viernes, 4 de noviembre de 2016

HAZ TU TRABAJO Y CUMPLE TU MINISTERIO.

Haz tu trabajo...cumple tu ministerio

¿Estás cumpliendo con tu trabajo? El apóstol Pablo dio esta instrucción: «Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina…cumple tu ministerio» (2 Timoteo 4:2,4). Generalmente pensamos que la palabra “predicar” es para los predicadores o pastores, pero de hecho significa «proclamar públicamente, anunciar,» y es la labor de todo seguidor de Jesús. Lo que tu pastor hace cuando predica el Evangelio de Cristo es aquello que todos debemos hacer cada día del año.
 Pablo dijo que pongamos la predicación al inicio de nuestra lista. También dijo: « ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14). « ¡Ay de mí si no predico el evangelio!» (1 Corintios 9:16). Pablo estaba cumpliendo la comisión que Cristo nos dejó. Estaba cumpliendo con su trabajo en su generación. Buscó siempre alcanzar a otros. Esto le da todo el derecho para desafiarnos a proclamar las buenas nuevas de Jesús a nuestros vecinos, colegas, familiares, y amigos. Comienza por ponerte en tu posición de «listo» (2 Timoteo 4:2).
Así como un entrenador de básquetbol enseña a sus jugadores a pararse bien, con las piernas flexionadas, con las manos extendidas para lanzar la pelota y embocarla, para que el jugador esté listo para el partido.  Los creyentes debemos estar listos a tiempo y fuera de tiempo; cuando ya sea un buen momento o no, para predicar la Palabra de Dios.
Si no estás transmitiéndoles la Palabra a los demás de alguna manera, no estás haciendo el trabajo que Dios te llama a hacer. