«[Vi] por televisión una propaganda donde ofrecían [un amuleto] y decían que me iban a ayudar para defenderme de todo mal.... Me atendió un guía espiritual, y... le dije... que un vidente [me había dicho] que yo nací con mala suerte.... El guía me escuchó y... me sugirió que volviera en seguida con tres velas blancas. Yo me negué.... Entonces [me dijo]: “Venga el martes....” Me presenté [ese día].... Me hizo tomar [el amuleto] y decir unas palabras. Luego... dijo: “Lo suyo es muy grave. Puede tener un ataque cardíaco o derrame cerebral.... Vuelva mañana.”
»Yo no volví al lugar, y me desprendí [del amuleto y] de unas piedras energéticas. ¿Qué me sugieren?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Ha habido adivinos en este mundo durante miles de años. Aparecen en la historia del rey Saúl, el primer rey de Israel, como también en las historias del profeta Daniel, del apóstol Pablo y de otros personajes históricos de renombre, incluso en la de Jesucristo mismo.
»Se les llama hechiceros, astrólogos y falsos profetas, pero lo que tienen en común todos los relatos es que tanto Dios como su pueblo condenan a esos adivinos. En algunos casos se nos dice que los adivinos vienen de Satanás mismo, mientras que en otros no son más que embusteros que engañan a las personas con fines lucrativos.
»En el caso suyo, este engañador está atemorizándolo para sacarle dinero. Es obvio que usted no se sintió a gusto con la experiencia porque no volvió la última vez que él se lo pidió, y nos escribió pidiendo consejo. Nuestro consejo es este: Ore a Dios el Padre en el nombre de Jesucristo y pídale que lo guíe y que le muestre su voluntad.
»El apóstol Pablo, en su carta pastoral a uno de sus compañeros, Timoteo, dice que “hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.1 Esa afirmación de San Pablo pone en claro que usted no necesita que nadie le diga nada a Dios de parte suya. No necesita a un tal guía espiritual, ni a un pastor, ni a un sacerdote ni a un ser querido difunto que interceda por usted. Nadie puede orar en su lugar. Jesucristo murió en la cruz para quitar nuestros pecados, y para que podamos comunicarnos con Dios directamente, sin la intervención de nadie más.
»Cuando usted acude a videntes y a guías espirituales como medios para conocer la voluntad de Dios o como medios para comunicarse con Él, está procediendo como si la muerte de Cristo en la cruz no bastara para usted. Los amuletos y las piedras energéticas son talismanes que se usan para practicar la religión, pero no son la manera de conocer a Dios personalmente. Lea la Biblia usted mismo si quiere consejo de parte de Dios. Ore en sus propias palabras en el nombre de Cristo, y pídale a Dios que le muestre lo que quiere que usted haga. Él no lo decepcionará.
»Con afecto fraternal,
1Ti 2:5
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