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Era el año 1828 en la ciudad de Santa Fe de Bogotá. Hubiera preferido mil veces permanecer callada, pero se veía obligada a romper su silencio. Así que mojó la pluma en la tinta y comenzó a escribirle a su esposo británico una carta que resultaba difícil por su franqueza, pero que a la vez era fácil porque le salía de las entrañas: «¡No, no, no más, hombre, por Dios! ¿Por qué hacerme usted escribir, faltando a mi resolución? Vamos, ¿qué adelanta usted, sino hacerme pasar por el dolor de decir a usted mil veces no? Señor, usted es excelente, es inimitable; jamás diré otra cosa sino lo que es usted. Pero, mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de usted, sería nada. »...Yo sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree usted menos honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ... »Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa: en el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra no... Allá todo será a la inglesa, porque la vida monótona está reservada a su nación.... El amor les acomoda sin placeres; la conversación, sin gracia, y el caminado, despacio; el saludar, con reverencia; el levantarse y sentarse, con cuidado; la chanza, sin risa. Éstas son formalidades divinas; pero yo, miserable mortal, que me río de mí misma, de usted y de estas seriedades inglesas, ¡qué mal que me iría en el cielo!»1 ¿Cómo se explica que la patriota quiteña Manuela Sáenz tuviera semejante concepto del cielo? ¿Acaso influyó en ella el tiempo que pasó encerrada en los claustros del convento de monjas de Santa Catalina? Allí la inquieta joven de diecisiete años no tardó en rebelarse contra la rutina, las reglas y las restricciones monásticas. Tal vez pensara que el cielo era como ese monótono convento.2 Lo cierto es que aquella esposa del doctor James Thorne y amante del general Simón Bolívar, al igual que los saduceos en tiempos de Jesucristo, desconocía las Escrituras y el poder de Dios. En el mundo venidero —les dijo Jesús—, los hijos de Dios «no se casarán ni serán dados en casamiento, ni tampoco podrán morir, pues serán como los ángeles.»3 Con esas palabras Cristo dio a entender que el poder de Dios es tal que el cielo superará a la tierra en todos los sentidos. Lejos de lo que pensaba Manuelita, allá la vida no será aburrida sino divertida. Allá nuestras atracciones no serán fatales sino providenciales, nuestras relaciones no serán sexuales sino sobrenaturales, y nuestros amores no serán sensuales sino extrasensoriales, porque allá nuestra naturaleza no será humana sino sobrehumana, nuestro cuerpo no será mortal sino inmortal, y nuestro organismo no será limitado sino glorificado. Lo irónico del caso es que a la Libertadora del Libertador le pudo haber ido de lo mejor en el cielo, pues no hay mayor libertad que la que allí nos espera. | ||||||
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miércoles, 24 de diciembre de 2014
EL MUNDO ESTÁ EQUIVOCADO: SÍ EXISTE UN HERMOSO Y BELLO CIELO. DIOS LO HA PROMETIDO.
VIVIR SIN ALIMENTOS FÍSICOS ES PELIGRO DE MUERTE; TAMBIÉN VIVIR SIN ALIMENTOS ESPIRITUALES ES PELIGRO DE MUERTE ETERNA.
