LA CONFIANZA CRECE CON EL CONOCIMIENTO
"Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: Tú eres mi Dios. Mi vida entera está en tus manos." Salmo 31:14-15 (NVI)
Es fácil confiar cuando todo marcha sobre rieles, en la época de abundancia no hay críticas ni cuestionamientos, se disfruta y en medio de la bondad, declaramos la confianza en Dios porque es bueno; asociamos siempre la bondad de Dios con los bienes materiales que disponemos.
David parece que se suma a esta filosofía y exclama con seguridad, que él confía en Dios. Si leemos sin conocer el contexto, podríamos pensar que la estaba pasando muy bien, y que disfrutaba de una vida placentera. Para sorpresa mía, leí las estrofas anteriores de lo que este hombre había escrito, para saber en que circunstancias lo había hecho. Mientras leía no lo podía creer.
Antes de esta declaración de confianza a toda prueba, este hombre escribió:_ estoy angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, con mi cuerpo!, la vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando. Por causa de todos mis enemigos, soy el hazmerreír de mis vecinos; soy un espanto para mis amigos; de mí huyen los que me encuentran en la calle. Me han olvidado, como si hubiera muerto; soy como una vasija hecha pedazos. Son muchos a los que oigo cuchichear. Hay terror por todas partes. Se han confabulado contra mí, y traman quitarme la vida.
El párrafo del salmo es literal. ¿Cómo puede un hombre tan golpeado y traicionado decir que confía en Dios y que su vida está en sus manos? Por mucho menos, yo me desaliento, me enojo y flaquea mi confianza en Dios, alcanza con un par de problemas combinados, para que comience a declinar mi fe. ¿Cuál es tu límite? ¿Con cuantos problemas comenzas a ser incrédulos?
David nos deja un ejemplo impresionante de confianza. No se cuan graves son tus problemas o cuantos son, pero seguramente, no serán tantos como los de David. A pesar de tantas contras, dolores y angustias, este hombre podía decir que él confiaba en Dios, porque lo conocía. Sabía quien es Dios y por eso descansaba confiado.
¿Te cuesta hoy confiar en Dios? En lugar de mirar tus circunstancias, vuelve a estudiar quien es Él.
Reflexión– La confianza crece con el conocimiento.
Autor: Daniel Pérez Cliffe.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario