lunes, 31 de octubre de 2011

DIEZ PLAGAS MODERNAS PARECIDAS A LAS DE EGIPTO

Al principio sólo era una nubecita sobre el horizonte, nada amenazador. Pero la nube fue creciendo, y pronto cubrió medio cielo. Eran millones de alas transparentes que zumbaban y se precipitaban sobre cien mil hectáreas del país de Yemen, república del estado de Arabia.
¿Qué era esto? Era una repetición de la antigua plaga bíblica de las langostas, una plaga que no deja nada verde. Desde Yemen la plaga se extendió hasta Chad, Níger y Malí, destruyendo todo en su camino.
Tales plagas comenzaron a hacerse célebres desde que, bajo la dirección de Moisés, invadieron el reino de Egipto. Entre ellas la octava fue la plaga de langostas, las cuales arruinaron todo el país en tres días. Fue entonces que la palabra «plaga» se hizo proverbial. Se le atribuye a cualquier cosa que ominosa e implacablemente destruye todo lo que toca.
¿Habrá plagas que actualmente estén devastando vida y alma en todos los países del mundo? Sí, hay por lo menos diez.
La plaga de la violencia llena de sangre las calles, dejando cuerpos humanos destrozados. La plaga del sexo juvenil antes de tiempo deja un reguero de adolescentes embarazadas. La plaga del adulterio destruye todos los valores humanos.
A la plaga del adulterio la acompaña la plaga del divorcio, que deja deshechos los hogares. La plaga del alcohol ahoga en su líquido engañador al que lo toma. La plaga de las drogas destruye cuerpo y alma, y antecede a la plaga del suicidio juvenil, que apaga tesoros recién llegados a esta vida cuando más se esperaba de ellos. Y la plaga del SIDA mata irremisiblemente y sin recurso.
La plaga de las sectas insólitas y extrañas fanatiza a sus adeptos y les lava el cerebro. Y la plaga de la incredulidad ahoga todo orden moral y espiritual dentro del ser humano y de la sociedad.
Michael Callen, notorio líder homosexual, dijo antes de morir: «Nosotros los homosexuales vivimos revolcándonos en una cloaca infectada microbiológicamente, siempre en aumento.» ¡Terribles palabras éstas que describen el mundo actual!
Jesucristo es la única esperanza para la humanidad. Sólo Él puede traer limpieza, justicia, paz, amor y orden a una sociedad plagada de toda clase de males. Sólo Cristo salva, pero no sólo a uno que otro sino a todo el que se acerca a Él.

viernes, 28 de octubre de 2011

«SÓLO ERA CUESTIÓN DE TIEMPO PARA MOSTRAR LO MALO DE NUESTRO CORAZON»

«SÓLO ERA CUESTIÓN DE TIEMPO»
por el Hermano Pablo



Voy a matar a mi padre —advirtió el joven de diecisiete años de edad.
Su amigo, también de diecisiete, le respondió, riéndose:
—No digas tonterías.
Y compartieron ambos un cigarrillo de marihuana.
—Voy a matar a mi padre —volvió a decirle el mismo joven al mismo amigo diez días después.
Así fue por varias semanas: siempre esa terrible declaración. Hasta que un martes 22 de febrero, Cristóbal Galván cumplió su intención. Mató de varios balazos a su padre Esteban Galván. Acto seguido, se mató él mismo. Fue así como se desarrolló este drama familiar, relatado escuetamente.
En más detalle, el muchacho, estudiante secundario, alto, rubio, bien parecido, vivía atormentado por problemas de personalidad. Además, era víctima del uso insensato de drogas como la marihuana, el crack y la heroína. Su madre había muerto de pena varios años atrás por el divorcio que había sufrido a manos de su padre, que era autoritario y exigente.
Ahí estaban el escenario y los elementos del drama, trágicamente dispuestos. Los personajes jugarían cada uno su papel impecablemente. ¿Qué era lo que hacía falta? El momento inevitable. El testimonio a la policía del amigo de Cristóbal, Jaime Carieri, lo explicaba todo: «Sólo era cuestión de tiempo.»
Aquí cabe hacernos la pregunta, franca y directa: ¿Será posible que se esté incubando en nuestro hogar un drama parecido? ¿Se estarán juntando los elementos letales que pueden desencadenar una tragedia? ¿Hay drogas en nuestra casa? ¿Hay licor? ¿Hay armas? ¿Hay irritación? ¿Hay encono? ¿Hay violencia?
Esos elementos, como hojas secas, se encienden con una sola chispa. La violencia suele estallar súbitamente sin que haya, al parecer, ninguna razón ni motivo. Y casi no hay hogar que esté inmune a ella.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo prevenimos una tragedia en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestra vida?
Lo cierto es que si no tenemos una relación íntima con el Señor Jesucristo, difícilmente tendremos la motivación para controlar esos momentos de crisis. Todos somos lo que es nuestro corazón. La Biblia dice: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Todo lo que somos y todo lo que hacemos viene de las intenciones, buenas o malas, de nuestro corazón.
Cristo quiere darnos un nuevo corazón. Él quiere perdonarnos y bendecirnos. Démosle, hoy mismo, nuestra vida. A cada uno nos hará una nueva persona.

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿ COMO ANUNCIA LA IGLESIA A JESUS?

EL TESTIMONIO Y LA MISION DE JESUS

1. El testimonio que el Señor da de Sí mismo y que San Mateo ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" Mat 28:16-20.
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Este anuncio, tiene sin duda un gran alcance, ya que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido enviado" . Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a la luz de los versículos anteriores en los que Cristo se aplica a Sí mismo las palabras del Profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres" .
Jesus se anuncia a sus discípulos y luego se anuncia atodo el mundo
Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los más pobres, con frecuencia los más dispuestos, el gozoso anuncio del cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su Misterio —la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora.


JESUS ES EL PRIMER EVANGELIZADOR


2. Durante todos los tiempos, los Apostoles han predicado el Evangelio a la naciones.
Los Apostoles han recordado con frecuencia esta verdad: Jesús mismo, Evangelio de Dios , ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena.
Evangelizar: ¿Qué significado ha tenido esta palabra para Cristo? Ciertamente no es fácil expresar en una síntesis completa el sentido, el contenido, las formas de evangelización tal como Jesús lo concibió y lo puso en práctica. Por otra parte, esta síntesis nunca podrá ser concluida. Bástenos, aquí recordar algunos aspectos esenciales.
EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS

3. Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por añadidura . Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino.
EL ANUNCIO DE LA SALVACION
3. Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El. Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo, y se logra de manea definitiva por su muerte y resurrección; pero debe ser continuado pacientemente a través de la historia hasta ser plenamente realizado el día de la venida final del mismo Cristo, cosa que nadie sabe cuándo tendrá lugar, a excepción del Padre .


LA IGLESIA ANUNCIA A JESUS.

4. La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" , se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!" . Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo , memorial de su muerte y resurrección gloriosa.








5. Quien lee en el Nuevo Testamento los orígenes de la Iglesia y sigue paso a paso su historia, quien la ve vivir y actuar, se da cuenta de que ella está vinculada a la evangelización de la manera más íntima:

-—La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los Doce. Es un fruto normal, deseado, el más inmediato y el más visible "Id pues, enseñad a todas las gentes" . "Ellos recibieron la gracia y se bautizaron, siendo incorporadas (a la Iglesia) aquel día unas tres mil personas... Cada día el Señor iba incorporando a los que habían de ser salvos" .

—La Iglesia es depositaria de la Buena Nueva que debe ser anunciada. Las promesas de la Nueva Alianza en Cristo, las enseñanzas del Señor y de los Apóstoles, la Palabra de vida, las fuentes de la gracia y de la benignidad divina, el camino de salvación, todo esto le ha sido confiado. Es ni más ni menos que el contenido del Evangelio y, por consiguiente, de la evangelización que ella conserva como un depósito viviente y precioso, no para tenerlo escondido, sino para comunicarlo.

—Enviada y evangelizada, la Iglesia misma envía a los evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra que salva, les explica el mensaje del que ella misma es depositaria, les da el mandato que ella misma ha recibido y les envía a predicar. A predicar no a sí mismos o sus ideas personales , sino un Evangelio del que ni ellos ni ella son dueños y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad.




En verdad, es conveniente recordar esto en un momento como el actual, en que no sin dolor podemos encontrar personas, que queremos juzgar bien intencionadas pero que en realidad están desorientadas en su espíritu, las cuales van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia. ¿Cómo va a ser posible amar a Cristo sin amar a la Iglesia, siendo así que el más hermoso testimonio dado en favor de Cristo es el de San Pablo: "amó a la Iglesia y se entregó por ella"?

TESTIGOS PRESENCIALES DE LA GLORIA DE CRISTO.

16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. 19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo

martes, 25 de octubre de 2011

«LA MALA NUEVA, LLÉVELA OTRO» JESUCRISTO ES PORTADOR DE LA BUENA NOTICIA

«LA MALA NUEVA, LLÉVELA OTRO»
por Carlos Rey



Poco antes de la Edad Media, en un lugar apartado de Italia había un rey que era amigo de las buenas noticias y enemigo de las malas. Al mensajero que le llevaba buenas noticias lo trataba con gentileza; al que le llevaba malas noticias lo castigaba con todo rigor.
En aquella corte había un traductor que conocía el mal genio del rey, así que siempre le daba un matiz positivo a las malas noticias que le tocaba traducir.
Un día desapareció de la corte el joven hijo del rey y apareció en su lugar una nota que alguien logró introducir en el palacio. La nota estaba escrita en un idioma extranjero, así que el rey mandó llamar al traductor.
El traductor leyó con cuidado la nota y supo de inmediato que contenía la peor de las noticias. Al príncipe lo habían secuestrado y la nota establecía las condiciones del rescate. De una manera clara y concisa exigía diez mil monedas de oro a cambio de la vida del niño.
El ingenioso traductor le interpretó la nota al rey en estos términos: «Su Majestad, su hijo se perdió en el bosque mientras jugaba al escondite. Allí lo atacó un lobo, pero un pobre campesino le salvó la vida. El príncipe ha sufrido algunos rasguños nada más. La mujer del campesino lo está cuidando. Ellos son buena gente y le devolverán a su hijo tan pronto como se restablezca del todo.
»Antes del regreso de su hijo, esperamos que su Majestad tenga la bondad de enviarnos algunas monedas de oro para cubrir los gastos. Sabemos que el príncipe vale mucho más que diez mil monedas de oro, pero diez mil monedas son suficientes. Los hombres de su Majestad podrán llevar las monedas a la Cueva de las águilas mañana antes del anochecer. También le rogamos encarecidamente que no castigue a su honorable traductor por traducir estas malas noticias.»
El rey aceptó de inmediato ambas condiciones. Pero su tesorero aún no había terminado de contar las monedas cuando el príncipe, que había logrado escapar, se apareció en la corte con un semblante sonriente y sin haber sufrido ningún daño físico.
El rey se puso tan contento por el feliz retorno de su hijo que decretó una amnistía general y premió al traductor confiriéndole el título de duque por su destreza en disfrazar las malas noticias de buenas.1
Con razón dice el refrán: «La mala nueva, llévela otro.»2 A nadie le gusta ser portador de malas noticias. Pero son escasas las personas que, así como el traductor de nuestra anécdota, han aprendido a interpretarlas como buenas. Menos mal que Jesucristo, el hijo y mensajero-traductor de Dios el Padre celestial, tuvo a bien ponernos el supremo ejemplo de convertir la noticia más mala en la más buena del mundo. La mala noticia es que cada uno de nosotros merecemos la condenación y la muerte como paga de nuestro pecado, pero Él la disfrazó de buena al morir en nuestro lugar a fin de ofrecernos el perdón y la vida eterna.3 Aceptemos su oferta hoy mismo. Así nosotros podremos decir: «¡La mala nueva, llévela otro, que yo me llevo la buena!»4 El amor de Dios es la solución. 5 Tomar una Decisión, la más sabia.6 Encontrando la dircción correcta


1Francisco Campos, «How the Saying Traduttore, Traditore Was Born», ATA Chronicle, Febrero 1996, p. 19.
2Refranero general ideológico español, compilado por Luis Martínez Kleiser (Madrid: Editorial Hernando, 1989), p. 523.
3Ro 6:23
4Jn 3:16
5Jn 1:12
6Jn 14:6

lunes, 24 de octubre de 2011

SALMO 46 EN LOS MOMENTOS DE CRISIS

EN LOS MOMENTOS DE CRISIS:SALMO 46

Dios es nuestro amparo y fortalezaAl músico principal; de los hijos de Coré. Salmo sobre Alamot.

1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah 4 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. 6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra. 7 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah 8 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. 9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. 10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. 11 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah Dios, el Rey de toda la tierra
Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.
A fin de rescatar su colección de discos, un hombre se deslizó por el piso de su sala que tenía una inclinación de 45 grados. Una joven de dieciocho años, resuelta a rescatar su loro que había quedado atrapado, pasó a través de una ventana rota. Así mismo un joven de veintiséis años, para recuperar la vieja Biblia de la familia, se metió en su apartamento cuando aún temblaba.
Todos estos, y muchos más casos, se registraron en el valle de San Fernando, California, después de uno de los fuertes terremotos que sacudió el lugar. «A la gente le gusta correr riesgos —explicó Carl Frederick, psicólogo de la Universidad de California—. Es una manera de hacerle frente a la desgracia.»
El terremoto inicial que sacudió todo el valle de San Fernando fue uno de los más desastrosos que ha sufrido el estado de California. En cuestión de segundos dejó sin hogar a más de quince mil personas, dando como resultado inmensas pérdidas materiales. Y así como en toda gran desgracia colectiva, el espíritu de solidaridad manifiesto, que es uno de los valores humanos más importantes, produjo emocionantes pruebas de consuelo y ayuda mutua. Las autoridades del estado acudieron de inmediato con toda clase de ayuda. Y la fe religiosa de muchos cobró nuevo impulso.
Andrés Rogers, un joven que neciamente entró a buscar sus zapatos en su apartamento derrumbado, dijo: «Dios salvó mi vida del terremoto. No me va a dejar morir ahora.» Otro hombre que desafió la orden policial de no entrar a su edificio fue a buscar una caja de clavos. «Tengo que colgar mis textos bíblicos en mi nuevo apartamento —dijo—. Cristo nunca falla.»
Es interesante ver cómo en los momentos de gran calamidad las víctimas piensan en Dios. Como que la fe se acrecienta en tiempos de angustia. Como que nos es más fácil orar cuando experimentamos la desventura.
Lo cierto es que fue también así en los días de Jesucristo. Haciendo un repaso de los cuatro historiadores de la vida de Jesús, vemos claramente que los que se acercaban a Cristo eran los que habían agotado todo recurso humano.
¿Será que sólo buscamos a Dios en los momentos de crisis? Es triste pensar que sólo nos acercamos a la Divina Majestad cuando estamos en derrota. La fe en Cristo es algo que necesitamos todos los días de la vida. La comunión con Dios debe ser habitual, una costumbre de cada momento.
Si no lo hemos hecho todavía, experimentemos el agrado de tener a Cristo como amigo constante. No esperemos llegar al fracaso para buscar a Dios. Él quiere ser nuestro amigo hoy mismo.

domingo, 23 de octubre de 2011

LA COMPASIÓN: PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO

www.youtube.com/gabrielskiwalker.
http://bbnradio.org.edgesuite.net/BBNOnDemand/htmfiles/span
10:23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; 10:24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. 10:25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 10:26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 10:27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 10:28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. 10:29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 10:30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 10:31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 10:32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 10:34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 10:35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 10:36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 10:37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

«CORAZÓN MEZQUINO»
por Carlos Rey

Es en extremo malo y egoísta
quien mezquina en su boca una sonrisa
o un aliento de amor que nada cuesta
a quien —¡válgame Dios!— la necesita.
Es en extremo inútil y atrofiado
quien sus brazos oculta desconfiado
para impedir que se abran al abrazo
de un pequeño que busca su regazo.
Es en extremo infame e inhumano
quien prefiere arrojar al basurero
la alentadora frase de un «¡Te quiero!»
antes que regalársela a su hermano
que dicho amor urgente necesita
como flor, que sin agua se marchita.1
En este soneto titulado «Corazón mezquino», Enrique Quiroz Castro, poeta peruano hijo de la poetisa Elvira Castro de Quiroz, quien fuera regidora del Gobierno Local de Piura, presenta magistralmente la verdad de la inestimable importancia que tiene «un aliento de amor».
El soneto se resume en prosa como sigue: Los que nos negamos a sonreír y a mostrarle amor al prójimo somos muy malos y egoístas. Los que nos negamos a abrazar a un niño no ganamos nada con eso tampoco. Y los que nos negamos a alentar a nuestro hermano con una expresión de aprecio no lo estamos tratando con la humanidad que se merece. No nos cuesta nada prodigar tales sonrisas, mostrar tal amor, dar tales abrazos y pronunciar tales palabras de aprecio a las personas que nos rodean, y que necesitan con urgencia recibir nuestro afecto, así como las flores necesitan agua para sobrevivir. Tal estímulo de nuestra parte debiera ser lo más natural del mundo.
Esto se debe a que Dios, que nos creó a su imagen y semejanza, nos creó para hacer lo bueno. San Pablo afirma que «somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica».2 Pero como nos creó con libre albedrío a fin de que nuestro amor no sea forzado, todos podemos optar por hacer lo malo en lugar de lo bueno. Nacimos con un corazón que puede optar por odiar en vez de amar, rechazar en vez de abrazar, poner cara de pocos amigos en lugar de sonreírle al mundo, y desanimar a otros en lugar de estimularlos con palabras de aliento.
De ahí que el poeta Quiroz Castro censure con acierto a los que han optado por cultivar un corazón mezquino, egoísta al extremo de que no hay lugar en él para infundir un «aliento de amor» al que lo necesita. Tal conducta es, sin duda alguna, reprochable. Por eso el patriarca Moisés exhorta a su pueblo a que no sea mezquino sino generoso.3Pero ¿qué nos espera a los que optamos por ser generosos en este sentido? ¿Qué ganamos con esforzarnos por regar con el agua estimulante de nuestro amor la flor del amor propio del prójimo?
Moisés mismo tiene la respuesta: «Así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas»,4 nos asegura. Y por si eso fuera poco, el sabio Salomón añade: «El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado.»5

1Enrique Quiroz Castro, «Corazón mezquino», Archivo adjunto a mensaje enviado por correo electrónico, dirigido al Hermano Pablo, de parte del autor, Enrique Quiroz Castro, 16 noviembre 2006.
2Ef 2:10
3Dt 15:10
4Ibíd.
5Pr 11:25

sábado, 22 de octubre de 2011

LA OBEDIENCIA ES UN PRINCIPIO PARA RECONOCER QUE DIOS ES NUESTRO PADRE

PREDICACION IGLESIA CRISTIANA DE LA CAMPIÑA.
CUANDO SOMOS OBEDIENTES
"Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos" 1 Juan 5:3
Cuando el pequeño Benjamín regresó a casa después de la escuela dominical, su mamá le preguntó qué había aprendido esa mañana. Su rápida respuesta expresó su actitud, porque dijo: «¡Otra vez! sobre la obediencia… ».
Aunque tengo muchos años más que este niño, coincido que cuando alguien enseña sobre obediencia a Dios, me cuesta escucharlo. Pero reconozco que es una lección que debemos aprender una y otra vez, aunque a veces seamos reacios a hacerlo.
El conocido escritor cristiano, Oswald Chambers escribió: «El Señor no me pone reglas, pero deja bien en claro sus normas.
Los Diez Mandamientos



(Dt. 5.1-21)

1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,.................
Si mi relación con Él se basa en el amor, haré lo que dice. Pero… si vacilo, es porque amo a alguien más que coloco en su lugar y compite con Él; ese alguien soy yo». Cuando somos obedientes, le demostramos a Dios que lo amamos y que confiamos más en Él que en nosotros mismos. Arthur W. Pink un reconocido evangelista y predicador dijo que el amor es «un principio activo, y que se expresa… mediante acciones que agradan al sujeto amado». Obedecer a Dios significa renunciar a aquello que nosotros queremos y decidir hacer cuanto Él pide.
Dios nos pide obediencia a cada uno de sus seguidores, y Jesús le otorgó suma importancia a este tema. En una ocasión, preguntó: « ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?» (Lucas 6:46-49).
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. 48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.


Y también presentó este desafío: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).
Reflexión: La obediencia a Dios es el mejor sacrificio y la mayor expresión de nuestro amor y entrega a Él.
Por qué debo obedecer?
- Porque no somos mas sabios que Dios (Job 12:13).
- Para seguir el ejemplo de Cristo (He. 5:8).
- Porque es el mejor sacrificio que puedo ofrecer a Dios (1 S.15:22).
- Porque la obediencia me hace libre, la desobediencia me hace esclavo (Ro.6:16).
- Porque la obediencia me hace sabio para el bien e ingenuo para el mal (Ro.16:19).
- Porque la obediencia me ayuda a pensar correctamente (2 Co.10:5)
- Porque la obediencia es un buen testimonio hacia los demás (2Co. 7:15)
DESARROLLO DE LA PREDICACION:
1.- Porque no somos mas sabios que Dios (Job 12:13).
13 Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.
Todo lo que Dios nos dice es bueno y provechoso.
2.- Para seguir el ejemplo de Cristo (He. 5:8-9).
8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.
Jesucristo es un modelo de obediencia, y el sufimiento no le hizo cambiar de posición, por el contrario, lo llevó a ser más perfecto y es un ejemplo a seguir.
3.- Porque es el mejor sacrificio que puedo ofrecer a Dios (1 S.15:22).
22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
¿Obedecer a Dios es hacer un sacrificio personal,tan dificil?.
Dios se complace con los que le obedecen de corazón.
4.- Porque la obediencia me hace libre, la desobediencia me hace esclavo (Ro.6:16).
16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
No es extraño ver a nuestros hijos obedeciéndo a otras personas, pero cuando uno los llama , no hacen caso a nuestras palabras; muchas veces somos así con Dios.
5.- Porque la obediencia me hace sabio para el bien e ingenuo para el mal (Ro.16:19).
19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.
6.- Porque la obediencia me ayuda a pensar correctamente (2 Co.10:5-6)
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
6.- Porque la obediencia es un buen testimonio hacia los demás (2Co. 7:15)
15 Y su cariño para con vosotros es aun más abundante, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor.
El Señor Jesucristo es nuestro ejemplo de obediencia, obedecer a El, es hacer su voluntad y enseñar a otros como hacerlo.Imitemos lo bueno, para que otros imiten lo correcto de nosotros.
Recuerde que son muchas las consecuencias por no obedecer a Dios, pero también son muchas las bendiciones para quienes le obedecen.