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Padecía de una enfermedad extraña, que tenía un nombre también extraño: Síndrome de Polipéptido Intestinal Vasoactivo. En otras palabras, era alérgico a toda comida. No podía ingerir ninguna clase de alimento. De hacerlo, sufriría terribles calambres y dolores intestinales. Desde su nacimiento hasta su muerte, lo alimentaron por vía intravenosa. Sin embargo, creció hasta medir dos metros de alto y pesar noventa y cinco kilos. Pero a los veinte años de edad, la vida anormal de Jason White, de Texas, Estados Unidos, hizo crisis. Una mañana el joven amaneció muerto. Vida extraña la de ese joven. Nunca comió dulces ni chocolates. Nunca ingirió frutas. Nunca probó ninguna carne, ni verduras ni pastas. Nunca se sentó a una mesa llena de sabrosas vituallas. Las delicias de la buena mesa no se habían hecho para él. O quizá él no estaba hecho para ellas. Gozó de muchos placeres en la vida, pero no el de la comida. Esto mismo les ocurre, aunque en forma diferente, a muchas personas. Académicamente, hay muchos que pasan la vida entera sin alimentar su intelecto con las maravillas de la literatura. A éstos los llamamos analfabetos. Ya sea por injusticia o por desgracia, o simplemente por dejadez, nunca asistieron a una escuela. Y la maravilla y el deleite del lenguaje escrito no los disfrutaron ellos. Moralmente, hay muchos que pasan la vida entera sin alimentar su alma con algún sentimiento bueno. Nunca beben ni comen de la justicia, de la decencia, de la moralidad, de la vida sana. Pueden comer de todo, pero de un sentimiento noble o de un pensamiento honesto, jamás se alimentan. Espiritualmente, hay muchos que jamás dan a su corazón la única comida que alimenta el alma: la Palabra de Dios. Pueda que se alimenten de la literatura que circula por todo el mundo. Pueda que beban todas las filosofías inventadas por el hombre. Y pueda que prueben cuanta religión moderna los confronte. Pero nunca leen la Biblia. Éstos llegarán al fin de su vida ahítos de todo lo comestible que este mundo puede darles, tanto para alimentar el cuerpo como el intelecto. Pero su alma quedará al final anémica, raquítica, en absoluta inopia espiritual. Quedarán muertos, doblemente muertos. La Biblia es el Libro de Dios para toda la humanidad. Es la única fuente del conocimiento de Cristo, la única que puede dar vida plena. Leamos la Biblia. Ella nos dará la fuerza espiritual sin la cual morirá nuestra alma. |
LOS DOS LIBERTADORES: EL GENERAL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR Y EL UNIGÉNITO HIJO DE DIOS EL LIBERTADOR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
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(Aniversario de la Muerte de Simón Bolívar) «Mi respetada y desgraciada señora:... Con el sentimiento del más vivo dolor... dejé al Libertador el día 16 en los brazos de la muerte.... Lloro... la muerte del Padre de la Patria, del infeliz y grande Bolívar, matado por la perversidad y por la ingratitud de los que todo le debían.... Ojalá el cielo, más justo que los hombres, echase una ojeada sobre la pobre Colombia, viese la necesidad que hay de devolverle a Bolívar e hiciese el milagro de sacarlo del sepulcro....» Así rezaba la fatídica carta del fidelísimo general Péroux de Lacroix que le comunicaba a Manuela Sáenz la muerte de su amante el 17 de diciembre de 1830. En aquel aciago día comenzó a agonizar también la «Libertadora del Libertador». Su primer impulso al recibir la noticia fue suicidarse. La grandeza de su pasión reclamaba un desenlace ardiente y mortal, así que se dirigió en seguida de Bogotá a Guaduas, donde dispuso que una víbora la mordiera. Afortunada y desafortunadamente, los alarmados habitantes del pueblo le salvaron la vida, obligando a la quiteña a tomar bebidas alcohólicas calientes y otras pócimas que le restablecieron la salud a los pocos días. Bolívar había herido profundamente a Manuela sin pronunciar palabra alguna. Ni siquiera la había mencionado en su testamento ni había dejado una última palabra para ella, tal vez debido al silencio absoluto que le había impuesto su confesión sacramental el día 10 de diciembre en su lecho de muerte.1 Fueron de veras desdichados los últimos años de la vida de Manuela. De eso no cabe la menor duda. En cambio, lo que sí ha quedado en tela de juicio es si el error más grande que cometió fue el de poner toda su esperanza en la vida del heroico Libertador. Lo cierto es que esta duda no se despeja examinando los méritos de Bolívar como hombre ni su visión del futuro del continente americano. Se resuelve más bien reconociendo que el Libertador en quien debió haber puesto toda su esperanza del futuro no era Simón Bolívar, el Padre de la Patria, sino Jesucristo, el Hijo de Dios. Al igual que Bolívar, Cristo murió por causa de «la perversidad y por la ingratitud de los que todo le debían». Pero en el caso de Cristo, el cielo —más justo que los hombres— se fijó en la pobre humanidad y vio la necesidad que teníamos de que ese Libertador espiritual no sólo muriera para darnos vida abundante sino que resucitara para darnos vida eterna. En otras palabras, el Padre celestial hizo el milagro de sacar del sepulcro al Hijo para que nosotros no sintiéramos el impulso de acompañarlo en una muerte temprana sino el de seguirlo en una resurrección segura.2 La carta providencial que nos comunica esa feliz noticia es la Biblia. No optemos por dejarnos morder de Satanás, esa serpiente antigua que nos quiere matar y destruir.3 Permitamos más bien que Dios, el Autor y Protagonista Principal de la carta, nos salve la vida ahora y para siempre. Después de todo, en su testamento ha dispuesto que figuremos como herederos de la gloria futura.4 | ||||||||
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APRENDAMOS A ASOCIAR CORRECTAMENTE LAS PALABRAS.
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Un profesor de psicología les dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras. Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera cada palabra. Por ejemplo, si decía «conversación», podían escribir «teléfono» o «diálogo». Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente interesantes. La palabra era «Navidad». Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento. La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino. Muy pocos de nuestros pensamientos abordan lo religioso. Hablamos con vehemencia en contra del materialismo. Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo. Nos enojamos cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Y sin embargo guardamos muy poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de una exigencia social. Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia, pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad, mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a Dios. Así que aquellas asociaciones con la palabra «Navidad» revelan algo que se expresa en todas las facetas de nuestra vida. Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, «conversación», habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros. Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo, reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios. Él está esperando que respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el verdadero sentido de la Navidad. |
martes, 23 de diciembre de 2014
UN REGALO DE NAVIDAD MUY ESPECIAL.
UN REGALO DE
NAVIDAD MUY ESPECIAL.
UN REGALO
ESPECIAL.
Por Carlos
Rey.
Desde la
muerte de su padre tres años antes, la familia de Roberto había luchado por
subsistir. A pesar de los esfuerzos de su mamá, nunca había suficiente para
todos. La pobre mujer trabajaba el turno de la noche en el hospital, pero lo
poco que ganaba no le alcanzaba para más que lo estrictamente necesario.
Lo que le
faltaba en lo material a la familia de Roberto, lo compensaba en amor y unidad
familiar. Tanto sus dos hermanas mayores como su hermana menor ya le habían
hecho a su mamá un lindo regalo de Navidad.
«No era
justo», pensaba Roberto, que tenía apenas seis años de edad. Ya era Nochebuena,
y él no tenía absolutamente nada que darle a su mamá.
Procurando
contener las lágrimas, se encaminó hacia la calle donde él había visto tiendas.
Pasó por una tienda tras otra y contempló las vidrieras decoradas. Cada una
mostraba regalos que él jamás podría comprar.
Al caer la
noche, Roberto se dio vuelta, cabizbajo, para volver a casa, y notó de pronto
el reflejo del sol poniente en una moneda que brillaba en la acera. ¡Nadie
jamás se sintió tan rico como Roberto al recoger esa moneda!
Con su nuevo
tesoro en la mano, entró alegre en la primera tienda que vio. Pero su ánimo
decayó tan pronto como el vendedor le explicó que allí no podía comprar nada
con una sola moneda.
Así que fue
a una florería que vio en frente, e hizo cola detrás de unos clientes. Cuando
le llegó el turno a Roberto, el dueño del establecimiento le preguntó.
—¿En qué
puedo servirle, jovencito?
Roberto le
mostró la moneda y le preguntó si eso le alcanzaba para comprar una flor para
su mamá como regalo de Navidad. El comerciante lo miró con ternura, se agachó
para estar a su nivel y le dijo:
—Espera aquí
un momento, que voy a ir a ver si hay algo que pueda servirte.
Ante el
asombro de Roberto, el dueño regresó al rato con una docena de rosas rojas con
hojas verdes y florecitas blancas atadas con un lindo lazo plateado.
—Ahora sí me
puedes dar la moneda que tienes en la mano, jovencito —le dijo el hombre—.
Imagínate que tenía estas rosas a un precio rebajado, ¡la docena por una sola
moneda! ¡Menos mal que llegaste a tiempo para comprarlas; si no, nadie hubiera
aprovechado esta magnífica oferta!
Roberto le
dio las gracias y le pagó, dando saltos de alegría por dentro. El hombre le
abrió la puerta y, mientras el emocionado niño salía con su docena de rosas, le
dijo: «¡Feliz Navidad, hijo!»
Más tarde el
conmovido dueño le contó a su esposa lo sucedido:
—Esta
mañana, antes de abrir el local, percibí como que una voz me decía que apartara
una docena de mis mejores rosas para un regalo especial. No sabía por qué, pero
lo hice. Luego, antes de cerrar, un niño entró con la intención de comprarle a
su mamá una flor con una sola monedita. Ese niño era como yo hace muchos años.
Yo tampoco tenía nada con qué comprarle un regalo de Navidad a mi madre. Pero
un desconocido me vio en la calle y me dijo que sentía que debía darme dinero.
¡Era más que suficiente para comprarle un regalo a mamá!
»Cuando vi a
ese niño esta noche, supe de Quién era esa voz, así que fui y le arreglé
aquellas rosas.
Lo cierto es
que el dueño de aquella florería las estaba arreglando para Jesucristo mismo,
el que cumplía años. Pues fue Cristo quien dijo: «Les aseguro que todo lo que
hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.»1
1 Mt 25:40
lunes, 22 de diciembre de 2014
LA LEYENDA DE NASUK Y LA REALIDAD DE JESUCRISTO.
UNA LEYENDA QUE REPRESENTA UNA ANALOGÍA CON JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS.
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EL ES HOMBRE Y EL ES DIOS.Cuando salió a andar en busca de agua, no estaba comprometida con nada ni con nadie. No intentaba otra cosa que encontrar agua aquella encantadora muchacha del pueblo de los nivaklé. Pero se encontró más bien con un árbol robusto, llamado Nasuk. Fue tan grande la atracción del árbol, que ella sintió que la estaba llamando. No pudo ni quiso resistirlo, sino que lo abrazó apretando el tronco con todo el cuerpo, y clavó las uñas en la corteza, hasta que sangró. Cuando por fin lo soltó, se despidió de él, desconsolada, con estas palabras: «¡Cómo quisiera, Nasuk, que fueras hombre!» Cuentan los indígenas de esa región que Nasuk, el guayacán, se hizo hombre y salió en busca de ella. Y no se dio por vencido hasta que la encontró, le mostró la marca de las uñas en la espalda y se tendió a su lado.1 Si hay algo que «nos suena» de esta ingeniosa leyenda de los nivaklé, no será por nada. Lo que hizo aquel guapo guayacán se asemeja bastante a lo que nos narra la historia sagrada que hizo el admirable Hijo de Dios. Ambos se encarnaron —se hicieron hombres— porque sólo así podrían identificarse con el objeto de su amor. Sólo así podrían probarle su amor y estar a su lado para siempre. Pero hay algo sumamente importante que distingue al uno del otro. El guayacán no parece haber tenido otra intención que la de pasar el resto de su vida aquí en la tierra con su amada, mientras que el Hijo de Dios vino para dar su vida por la suya aquí en la tierra, y así poder estar con ella en el cielo por toda la eternidad. Nuestro Nasuk divino recibió el nombre de Emanuel, es decir, «Dios con nosotros», precisamente porque vino para eso: para estar con nosotros, que somos su amada. Si Jesucristo no se hubiera hecho Hijo del hombre, no habría podido cumplir su misión de buscar y salvar lo que se había perdido.2 Una vez que nos encuentra, nosotros, que estamos perdidos buscando agua que sacie nuestra sed espiritual, encontramos en Él una fuente inagotable de agua. Si bebemos de esa agua, no volvemos a tener sed jamás, sino que dentro de nosotros esa agua se convierte en un manantial del que brota vida eterna.3Sabemos que la vida que nos ofrece es eterna porque Él no sólo sangró y murió por nosotros, sino que resucitó para estar con nosotros hasta el fin del mundo.4 Y sabemos que resucitó porque, mediante los ojos de la fe que le faltó al apóstol Tomás, podemos ver la marca de los clavos en sus manos.5 Y no podemos dejar de exclamar agradecidos: «¡Cuánto me alegro, Emanuel, que te hiciste hombre!» | ||||||||||
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viernes, 12 de diciembre de 2014
LAS ORACIONES EFICACES DE LA IGLESIA.
