EL
MATRIMONIO ES PARA TODA LA VIDA LO DIJO DIOS.
«SOLOS DEBEN
VIVIR MARIDO Y MUJER»
Por Carlos
Rey.
La boda
salió perfecta. Perfecto el vestido de la novia. Perfecto el traje del novio.
Perfectas las flores. Perfectas las palabras del clérigo. Perfecta la corte
nupcial. En fin, perfecta la ceremonia. Y perfecta la fiesta que siguió.
Con razón
todos los asistentes a aquella boda de Helmuth y Lorna Glogger, que se celebró
en un pequeño pueblo de Alemania, les auguraron un matrimonio perfecto. Pero el
matrimonio no resultó perfecto. Al año ya se encontraba la pareja en los
trámites de divorcio. ¿La razón del fracaso? Según la declaración de la esposa:
«Él está más casado con sus padres que conmigo.»
A raíz de
ese caso, un editorial del diario La tribuna alemana expuso que una causa cada
vez más común que se da para solicitar el divorcio es que uno de los cónyuges
no se ha «despegado» de sus padres. Es decir, uno de los dos todavía sigue
atado a sus progenitores. O ella visita con exagerada frecuencia la casa
paterna, o él vive todavía muy apegado a su madre. Y como uno de los dos no
decide romper los antiguos vínculos y vivir de manera independiente como
pareja, el matrimonio se disuelve al poco tiempo. De ahí que haya un refrán que
dice: «Solos deben vivir marido y mujer, él, cuidándola a ella, y ella,
cuidándolo a él.»1.
Lo cierto es
que ese refrán se basa en los preceptos que estableció desde el principio el
arquitecto del matrimonio, a quien otro refrán identifica así: «Compañía de
dos, hízola Dios.»2. Pero si bien el matrimonio de muchos no resulta perfecto,
no es porque Dios, su diseñador, no lo haya hecho perfecto. Él no sólo hizo
perfecto el matrimonio, sino que creó mecanismos preventivos para que no
sufriera desperfectos que pudieran llevar a las parejas a sentir el dolor y la
pena de la separación conyugal. Previendo que siempre habría personas egoístas
que contribuirían a que algunos matrimonios terminaran en divorcio, Dios les
hizo una seria advertencia, en la persona de su Hijo Jesucristo, después de
citar un conocido pasaje del libro de Génesis. El pasaje dice así: «Por eso el
hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden
en un solo ser.»3. Luego de citar el pasaje, Jesús concluyó: «Así que ya no son
dos, sino uno solo», y advirtió: «Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre.»4.
En varias de
las ceremonias nupciales cristianas, el clérigo declara a la pareja esposo y
esposa, y termina el pronunciamiento citándoles a los amigos y familiares
presentes esa advertencia divina de que no se interpongan entre los cónyuges
que acaban de hacer sus votos en presencia de Dios y de ellos como testigos.
Más vale que la acaten sobre todo el padre y la madre de los novios, pues son
los padres quienes se supone que amen más que nadie a sus hijos que contraen
matrimonio.
1 Refranero general ideológico español,
compilado por Luis Martínez Kleiser (Madrid: Editorial Hernando, 1989), p. 452.
2 Ibíd.,
p. 458.
3 Gn 2:24. 4 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
4 Mt 19:6. Así que no son ya más dos,
sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
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