ORACION FINAL:
Señor,enséñanos a ser como tú,humildes, sencillos,respetuosos y obedientes a nuestro Padre celestial, que El Espititu Santo, nos capacite para desarrollar éste Principio tan importante en la relación diaria con Dios con los Hermanos y con otros.
Señor, ayudanos a crear el hábito de la obediencia y a hacerlo de corazón.

viernes, 21 de octubre de 2011

EL EXITO PUEDE SER CUMBRES NO ALCANZADAS

CUMBRES NO ALCANZADAS




Una vez más miró la cumbre: la ansiada cumbre, que parecía escapar de sus manos cada vez que quería alcanzarla. El invierno en Alaska estaba duro. La nevada había sido cruel, y los músculos del anciano estaban frígidos.
Norman Vaughan, de ochenta y ocho años de edad, miró por última vez la cumbre de la montaña que lleva su nombre, y nuevamente hizo el esfuerzo de escalarla. Pero hacía demasiado frío, así que Vaughan desistió. Era la décima vez que fracasaba.
Allá por 1928, el célebre almirante Richard Byrd había bautizado esa montaña, de tres mil quinientos metros de altura, con el nombre de Vaughan, en honor de su ayudante. Vaughan tenía en aquel entonces veintitrés años de edad. Durante sesenta y cinco años, Vaughan había tratado de alcanzar la cima, pero sin éxito. Esta última vez, cansado y triste, dio media vuelta con sus ayudantes y su equipo, y abandonó el intento.
¡Cuántas veces en la vida deseamos alcanzar una cima y no lo logramos! ¡Cuántos estudiantes comienzan con fe y esperanza la carrera de sus sueños, y a veces, aun antes de concluido el primer año, ya están guardando sus libros y archivando sus esperanzas!
¡Cuántos jóvenes ilusionados llegan a la gran ciudad con sueños de ser estrellas, y terminan lavando la losa en un restaurante de segunda, o lustrando autos en una gasolinera! ¡Cuántos hombres entran en la arena política soñando con llegar a la presidencia, pero quedan deshechos a mitad de camino por las intrigas, las falsedades y los espejismos de la complejidad política!
¿Y qué de los sueños acerca del matrimonio? ¡Cuántos jóvenes comienzan llenos de ilusiones, soñando con alcanzar la cúspide de la felicidad, sólo para descubrir, amargados, que la relación con su pareja no fue más que una pasión efímera!
Llegar a una cumbre es difícil. Nada que tiene valor viene fácil. Mientras más grande es lo que buscamos, más difícil es alcanzarlo. Así es la vida; pero está compuesta de años, meses, semanas y días. El secreto del éxito consiste en lograr las hazañas de la vida un día a la vez.
Así sucede también con las inquietudes espirituales. Si esperamos saber todos los detalles de la eternidad antes de emprender la subida, nunca obtendremos paz. Busquemos a Dios un día a la vez. Cada día, en las palabras del Maestro, digámosle al Padre celestial: «Danos hoy nuestro pan cotidiano» (Mateo 6:11). Dios desea nuestro triunfo, tanto material como espiritual. Vivamos el día de hoy con Dios a nuestro lado.
 ¿QUÉ ES EL ÉXITO. ?
Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
TESORO BÍBLICO:
El que muere con el mayor número de juguetes es el que gana. ¿Es eso tener éxito? ¿O que se cumplan sus sueños? ¿Tener todo lo que quiere? ¿Ganar suficiente dinero para no tener que trabajar más? ¿Podemos decirle lo que es tener éxito? Y lo decimos sin titubeo alguno. Éxito es la realización progresiva de la voluntad de Dios llevada a cabo en su vida. Eso es el éxito. No es la cantidad de dinero que tenga, ni lo famoso que usted sea, ni qué tan sano esté, ni el número de amigos que tenga, ni la cantidad de juguetes que posea. El éxito es, nada menos y nada más, que la realización progresiva de la voluntad de Dios en su vida.
PUNTO DE ACCIÓN:
¿Desea conocer la voluntad de Dios? ¿Quiere que el deseo de su corazón se convierta en realidad? Lea Miqueas 6:8. ¿Qué es lo que requiere Dios de usted? Lea Salmo 37:4. ¿Qué le está llamando Dios a hacer?


jueves, 20 de octubre de 2011

¿ QUE ES LO QUE HACE DIFERENTE A UN CRISTIANO ?: EL BUEN SAMARITANO ES UN EJEMPLO

Esta pregunta me la he hecho varias veces y de maneras diferentes. ¿Somos los cristianos diferentes porque no hacemos las cosas que hacen los no cristianos o porque tratamos de hacer cosas religiosas?

Jesús contesta esta pregunta en un sermón registrado en Mateo 5, llamado "el Sermón del Monte". De una manera directa y concentrada, Jesús declara a sus seguidores que debían ser distintos, y les da una lista de cosas qué hacer y qué no hacer. Él les dice en Mateo 6:8, "No sean como ellos".

Pero ¿a quienes se refiere con "ellos"? En Mateo 5-6:12, el Señor presenta una lista de personas a las cuales no se debían parecer o tomar como modelos a seguir; estas personas incluyen gobernantes corruptos y líderes religiosos de un sistema vacío.

Entonces la pregunta es ¿quiénes sí deberían ser un modelo a seguir en la vida?

La respuesta la encontramos en el único pasaje en cual Jesús se describe a sí mismo. Jesús dijo: "aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón" (Mateo 11:29).

Apacible y humilde de corazón. Este atributo es tan distinto de lo que vemos en el mundo a nuestro alrededor. Jesús dice que el retrato de un verdadero seguidor suyo es muy diferente a lo que vemos en las personas que nos rodean; que en lugar de empujar, posar y promovernos a nosotros mismos, debemos ser apacibles y humildes.

Debemos servir como Él sirve. Debemos amar como Él ama.

Alguien me dijo que hay una planta de cactus que tiene una pulpa suave en su interior. Si su piel se quema, se puede untar este gel calmante en el área dañada y la quemadura desaparece. Ese ungüento que se extrae de esta planta, en la antigüedad se le concia como el nombre de "prautes", que es la palabra griega para "apacible". Ser apacible o amable remueve el aguijón de una herida y alivia lo abrasivo del daño.

¿Me permite hacerle una pregunta? ¿Se caracteriza usted por ser una persona amable? Cuando alguien está en una necesidad, ¿escucha usted más de lo que habla? ¿Está dispuesto a ser vulnerable? Pregúntese a usted mismo, ¿soy diferente? ¿Soy diferente en mi profesión? ¿Soy diferente en mi vecindario? ¿Es nuestra familia diferente porque seguimos a Cristo?

Jesús dijo, "Dichosos los humildes" (Mateo 5:5). Mis seguidores son felices cuando son amables como yo.

Como usted sabe, una manera en la que usted puede animar a muchos otros seguidores de Cristo Jesús es permitiendo que la Palabra de Dios llegue a sus corazones. Cuando usted apoya a la Iglesia, por medio de sus oraciones y su ayuda económica, nos habilita para llegar por medio de la radio y otros medios hasta los hogares de muchas personas que no escuchan un sermón el domingo por la mañana o son parte de algún estudio bíblico. Son incontables los testimonios que cada semana recibimos de personas que nos dicen que los grupos de Oración son "su iglesia" y el pastor o Lider es "su pastor". Por mucho que me halaga ese privilegio, no pretendemos, como ministerio, usurpar el lugar que legítimamente le corresponde a la iglesia, sino servirle de apoyo. Pero la realidad es que hay muchas personas que carecen del estímulo de las Escrituras para ayudarles a vivir de una manera diferente, simplemente porque no tienen a alguien quien les enseñe.
Acepte el reto de ser más como el Señor Jesucristo y anime a otros a vivir vidas diferentes por medio de la Palabra de Dios.
LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO.
http://bbnradio.org.edgesuite.net/BBNOnDemand/htmfiles/span

10:23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; 
10:24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.10:25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 
10:26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 
10:27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
10:28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
10:29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 
10:30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 
10:31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 
10:32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 
10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 
10:34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 
10:35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 
10:36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 
10:37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

SOY PECADOR «ME SIENTO SUCIO»

«ME SIENTO SUCIO»

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Hace poco llegué a ser padre de una linda bebé, aunque no estoy casado con mi pareja. [Ella] es la mejor mujer del mundo que haya conocido, pero el problema soy yo, que a la par he tenido una amante que es de un club nocturno.
»Me siento sucio y con una carga muy grande. Temo perder a las personas a quienes más amo. He pedido a Dios que me perdone, pero el sentimiento de culpa no desaparece. Aún siento aquí en el corazón ese dolor, y esa voz que me dice: “¡Culpable, culpable!” En verdad, yo quisiera acabar con todo lo malo que hice y empezar una nueva vida... [pero] cuando lo intento, vuelvo a caer en ese pozo sucio....»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»... Hay muchas otras personas que se hallan en ese pozo sucio que usted ha descrito. Al igual que usted, han tratado de cambiar muchas veces, sólo para caer aún más profundo en un oscuro abismo. Han perdido toda esperanza. Pero usted nos ha contado su caso porque quiere hallar una salida, ¡y sí hay esperanza!
»Su conciencia le está indicando que usted es culpable debido a que esa es la verdad, como usted mismo lo ha reconocido. Es culpable de la mentira y del engaño, y de muchas otras cosas que han hecho que se sienta sucio. Pero lo que hasta ahora no ha comprendido es que todo ser humano también es culpable. Todos hemos pecado.1 Y como todo pecado merece el castigo de Dios, todos sufriremos el castigo por las cosas que hemos hecho. Los pecados que usted ha cometido tal vez le parezcan peores que los de otras personas a las que conoce, pero todo pecado nos separa de Dios.
»Cada uno de nosotros debe reconocer su pecado ante Dios mediante la oración. Pero en lugar de responder condenándonos, Dios ya ha respondido enviándonos a su único Hijo para que pague el castigo por nuestros pecados. Jesucristo murió a fin de llevar tanto el castigo de usted como el nuestro. Así que, cuando le pida a Dios que lo perdone y usted de veras se arrepienta de sus pecados, Él borrará la cuenta por completo y le dará esa nueva vida que usted desea.
»Luego de que haya orado y le haya pedido a Dios que tome el control de su vida, debe dar los próximos pasos y comenzar de nuevo. Pídale a la mamá de su hija que lo perdone por haberla engañado, y propóngale matrimonio. Hágase responsable ante ella con relación a todas las actividades en que usted participe, de modo que ella siempre sepa dónde está usted....
»Quédese en casa con su familia en vez de frecuentar clubes nocturnos. Manténgase alejado de tabernas y de otros lugares donde pudiera tomar malas decisiones. Busque una iglesia cercana en que las personas que asistan estén contentas y muestren amor porque han cultivado una relación personal con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia. Tal comunidad de personas es el sitio ideal en el que usted y su familia fortalezcan sus relaciones los unos con los otros y con Dios.

Ro 3:23
Ro 6:23
Ro 5:8

miércoles, 19 de octubre de 2011

POR LAS CARGAS HAY PESOS QUE NO SE RESISTEN

PESOS QUE NO SE RESISTEN




Antes de dar por terminado un nuevo puente entre Río de Janeiro y Niteroi, la ciudad vecina, la empresa de construcción decidió probar la resistencia de los cimientos y las vigas maestras. Para esto hizo pasar sobre los pilares varios tubos de 25 metros de largo por 1.80 de diámetro. Cada tubo pesaba dos mil toneladas. Sería la última prueba de resistencia que le harían al puente. Trágicamente los pilares no resistieron el peso y se derrumbaron con estrépito, matando a ocho hombres, entre ellos ingenieros y trabajadores que se encontraban debajo.
Cuando una viga se va recargando con más y más peso, llega un momento en que cede el acero más resistente. Todas las cosas de este mundo tienen un límite de resistencia, pero nadie sabe cuál es. Los constructores de aviones conocen lo que se llama «fatiga del metal». Cuando el metal de los aviones alcanza el punto máximo de resistencia, se rompe en el acto, y es así como ocurren tantas catástrofes aéreas.
Así como hay una fatiga del metal, también hay una fatiga del alma. Porque el alma humana, al igual que el metal, tiene un punto máximo de resistencia. Cuando la carga de los dolores y pesares de la vida sobrepasa los límites, ocurre siempre un desplome, un desmoronamiento, una quiebra que rompe al individuo.
A veces, bajo la carga de los sufrimientos una persona pierde la razón, y hay que internarla en un hospital psiquiátrico. Otras veces contrae úlceras o tumores. Otras veces —y esto es lo más terrible— una persona bajo la carga de sus temores y sufrimientos pierde toda circunspección moral y se entrega a la degeneración y al vicio. Porque el alma humana tiene también un punto máximo de resistencia.
Por eso hay tantas personas que se identifican con el salmista David cuando dice: «Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada.... mi corazón gime angustiado.»1 Si nuestra alma está fatigada por el peso del pecado o de la pena o de la desesperanza, y ya no resiste más, Jesucristo nos ofrece el alivio que tanto necesitamos. Él dijo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»2
Cuando le confiamos a Cristo el descanso de nuestra alma, podemos depositar en Él toda nuestra ansiedad, porque Él cuida de nosotros.3 Y podemos decir, junto con el salmista David: «Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas.»4.No estamos equipados para manejar todos los problemas que enfrentamos, pero Dios sí lo está. Esa es la razón por la que nos dijo que se lo diéramos todo a Él: "echa sobre el SEÑOR tu carga">>5.Su invitación es franca, firme y segura. He aquí las palabras de Cristo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso»6

1Sal 38:4,8
2Mt 11:28‑30
31P 5:7
4Sal 68:19
5Sal. 55:22
6Mt 11:28

martes, 18 de octubre de 2011

EL PERDÓN NO ES UNA OPCIÓN

Fue para Juanita Parker una semana verdaderamente trágica. Primero, su marido tuvo un accidente de trabajo quedando gravemente quemado. Segundo, su hijito recién nacido fue diagnosticado con mononucleosis. Tercero, perdió la casa que habían comprado por falta de pagos. Cuarto, y esto fue lo peor, descubrió que su esposo y su mejor amiga eran amantes. Todo esto le sucedió en el lapso de sólo ocho días.
La agonía moral de Juanita duró cuatro semanas. En su desesperación llegó a la conclusión de que para ella sólo había dos opciones: matarse o perdonar. Por fin hizo lo único que podía darle tranquilidad: perdonó. Perdonó a su marido. Perdonó a su amiga. Y con el perdón sincero y completo, recuperó la paz. Es más, con el alma libre de esa carga, pudo tener la fe para resolver sus demás problemas. El perdonar fue su salvación.
Alguien dijo que el perdón no es una opción. No se puede tener paz si no se perdona. En ese sentido el perdón no es una opción. Es un imperativo.
Cuando alguien nos ha ofendido, haciéndonos daño en el alma, exclamamos: «¡Jamás lo perdonaré! La herida es demasiado grande, el desencanto muy grave, el dolor insoportable. ¡Jamás lo perdonaré!»
El problema mayor es que vivir sin perdonar es lo mismo que llevar una piedra en el estómago. Es igual que echar sal continuamente en una herida abierta. Vivir sin perdonar es nublar el entendimiento, endurecer el corazón, amargar el alma.
¿Cuántas veces no habremos repetido el Padrenuestro? Comienza diciendo: «Padre nuestro que estás en el cielo.» Más adelante dice: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mateo 6:9,12,13). Es decir: «De la misma manera en que yo, Señor, perdono, perdóname tú a mí.» Perdonar no es una opción. Es un mandamiento divino.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz, mirando a la multitud, dijo: «Padre, perdónalos» (Lucas 23:34). El que más sufrió, el que fue clavado en una cruz, al referirse a sus verdugos dijo: «Padre, perdónalos.» Así nos enseñó el Maestro.
Así es el perdón divino —gratis, eterno y perfecto—, y sin embargo cualquiera puede ser salvo. Pero eso demanda que también nosotros perdonemos. Así como hemos recibido el perdón de Dios, tenemos que perdonar a los demás. No es una opción; es un mandato. Pero Cristo nos da la fuerza para cumplirlo.

lunes, 17 de octubre de 2011

LA RAÍZ DE LA AMARGURA

LA RAÍZ DE LA AMARGURA
Por el pastor Adrián Rogers

La amargura apaga la llama del gozo y deja al alma en oscuridad. Lea lo que dice la Palabra de Dios acerca de la amargura.

LA GERMINACIÓN DE LA AMARGURA
LA DEVASTACIÓN DE LA AMARGURA
LA ERRADICACIÓN DE LA AMARGURA
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:14-15).

Los que rechazan la gracia de Dios ( Hebreos 12:12-17 )

12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; 16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

EL TRANSBORDADOR DE LA MUERTE

Se encontraba en el piso 35 cuando el avión se estrelló contra el rascacielos neoyorquino. Afortunadamente, John Healy, abogado de la Compañía de Seguros Kemper en el centro de Manhattan, tuvo tiempo para tomar la atinada decisión de abandonar su oficina. En ese momento lo único que le importaba a aquel asegurador de los demás era asegurarse él mismo de no abandonar, sin querer, a sus seres más queridos: su esposa, con la que había estado felizmente casado dieciséis años, y sus cuatro hijos. Ese martes, el terrorífico 11 de septiembre de 2001, el destino le deparó la incomparable bendición de volver a casa sano y salvo, en marcado contraste con casi tres mil víctimas que no volvieron a ver la luz del día.
Dos años más tarde, John Healy, ya de cuarenta y cuatro años de edad, abandonó su nueva oficina y abordó el transbordador de Staten Island, de vuelta a casa en Nueva Jersey. Salió temprano a fin de llegar a tiempo para ver, en compañía de sus dos hijos varones, el juego de las finales entre los Yanquis de Nueva York y los Medias Rojas de Boston. Entrenador del equipo de su hijo John, de trece años, en la liga infantil, fanático de las Ligas Mayores del béisbol en general y de los Yanquis en particular desde su niñez en el Bronx, donde han jugado las más brillantes estrellas del béisbol, tenía planes de llevar a sus dos hijos al segundo juego de la Serie Mundial. Quería que celebraran juntos, de un modo inolvidable, el décimo cumpleaños de Brian.
Pero esta vez John Healy no llegó a casa. Ese aciago miércoles 15 de octubre de 2003 pereció junto con otros nueve pasajeros cuando el transbordador se estrelló contra un muelle de mantenimiento.
¿Quién lo hubiera pensado? ¡Salvarse de un ataque terrorista intencionado en una de las tragedias más comentadas del incipiente siglo veintiuno, sólo para perecer aterrorizado en los momentos en que un transbordador chocaba, sin intención, contra un muelle, y se hacía pedazos, despedazando a su paso a diez de sus pasajeros!
En el funeral de John Healy, se le recordó como un hombre entregado a su familia, a la formación beisbolística de niños y adolescentes, y al placer de seguir de cerca a los Yanquis. El Reverendo Leonard Lang les dijo a los asistentes que se podía imaginar al Señor Healy pidiéndole a Cristo primeramente que cuidara a su familia, y pidiéndole luego en broma que, si no era mucha molestia, le diera la bendición a los Yanquis para que ganaran la Serie Mundial.
Todos nosotros, de habernos salvado, como John Healy, aquel 11 de septiembre, hubiéramos llegado a la conclusión de que tenemos mucha suerte en la vida. No nos hubiera preocupado en absoluto abordar posteriormente un transbordador. Pero habríamos estado equivocados, sinceramente equivocados.
Ese transbordador no llevó a John Healy a casa en Nueva Jersey. Lo transportó directamente a la eternidad, así como tarde o temprano el transbordador de la muerte nos transportará a cada uno de nosotros. Cuando eso ocurra, ¿estaremos listos para encontrarnos con Dios, habiendo hecho las paces con Él? De eso depende nuestro destino eterno.

La resurrección de los muertos

1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. 12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. 19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. 29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? 30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? 31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. 32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. 33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. 34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. 35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? 36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; 38 pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. 40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. 50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

UN VERDADERO ARREPENTIMIENTO DEL HOMBRE: SALMO 51


Salmos 51
-Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a verlo por haber cometido David adulterio con Betsabé.-
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,.
El holocausto u ofrenda del todo quemada;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
EXPLICACIÓN ACERCA DEL ARREPENTIMIENTO.
Este salmo sobresale entre todos los salmos penitenciales, pues expresa, mejor que ningún otro, la preocupación y los deseos de un pecador arrepentido.
Este salmo sobresale entre todos los salmos penitenciales, pues expresa, mejor que ningún otro, la preocupación y los deseos de un pecador arrepentido.
I. David confiesa su pecado (vv. 3-6).
II. Ora fervientemente para que le sea perdonado (vv. 1, 2, 7, 9).
III. Pide paz para su conciencia (vv. 8, 12).
IV. También pide gracia para no volver a pecar (vv. 10, 11, 14).
V. Ruega a Dios que le conceda libre acceso a El (v. 15).
VI. Promete hacer todo cuanto pueda por el bien de otras almas (v. 13), y por la gloria de Dios(vv. 16, 17, 19). Y, finalmente, concluye con una oración por Sión y Jerusalén (v. 18).
El pecado del que David se lamenta en este salmo es la bien conocida y triste historia de la loca perversidad que cometió con la mujer de su prójimo Urías.
Este hombre que la Bíblia nos dice que tenía un corazón conforme al corazón de Dios y calló,¿ qué podemos decir nosotros ?; de ahí la gran advertencia:" El que piese estr firme, mire que no caiga".
La oración ferviente de su pecado nos muestra la posición correcta de David, tan diferente a la posición que nos refiere Jesús en la Parabola del Publicano y el Fariseo. Mientras el Fariseo se justifica, vemos al Publicano dicendo:  (Lc. 18:13): «Dios, sé propicio a mí, pecador.»,  «Ten piedad de mí, oh Dios.»,  «Ten piedad de mí... conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades.
David pide Gracia para no volver a pecar.
Pide gracia santificante. Su gran preocupación es ver cambiada su naturaleza corrompida; por eso, ruega (.v 10): «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme (esto es, que sepa resistir los embates de la tentación) dentro de mí. » Pide firmeza y constancia, pues había experimentado antes gran inconstancia e inconsistencia en sí mismo.
David promete un cambio para su vida, esta debe ser la posición de todo cristiano, ir a Jesús y pedir perdón.
 "Que si confesmos nuestros pecados,El es fiel y justo para perdonarnos. "
Finalmente incluye en tú oración a toda la Iglesia, la familia y toda la comunidad, a fin de que Dios restaure los corazones de todo el Pueblo.



