lugares en nuestras vidas y ministerios: pérdida física, problemas económicos, el fracaso, y las heridas emocionales. Lo que surge de estas pérdidas puede causar que cuestionemos como Dios guía nuestras vidas. Son una tentación a rendirse y dar la espalda a los planes que Dios tiene para nosotros.



Los Hebreos anhelaban la comodidad en Egipto después de que Moisés los libró de la esclavitud (Éx. 16:3). Noemí creía que el futuro en Moab sería mejor para sus nueras que un futuro en Belén con ella. Al enfrentarnos a la desesperación y los reverses, el pasado conocido, a menudo es más atractivo que un futuro incierto. Cuando inevitablemente vienen momentos de oscuridad, fácilmente huimos de los planes que Dios tiene para nosotros. Le damos la espalda a Dios y volvemos a la comodidad conocida del pasado. Un amigo recientemente me recordó de una cita del Dr. Raymond Edman: “nunca dudes en la oscuridad lo que Dios te ha revelado en la luz”.



Orfa escogió volver a Moab; Rut no. No se dejó llevar por las palabras de Noemí sobre un futuro incierto. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios (Rt. 1:16). Rut no solamente declaró su lealtad a Noemí, pero también al único verdadero Dios. Ella fue constante, fiel, y verdadera aun cuando el futuro parecía oscuro.



Necesitamos mantenernos fieles a Dios cuando la vida nos trae perdidas físicas y espirituales. Pérdidas que son una tentación para darle la espalda a Dios y Su plan.

A veces Dios nos lleva a través de la tragedia e incertidumbre para demostrar Su control absoluto. Cuando no tenemos ni idea por qué y por donde nos guía Dios, la única opción es seguir confiando en Él, cada paso del camino. Mantente leal a Dios. Se constante en tu devoción a Él. No vuelvas atrás cuando el futuro parece desolado. Se fiel a Él y Él te llevará a través de la oscuridad.





Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán.

Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Is. 43:2





-- Maria Katrina Jauchen3353 – Rut (revisa toda la cadena)Devocionales Pasados

miércoles, 24 de octubre de 2012

INTRODUCCIÓN ACERCA DE LA SALVACIÓN

INTRODUCCIÓN ACERCA DE LA SALVACIÓN
¿ QUÉ ES LA SALVACIÓN ?
  ES UN MENSAJE: Ro 1: 16

El poder del evangelio

 16  Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.  17  Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. 
El creador del Evangelio es Dios, declarado por Dios y presentado por Dios
El evangelio es dinámico, es dinamita, opera , transforma( el corazón, la mente, el espíritu)
Es un mensaje de buena voluntad, son unas buenas noticias que descarga al Hombre del pecado, que le lava y le da un nuevo espíritu}
El Evangelio es confrontacional, hace un llamado  a una nueva vida, a la libertad.
Confronta al pecador, al incrédulo 
Salvación es rescate, redención, es la mano de Dios extendida al Hombre
 El llamado del Evangelio es universal, no hay diferencia entre judíos ó Griegos
El  obrar del Evangelio es personal, a todo aquel que en él cree

La culpabilidad del hombre: Ro 1: 18

 18  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;  19  porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  20  Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.  21  Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  22  Profesando ser sabios, se hicieron necios, 
REBELDÍA DEL HOMBRE
Ira de Dios, enojo
Rendir cuentas a Dios por todo lo que hemos hecho
Repugnancia Santa de Dios, contra todo aquello que es contradicción a la Justicia Santa de Dios
Sal 90:  11
 11  ¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido?  
Sal 79: 5-6
  5  ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?  6  Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre. 
Sal 2: 1- 5, 10, 12

 1  ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas?  2  Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo:  3  Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas.  4  El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.  5  Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con su ira. 10  Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra.  11  Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor.  12  Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.
La ira de Dios y su Justicia se ha manifestado en :
- En el Edén
- En el Diluvio
- En So doma y Gomorra
El Señor nos advierte en Jn 3: 36
 36  El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. 
Ef 5: 3- 6
  3  Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;  4  ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.  5  Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.  6  Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

Ro 3: 10- 12
10  Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;  11  No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.  12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 

Col 3: 5- 12

La vida antigua y la nueva

 5  Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;  6  cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,  7  en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.  8  Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.  9  No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,  10  y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,  11  donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.  12  Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;

miércoles, 17 de octubre de 2012

LAS IMPLICACIONES DE LA SALVACIÓN

 ¿ QUÉ ES LA SALVACIÓN ?
¿  POR QUÉ NECESITO SER SALVADO ?
¿  SOY SALVADO DE QUÉ ?
¿  QUIÉN ME SALVA ?

¿  QUÉ ES LA SALVACIÓN ?
La salvación es el regalo de Dios para usted. "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cuando alguien le ofrece un regalo invaluable, lo más sabio de su parte es ¡aceptarlo! En este mismo instante, usted puede recibir el regalo de la salvación que Cristo le ofrece al orar esta simple oración de corazón:

El libro de Romanos nos trae la respuesta a muchos de estos interrogantes:
Ro 1: 16- El poder del evangelio

 16  Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.  17  Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. 


La culpabilidad del hombre

 18  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;  19  porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.  20  Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.  21  Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  22  Profesando ser sabios, se hicieron necios,  23  y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.  24  Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,  25  ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.  26  Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,  27  y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.  28  Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;  29  estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;  30  murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,  31  necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;  32  quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. 

NECESITO UN SALVADOR

EL SALVADOR ES JESÚS

Quién es Jesús?


F
Estimado amigo, estimada amiga, los psicólogos desde hace mucho tiempo han tenido conocimiento de que cada persona tiene un gran anhelo y una gran necesidad interna. El anhelo de ser amado, y la necesidad de amar. Mas cuando las presiones y aflicciones llegan a nuestras vidas, muchos pierden toda esperanza de encontrar algún día el amor.
La tragedia es que frecuentemente buscamos llenar esta profunda necesidad y este profundo anhelo, en los lugares equivocados. Algunos substituyen la lujuria por el amor. Otros persiguen el materialismo o las relaciones superficiales; todo con el inútil intento de llenar el vacío creado por Dios en el corazón humano. ¡Pero le tenemos buenísimas noticias! Existe un amor que vale la pena encontrar y un amor que vale la pena compartir. La Biblia dice:"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Sobre la cruz de Cristo, el poderoso amor de Dios fue revelado y ofrecido incondicionalmente a todo aquel que desee la salvación.
¿Anhela usted conocer este gran amor? Entonces necesito hacerle la pregunta más importante que jamás se le hará: ¿Sabe sin lugar a dudas que Dios le ama, que sus pecados han sido perdonados, y que usted es salvo y va en camino al cielo?
¡La maravillosa noticia es que sí puede saberlo! Permítame compartir con usted cómo descubrir el amor más grande, el amor que vale.

Admita su pecado

Usted debe admitir que es pecador. La Biblia dice: "No hay justo, ni aun uno" (Romanos 3:10)."Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).
Nuestro pecado es lo que nos separa de Dios y nos impide satisfacer nuestros anhelos y necesidades más íntimas. Según Romanos 6:23, el pecado es un delito contra Dios que conlleva un serio castigo: "Porque la paga del pecado es muerte (eterna separación del amor y misericordia de Dios)".

Abandone sus propios esfuerzos

Usted debe abandonar todo esfuerzo de tratar de salvarse a sí mismo. Si pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, ¡la muerte de Jesús habría sido en vano!
Inclusive "el comportarse religiosamente" no lo puede salvar. La Biblia dice que "nos salvó [Dios], no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia" (Tito 3:5). La salvación es por la gracia de Dios, "no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

Admita el sacrificio de Cristo

Lo que usted no puede hacer por sí mismo, ¡Jesucristo lo ha hecho por usted! "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Él murió en la cruz por usted, y resucitó de entre los muertos para demostrar que su sacrificio o pago fue aceptado por Dios. Pero usted debe reconocer y creer en este hecho. "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos16:31).

lunes, 15 de octubre de 2012

VIDA ABUNDANTE EN CRISTO JESÚS


EL SECRETO DE LA VIDA ABUNDANTE
Yo soy el buen pastor;
El buen pastor su vida da por las ovejas.  Jn.10:11

Hno. Juan con Maria
Hno. Juan con Maria
La pregunta clave es, ¿por qué Jesús se llama El Buen Pastor?  ¿Qué es lo que el Espíritu Santo quiere que aprendamos acerca de El?  ¿Qué es lo que lo hace a Jesús tan bueno?

El contexto nos ayuda a responder a estas interrogantes.  En el verso diez, aprendemos que Jesús es bueno porque ha derrotado al enemigo (Véase el devocional anterior).

Pero en verso diez encontramos otra razón.  Jesús se llama bueno porque es el dador de una vida abundante. 

Cuando pido que personas describan una vida abundante, usualmente responden dándome una lista de cualidades.  Es una vida llena de gozo, paz, amor, prosperidad, y satisfacción. Es una vida de armonía en el matrimonio, hogar y la iglesia.  Y por cierto mucho más.  Es una clase de vida que todos añoran.

Pero la tragedia de hoy es que muy pocos viven esta clase de vida.  ¿Nos preguntamos por qué?  ¿Cuál será el secreto de está clase de vida? 

Jesús otra vez responde a la interrogante.  El amorosamente nos muestra el camino.  “Mas bienaventurado es dar que recibir (Hch. 20:35).  Ironónicamente la vida abundante no se la encuentra a su cabalidad hasta que no se la comparte con otros.

Cuando hablamos de dar, personas usualmente piensan en el dinero.  Pero nuestro Pastor está hablando de mucho más.  Déjame hacerte la pregunta, ¿cuánto de dinero regaló el Señor?  Por cierto dio su  diezmo y ofrendas.  Pero lo que lo hizo la eminencia de la historia no fue la cantidad de dinero que dio.  No nos equivoquemos.  Lo que lo hizo que le reconocieran tanto en todo lugar, aún hasta hoy, fue que el se dio a si mismo.  El se despojó a si mismo por nosotros.  Y El quedó satisfecho.  El dijo, “mi comida (satisfacción), es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Jn. 4:34).

Jesús nos enseñó con su vida.  No es cuanto nos recibe lo que es importante.  Es cuanto uno da a otros.  El que quiere ser el primero entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre  no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mt. 20:26-28).  Esta clase de vida requiere un cambio de perspectiva.  El enfoque ya no es mi felicidad.  Otra prioridad toma el primer lugar.  Busco el gozo de otros.  El propósito de la vida es soltarlo y no agarrarse de ella.  Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.  Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará (Mt. 16:24-25).

¿Por qué será que las personas más solitarias y descontentas en el mundo son las que tienen tanto?  ¿Y por qué será que algunas personas muy humildes, que tienen muy poco, son las más felices?  No cabe duda.  La verdadera riqueza no consiste en la cantidad de cosas que uno posee. La verdadera riqueza se encuentra cuando uno aprende a entregar todo a otros, por Cristo y por su Gran Reino.

Nunca olvidaré el pastor no vidente que conocí en las montañas muy altas del norte de la India.  El tenía a su cargo quince congregaciones.  Andaba descalzo con muy pocos bienes materiales.  El iba de pueblo a pueblo visitando las iglesias en su camino.  Su hijo de quince años lo guiaba por las sendas sinuosas de las montañas.  Tocaba su guitarra y cantaban juntos.  Cuando yo oí a ese pastor cantar, el rostro de nuestro Señor brillaba en su rostro.  Cada día el entregaba su vida por otros, y por Jesús.  Podría decir que en raras ocasiones he encontrado a otro con tanto propósito, satisfacción, y gozo interno como ese hombre.  Como miles más, el había descubierto el secreto de la vida. 

El vivir la vida cristiana es como el respirar.  Si solo inhalas, te sofocarás.  Es solo cuando exhalamos que podemos vivir.  Uno deja de pensar en uno mismo.  ¿Por qué no empezar a vivir?  ¿Por qué no ver las necesidades de personas en nuestro entorno?  Averigua como puedes servirles.  Vive como Jesús cuyo propósito solo era servir.  Tendrás un gozo nuevo y abundante.  Rebalsará en tu vida.  Y como resultado experimentarás la bondad de tu Pastor quien dio todo por ti. 

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales  Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.  Ef. 2:10

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.  Mt. 5:16

-- Dr. Juan Jauchen985 – Cristo Como Pastor (revisa toda la cadena)
Devocional Pasados

viernes, 12 de octubre de 2012

¿ QUÉ ES LA SALVACIÓN ?


IGLESIA CRISTIANA DE LA CAMPIÑA OCTUBRE 28 2012
SALUDO
LECTURA BÍBLICA
ORACIÓN
¿QUÉ ES LA SALVACIÓN?

LA SENCILLEZ DE LA SALVACIÓN
Por el pastor Adrián Rogers
Jesús enseñó: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). ¿Quiere saber cómo ser salvo? ¿O quiere saber cómo decirles a otros cómo ser salvos? Entonces veamos Romanos 10:1-10:
“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

La justicia que Dios rechaza

Cuando una persona trata de ser justa cumpliendo los Diez Mandamientos o haciendo buenas obra, Dios rechaza eso. ¿Por qué Dios lo rechaza? Porque Dios es Santo, y el hombre, en el mejor de los casos es pecador. Por eso, lo mejor que podemos hacer no es suficiente.
No tenemos lo que se requiere para guardar los Diez Mandamientos con nuestra propia fuerza. Si usted cuelga sobre un fuego de una cadena de diez eslabones, y nueve eslabones son de acero y uno es de papel, ¿cuán seguro estaría?
Esa es la razón por la que la Biblia dice que si guardamos toda la ley pero fallamos en un punto, somos culpables de todos (Stg. 2:10). Dios demanda perfección y nosotros simplemente no podemos suplirla. La salvación no es una recompensa para los justos, sino un regalo para los culpables. La salvación no es una meta por alcanzar; es un regalo por recibir.


La justicia que Dios revela

Romanos 1:17 dice: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”  La única justicia que es aceptable a Dios es un regalo de fe a través de su Hijo Jesucristo.
Usted cree en quién Él testifica ser: el Dios encarnado que murió y resucitó para que usted sea reconciliado con Dios. Entonces, usted se arrepiente de sus pecados, y confiesa a Cristo como Señor de su vida.
Si Jesús no es el Señor de su vida, entonces no es su Salvador. La Salvación no es una cafetería en donde usted dice: “Bueno, creo que tendré un poquito del Salvador hoy, pero nada de su Señorío. Gracias” ¡No! Jesús es Señor.

La justicia que Dios requiere

La única justicia que Dios aceptará es perfección sin pecado. Y eso fue logrado sólo por el Señor Jesucristo.

Romanos 3:22 dice: “La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él.”  Romanos 10:10 revela: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
¿Sabe usted lo que significa el creer y el confesar que Jesús es Señor? Literalmente significa que usted está de acuerdo con Dios. En este contexto, también significa que usted compartirá con otros que realizó esta confesión, y eso significa que usted no se avergüenza de Él.
Hay sólo dos maneras de ser salvo: vivir una vida sin pecado (lo cual nadie lo ha logrado, excepto Jesús), o pedirle a Jesús que Él pague por sus pecados (lo cual Él ya hizo en la cruz), y aceptar su justicia a su favor. Segunda Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
EL GUSANO ATRAPADO
por el Hermano Pablo

