“Toda labor da su fruto; mas las vanas palabras empobrecen” (Proverbios 14:23).
He escuchado a la gente decir: “Seguro que me gustaría trabajar en una organización cristiana y estar rodeado de creyentes. La única vez que oigo mencionar el nombre de Dios es cuando la gente maldice. Y son increíbles los chistes obscenos, los chismes, la avaricia, las puñaladas por la espalda, la difamación y todo el materialismo. Pastor, ¡si Dios tan sólo me sacara de este lugar para poder servirle!”
¿Sabe cómo respondo? Les digo: “Dios le puso en ese lugar para que le sirva. ¡Debemos dejar que nuestra luz brille en cualquier lugar en donde Dios nos ha puesto!"
Mateo 5:14-16 enseña: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
¡Su trabajo es el candelero que Dios utiliza para que usted deje brillar su luz! Usted ha sido salvado del mundo, y luego enviado al mundo para testificar al mundo. Y ésa es la única labor que usted tiene en el mundo, ¡hasta que usted sea arrebatado (a) del mundo!
NO ENVANECERSE
Permítame darle cuatro reglas para testificar a aquellos con quienes trabaja. La Biblia dice que “deje que su luz brille”. No dice que “la haga brillar”. Su luz debe “brillar” no “encandilar”. Asimismo la gente debe ver la luz, no la fuente de la misma. Si usted va a trabajar con un aire de santurronería, ocasionará que a sus compañeros les dé vómito.
Primera Corintios 1:30-31 dice: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.”
NO SERMONEE
Si usted está siempre citando la Biblia o sermoneando a alguien cuando apuesta, fuma, o maldice, no ganará esa persona para Cristo. Usted puede pensar que está haciendo un gran trabajo, pero esa persona no va a acercarse ni un paso a Cristo con esa clase de testificación.
Verá, su comportamiento no es el problema. Usted sería exactamente como ese individuo si es que no conociera al Señor Jesucristo. Esa persona necesita a Cristo. Leamos Colosenses 4:5-6: "Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
NO REZAGARSE
Si usted es un cristiano ocioso, no llega a tiempo al trabajo, hace cosas personales en horas laborales, pospone el trabajo que debe realizar, entonces usted es una desgracia para la gracia. Es un pecado para un creyente no dar lo mejor de sí.
Veamos Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
No espere a que su jefe esté mirando para trabajar duro. No importa cuán monótono o aburrido parezca su responsabilidad, no lo será si usted está trabajando para la gloria de Dios. Efectúe su trabajo con lo mejor de su habilidad.
NO DESANIMARSE
Déjeme decirle algo acerca de sus compañeros de trabajo: la mayoría de ellos no tienen ningún interés en ir al cielo o al infierno. Ellos sólo quieren saber cómo enfrentar el lunes. Por ello, cuando le ven llegar a usted a la oficina sin resaca (malestar de borrachera) y con el gozo del Señor Jesús en su rostro, le preguntarán: “¿Qué te hace a ti tan feliz?”
En ese momento usted tiene la oportunidad de compartir al Señor Jesucristo con él o ella, porque usted ha santificado a Dios el Señor en su corazón.
Primera Pedro 3:15 dice: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.”
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