lunes, 14 de mayo de 2012

LA MEDICINA DEL CORAZÓN ALEGRE

LA MEDICINA DEL CORAZÓN ALEGRE
¿Recuerdas algún momento cuando estuviste realmente enfermo? ¿Ya sea que se tratara de un dolor de cabeza insoportable o del estómago revuelto, la medicina correcta obró maravillas. ¿Pero cuál es el remedio para un corazón destrozado o para un sueño hecho pedazos? No deja de ser interesante que la Biblia sí habla de una cura espiritual para las decepciones de la vida. Podría llamársela «la medicina del corazón alegre». «El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos» (Proverbios 17:22).
Este versículo echa un vistazo realista a las dificultades de la vida. «Un corazón alegre» es un regocijo interior producido por la fe que afecta lo que pensamos, las decisiones que tomamos, y a la larga, cómo nos sentimos. Es tener la voluntad de dar las gracias en las pérdidas o ganancias de la vida. Es «buena medicina» porque tiene un efecto positivo en cuanto a cómo percibimos y experimentamos la vida y restaura nuestra salud espiritual.
Pero el versículo continúa observando cómo un espíritu herido que ha quedado sin ser atendido puede llegar a la desesperación. El «espíritu quebrantado» puede aplicarse a experiencias dolorosas que nos paralizan grabadas en nuestros recuerdos. Son los fracasos y las heridas emocionales pasadas que inhiben nuestras elecciones ahora. Estas ideas negativas pueden «secar los huesos». Esto es, pueden minar las energías que nos dan la vitalidad, que nos alimentan y nos sostienen en nuestro andar con Dios. Entonces, ¿cómo «tomamos nuestra medicina»? He aquí varias sugerencias:
- Aprende a alabar a Dios, dondequiera que estés (1 Tesalonicenses 5:16).
- Dale gracias a Dios por las circunstancias que te rodean, incluso a pesar de cómo sean éstas (1 Tesalonicenses 5:17).
- Encuentra un lugar y día apropiado para lamentarte y para recuperarte de la pérdida (1 Reyes 19:1-10). Pero toma ese día, y luego deja este asunto en las manos de Dios.
- Preséntale tus heridas a Dios para que te sane en oración (Isaías 53:5; 2 Corintios 1:3-5).
- Cura tus heridas, exponiéndote a diario a la Palabra de Dios, ella te transformará y te hará sabio (Salmo 19: 7- 119:98 – Romanos 12:2)
- Trata de ver lo bueno en una situación negativa (Filipenses1:12-14).
- Sé un canal de bendición a los demás (Efesios 2:10; Filipenses 2:3-4).
¿Te sientes enfermo por las decepciones, heridas, fracasos, relaciones rotas, etc? Toma tus medicinas y recuerda que tener un «corazón alegre», siempre es una buena medicina para el alma.


LA PALABRA DE DIOS Y SUS OBRAS NOS DEBEN LLEVAR A DECLARAR QUE TENEMOS UN DIOS QUE ES MUY PODEROSO Y QUE ESTÁ DE NUESTRO LADO EL SALMISTA LO DICE EN EL SALMO 19.




 1  Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.  2  Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría.  3  No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.  4  Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;  5  Y éste, como esposo que sale de su tálamo, Se alegra cual gigante para correr el camino.  6  De un extremo de los cielos es su salida, Y su curso hasta el término de ellos; Y nada hay que se esconda de su calor.  7  La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.  8  Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.  9  El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.  10  Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.  11  Tu siervo es además amonestado con ellos; En guardarlos hay grande galardón.  12  ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.  13  Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.  14  Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. 

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