MENOS DE UN KILÓMETRO PARA ALCANZAR LA META

No podía ver nada más en la distancia que una densa niebla. Tenía el cuerpo entumecido. Había estado nadando ya casi dieciséis horas seguidas.
A la edad de treinta y cuatro años, Florence Chadwick, hija de un agente de policía de San Diego, California,1 ya había alcanzado un buen número de metas envidiables. Había aprendido a nadar a los seis años de edad, y cuando tenía sólo diez años fue la primera menor de edad en cruzar a nado el Canal de la Bahía de San Diego. A los treinta y dos años de edad batió el récord de mujeres establecido por Gertrude Ederle al nadar los treinta y dos kilómetros del Canal de la Mancha desde Francia hasta Inglaterra en trece horas y veinte minutos. Un año más tarde llegó a ser la primera mujer que lograra atravesar a nado ese canal en ambas direcciones, esta vez desde la costa británica hasta la francesa. Ahora a los treinta y cuatro años de edad, sólo ocho meses después, se había puesto la meta de ser la primera mujer en nadar desde la isla de Santa Catalina hasta la costa de California al sur de Los Ángeles.2
Esa mañana del 4 de julio de 1952 el mar era como un baño helado y la niebla tan densa que Florence difícilmente podía ver las naves de apoyo que la acompañaban. También la rondaban tiburones, espantados sólo por disparos de escopeta. Hora tras hora luchó contra las gélidas aguas entumecedoras mientras millones de norteamericanos miraban el espectáculo por televisión.
En una de las naves acompañantes su madre y su entrenador no dejaban de animarla. «Falta poco para que llegues a la meta; ¡no te des por vencida!», le gritaban. Pero Florence sólo podía ver la niebla, y decidió, por primera vez en la vida, abandonar la travesía. Pidió que la sacaran del agua, pues no tenía modo de saber que le faltaba menos de un kilómetro para llegar al otro lado.
Algunas horas después, mientras su cuerpo aún se descongelaba, Florence le explicó a un reportero: «Mire, no es por disculparme ni nada, pero si hubiera podido ver la orilla, podría haber llegado.» Lo que la derrotó no fue la fatiga ni el agua helada sino la niebla, pues ésta le impidió ver la meta final.
A los dos meses volvió a intentarlo. Esta vez, a pesar de la misma densa niebla, nadó con la meta fijada en su mente, y no sólo nadó los treinta y cuatro kilómetros completos del Canal de Santa Catalina, siendo la primera mujer en lograr esa hazaña, sino que batió todos los récords anteriores de velocidad al hacerlo en trece horas y cuarenta y siete minutos, ¡ganándole por dos horas al hombre más veloz hasta ese entonces!3
Así como a Florence Chadwick la animaron su madre y su entrenador, también a nosotros nos anima San Pablo a que sigamos avanzando hacia la meta.4 Pero la meta nuestra, a diferencia de la de Florence, no consiste en ser los primeros en llegar al otro lado ni en batir el récord de quienes ya hayan llegado, sino sólo en perseverar hasta el fin. Fijemos, pues, la mirada en Jesucristo, el autor y consumador de nuestra fe,5 para así poder decir algún día, al igual que el sufrido apóstol: «He terminado la carrera, me he mantenido en la fe.»6


1«San Diego’s Golden Age of Sports: Looking Back... San Diego 1948‑1952,» p. 4 .
2«Chadwick, Florence May»,The Columbia Encyclopedia, 6a ed, Columbia University Press, 2000 .
3Jack Canfield y Mark Victor Hansen, eds., A 2nd Helping of Chicken Soup for the Soul, 1995, citado en «Keep Your Goals in Sight» .
4Fil 3:14
5Heb 12:2
62Ti 4:7

viernes, 14 de octubre de 2011

ATRAVESANDO LAS PRUEBAS

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos....” 1 Pedro 4:12,13
Diana y Ricardo salieron a dar un paseo vespertino en bicicleta esperando regresar a casa sintiéndose como nuevos, en vez de ello, sus vidas cambiaron para siempre. Cuando Ricardo bajaba por una colina, perdió el control de su bicicleta y chocó. Su cuerpo quedó destrozado y casi no llegó vivo al hospital. Diana hizo fiel vigilia junto a su esposo. Él no podía alimentarse solo y no podía caminar. Un día, cuando ambos estaban sentados bajo la sombra de un árbol frente al hospital, Ricardo dijo: "Diana, no sé si alguna vez volveré a caminar, pero estoy aprendiendo a caminar más cerca de Jesús, y eso es lo que realmente necesito y quiero".
En lugar de quejarse y amargarse contra Dios, Ricardo extendió su brazo y se asió de la mano de Dios. Algunas veces, en medio de nuestras pruebas, necesitamos pensar en alguien como Ricardo para que nos ayude a ajustar nuestra perspectiva y recordarnos de la extraordinaria relación que tenemos o que podemos llegar a poseer con Dios, por medio de Jesucristo. Esta es la relación que más necesitamos cuando nuestro caminar aquí se hace más y más difícil.
No estamos equipados para manejar todos los problemas que enfrentamos, pero Dios sí lo está. Esa es la razón por la que nos dijo que se lo diéramos todo a Él: "echa sobre el SEÑOR tu carga" (Sal. 55:22). Tal y como descubrió Ricardo, caminar con Jesús no depende de nuestras piernas, depende de nuestro corazón, disposición y disciplina del tiempo.
Reflexión: Podemos atravesar las pruebas más oscuras cuando caminamos con la luz de Dios.
LAS PRUEBAS, un enfoque verdadero:
1- Las pruebas son los peldaños que nos permiten ascender a la excelencia del propósito de Dios para nuestras vidas. Dios tiene un propósito para cada uno de los que somos de él. Dios anhela que cumplamos con ese propósito. Dios usa las pruebas para ayudarnos a cumplir con su propósito.
2- Las pruebas son la manera para tener un conocimiento más profundo de Dios. Eso fue lo que experimentó Job. Este personaje no era una mala persona. Todo lo contrario, mire el testimonio que la Biblia da de él.
3- Las pruebas son las herramientas que utiliza Dios para perfeccionar nuestro carácter, y una cualidad de el es la paciencia o la capacidad de soportar adversidades sin desmoronarnos. Esta virtud se aprende por medio de las pruebas.
4- Las pruebas son la forma de Dios para mantenernos humildes. Nuestra naturaleza pecaminosa nos induce a pensar que somos los mejores, los más importantes. Dios utiliza las pruebas para bajarnos de esa nube rosada y ponernos en nuestro lugar.
5-Las pruebas son oportunidades para que Dios muestre su poder soberano. Si no hubiera pruebas, no habría oportunidades para que Dios manifieste su poder soberano.

Sal 38:4,8
Mt 11:28‑30
1P 5:7
Sal 68:19
Sal. 55:22

RATONERAS DE LA VIDA

¿SIN ESPERANZA ?.
Largo rato atisbó la llegada de la joven. Sabía que todas las noches, a las diez en punto, regresaba del trabajo. Era una joven bella, atractiva, verdadera flor de Málaga, España. Tal como él lo esperaba, la joven llegó. Tan pronto como ella abrió la puerta y entró, él se abalanzó sobre ella.
Sin embargo, las cosas no salieron bien. José Olmedo, el asaltante, se vio en una ratonera. La señorita alcanzó la puerta de su apartamento y escapó. Olmedo se encontró de pronto en una situación difícil. Ninguna puerta se abría a menos que pulsara el código. Dentro del vestíbulo del gran edificio de apartamentos, el joven, de veintidós años, fue arrestado por la policía.
Le llamamos «ratonera» a una situación que no tiene solución. También se le llama «callejón sin salida» y «punto sin retorno». Se trata de una de esas condiciones imposibles de la vida. La gran mayoría de ellas, como en el caso de Olmedo, las producimos nosotros mismos con nuestros errores y nuestros excesos. Pero a veces, por esas situaciones ingobernables de la existencia, se producen solas. En todo caso, son circunstancias que nos atrapan en una ratonera de la vida, sin puerta de escape, sin socorro y sin protección.
¿Realmente hay ratoneras? ¿Hay situaciones insolubles? No, no las hay. Cuando todo recurso se ha agotado, siempre queda Dios. Y no es que Dios haga caso omiso del pecado. Él cambia el corazón humano. Su invitación es franca, firme y segura. He aquí las palabras de Cristo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28).
Nuestro mayor problema no es un callejón sin salida. Es el no acudir a Dios cuando todas las puertas se han cerrado. O tratamos, debido a nuestro orgullo, de resolver nuestro propio dilema, hundiéndonos más en el problema, o cedemos a la depresión que, para colmo de males, nos lleva a considerar el suicidio. Solos no podemos salir de la ratonera.
Sin embargo, Jesucristo espera nuestro clamor. Él está siempre listo para socorrernos y quitar las angustias que nos consumen. La vida siempre nos va a presentar situaciones imprevistas, problemas, al parecer, insolubles. Vivimos en un mundo lleno de corrupción. Pero Cristo quiere ser nuestro Salvador.
Pongamos nuestro problema en las manos de Dios. Entreguémosle a Él esa dificultad que nos está consumiendo. A Dios nada puede sorprenderlo ni amedrentarlo. Él es Dios, y puede socorrernos. Basta con que le digamos: «Entra, Señor, a mi corazón.»

jueves, 13 de octubre de 2011

«NO QUIERO DESTRUIR MI MATRIMONIO»