LAS
ORACIONES EFICACES DE LA IGLESIA.
ORACIONES
EFICACES DE LOS JUSTOS.
Os ruego,
hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me
ayudéis orando por mí a Dios. Romanos 15:30.
Pablo
confiaba en que sería librado gracias a las oraciones de los santos, sin que
importara cuál prueba estuviera soportando. Creía en la voluntad soberana y en
el propósito de Dios, y sabía que Él haría que se cumplieran sus propósitos en
concierto con las oraciones de sus hijos. También sabía que "la oración
eficaz del justo puede mucho" (Stg. 5:16). Así como el amor y las
oraciones de los santos en el primer siglo ayudaron tanto a Pablo, las
oraciones que usted hace por sus líderes espirituales también los ayudarán.
1. EL
LIDERAZGO PIDE APOYO DE LA IGLESIA.
2. ES UN
RUEGO:
3. TODAS LAS
NECESIDADES.
4. LA
ORACIÓN DE LOS JUSTOS.
5. LAS
PRUEBAS DE LA IGLESIA.
6. CREER EN
LA VOLUNTAD SOBERANA DE DIOS.
7. UNA
ORACIÓN TRINITARIA: AL PADRE, AL HIJO, AL ESPÍRITU SANTO.
8. PABLO
CREÍA EN EL AMOR, LA UNIÓN DE LA IGLESIA Y LAS ORACIONES.
9. LA
ORACIÓN COMO UNA AYUDA.
10. ORAR POR
LOS LÍDERES, LOS MINISTERIOS, LOS GOBERNANTES, LA IGLESIA, NUESTRA CIUDAD, POR
LOS INCRÉDULOS, LOSOPONENTES, LOS ENEMIGOS.
11. ORAR POR
LA MISIÓN, LA VISIÓN: UN TEMPLO, NUEVOS CREYENTES, NUEVOS LÍDERES Y
SOSTENIMIENTO DE LA OBRA.
UNA VIDA MALGASTADA POR EL PECADO NOS LLEVA A UNA RUINA PERMANENTE Y A UNA MUERTE ETERNA.
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La oportunidad se presentó en bandeja. Un millón ochocientos cincuenta mil dólares no son un bocado despreciable, sobre todo si es fácil apoderarse de ellos y los riesgos son mínimos. La tentación era demasiado grande. Así que Jorge Manuel Bosque, joven empleado del Banco de Reserva de San Francisco, California, tomó el dinero y se apoderó de él. Debía llevarlo del aeropuerto al banco. Pero Jorge Manuel desapareció por completo, y con él, el dinero. Lo arrestaron quince meses más tarde cuando le quedaban sólo cien dólares. Había derrochado todo el dinero robado: un millón ochocientos cincuenta mil dólares. Estuvo preso seis años. A los once años de haber perpetrado aquel robo, Jorge Manuel murió en un hotel de San Francisco, víctima de una sobredosis de droga. Al margen de la manera delictiva en que obtuvo el dinero, este hombre es un ejemplo de lo fácil que es derrochar todo lo que se tiene. Se apoderó de casi dos millones de dólares. Durante quince meses hizo las compras más absurdas. Tiró el dinero por todos lados. Realizó paseos y fiestas extravagantes. Cuando salió de la cárcel, derrochó todo lo que le quedaba: su salud, su mente y el resto del dinero con el que comenzó su nueva vida. Cayó en el pozo de la decadencia y se entregó a las drogas. Y las drogas acabaron con su vida. Lo hallaron muerto en su habitación en un hotel, y nadie se presentó para pedir su cuerpo. Muchas personas como Jorge Manuel Bosque derrochan todo lo que tienen, incluso pertenencias que han obtenido honradamente y que en sí son sanas. Como que no perciben el valor de las cosas. Lo peor de todo es que malgastan los años de