Un indígena oriundo de Centroamérica había hallado la paz en Dios. Había cambiado radicalmente, de una vida de depravación, borracheras e infidelidad, a una vida de verdadera satisfacción y paz. Siempre hablaba de su salvación y de lo que Jesucristo había hecho por él. No le importaba dónde estuviera ni quién estuviera viéndolo o escuchándolo. A todos les daba el testimonio de su conversión.
Un día un amigo suyo le preguntó:
—Churunel, ¿por qué hablas tanto de Cristo?
Churunel no respondió de inmediato, sino que comenzó a recoger palitos y hojas secas que fue colocando uno sobre otro en un círculo. Entonces buscó hasta hallar un gusanito, y lo puso en el centro del círculo. Todavía sin decir palabra, encendió un fósforo y lo acercó a las hojas y a los palitos secos.
El fuego dio la vuelta al combustible seco, y el gusanito atrapado comenzó a buscar locamente cómo salir, pero no podía.
Por fin el fuego avanzó hacía el centro, y el calor se fue acercando al gusano. Éste, desesperado, levantó en alto la cabeza como para respirar, cuando menos, un poco de aire fresco. El gusanito sabía que su único refugio tendría que venir de arriba.
Al verlo así, Churunel se inclinó y le extendió sus dedos. El gusano se asió de ellos y el indígena sacó el gusano de en medio del fuego. Fue hasta entonces que emitió su primera palabra.
«Esto —explicó Churunel— es lo que Cristo hizo por mí. Yo estaba atrapado en los vicios del pecado, y no había esperanza de salida. Había tratado, por todos los medios posibles, de salvarme a mí mismo, pero me era imposible.
»Entonces el Señor se inclinó hacia mí y me extendió su mano. Lo único que tuve que hacer fue asirme de Él. Cristo me sacó de esa prisión. Por eso no puedo dejar de contarles a todos lo que hizo por mí.»
Lo cierto es que aquel indígena describió a la perfección lo que Cristo puede y quiere hacer por cada uno de nosotros. Sin Cristo estamos atrapados. Más vale que reconozcamos de una vez por todas que la vida real no respalda el argumento popular que dice: «El día que yo quiera dejar el vicio, puedo dejarlo.» De no ser por una ayuda que venga de arriba, moriremos en nuestros pecados.
Cristo está cerca de nosotros y nos extiende la mano. Sólo tenemos que asirnos de ella. Churunel lo hizo y encontró paz. Así como él lo han hecho millones más, y han hallado la paz. ¿Por qué no hacerlo nosotros también? Cristo quiere rescatarnos y darnos su paz.

SI USTED ES SALVO PUEDE PERDERLA ALGÚN DÍA.

SIETE RAZONES POR QUÉ UNA PERSONA SALVADA NO PUEDE ESTAR PERDIDA
Por el pastor Adrián Rogers

1.  Nada podrá separarle del amor de Dios, que está en Jesucristo, su Señor.
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).
Ni la muerte ni cualquier cosa que pase después de la muerte, ni cualquier cosa que suceda mientras vive, podrá separarle del amor de Dios. Si no hubiera otros versículos en la Biblia que tengan que ver con la seguridad del creyente, estos versículos cubrirían la base.

2.  Cuando es salvo, usted es hecho perfecto para siempre.
“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14).
Cuando Jesús murió en la cruz, Él le salvó para siempre. Jesús ofreció un sacrificio por el pecado para siempre. Si usted pierde su salvación, para que pueda volver a tenerla, Jesús tendría que morir otra vez. Él perfeccionó con una ofrenda para siempre a aquellos que fueron santificados.

3.  Nuestro Señor siempre termina lo que empieza.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Déjeme decirle lo que el Santo Espíritu de Dios hace por su salvación. Primero, le convence de su pecado. Segundo, le convierte. Y el “Convencedor” y el “Convertidor” es también el “Completador”. Si Dios fallara en completar lo que ha empezado, fracasaría. Y Él no puede fracasar.

4.  Usted está predestinado a ser como Jesús.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
Dios le vio a usted aun antes de formar el mundo. El vio su arrepentimiento del pecado y cuando le pidió a Jesús que le salvara. Y cuando Dios vio eso, no sólo que le conoció de antemano, sino que le predestinó. Y si fue ordenado en la eternidad, ¿cómo podría ser deshecho en el tiempo?

5.  Usted está en Cristo.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Usted está en Cristo como Noé estuvo en el arca. El arca fue una representación de Jesús, y cuando Noé entró en el arca, Dios cerró la puerta. Ahora, Noé se pudo haber caído muchas veces dentro del arca, pero nunca se cayó fuera del arca. Su seguridad no está en un lugar, sino en una persona cuyo nombre es Jesús. Y cuando usted está en Jesús, usted está seguro. Si no está en Jesús, no posee esa seguridad.

6.  Usted ya tiene vida eterna.
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”  (Juan 5:24).
Vida eternal no es algo que usted obtiene cuando muere. Vida eterna es lo que obtiene cuando recibe a Jesús. Si tengo vida eterna, ¿cuándo terminará? Suponga que la tengo por 10 años, y se termina, ¿tuve vida eterna? No. Tuve 10 años de vida. Lo que quiera que usted tenga, lo que quiera que sea, si lo pierde, no fue eterno.

7.  El Señor Jesucristo está intercediendo por usted.
“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9).
Jesús también oró: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal… Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17: 15, 20).  Pronuncie su nombre en ese versículo porque Jesús oró por usted. ¿Alguna vez Jesús oró alguna oración que no haya sido contestada? ¡No! (Vea Juan 11:42 y Hebreos 7:25).

Algunos dicen: “Bueno, si creo en esa doctrina y seré salvo, y entonces podré pecar todo lo que quiera.” Mi amigo, yo peco todo lo que quiero. De hecho, peco más de lo que quiero. ¡Pero no quiero pecar! Cuando usted se salva, sus deseos cambian. Es más, ya no quiere lo que antes quería, todos sus deseos son nuevos. «VUELTA A MI CORAZÓN»
LOS RESULTADOS DE LA SALVACIÓN
por Carlos Rey

Todos los presentes en aquella reunión habían tenido un encuentro con Dios. Uno por uno se levantaron y contaron lo que Jesucristo había hecho por ellos. Unos contaban cómo los había liberado de sus vicios, otros contaban cómo había resuelto sus problemas conyugales, y aun otros contaban cómo había suplido sus necesidades materiales. Entre ellos había una ancianita indígena que también quería hablar.
La mujer se levantó y, con marcada dificultad, dijo con el acento de su dialecto indígena: «Yo no sé cómo hablar, pero sí sé lo que siento dentro de mí. Desde que acepté a Cristo en mi vida, es como si Él le ha dado vuelta a mi corazón. Todo es muy diferente. Mis pensamientos son diferentes. Mi vida es diferente. Yo no sé cómo decirlo, excepto que Dios le ha dado vuelta a mi corazón.»
Mientras grandes teólogos se devanan los sesos tratando de definir a Dios, de reducir las enseñanzas de Jesucristo a filosofías humanas y de relegar sus milagros a la esfera de lo común y corriente, esta anciana indígena, sin escuela ni erudición, define la doctrina de la regeneración en una frase que encierra lo que otros han tratado de definir en grandes tomos: vuelta al corazón.
Esta es una magnífica ilustración de la gran diferencia que hay entre la teoría y la experiencia. Una cosa es estudiar religión, y otra es conocer a Dios. Así mismo una cosa es poder dar un florido discurso sobre la vida mística de Jesús de Nazaret, y otra es tener a ese Jesús motivando cada acción de nuestra vida. Si hemos de hallar la paz y la tranquilidad que proceden de haber hallado el verdadero sentido de la vida, lo que necesitamos no es una definición teológica de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad sino tener a Cristo mismo viviendo en nuestro ser.
La definición de la anciana indígena, «vuelta al corazón», es lo que realmente ocurre cuando permitimos que Cristo fije su residencia en nuestro ser. En un tiempo corríamos tras el pecado; ahora corremos tras la justicia divina. En un tiempo arrastrábamos las cadenas del vicio; ahora somos libres como los pájaros. Todo esto está comprendido en las palabras positivas de la anciana indígena. Es, en realidad, lo que significa ser regenerado: vuelta al corazón.
Si no le hemos dado oportunidad a Cristo de que fije su residencia en nuestro corazón, no somos cristianos en el sentido más estricto de la palabra. ¿Somos, de veras, seguidores de Cristo? ¿Hemos permitido que le dé vuelta a nuestro corazón?}

EL POZO DE LA CAÍDA


por Carlos Rey







El fatigado caminante se sentó en el borde de piedra de un viejo pozo. Sólo quería descansar el cuerpo pero, sorprendido por el cansancio, se entregó al sueño. Ya anochecía cuando lo traicionó la espalda, resbalando al apoyo y precipitándolo al vacío. No alcanzó a gritar ni tuvo la suerte de engancharse en una de las salientes del resbaladizo interior, sino que éstas lo rechazaron sistemáticamente en su brutal descenso hacia el fondo del pozo.

En cuanto encontró la superficie del agua negra como la noche, comenzó el tortuoso ascenso. No obstante el intenso dolor que sentía en los huesos, se arrastró poco a poco, lentamente escalando aquel húmedo cilindro. Fijando la mirada arriba, le parecía inalcanzable el exterior donde se divisaba la tenue luz de una estrella. Con la carne molida, batiéndose entre la esperanza y el desaliento, coronó exhausto el brocal. Concluyendo, al parecer, su martirio, logró sacar medio cuerpo fuera del implacable pozo.

En eso vio la sombra de alguien que pasaba, sin duda algún vecino, así que hizo un último esfuerzo por pedir auxilio. Lastimosamente el tal vecino, un gaucho de la región, no comprendió el trágico llamado del moribundo. Confundiéndolo con un fantasma, el espantado gaucho se santiguó y, mientras el infeliz espectro de caminante hacía esfuerzos sobrehumanos para pronunciar palabra alguna, el gaucho le lanzó una enorme piedra que le dio en la frente, asestándole el golpe de gracia.

Según las palabras del eximio cuentista argentino Ricardo Güiraldes, ante los mismísimos ojos del desconcertado gaucho, «aquella visión de infierno desapareció como sorbida por la tierra. Ahora [toda la región] conoce el pozo maldito, y sobre su brocal, desdentado por los años de abandono, una cruz de madera semipodrida defiende a los cristianos contra las apariciones del malo.»1

¿Será posible que, al igual que aquel gaucho, también nosotros representemos la última esperanza de salvación de algún desafortunado caminante en nuestra vida? Si es así, más vale que reconozcamos lo que de veras está pasando. Dios espera que le tendamos la mano a ese caminante y no que lo echemos de nuevo al pozo de la muerte espiritual. Eso fue lo que hizo su Hijo Jesucristo al perdonar a la mujer sorprendida en adulterio, a la que los fariseos hubieran matado de más de una pedrada. Porque «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.»2 Y ahora Cristo quiere que nosotros sigamos su ejemplo, levantando al más caído en lugar de condenarlo por su desatino. Cuando nos encontremos con caminantes que han caído, tendámosles la mano. Así podremos decirles: «Al igual que Cristo, que no vino para condenarte sino para salvarte, “tampoco yo te condeno”.»3





1Ricardo Güiraldes, Cuentos de muerte y de sangre (Buenos Aires: Editorial Losada, 1978), pp. 61-63.

2Jn 3:17

3Jn 8:3‑11  
ORACIÓN FINAL:


lunes, 8 de octubre de 2012

UNA MUJER AL SERVICIO DE DIOS Y DE SU PUEBLO




RUT, LA VIUDA AMADA

Dios en su misericordia utiliza nuestra debilidad

Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Rut 1:1







Maria Katrina. El libro de Rut empieza con una tragedia. Comienza con la hambruna, la muerte y la esterilidad de dos mujeres, Rut y Noemí que perdieron todo. No teniendo esposos ni hijos quienes provean para ellas durante la hambruna, sus opciones eran pocas. Eran dos viudas aparentemente afligidas por Dios que serían una carga para los que las ayudarían. (Véase las cadenas 2673, 4079, y 4080).

