martes, 20 de noviembre de 2012

JESUCRISTO CEDE SER COMO DIOS, PARA SER HUMILLADO


TU PASTOR EXALTADO – SE HUMILLÓ A SÍ MISMO
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,
el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, –He. 13:20
Hno. Juan con Maria
Hno. Juan con Maria
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Hoy estamos enfocados otra vez en Hebreos 13:20. Estamos preguntándonos - ¿Porqué el Espíritu Santo llama a Jesús el Gran Pastor? Tu recordarás en Juan 10:11, que Él fue llamado el Buen Pastor. Pero aquí, el Espíritu Santo ha escogido cuidadosamente otra palabra – ¡“Gran”! ¿Porqué?

Jesús es nuestro Gran Pastor debido al lugar donde Él está. Ahora Él está sentado en el lugar más elevado del universo. Exaltado por encima de todo poder, todo principado y todo reino. Y tu estás sentado con Él (Ef. 2:6).

Pero Jesús no sólo es grande hoy debido a dónde está. Él es grande debido a la manera en que llegó ahí.

Jesús no llegó a la diestra de Su Padre, el lugar de poder, a través de Su propio poder o influencia. ¡No! En Su Reino tu te haces grande al humillarte a tí mismo. Tu te conviertes en alguien con influencia cuando eres obediente a Dios. Tu debilidad es tornada en fortaleza cuando tu sirves a los demás. Cuando tu te niegas a tí mismo, entonces Dios te usa. Eso es lo que Jesús enseñó. Es la manera en que Él vivió. Él nos mostró el camino a la grandeza.

Jesús siempre fue obediente a Su Padre. Él nunca hizo nada aparte de la voluntad de Su Padre (Jn. 5:19, 10:17-18; He. 10:7). Por eso Jesús oraba tanto (Mr. 1:35). Momento a momento Él quería conocer lo que Su Padre quería que hiciera. No se haga mi voluntad, sino la tuya. Esa fue Su oración de vida. Él vivió en sumisión.

Jesús sirvió a todos los que conoció. En una fiesta de bodas, cuando se les terminaba el vino, Él suministró la necesidad (Jn. 2:1-11). Cuando una mujer con flujo de sangre vino a Él, y Él la sanó (Mt. 9:20-22). Cuando el ciego Bartimeo, quien mendigaba, clamó a Él, Jesús se detuvo. Le devolvió la vista (Mr. 10:46-52). ¡Jesús siempre tenía tiempo para la gente!

Y cuando Sus seguidores llegaron a cenar con los pies sucios, ¿Qué hizo Jesús? Se rebajó a sí mismos hasta el piso con una toalla, especialmente para aquel quien le traicionaría. Y cuando Jesús te vio a tí – perdido en tus pecados, destinado para una eternidad alejado de Él – y Él cargó su propia cruz. Permitió a aquellos soldados paganos que le clavaran en la cruz. Y todo lo hizo por Su amor de siervo incondicional y sin límites. Lo hizo por tí.

Jesús se olvidó acerca de sí mismo. Él nunca estuvo preocupado por Sus propias necesidades o deseos. Se despojó de sí mismo (Fil. 2:6-11). Su enfoque era en la voluntad de Su Padre. Su enfoque estaba en los demás. ¡Su enfoque estaba en tí!

En nuestras iglesias hoy en día hemos olvidado cómo llegar a la grandeza. Pensamos que la grandeza se alcanza sólo por aquellos que tienen grandes ministerios televisivos. O por predicadores que hablan ante miles de personas. O por aquellos que están bien preparados o han amasado grandes fortunas. Esa era la manera en que pensaban los Romanos. Pero no es a la manera de Jesús. Jesús es grande hoy porque Él se humilló a sí mismo. Y porque debido a ese espíritu, Su Padre le exaltó al lugar de honor, autoridad, poder e influencia. ¡Fue la cruz la que calificó a Jesús para el trono!

La belleza del Reino de Cristo es que cualquiera – incluso los “mas pequeños de nosotros” – podemos convertirnos en alguien grande. Nuestro problema es que ¡queremos el Trono, pero no queremos la Cruz!

¿Desea ser exaltado a los ojos de Dios? Pienso que así es. Escucha a tu Padre Celestial y obedézcele. Encuentra gente a tu alrededor a quienes amar y servir. Despójate de tí mismo. Ese es el camino a la grandeza. Esto es “a la manera de Jesús”.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. –Mt. 16:24-25
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-- Dr. Juan Jauchen985 – Cristo Como Pastor (revisar toda la cadena)
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