martes, 28 de abril de 2015

AQUÍ EN LA TIERRA NADA TENEMOS PORQUE SOMOS PEREGRINOS.

AQUÍ EN LA TIERRA NADA TENEMOS PORQUE SOMOS PEREGRINOS.
PEREGRINOS SOMOS.
Por Carlos Rey.
HAY MUCHOS HERMANOS QUE NO ENTIENDEN LAS ORDENES DE DIOS.
La batalla rugía con todo su furor. Los soldados avanzaban contra el enemigo. Al ponerse el sol, la oscuridad los obligó a descansar hasta el día siguiente. Era peligroso tratar de ganar más territorio de noche, así que el comandante de la tropa ordenó que todos cavaran una trinchera. Cuando ya los demás habían terminado, quedó un solo soldado que seguía cavando cada vez más hondo.
MUCHOS HACEN LAS COSAS A SU MANERA Y NO COMO DIOS QUIERE.
El comandante pensó que el joven soldado tal vez hubiera dado contra una piedra o que le hubiera tocado un terreno más duro que el de sus compañeros. Pero cuando vio que sacaba tierra suave y fresca, le preguntó:
OBEDECER SIEMPRE HA SIDO LA MAYOR INSTRUCCIÓN.
—¿Acaso no ha llegado a la profundidad necesaria?
NO ES LO QUE YO PIENSO, ES COMO DIOS DICE.
—Sí —le contestó el soldado—, pero prefiero que la trinchera quede bien honda y segura.
DIOS DEBE REPETIRNOS CONTINUAMENTE SUS PALABRAS.
A lo que el comandante replicó:

—Recuerde, soldado, que no vamos a estar aquí más que una sola noche.
LAS PRIORIDADES SON LAS PRIORIDADES.

Esta anécdota nos hace reflexionar sobre la tendencia que muchos tienen a profundizarse en las cosas de esta vida. Tanto es así que pareciera que fueran a pasar toda una eternidad en esta tierra. No les cruza por la mente el que seamos peregrinos. Se afianzan a todo lo que ofrece este mundo. Se aferran a las cosas materiales. Se sujetan a esta tierra con ligaduras tan fuertes que algunos, al tener que soltarlas por alguna tragedia o por alguna adversidad económica, no soportan el cambio y deciden ponerle fin a su vida.
TESOROS EN EL CIELO DICE JESUCRISTO.
A los que tienen este sentir, y aun a los que no hemos llegado hasta ese extremo de desesperación, nos conviene atender a estas sabias palabras de Jesucristo: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.... Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.»1
SOMOS PEREGRINOS Y UN DÍA SALDREMOS AL ENCUENTRO CON CRISTO.
Lo cierto es que sólo estamos de paso en esta tierra. Vamos rumbo a nuestro destino final. La muerte no es un cese de actividades sino una transición. Ni constituye el fin de la vida sino sólo un traslado a otra esfera. Si durante esta vida hemos pensado únicamente en lo terrenal y no nos hemos reconciliado con Dios por el único medio que Él ha provisto, que es su Hijo Jesucristo, entonces, cuando pasemos a la otra vida, Cristo tendrá que decirnos: «Yo di mi vida por ti en la lucha que libré por tu alma, pero tú no me reconociste. Por eso ahora no puedo reconocerte a ti ante mi Padre aquí en el cielo.»2
SEÑOR GRACIAS POR SU SUBLIME GRACIA Y PERDÓN.
En cambio, si hemos reconocido a Cristo como nuestro único Salvador y hemos vivido como peregrinos que anhelan una patria mejor, entonces Cristo nos reconocerá ante su Padre y nos dará la bienvenida a la patria celestial que nos ha preparado.3

1                   Mt 6:19-21, 33- 34:
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
2         Mt 10:3233. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Salmos 25:2: “Dios mío, en Ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos.”
¿Ha notado que ciertas personas se avergüenzan en los restaurantes si inclina su rostro y menciona a Jesucristo al dar gracias por la comida? Ellos se frotan la frente o acomodan sus cejas. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué se avergüenzan? Creemos que es porque no saben lo que se están perdiendo al no conocer a Jesucristo. Verá, la salvación es un regalo grandioso. Dios mandó a su Hijo a morir por nosotros. Él resucitó de entre los muertos por nosotros. Él ascendió al cielo por nosotros. ¡Él regresará por nosotros! ¿Cómo podemos avergonzarnos de esto?

La próxima vez que vaya a un restaurante, permita que su oración por los alimentos sea una oportunidad para evangelizar a su amigo no creyente.
3         He 11:1316. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.

11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

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