La Biblia lidia mucho con relación al tema de las viudas y la suerte de ellas. Dios dio instrucciones claras en como se las debería tratar (Ex. 22:22; Dt. 14:29; 24:17; 26:12). Como podemos ver, el primer conflicto en la iglesia del Nuevo Testamento fue sobre la falta de atención a las viudas (Hch. 6:1). Por lo tanto, se pide a la iglesia cuidar de las viudas y de los huérfanos (Stg. 1:27). El mandato es claro de proveer para los que no pueden hacerlo por si mismo.

Pero lo central del relato de Rut no tiene que ver con las viudas o el cuidado que otros tienen con relación a ellas. En realidad, tiene que ver en como Rut satisface las necesidades de los que están cerca de ella. Vemos que a través de su amor infatigable y lealtad hacia su suegra, se ilustra el amor de Dios y su lealtad hacia sus hijos. Rut que era una forastera, se halló como la única proveedora para Noemí, su angustiada suegra. Pero sin posibilidades para el futuro, Rut una viuda sin hijos, llego a ser la persona quien Dios utilizó para darnos un relato de su amor que es fiel.

A Dios le encanta utilizar a personas que nosotros despreciamos para su gloria. Los que nosotros marginamos son precisamente los que Dios utiliza para cumplir sus propósitos. El utiliza a los débiles para demostrar su poder.

Continuamente me doy cuenta de esta verdad en mi propia vida cuando soy confrontada por mis propias incapacidades y debilidades. Dios demuestra su gracia y compasión a través de instrumentos quebrantados tales como Rut y Noemí y personas como tú y yo.

Seamos pobres o ricos, capaces o incapaces, de descendencia especial o sin familia, de buen disertante o lo peor, a Dios le encanta utilizar lo débil para mostrar su fortaleza. Por su gracia escoge usarnos a nosotros. Por lo tanto, toma ánimo en El hoy y confía que te usará a pesar de tu debilidad para demostrar su gran poder. Precisamente lo que sientes que te descalifica en el ministerio, puede ser lo que Dios utilizará para atraer a tus amistades, tu familia y vecinos más cerca de El. No importa que seamos viudas, huérfanos, o estemos inseguros, pobres o faltos de habilidades, este relato rebalsa con la gracia de Dios, y nos asegura un lugar especial que todos tenemos en El.



-- Maria Katrina Jauchen3353 – Rut (revisa toda la cadena)Devocional Pasados

sábado, 6 de octubre de 2012

"TODOS MATAMOS A JESÚS": TODOS SOMOS CULPABLES


CRÍMENES PASIONALES
por Carlos Rey

En el puerto de El Grove en Pontevedra, España, vivía un sacerdote llamado Meco que tenía la mala costumbre de portarse con las mujeres como si no hubiera hecho votos de celibato. El tal Meco piropeaba a cuanta mujer le caía bien, y hacía caer en su trampa a las señoras que eran fácil presa de sus galanteos y hasta a algunas que no lo eran.
Cierto día el padre Meco perdió los estribos y forzó a una mujer. Las compañeras de la víctima, al enterarse, hicieron causa común y salieron en persecución del descarado clérigo. Cuando le dieron caza, lo ajusticiaron ahí mismo. Según cuenta la crónica, lo colgaron de una higuera, pero hay quienes insisten en que lo colgaron de un campanario. De cualquier manera, de una vez por todas acabaron con la galantería y con la vida vergonzosa del sacerdote.
Los vecinos del lugar frustraron todo intento que se hizo por averiguar quién fue el autor del crimen, pues se confabularon y, cada vez que los interrogaban, respondían: «Lo matamos todos nosotros.» Con eso impidieron que concluyera satisfactoriamente la investigación.1
En el caso de la muerte de Meco hubo dos grupos de personas interesadas. Mientras las unas impedían que llegara a saberse oficialmente quiénes eran los autores del crimen, las otras se morían de las ganas por saberlo. De ahí que surgiera el dicho: «¿Quién mató a Meco?» Las consumía una curiosidad natural, lo cual no tiene nada de extraño. Ante un crimen pasional como ese, lo que sí nos extrañaría es que se mostraran indiferentes. Siendo así, ¿por qué será que hay tantas personas que desconocen el crimen pasional más grande que jamás haya perpetrado la humanidad? ¿Acaso no es eso lo que sucedió cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, murió por nuestros pecados, colgado en una cruz? Al fin y al cabo, ¿quién mató a Jesús? Esa es la pregunta que exige respuesta.
Tal vez la razón por la que tantos evitamos encarar esa pregunta es que la respuesta nos señala a nosotros mismos. Al igual que los vecinos de Pontevedra, debemos responder: «¡Lo matamos todos nosotros!», sólo que en el caso de ellos no era necesariamente la verdad, mientras que en el nuestro sí lo es. Cuando San Pedro acusó a los judíos de matar a Jesús, crucificándolo por medio de hombres malvados,2 en cierto sentido nos estaba señalando a la vez a nosotros, pues fueron los pecados nuestros, junto con los de la humanidad de todos los tiempos, la causa fundamental de su muerte en la cruz.
Sin embargo, si bien es cierto que los autores del crimen de la Pasión de Cristo somos nosotros, el Autor intelectual de esa Pasión es Él. Nosotros dimos el golpe mortal, eso sí, pero fue Cristo quien dio el golpe de gracia; pues fue por su gracia que a todos nosotros que lo matamos nos salvó de la condenación de ese crimen que Él sabe que cometimos3 y que por lo tanto no tenemos que ocultar.
1 Gregorio Doval, Del hecho al dicho (Madrid: Ediciones del Prado, 1995), p. 50.
2 Hch 2:22‑23
3 Ef 2: 4- 8
Hch 2:22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;
2:23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y mataisteis
por manos de inicuos, crucificándole;