vida que Dios les ha concedido. Tales personas nunca se acuerdan de Dios, y cuando llegan al día final, tratan desesperadamente de encontrarlo. No es sino hasta entonces que caen en la cuenta de que el peor de los derroches es malgastar los años de vida sin tener a Jesucristo, el Hijo de Dios, como su Señor y Salvador. La vida humana no es muy larga. Sigue su curso, y luego se acaba. Contamos, a lo sumo, con setenta, ochenta o noventa años para realizar todo lo que podamos. Después de eso, toda puerta queda cerrada. ¿Por qué no coronamos hoy mismo a Jesucristo como Rey de nuestra vida? No derrochemos ni un solo día más de nuestra efímera existencia. El tiempo se va, las oportunidades se esfuman, y tan sólo aprovechamos lo que logramos en el presente. Hoy es el día de salvación. Ahora es cuando tenemos que decidir. No dejemos pasar esta ocasión sin entregarnos a Cristo. Este es el momento más importante de nuestra vida. |
martes, 9 de diciembre de 2014
¿ QUÉ SIGNIFICA VERDADERAMENTE LA NAVIDAD?.
¿ QUÉ
SIGNIFICA VERDADERAMENTE LA NAVIDAD?.
Si quitamos
a Jesús de la Navidad; simplemente llega hacer otro día festivo. No permitas
que en esta navidad, después de haber asistido a las Noches navideñas, abrir regalos e intercambiado buenos deseos,
regreses a la rutina sin que haya cambiado tu perspectiva de la vida.
DESCUBRA
4 RAZONES SOBRE EL VERDADERO SIGNIFICADO
DE LA NAVIDAD. Muchas veces nos enfocamos en aspectos de la vida que son
intrascendentes y no nos damos cuenta de lo que en realidad tiene valor. Los
ojos se desvían con los reflejos de lo que superficialmente se ve, pero no hay
manera de ver con los ojos lo que hay en el corazón.
1. POR LOS
NOMBRES: Jesús, Josué= Salvador.
Emanuel=
Dios con nosotros; Dios se hizo uno de nosotros.
2. POR SU
ETERNIDAD: Dios Consejero Admirable= Consejero Personal.
Dios Fuerte=
Dios Poderoso, Vigoroso.
Dios Padre
Eterno: Dios que nos Perdona, Adopta y Protege.
Dios Príncipe
de Paz= Dios Pacífico, nos ofrece Equilibrio.
3. EL PRIMER
AMOR EN LA NAVIDAD ES JESÚS.
No pierdas
tu primer amor.
Hoy es un
buen día para arrepentirnos, confesar nuestro pecado, volver a los brazos de
nuestro Padre Celestial y comprometernos a servirle como Él se merece. Dejemos
de enfocar nuestra vista en las cosas de este mundo que son pasajeras, que
nuestro objetivo sea la eternidad y nuestra prioridad vivir en santidad. Nuestro
Objetivo es Jesucristo.
4. EL MOTIVO
DE LA NAVIDAD ES EL SALVADOR. JESUCRISTO EL SEÑOR.
Durante el
frenesí de fiestas y compras en diciembre, fácilmente podemos olvidar el
verdadero significado de la celebración de Navidad: “Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él
cree no se pierda, más tenga vida eterna.” ¿Qué está haciendo hoy para guiar a
otros a Jesucristo, ¿quién es la verdadera razón de la Navidad?.
domingo, 7 de diciembre de 2014
DIOS NOS ESCOGIÓ DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.
DIOS NOS
ESCOGIÓ DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.
“Según nos
escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de Él” (Efesios 1:4).
