“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice…” Ap. 2:2-7
¿Por qué la pasión espiritual desaparece fácilmente? Cuando conocimos el amor de Dios por primera vez, pasábamos horas pensando en Él, estudiando Su Palabra y diciéndoles a los demás lo mucho que Él significaba para nosotros. Luego sucede, que por nuestros ocupados horarios y en especial por deseos personales, lentamente se apaga nuestra pasión y cambiamos valores, olvidando al Señor Jesucristo. Nuestro anhelo de Jesús y nuestro estudio de Su carácter y Su Persona se convierten en un vistazo ocasional. Sus bendiciones diarias se nos hacen comunes, oramos como una rutina más y no valoramos, ni nos apoyamos en Sus promesas. ¡Sin duda el objeto de nuestro amor y nuestros valores han cambiado!
La iglesia en Efeso luchó por mantener su pasión espiritual. Por medio de Juan, Jesús quiso ayudarlos a restaurar y mantener su amor y celo por Él. Aunque elogió a esta iglesia por su obra, Jesús vio que sus miembros habían abandonado su primer amor, es decir lo habían dejado a Él (Ap. 2:4).
Los efesios habían perdido su pasión espiritual por Jesús, su amor por Él se había convertido en una ortodoxia fría y mecánica. Habían permitido que el sigiloso virus destructivo de la religión y el mucho que hacer, entraran en sus corazones. Estas cosas habían robado el amor que una vez habían reservado sólo para el Señor.
Te pregunto: ¿Has permitido que algo te robe la pasión? ¿Han cambiado tus valores? ¿Has abandonado al Señor y Su Palabra? Si es así, todavía tienes tiempo, tu pasión por Él puede restaurarse y mantenerse cuando constantemente recuerdas Su sorprendente amor demostrado en el Calvario. Arrepiéntete de tus actitudes pecaminosas, poco amorosas y hasta indiferentes hacia Cristo. Acércate a Él, búscale con todo tu corazón, invierte tiempo en tu devocional y en oración. Si renuevas tu compromiso con el Señor Jesús, su gozo y paz te inundarán.
Reflexión: La devoción a Jesús es la clave a la pasión espiritual.
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