Ef 2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 

jueves, 4 de octubre de 2012

CONFESAR NUESTRO PECADO A DIOS Y RESTITUIR EL DAÑO

«NO SÉ DE QUÉ MANERA DECÍRSELO [A MI FAMILIA]»
por Carlos Rey


«Soy casado hace casi seis años, y tengo una hija preciosa que amo con todo mi corazón; pero también tengo algo que me atormenta, y es una hija que nació antes de casarme con mi pareja actual.... Nunca pude ser lo suficientemente hombre para reconocer mi falla, y ahora siento que el peso es muy grande.
»Mi familia no sabe nada, y no sé de qué manera decírselo. ¿Tengo aún una oportunidad de que Dios me perdone?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»Sí, Dios lo perdonará. Él perdona a todo el que se arrepiente sinceramente y le pide perdón. Juan el apóstol afirmó que “si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.1Muchos creen que arrepentirse sólo quiere decir lamentar lo que uno ha hecho. Sin embargo, arrepentirse también significa que uno cambia su actitud y su conducta, y que compensa el daño que ha causado. A menos que uno esté dispuesto a hacer restitución, su actitud en realidad no ha cambiado con relación a lo que hizo.
»El peso que usted siente es el de su conciencia actuando conforme a la manera en que Dios la diseñó para que procediera. Su conciencia le está recordando su pecado y la consecuencia de ese pecado. En el caso suyo, la consecuencia es una niñita que no conoce a su papá. ¿Hizo ella algo malo? No. ¿Merece tener un padre que la ame? Sí. ¿Quién es la única persona que puede darle eso que necesita y merece? Usted.
»No hay ninguna manera buena de confesarle ese pecado a su familia. No hay palabras mágicas que curen las heridas emocionales que habrán de sentir. Dígaselo primero a su esposa, y pídale perdón. Es probable que ella sienta que usted la ha engañado al mantener en secreto algo tan importante, y que arremeta contra usted a causa de su enojo. Así que recuerde que usted se lo merece. Y no espere que ella se sobreponga a la decepción y al enojo que siente ni que puedan hablar con calma acerca de la situación antes de que pasen algunos días y tal vez hasta algunas semanas.
»Entonces, junto con su esposa, póngase en contacto con la madre de su hija y pídale perdón por su conducta pasada. Explíquele que quiere ayudarla económicamente y que quiere comenzar a cultivar una relación con su hija. Si su hija aún es muy joven, será fácil ganarse su afecto; si ya es una adolescente, le llevará mucho tiempo lograrlo.
»Si su esposa tiene madurez emocional, llegará a comprender que usted puede tener una relación con su otra hija sin tener una relación con la madre de esa hija. Sin embargo, no obstante la madurez que tenga, a su esposa le resultará aún más difícil aceptar que usted debe aportar económicamente al sustento de otra hija. ¡Habría sido muchísimo mejor si ella hubiera sabido acerca de esto antes de casarse con usted!
»Aún así, usted puede tener la conciencia tranquila, libre de ese peso tan grande que ha sentido, y su hijita puede tener un papá. Es usted quien decide.»


11Jn 1:9

martes, 2 de octubre de 2012

NO AL ABORTO: EL EMBRIÓN VIERON MIS OJOS: SALMO 139

«ELLA SIEMPRE HABÍA QUERIDO ABORTAR ME»
por Carlos Rey


«Fui abandonado por mi madre cuando tenía dieciocho meses. Me crié en casa de mi abuela paterna, y fui maltratado física y sicológicamente.... Mi madre... volvió cuando yo tenía doce años, y la conocí, pero su trato siempre fue déspota conmigo. Hace dos años me dijo que ella siempre había querido abortar me  pero que nunca pudo. Eso me ha destruido....
»Tengo una familia hermosa, esposa excelente y tres hijos.... Tengo todo para ser [feliz], pero mi pasado no me deja en paz.... ¡Ayúdeme, por favor! Tengo cuarenta y cinco años, y no conozco la felicidad.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
«... Lo felicitamos por su hermosa familia. Es obvio que usted ha encontrado una esposa que comprende su pasado y que lo apoya emocionalmente en la actualidad. ¡Qué regalo tan maravilloso! Sin embargo, a pesar de sus bendiciones actuales, el pasado se interpuso cruelmente con información hiriente de parte de su mamá. Esa información ahora amenaza con perjudicar su presente, tal como ya perjudicó su pasado.
»Quiero sugerirle tres maneras en las que puede ayudarse a sí mismo ahora. La primera es que se desahogue contándole a Dios en oración todo lo que siente en el corazón. Dígale lo desesperado y decepcionado que se siente. Él es el Padre que ha querido acompañarlo en su dolor desde el principio. Es el Padre que lo amó tanto, antes de que usted hubiera nacido, que dispuso la manera en que usted pudiera llegar a ser su hijo por la eternidad. Si acepta a su Hijo Jesucristo como su Salvador, y le pide que perdone sus pecados, se sentirá acogido en una familia mucho mejor que la que jamás pudiera haber soñado. Dios, su Padre celestial, lo abrazará con sus fuertes brazos y lo hará sentir que lo ama de verdad.
»En segundo lugar, le sugiero que le diga a su médico acerca de la dificultad que tiene para superar esa información negativa que se ha apoderado de sus pensamientos. Bien pudiera ser que todo el trauma en su vida haya causado cambios químicos sutiles en los centros de información de su cerebro, y que le convendría recibir medicamentos que estabilizaran esas sustancias químicas.
»Por último, ¡lo reto a que se defienda! ¿Cómo puede hacer para defenderse cuando ya es adulto y no puede volver a su niñez? Usted tiene a tres personas que viven ahí mismo en su hogar que todavía son niños. Tiene entonces la oportunidad de mostrarles amor y aprecio del modo en que usted no los recibió. Puede abrazarlos, pasar tiempo con ellos, y mostrar interés en sus clases y sus actividades. Cuando tenga esos pensamientos negativos y se sienta desesperado, puede optar por ponerse firme e influir positivamente en la vida de ellos. Comprométase a hacer lo posible para que, en todos los sentidos, su hogar y el ambiente en que se mueven ellos sean diferentes del hogar de su niñez y de su propia experiencia. Cada vez que vuelva a sentirse abrumado por esos sentimientos oscuros, póngase firme y haga algo positivo en beneficio de sus hijos. Niéguese a permanecer impasible y a pensar de un modo negativo. Aproveche más bien esa energía para hacer algo bueno. A medida que eso se convierta en un hábito, usted poco a poco logrará vencer el pasado y esperar un futuro brillante.»