LA HONORABILIDAD EN EL MATRIMONIO:
«Llevo ya diez meses saliendo con una [joven] de veinticuatro años de quien me siento muy enamorado. Ella también se enamoró de mí, sabe que soy casado y que tengo dos hijos; de hecho, los conoce. No quiero destruir mi matrimonio de veintiún años, y menos dañar a mis hijos de cinco y un años. ¿Cómo resuelvo esto?»Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Nos alegramos mucho de que nos haya consultado antes que sea demasiado tarde. Lo peor que pudiera suceder ahora es que su novia quedara embarazada. Si eso ocurriera, usted tendría el deber de sustentar a un nuevo hijo, y no habría forma de que evitara el herir a sus otros hijos. ¡Por eso le rogamos que, si está sosteniendo relaciones íntimas con esa joven, deje de hacerlo de inmediato!
»Hay una pregunta muy seria que debe contestar: ¿Es usted un hombre honorable? Es probable que piense que sí lo es, pero lo cierto es que la manera en que afronte esta situación de aquí en adelante determinará si usted será honorable o si optará más bien por ser un mentiroso y engañador en el que no podrán confiar ni siquiera sus propios hijos.
»Un hombre honorable cumple sus promesas y sus compromisos. Hace veintiún años, cuando usted dijo: “hasta que la muerte nos separe”, le prometió a su esposa que le sería fiel a ella el resto de su vida. Cuando decidió tener hijos con ella, usted afianzó esa promesa y se comprometió con ellos implícitamente a no sólo cuidarlos y protegerlos, sino también a ser un hombre honorable cuyo ejemplo ellos pudieran seguir.
»El amor emocional no es más que un sentimiento, y la naturaleza de los sentimientos es que no son duraderos. El hombre que toma decisiones basado en sus sentimientos llevará una vida llena de altibajos y tomará muchas decisiones malas que lo perjudicarán a él y a quienes lo rodean. ¿Podrá usted perdonarse si el egoísmo del amor que siente hacia esa joven lo lleva a destruir la estabilidad del hogar de sus hijos y los hiere por muchos años? Un hombre honorable jamás haría eso.
»El amor verdadero no es algo que se siente, sino que se practica....
»Si usted de veras ama a su novia, déjela para que ella pueda encontrar a un hombre que no esté comprometido con otra mujer. Si la ama, dele la oportunidad de que ella tenga su propio hogar y su propia familia con un esposo que la aprecie muchísimo. Claro que por un tiempo a ella le dolerá, pero se recuperará. Dígale hoy mismo que ha tomado esta decisión, y luego no vuelva jamás a tener ningún contacto con ella. Sepárese del todo para que ella pueda comenzar de una vez a sanarse y usted a ser ejemplo de su familia.
»¡Sea un hombre honorable!

lunes, 10 de octubre de 2011

«¿CUÁL ES LA RELIGIÓN QUE DEBO ESCOGER?»

LA RELIGION VERDADERA:
«No me siento bien; me siento sola. Por eso quiero entregarme a Cristo, pero no sé cómo.
»Me gustaría saber cuál es la religión que debo escoger. Por favor, ayúdenme.»
»¡Qué buen consejo el que nos pide! Corresponde a una de las inquietudes más comunes de todos los siglos.
»En una ocasión se encontraba Jesucristo al mediodía cerca de un pozo en las afueras de Samaria, una región en la ribera occidental del río Jordán. Jesús y sus seguidores tenían hambre, así que Él los había mandado al pueblo para que compraran comida. Él se quedó al lado del pozo para conversar con las personas que llegaran a sacar agua. Poco después se acercó una mujer que se sorprendió cuando Jesús le pidió que sacara un poco de agua para que Él tomara. En la conversación que surgió a raíz de esa petición está la respuesta a su inquietud respecto a cuál religión debiera escoger....1
»En la conversación que sostuvo con la mujer, Jesús dejó en claro que la manera de tener una vida plena en este mundo y vida eterna en el cielo no era escoger un sistema religioso. Es más, durante su breve vida en este mundo, Jesús criticó más que cualquier otra cosa los sistemas religiosos y las personas que los practicaban. Así que la respuesta a su inquietud, amiga querida, es: ¡No escoja una religión!
»Más bien, lo que Jesús le dijo a aquella mujer y lo que nosotros le diríamos a usted hoy es que escoja una relación, es decir, una relación personal con Dios. ¿Qué queremos decir con eso? Que comience a hablar con Dios usted misma dándole a entender que quiere cultivar una relación íntima con Él. Que reconozca ante Él que usted no es santa como es Él, y que quiere que Él perdone sus pecados, que la han separado de Él. Y que permita que Él le hable mientras usted lee y medita en la Biblia. Al dedicarle tiempo a la lectura de la Biblia y a la oración, Dios le ayudará a saber qué decisiones tomar en el futuro.
»El camino que conduce a una vida plena en este mundo y a una eternidad en el cielo es a través de un peregrinaje diario que se propone tener una relación íntima con Dios. Hay muchas actividades que le ayudarán en su peregrinaje, incluso el encontrar a otras personas que hayan emprendido el mismo viaje y aprender de ellas. Tales personas se encuentran a veces en iglesias que enseñan la Biblia, pero también las encontrará prácticamente adondequiera que vaya. Los genuinos seguidores de Cristo siguen el ejemplo de Él al amar y al interesarse por los demás en su nombre, y al concentrarse en cultivar una relación en lugar de una religión.
»No hay por qué esperar. ¡Comience hoy mismo su propia conversación con Dios!
Jn 4:4-42

domingo, 9 de octubre de 2011

TODOS CONTRA TODOS 1,2,3,4,5

TODOS CONTRA TODOS 1
A finales del año pasado fui a una Iglesia y al terminar la predicación se me acercó un hombre y me preguntó: “¿Sabes cual es la mejor forma de esconder un árbol?”. La pregunta era rarísima. Pensé que se trataba de alguien medio raro, por lo que no le presté mucha atención y le contesté algo así como “bueno… hay muchas formas”. Él, sin importarle mi falta de interés a su pregunta, me dijo: “La mejor forma de esconder un árbol es ponerle un bosque alrededor”. Yo, aun desconcertado, le dije: “Ah sí, sí… es verdad”.
Pero cuando me fui a dormir me acordé de la pregunta y respuesta de este hombre: ”La mejor forma de esconder un árbol es ponerle un bosque alrededor”. De pronto vi que no se trataba de ninguna frase desconectada ni extraña. Mas bien Dios me había hablado.
“La mejor forma de esconder un árbol es ponerle un bosque alrededor”.
En la historia
Lo vemos en la historia de la Iglesia. Cada vez que Dios ha hablado o hecho algo, el diablo se ha movido paralelamente. Para cada trigo de Dios, Satanás ha sembrado su cizaña (Mateo 13:37-43). En el Nuevo Testamento encontramos la obra de Jesús, el Espíritu Santo y el evangelio. Pero también nos sorprende que Iglesias como la de Corinto le daban la bienvenida a “otro Jesús”, “otro Espíritu” y “otro evangelio” (2 Corintios 11:4).
Hace unos años hablé con un hombre que Dios había usado fuertemente para reedificar cierto aspecto de la Iglesia. Yo había sido testigo de cuánto bien nos había hecho su trabajo en el Señor. Pero de la misma manera también era yo testigo de cómo, ciertas personas, usando esas mismas verdades, habían transformado todo aquello en un show. Le pregunté si creía que Dios había obrado en ese tiempo. Su respuesta me desconcertó: “Aun no lo sé”.
Siempre que Dios está obrando en algo, el diablo comienza a sembrar sustitutos, símiles, parecidos, excesos, abusos, medias verdades, cizañas que terminen desacreditando y debilitando esa gracia y verdad que Dios está sembrando en Su Iglesia. Mientras Dios entregaba al Cristo para Salvación, el diablo lanzaba a sus falsos Cristos al mundo: Teudas y Judas el galileo (Hechos 5:36,37).
No te confundas
¿Estoy diciendo que Dios se ve impotente ante los sustitutos del diablo? ¡No! “Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” (Isaías 43:13). Es Dios mismo quien permite esto para un propósito mayor. Jesús dijo claramente: “Es necesario que vengan tropiezos” (Mateo 18:7). Sólo la fe genuina permanece a través de todos los obstáculos (Mateo 13:18-23; Santiago 1:2,3).
Seamos sabios
Pero también debemos ser sabios y, “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros”, no debemos ignorar “sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
Hace algunos años, Dios comenzó a advertir a Su Iglesia sobre cómo ciertos hombres estaban enseñando mentiras de este mundo haciendolas pasar como verdades bíblicas. Y no solo habían logrado hacerse muy famosos, sino realmente ricos. Y muy lejos de avergonzarse por esto, ellos le enseñaban a los demás (y aun lo hacen) a que todos pueden lograrlo también. Y a esto lo llaman “ministerio”. El Señor habló claramente de que esto no tenía nada que ver con él, y que debía ser confrontado. Fue una obra de Dios para despertar a Su Iglesia a la santidad y el regreso a Su Palabra.
Pero el diablo rápidamente plantó su bosque alrededor. Todo eso fue llevado a un extremo y abuso. Y si nos descuidamos y no abrimos bien los ojos, vamos a dejar que el bosque se vea más que el precioso árbol plantado por Dios.

TODOS CONTRA TODOS 2

¡Cuanta misericordia de Dios hay en que él nos limpie día a día!

Cuando el Señor abrió nuestros ojos, al menos un poco, y comenzamos a darnos cuenta que él demandaba más santidad y fidelidad a Su Palabra en la Iglesia de hoy, fue ni más ni menos que por Su gracia. Muchos fuimos confrontados, y con la misma palabra de exhortación, exhortamos a otros. Dios estaba obrando. Y seguramente el Señor sigue usando a muchos en esa tarea.

Pero de pronto, casi sin darnos cuenta, esto se transformó en una bonita guerra de ‘todos contra todos’ donde la unidad con cualquier hermano parece ser imposible ya que cada uno, al instante de conocerlo, saca su kilométrica lista de ‘verdades irreconciliables’, para decirte que si no estás de acuerdo él volverá por donde vino. ¿Qué fue lo que pasó? Creo ver algunas causas y, por si les sirven, las voy a ir describiendo en los siguientes artículos:

No es lo mismo

De “contender ardientemente por la fe” (Judas 3) se pasó, como si fuera lo mismo, a un “contender sobre opiniones” (Romanos 14:1). Pero hay una diferencia enorme entre luchar las peleas de Dios por verdades fundamentales de la Palabra, y comenzar a discutir con todo el mundo defendiendo nuestras opiniones personales sobre tal o cual cosa.

Pablo explicó claramente a la Iglesia en Roma que existen los hermanos débiles en la fe. Él no se refería, en este caso, a personas que en medio de las dificultades flaquean. ¡No! Él hablaba de personas inmaduras que consideran sus propias opiniones como “la verdad de Dios” ¡Y cuídate de no estar de acuerdo con ellos! ¡Si transgredes una de sus leyes eres un ‘apóstata’ y un ‘hereje’!

Por esto Pablo escribió: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1). En aquella época muchos tenían sus propias opiniones acerca de qué debían comer y qué no, qué días debían guardar para esto y para aquello y cuáles no. Y canonizaban sus propias opiniones de tal manera que ¡cuidadito con cruzarte en su camino!

Romanos 14:2-6: “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios“.

Así, sin duda, nos sucede muchas veces. No solamente con la comida o sobre ciertos días. Cuántas opiniones personales andan por ahí dando vueltas y transformando a la iglesia en un campo de batalla feroz. Ya no solo hablamos de congregaciones que se creen dueñas únicas de la verdad, sino que cada uno, porque ha leído no sé qué libro, ha visto tal video por internet o recibido una supuesta revelación sobre un versículo, cree que él es el mesías salvador de la Iglesia de hoy. Él ha encontrado justo ‘esa verdad sobre las cosas que a la Iglesia no la dejan ser lo que Dios quiere’. Él es el que tiene la pieza clave, el engranaje fundamental, el secreto mejor guardado que, al ser aplicado, solucionará todos los problemas del cristianismo actual.

Una nueva opinión personal

Pero al escucharlo, lleno de tal celo que tu vida corre peligro si lo contradices, finalmente no encuentras que no se trata más que de una nueva lista de opiniones personales. Opiniones que terminan, casi todas, siendo ridículas por cuanto provienen de alguien que es como un mero espectador en un partido de fútbol, y no como el que suda la camiseta en el campo de juego. Desde afuera todos gritan qué es lo que debe hacer el jugador o lo que tendría que haber hecho. Mas al estar adentro todo cambia.

¡Qué fácil es sentarse delante de una computadora y opinar como experto! He aquí un prototipo de algún diálogo de estos, perdido en el ciberespacio:

Licenciado opinólogo:

- ¿Eclesiología? Ah sí, la Iglesia debe ser así y así.
– ¿Evangelización? Huy, sí, la forma de ganar almas es esta y esta otra.
– ¿Temas pastorales? Ja, son mis preferidos. Dame 5 minutos y te explico la forma bíblica de pastorear.

Hermano desprevenido:

- Ay, qué lindo hermano. ¡Qué interesante haberlo conocido! Una pregunta: ¿qué hace usted para el Señor?

Licenciado opinólogo:

- Ah… ¿qué hago para el Señor? Bueno, mi trabajo secular no me deja mucho tiempo… pero el Señor sabe.

Él jamás ha hecho nada. No tiene experiencia y todas sus opiniones han nacido simplemente de haber leído no se qué y de haber visto no sé cuánto. Nunca ha puesto en práctica nada de eso. Pero él cree tener cada punto en la ‘i’ correcta. Él olvidará gustoso que Santiago 1:19 dice: “todo hombre sea pronto para oír y tardo para hablar”, y hablará y hablará. No habrá puesto el hombro en la mies del Señor nunca, pero ¡ay, cómo castigará con su más alto ‘celo santo’ cualquier error de aquellos que sí han puesto sus manos en el arado (sean hermanos o sean lobizones disfrazados)!. Otras veces él estará seguro de que tal Iglesia ha cometido el ‘pecado imperdonable’, pero se tratará de una triste mezcla de más de sus opiniones y de su propia inmadurez. Él nunca es parte del equipo que deja su vida en el campo. Pero ¡qué simpatizante más exigente! ¿Verdad?

Un buen remedio para cuando nos transformamos en ‘licenciados opinólogos’ es que pongamos en práctica nuestra fe. Haz algo. Vive tu fe. Pon en práctica tus opiniones personales. Allí verás cuanto de lo que hablabas era opinión gratuita y cuanto era la verdad de Dios. Y luego enseña con la base sólida de estarlo viviendo. Así, muchas de mis opiniones, fueron aniquiladas. Otras, seguramente, esperan su sepultura.

En la tercera parte seguiremos, si el Señor lo permite, hablando un poco más sobre la diferencia entre contender por la fe y contender sobre opiniones.

TODOS CONTRA TODOS 3
En la segunda parte de “Todos contra todos” vimos cómo muchas veces transformamos opiniones personales en una verdad que defendemos de tal manera que cualquiera que la ponga en duda corre peligro de ser quemado en nuestra hoguera.
Estamos bien.
Hace poco un hermano enseñaba sobre la historia de David y Goliat. Cuando comenzó a leer el encuentro de David con sus hermanos en el campo de batalla vi algo que antes no me había dado cuenta.
David estaba muy tranquilo cuidando ovejas, pero Isaí, su padre, le mandó que vaya al campo de batalla para llevarle provisión a sus hermanos y ver cómo estaban (1 Samuel 17:17,18). Cuando llega David al lugar donde supuestamente se estaba librando la guerra, se lleva una gran sorpresa: nadie estaba peleando ninguna guerra. Un gigante llamado Goliat aparecía día tras día delante del campamento de Israel diciendo: “Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis” (1 Samuel 17:8,9). Esto lo había hecho por 40 días, y nadie hacía nada. Incluidos, por supuesto, los hermanos de David. Todos miraban asustados como este gigantón se burlaba de ellos.
Tal vez esperarían que en el trayecto, una de esas mañanas, al ir al encuentro del campamento de Israel, se tropiece descuidadamente y al caer se rompa la cabeza con una piedra. Quizás lo vieron poco vestido y pensarían en la posibilidad de que agarre frío y una pulmonía repentina lo saque fuera de combate. Hasta podemos imaginar a todo Israel orando con voz temblorosa: “Señor haz algo. Señor haz algo”.
En el transcurso de todo aquello encuentra por fin David a sus hermanos y cumpliendo con el mandato de su padre, dice 1 Samuel 17:22 que “preguntó por sus hermanos, si estaban bien”. Mas, ¿y cómo van a estar? Obviamente bien: ¡si no habían hecho nada!. Su tarea era estar peleando las batallas del Señor pero en su lugar estaban bien escondiditos esperando que un viento frío soplara sobre Goliat. La pregunta estaba un poco de más ¿no? Sin duda ellos estaban bien, sanos y salvos…. y de seguro hasta descansaditos. No habían hecho nada.
¿Y? ¿Fue difícil?
Esto me hace recordar una historia que escuché hace muchos años.
Un hombre estaba evangelizando en un pueblo y comenzó a predicarle a un joven. Éste escuchó el evangelio y decidió seguir a Cristo. Cuando el hombre le preguntó a qué se dedicaba, el joven respondió que trabajaba en las minas. El evangelista le dijo: “Uh, quiero advertirte algo. Los mineros de este lugar son hombres duros. De seguro, cuando se enteren de que ahora eres cristiano, se van a burlar de ti y hasta es posible que tengas problemas con ellos”. El joven le agradeció mucho y se fue a trabajar. A los meses el hombre estaba evangelizando nuevamente en ese pueblo y de pronto se encontró otra vez con el joven minero que había entregado su vida a Cristo. En cuanto se vieron, el joven comenzó a contarle como su vida había cambiado. El evangelista se alegró mucho. Y luego éste le preguntó: “¿y fue difícil vivir tu fe entre los mineros? ¿Se burlaron? ¿Se pusieron violentos contigo?”. A lo que el joven minero respondió con mucha alegría: “No, no, estoy muy bien ¡ni se dieron cuenta de que soy cristiano!”.
Soberbia y la malicia de tu corazón
Igual con los hermanos de David. Ellos estaban perfectamente bien. No habían hecho nada. Pero, he aquí algo más que interesante: Luego de preguntarle a sus hermanos cómo están, David dice: ” ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26). Él, aunque apenas es un jovencito, decide ir a pelear contra este filisteo. Y a los hermanos, al darse cuenta de esto, de pronto ¡les viene un precioso ‘celo santo’! Ellos no habían hecho absolutamente nada. Pero eso sí: para criticar con todo fervor, nadie como ellos. Y le dicen a David: “¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido” (1 Samuel 17:28).
¡De pronto los hermanos de David eran expertos en reclamar responsabilidad al joven y hasta podría parecer que tienen don de discernimiento!
Cómo termina la historia, ya lo sabes. David no tenía tiempo para opiniones. Él les responde: “¿no es esto, mero hablar?” (1 Samuel 17:28). En vez de iniciar un debate por internet sobre opiniones, simplemente fue, le cortó la cabeza al gigante, con su ejemplo les dijo: “así se hace”, y se volvió a su casa.
Hermano: todo eso que dices que la Iglesia debe hacer, sal y hazlo. Ve a los hospitales, predica el evangelio, entrega tu vida, pon en práctica lo que crees que se debe hacer, ejerce tu ministerio, ama a los imposibles de amar, sé integro, toma responsabilidades, experimenta lo que es que en la intensidad de la batalla las fuerzas desaparezcan. Lo que sea que hayas demandado a los demás, sal y hazlo. ¿Cometerás errores? Sí, sí, seguro que muchos pero:
a) Así se aprende.
b) Ahí te darás cuenta por qué razón otros cometen errores: porque no solo opinaron sobre lo que los demás deberían hacer.
Hermano: enséñanos con tu ejemplo como David.
En la cuarta parte seguiremos, si el Señor lo permite, hablando más sobre la diferencia entre ‘contender por la fe’ y ‘contender sobre opiniones’.

TODOS CONTRA TODOS 4

En esta cuarta parte veremos algunos ejemplos de esas opiniones personales en nuestro campo de batalla.

¡Huye de la hoguera!
A veces me sorprende la seguridad de ciertas personas al afirmar y asegurar su opinión sobre ciertos temas. En algunos casos, abordan discusiones que llevan cientos y cientos de años y a las que muchos hombres han dedicado su vida estudiando seriamente las pruebas, los datos, los idiomas originales, los contextos culturales, sin llegar a ponerse de acuerdo. Pero de pronto estos hermanos, por la lectura de algún artículo en internet o de algún librito explicativo, resulta que ya lo ven con la máxima claridad. Y no sólo eso, sino que ahora corres el riesgo de que, cuando se alejen de ti, te condenen como ‘el nuevo apóstata’ por no ver el asunto con la misma claridad que ellos.

Por supuesto, y nuevamente lo digo, no me refiero a doctrinas bíblicas fundamentales, ni a conductas claramente condenadas en la Palabra de Dios. ¡No!

Tres en uno.
El diablo ha dado vueltas alrededor de nuestro campamento y ha encontrado una manera muy eficaz de debilitarnos. Y en muchísimos casos su gran táctica ha sido la distracción, la división y el inflar nuestro bonito orgullo. Y estos tres han trabajado como una sola herramienta en su mano. De esta manera perdemos cualquier cantidad de tiempo y esfuerzo en temas que no sólo no son centrales y provechosos para nuestra fe, sino que nos van dividiendo en más y más interminables facciones. Y todo esto para alegría y alabanza de nuestro orgullo.

¿Adán tenía ombligo?
Hace muchos años escuché que alguien contaba en tono de broma acerca de una Iglesia que estaba muy unida y esforzándose en su trabajo para el Señor. Hasta que a algún hermano con sueños de “licenciado en divinidades” se le ocurrió preguntar: “Oigan, ¿y Adán tenía ombligo?”. Ya sabes, el ombligo es la marca de que algún día estuviste unido a tu madre en su vientre. Adán no estuvo en el vientre de nadie. Fue creado directamente por el Señor.

De pronto en la Iglesia hubo un gran silencio y caras de preocupación. Hasta que un hermano se acomodó su corbata, subió con mucha seguridad al púlpito y aseguró: “Hermanos, les ruego que no pongan en duda la Palabra de Dios. Tenemos la total certeza de que Adán tenía ombligo”. Para esto alguien que había leído cuanto libro encontró sobre la época de la Reforma y deseoso de constituir una nueva revolución espiritual, gritó: “¡Hey, alto! ¡Eso es blasfemia! Ya lo dijo Lutero, ‘a menos que se me convenza por las Escrituras y por la razón misma, no puedo ni quiero retractarme’. Adán-no-tenía- ombligo”. Vivieron así por dos años sumamente duros hasta que finalmente se produjo lo ineludible: la gran división de los ‘ombliguistas’ y los ‘no ombliguistas’.

Al poco tiempo los ‘ombliguistas’ disfrutaron de lo que ellos llamaban la bendición de Dios por haber estado dispuestos de luchar por la verdad y haberse librado de los aborrecibles ‘herejes’. Pero mientras estaban muy gustosos en una de sus reuniones agradeciendo el no ser como los otros ‘rebeldes’, a un hermano, que recientemente había terminado un estudio extenso sobre si es bíblico el uso de zapatillas, se le ocurrió una gran pregunta: “escúchenme en el nombre de la santísima verdad por favor: ¿el ombligo de Adán era hacia afuera o hacia adentro?”. Aquel día inolvidable se produjo una gran batalla que desembocó en una nueva división: los ‘ombliguistas adentristas’ de los ‘ombliguistas afueristas’.

Ridículo ¿no?
Tal vez parezca ridículo o exagerado. Pero creo que el ejemplo nos puede ayudar a tener cuidado.

Cuando algo te está distrayendo de las verdades esenciales del evangelio, de los mandatos claros de la Palabra por los que un día ciertamente darás cuentas: ¡cuidado! Cuando crees que Dios te está hablando algo que no le ha hablado a nadie en los últimos dos mil años: ¡cuidado! Todas las sectas comenzaron con un ‘gran iluminado’ viendo algo nuevo que nadie más había visto. Y mira cómo le fue a Satanás por huir de la humildad. Cuando lo primero que hablas al encontrarte con algún hermano que acabas de conocer es sobre tus grandes revelaciones sobre tal o cual tema o si enseguida le preguntas si hacen no sé qué cosa que tu Iglesia sí hace y el resto no: ¡cuidado!

Hace unos años conocí a un joven que cada vez que se acercaba a alguien de otra congregación le preguntaba: “¿Quién mató a Jesús?”. Todos respondían o “los romanos” o “los judíos”. A lo que él les decía velozmente: “No: fue Dios quién mató a Jesús”. Este joven había visto un video de Paul Washer que hablaba sobre esto, y por ello, al preguntar y afirmar esto, se sentía un gran erudito en la cúspide del conocimiento.

¿Tú, al acercarte a un cristiano, buscas enseguida ese tema que hace aplaudir a tu orgullo?

Más santo que tú.
Tenemos divisiones de todo tipo y cada uno dice que la unidad con los otros es imposible debido a que ese tema que los separa es ineludible y fundamental.

Unos dicen que es pecado que la mujer use pantalón porque Deuteronomio 22:5 dice: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”. Pero la pregunta es: ¿Qué es lo que marca que una ropa es de hombre o de mujer? En la época de Jesús los hombres no usaban pantalón. En Escocia cierto tipo de falda es una ropa tradicional del rudo escocés. Jesús usaba túnica. Pero había túnicas de mujer y túnicas de hombre. ¿No puede haber hoy en día pantalones de mujer y pantalones de hombre?

Uso este ejemplo pero hay miles.

Unos dicen que la Iglesia debe reunirse en casas y el que lo hace en un local de reunión está fuera de la forma en que se hacía en el Nuevo Testamento (Romanos 16:5; Filemón 1:2), olvidándose que también se reunían en el templo (Hechos 2:46; 5:42). Y al conocerlos sin apenas saber tu nombre te preguntarán: “¿Dónde se reunían los primeros cristianos?” Por el otro lado están los que si te reúnes en una casa dirán que eso no es una Iglesia, olvidándose los otros versículos.

Otros no tolerarán que uses un nombre para la Iglesia y dirán que Pablo prohibió eso en 1 Corintios 3:4. Mientras, se llenan la boca diciendo que ellos son los únicos cristianos verdaderos ya que dicen no tener denominación. Sin darse cuenta que justamente lo que Pablo condenaba en 1 Corintios era el sectarismo y el envanecimiento de creerse el grupo superior al resto: “aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Corintios 3:2).

De tal manera los Corintios se creían parte del grupo de los súper espirituales que creían que ya no necesitaban al mismo Pablo: “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:6-8).

Interminable.
Así podríamos seguir con una lista interminable. Cada uno con sus opiniones, conjeturas, ideas preconcebidas, doctrinas supuestamente no negociables formadas con medio versículo. Cosas que nos pueden hacer sentir muy santos, espirituales y orgullosos de haber alcanzado la nube de un gran conocimiento, de ser parte del grupo selecto del Señor.

Pero la pregunta que debemos hacernos es: la batalla que libramos ¿es la guerra por las verdades fundamentales de la Palabra de Dios, o es una triste consecuencia de nuestro orgullo e inmadurez? Eso que afirmas con tanta seguridad al punto de arriesgarte a causar daño al cuerpo de Cristo ¿está basado claramente en la Palabra de Dios, o es tu opinión? ¿Tu orgullo cuando mencionas tal o cual tema se eleva por las nubes?

¿Un consejo?
Alejate de las distracciones del diablo, deja las discusiones que solo inflan tu ego y destruyen: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” (2 Timoteo 2:16). Y concéntrate más bien en lo que sea genuinamente útil para tu fe y para la de otros: “cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas” (Hechos 20:20).

Insiste en lo que estás seguro que es provechoso: “Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes” (2 Timoteo 2:14). “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” (2 Timoteo 2:23).

Oro con todo mi corazón que podamos entender de verdad el consejo de Pablo a Timoteo: “Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman“ (1 Timoteo 1:5-7).

TODOS CONTRA TODOS 5

Cuán necesario es contender ardientemente por la fe (Judas 3), guardarse de los falsos profetas (Mateo 7:15) y exhortar con toda paciencia y doctrina (2 Timoteo 4:2).

Pero cuan necesario también es saber distinguir entre los que están vestidos de ovejas (Mateo 7:15) y las ovejas genuinas (Juan 10:27).

Es equivocado y además realmente peligroso actuar o reaccionar de la misma manera con los dos. La Palabra de Dios nos exhorta con toda claridad a entender la diferencia. Fallar en esto, puede traer enormes consecuencias.

Por tratar como a ovejas a los que están vestidos de ovejas, muchos lobos destruyen congregaciones enteras con sus delirios (1 Timoteo 6:3,4), fábulas (2 Timoteo 4:3,4) y doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1). En muchos casos nadie hace nada porque Jesús dijo “no juzguéis” (Mateo 7:1). Mientras Jesús, en ese mismo pasaje dijo “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen” (Mateo 7:6). De manera que con los que están vestidos de ovejas y no son ovejas, debemos tener mucho cuidado y conocerles por sus frutos (Mateo 7:15-20).

Pero cuando tratamos a las ovejas del Señor como si fueran lobos vestidos de ovejas también cometemos un grave error. Nuestra actitud debe ser muy diferente con nuestros hermanos.

Diferencias
Entonces, es muy importante saber distinguirlos.

Un falso maestro (2 Pedro 2:1), un falso hermano (Gálatas 2:4), no sólo comete errores, sino que vive en el error. “El que practica el pecado es del diablo” (1 Juan 3:8).

Por el contrario, el nacido de nuevo, se equivoca, puede tropezar, pero no puede llevar una vida practicando el pecado: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9). Y aún cuando se equivoca, se ve la obra de Dios en su arrepentimiento genuino: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:8,9).

El vestido de oveja, al paso de los años, sigue carente de frutos buenos, por la sencilla razón de que “no puede el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:18). No hay un cambio en su vida, sino un triste repetir y repetir lo mismo. Su carácter constante a lo largo del tiempo, sus hábitos, sus invencibles prácticas de pecado y su rebeldía, hablan claramente de que todo su cristianismo es falso.

Por el contrario, en el que ha nacido de Dios (1 Juan 3:9), se ve la obra inimitable del Espíritu, la limpieza del Labrador: “todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2). Su vida solo se puede explicar dándole gloria al que lo salvó: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (Mateo 5:16).

Diferencias con la boca
El falso hermano será el primero en criticar, murmurar, destruir, chismear y calumniar, por la sencilla razón de que no tiene temor de Dios: “Con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal” (Proverbios 16:6). Éste está atado a su necedad: “El que propaga calumnia es necio” (Proverbios 10:18). “La boca del necio es calamidad cercana” (Proverbios 10:14). Por ello, toda su religión no vale nada: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago 1:26).

En cambio, el nacido de nuevo no solo teme a Dios, sino que sabe que debe amar aún a sus enemigos (Mateo 5:44), cuanto más a sus hermanos: “El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1 Juan 3:14). A éste no se le verá como un experto chismoso y conocedor de todos los defectos de los demás, sino más bien como el buen espiritual (Gálatas 6:1) que buscará cubrir a su hermano y a la Iglesia: “tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1Pedro 4:8).

Diferencias ante la Palabra
El obrero fraudulento (2 Corintios 11:13), buscará la fama y el enriquecimiento personal: “por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” (2 Pedro 2:3). Y por tal razón, él predicará lo que sea para ganar clientes: “hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones” (2 Pedro 2:18; leer también Efesios 4:14). Y así uno puede ver que a lo largo de los años no ha parado de enseñar herejías destructoras (2 Pedro 2:1). No sólo es que no tenga clara alguna doctrina de la Palabra, sino que, como falso maestro, deliberadamente enseña falsedades por lucro como Baalam (Judas 1:11) y pervierte el evangelio mismo, constituyéndose así en anatema (Gálatas 1:8).

No así los verdaderos hijos de Dios.

Debemos decir con toda claridad que el más maduro de los cristianos, aun habiendo estado en persona con el mismo Jesús, como es el caso de Pedro, puede equivocarse (Gálatas 2:11-13). Tanto en conducta como en enseñanza. ¿Por qué? Simplemente porque va creciendo.

¿Acaso tú mismo, digamos hace cinco años, no afirmabas cosas que hoy te das cuenta que, o no eran ‘tan así’, o sencillamente no eran así? Pues, del mismo modo que tú, los demás también van madurando y creciendo en el conocimiento de Dios (Colosenses 1:10).

Pero, digámoslo con toda firmeza también, el cristiano genuino no niega las verdades fundamentales de la Palabra: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Juan 1:9).

En el cristiano genuino se puede observar, a lo largo del tiempo, no sólo un amor a la Palabra de Dios: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley!” (Salmo 119:97), sino un anhelo ferviente y visible de hambre y sed de justicia (Mateo 5:6) en el que su gran preocupación es guardar la Palabra. El sabe que así es como muestra su amor al Señor, porque Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23).

Y a la hora de ejercer su ministerio dado por Dios, el verdadero hermano no le dará a la gente lo que quiere, no rascará el oído de sus oyentes con comezón de oír (2 Timoteo 4:3,4), sino más bien buscará ser fiel al Dios que lo llamó: “porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros” (1 Tesalonicenses 2:5,6).

Y sí, aún luchará contra su propio ego y contra su orgullo todo el tiempo, pero la obra de Dios se irá haciendo cada día más y más visible en su vida.

A grandes rasgos
Podríamos decir que estas son, a muy grandes rasgos, algunas diferencias entre las ovejas y los vestidos de ovejas.

En la sexta parte veremos, si el Señor lo permite, la enorme diferencia que debe haber en nuestra relación con unos y otros. Y a los que han estado siguiendo esta serie de artículos les pido por favor que oren por los mismos (Efesios 6:18-20). Tengo una gran carga porque encontremos un equilibrio maduro en toda esta situación de “todos contra todos”.