El Gran Apacentador Y Sus Apacentadores
Como pastor apacentará su rebaño. . . –Is. 40:11
Como pastor apacentará su rebaño. . . –Is. 40:11
Hno. Juan con Maria
Tu pastor Jesús -- que vive dentro de ti -- es uno que hace la paz. El desea que tú también seas un hacedor de la paz.
Isaías dijo proféticamente que Cristo es el Gran Apacentador. Es el que aquieta a su rebaño y que quita el temor. Es el que perdona. Es el que guía con confianza sabiendo que todo saldrá bien.
Cuando Jesús es tu Pastor, no hay nada de qué preocuparse. Aun cuando has sufrido una injusticia, no hay necesidad de enojarte o de entregarte al resentimiento. El está obrando su plan perfecto en tu vida, y siempre traerá el bien, aun cuando has sido tratado injustamente (Ro. 8:28).
El añora por tu confianza para gobernar tu corazón, tu hogar, tu iglesia y aun tu país (Col. 3:15). Él te ha escogido para ser su instrumento para que eso ocurra.
¿Has oído el relato acerca de la Noche Buena durante la primera guerra mundial? Los Alemanes y los Ingleses estaban en plena guerra, el uno contra el otro. Se encontraban separados por una brecha de menos de 50 metros en una batalla feroz. Durante varios días gran cantidad de soldados habían muerto.
De repente, al llegar la media noche del 24 de Diciembre, los Ingleses se dieron cuenta que los Alemanes habían dejado de utilizar sus armas. Más bien los Ingleses comenzaron a ver velas prendidas que se suspendían de las trincheras enemigas y de pronto se escuchó la entonación del lado Alemán del afamado villancico “Noche de paz, Noche de amor. Todo duerme en derredor. Entre sus astros que esparcen su luz. Bella anunciando al niñito Jesús. Brilla la estrella de paz, brilla la estrella de paz”.
Al principio los Ingleses pensaron que era un truco del enemigo, pero cuando el primer soldado Alemán levantó las manos en alto dejando su fusil en tierra y se paró en la trinchera, los Ingleses se dieron cuenta que algo nuevo estaba pasando. De pronto otros hicieron lo mismo. Ellos dejaron sus armas y salieron de la trinchera y dentro de minutos cientos de soldados de ambos lados se reunieron en ese espacio entre los dos ejércitos. Se abrazaron en celebración y de pronto estaban entonando juntos los cánticos en armonía. ¡Paz en la tierra!, ¡Feliz Navidad!
Todo empezó con un soldado.
Te pregunto hoy ¿Por qué no eres como ese soldado? ¿Por qué no deponemos nuestras armas? Dejemos de pelear entre nosotros. Dejemos de pagar mal por mal. Más bien seamos los primeros en humillarnos y de perdonar y más bien orar por los que se oponen a nosotros. Imitemos más a Jesús añorando la unidad (Jn. 17:20-21).
Él es nuestro todo poderoso y misericordioso Príncipe de paz. El calma el mar cuando viene la tormenta y en forma callada obra su perfecta voluntad en cada uno de nosotros.
Mostremos al mundo que somos los verdaderos seguidores del Señor. Cuando su paz realmente reina en ti, sana a los que están en tu entorno. Verás a otros seguir tu ejemplo. Experimentarás en una forma nueva qué es ser hijo del Rey. Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5:9).
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehova, me haces vivir confiado. – Sal 4:8
Porque solo tú, Jehova, me haces vivir confiado. – Sal 4:8
985 – Cristo Como Pastor | -- Dr. Juan Jauchen |
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