VENCEDORES EN CRISTO

MAS QUE VENCEDORES


Yo soy el buen pastor;

El buen pastor su vida da por las ovejas. –Jn. 10:11







Hno. Juan con Maria¿Sabes cuán infinitamente bendecido eres? En un mundo donde muchos no tienen a alguien que les guíe, tú tienes un Pastor. No es simplemente un tipo de pastor. Tú tienes al Buen Pastor. El mejor Pastor que jamás has tenido.



¿Cuando Jesús se declara a sí mismo como el Buen Pastor, qué quiere decir? Imagino que nos tomará toda la eternidad contestar esa pregunta. ¿Cómo podríamos describir lo profundo de su bondad en tan solo un devocional breve? ¡Imposible! Sin embargo, permíteme sugerir tres razones por las cuales el tener al Buen Pastor es tan beneficioso para ti y para mí.



Jesús es Bueno por cuanto Él es Dios. ¿Recuerdas cómo Jesús respondió a la pregunta del joven rico? “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno; Dios (Mt. 19:17).” Jesús, el Creador y Sustentador de todo el mundo es quien también te creo a ti (Co1. 1:15-17; Sal. 139:13-16). Él no puede vivir sin ti. Tú no fuiste sólo un recién nacido. Tú no fuiste un accidente o un error. ¡No! Desde antes de la fundación del mundo tú fuiste diseñado con un propósito. Estuviste en la mente y en el corazón de Dios desde el principio (Jer. 1:5; Sal. 139:16). ¡Cuán precioso me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena (Sal. 139:18).



Jesús es Bueno por cuanto Él está tan cercano a ti. La Biblia dice que tú has sido puesto “en Cristo” (véase cadena 4257 - Efesios). ¿Cuán más cercano podrías estar? Tú estás en Él y Él está en ti. ¡Esto es casi tan imposible de creer, pero es verdad! Tú estás seguro en Él, como alguien escondido bajo la sombra de Sus alas (Sal. 17:8). Nada que puedas hacer te separará del amor de Jesús (Ro. 8:31-39). Tú has sido comprado por un precio infinito – Su propia vida (1 Co. 6:20). Y es por eso que a Él le encanta conversar contigo. A Él le gusta escucharte. Él siempre está atento a tu dolor, a tu voz, a tu grito por ayuda. Él está más cerca de ti de lo que pudieras imaginar.



Jesús es Bueno por cuanto Él ha vencido al enemigo en ti. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir (Jn. 10:10). Satanás te roba la paz. El ataca tu matrimonio, a tu familia y a tu iglesia. El te hace egocéntrico y sin amor. El causa que estés enojado, que guardes rencor y que no perdones. Te hace sentir miedo y que te lamentes por ti mismo. El te ata con cadenas de legalismo religioso y adicciones mundanas.



Mas Jesús, Jesús el Buen Pastor, es también el Pastor Victorioso. Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4). No tienes que pelear más tus batallas. Él las pelea por ti. Por cuanto Él venció a Satanás en la cruz, Él se levantó victoriosamente, y porque Él es el Vencedor, tú puedes vivir también en continua victoria.



Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. – Ro. 8:37-39



Jesús es bueno y por tanto Él te da el poder para caminar en Victoria. ¡Clama por esa victoria! ¡Agradécele por esa victoria! Él está preparándote para reinar con Él (véase cadena 1167 – Reino Espiritual). Eternamente.



Práctica. ¿Esta semana, por qué no piensas en otros beneficios que llegan a tu vida por medio de Jesús, el Buen Pastor? Hay muchos beneficios. Agradécele, alábale, ámale. No necesitas vivir otro momento de flaqueza. Tú eres un conquistador. Tú eres tan especial. Tú eres como la niña de sus ojos (Sal. 17:8). Todo eso es porque Jesús es verdaderamente bueno.



-- Dr. Juan Jauchen 985 – Cristo Como Pastor (revisa toda la cadena)Devocional Pasados