Tu Pastor Exaltado – Acércate Con Toda Confianza
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,
El Gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, --He. 13:20
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,
El Gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, --He. 13:20
Hno. Juan con Maria
Esto no es otro devocional. No es más teología que proviene de un comentario bíblico. Esto es real. Tienes a Jesús, el Pastor y guía más increíble que podrías imaginar.
El es bueno porque es Dios. El es bueno porque puso a un lado una relación armoniosa y amorosa con su Padre para venir a este mundo para morir por ti. El es bueno porque el prefiere sacrificar su vida que vivir para siempre sin ti (Jn. 10:11).
Pero nuestro verso hoy dice que Jesús es el Gran pastor. Es el Gran Pastor por el lugar donde está hoy. El está exaltado muy en alto por encima de todas los problemas, conflictos e incertidumbres de está vida. El está sentado en total descanso en el lugar de más honor, de poder y de autoridad en el universo. Está sentado a la mano derecha del Padre.
Y tu estás sentado con El (Ef. 2:6). Tú puedes hablar con El en cualquier momento sea de día de noche. Cuéntale tus alegrías. Derrama tu corazón quebrantado delante de El. Escucha su afirmación llenas de palabras de amor.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,
Para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. --He. 4:16
Para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. --He. 4:16
Mi padre era un hombre que tuvo mucho éxito en sus negocios. Cuando yo era niño, mi madre me llevaba para verlo. Al entrar por la puerta de su oficina, todos los empleados sabían quien era yo. Yo era el hijo del gerente y siempre me saludaban con una sonrisa. Sabían mi nombre. Al estar subiendo las gradas al segundo piso, yo tenía un sentido de satisfacción y una confianza firme. Casi me sentía como el dueño del negocio. Al llegar al segundo piso, y ver la puerta que se abría a la oficina de mi papá, no tenía reparo de abrirla y entrar a su oficina ejecutiva. No tenía la menor duda de esa libertad. Pasaba por lado de tres secretarias sin que ellas aún me noten a la oficina ejecutiva donde estaba mi padre. Abría la puerta sin temor. Nadie nunca me detuvo. Yo era su hijo y él era mi papá. Nunca me acuerdo que él no se haya detenido en su labor para darme un abrazo, cariño y escucharme. Me subía en sus faldas, algo que le encantaba cuando yo lo visitaba.
Si un padre humano hace eso por un niñito, cuánto más hará tu Pastor celestial Jesús por ti?
Pruébalo ahora mismo. El está esperando por ti. El desea escucharte. El quiere darte un abrazo cariñoso al subirte y estar en sus faldas. El es el Pastor amigo inigualable que tenemos. A El le encanta estar contigo.
-- Dr. Juan Jauchen985 – Cristo Como Pastor (revisa toda la cadena)
Devocionals Pasados
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