¿Sabía que
Dios le escogió a usted antes de la fundación del mundo? Eso sí es “doctrina
antigua”, ¡nada hay más antiguo que eso! Antes de que hubiera árboles,
montañas, pájaros, flores y abejas, Dios lo escogió a usted para que fuese uno
de sus hijos. Charles Haddon Spurgeon, el famoso evangelista, solía decir:
“Dios ciertamente debió haberme escogido antes de que yo viniera al mundo,
porque nunca me hubiera escogido después.” Eso significa que usted y yo no
podemos tener ningún crédito en nuestra salvación. Primera Juan 4:19 dice:
“Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.”
Alguien le
preguntó a un niñito: “¿Has encontrado al Señor?”, y el pequeño respondió: “¡No
sabía que Él estaba perdido!” Cuán milagroso es que Dios nos haya escogido,
porque si fuera por nosotros mismos, nunca le hubiéramos escogido a Él.
Aunque la
“elección” es un misterio divino, puede traer gran seguridad al corazón del
creyente. Permita que la Palabra de Dios le enseñe aún más lo que significa
“ser escogido”. Le invitamos a leer: Mateo 20:16; Así, los primeros serán
postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más pocos
escogidos.
Mateo24:22; Y
si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados.
Lucas 10:20; Pero no os regocijéis de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos
en los cielos.
Juan 6:37-40; Mas os he dicho, que aunque me
habéis visto, no creéis.
6:37 Todo lo
que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
6:38 Porque
he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió.
6:39 Y esta
es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
6:40 Y esta
es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en
él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Romanos 8:28-39; Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.
8:29 Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos.
8:30 Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
8:31 ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que
no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
8:35 ¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
8:36 Como está
escrito:
Por causa de
ti somos muertos todo el tiempo;
Somos
contados como ovejas de matadero.
8:37 Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
8:38 Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
8:39 ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
1 Corintios 1:26-31; Pues mirad, hermanos,
vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos
poderosos, ni muchos nobles;
1:27 sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
1:28 y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es,
1:29 a fin
de que nadie se jacte en su presencia.
1:30 Más por
él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención;
1:31 para
que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Efesios 1:9-11. Dándonos a conocer el misterio
de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
1:10 de
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
1:11 En él
asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito
del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
y 2 Timoteo 1:9-10. Quien nos salvó y llamó
con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos,
1:10 pero
que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,
el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio,
viernes, 5 de diciembre de 2014
LOS DOS CONTRASTES MÁS GRANDES PARA EL SER HUMANO: MUERTE-VS-VIDA.
LOS DOS
CONTRASTES MÁS GRANDES PARA EL SER HUMANO: MUERTE-VS-VIDA.
“Porque la
paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro” - (Romanos 6:23).
“En Cristo”
es una pequeña frase, pero es la llave que abre la puerta del más grande tesoro
jamás conocido. Verá, todo lo que le sucedió a Cristo, le sucedió a usted
también. Cuando Él fue crucificado,
usted fue crucificado; cuando lo enterraron, usted asimismo fue enterrado, y
cuando Él resucitó, usted igualmente resucitó, porque Cristo actuó por
usted. “Más por Él estáis vosotros en
Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención” (1 Corintios 1:30).
Un hombre
nunca estará totalmente seguro, hasta que esté en Cristo. Alguien pregunta:
“¿Qué, si pierde la salvación?” Eso no le puede pasar a alguien que está en
Cristo. No sólo Él nos sostiene, sino que “estamos en Él.” La seguridad no está
en lugar llamado “cielo”, sino en una persona llamada “Jesús.”
Hoy deseo
que usted comparta Romanos 6:23 con cinco personas. Comience orando ahora mismo
para que Dios le muestre quiénes son esas personas, y pídale que le dé la
valentía para compartir.
Mi primer
Oración es por: un vecino, que se está en problemas.
Mi segunda
Oración es por: un hermano apartado, que se está en el alcoholismo y la
drogadicción.
Mi tercer
Oración es por: un conocido, cuya orientación sexual no es la más adecuada.
Mi cuarta
Oración es por: un amigo que no trata a la familia en forma correcta.
Mi quinta Oración es por: un amigo que no conoce
a Cristo y la Salvación
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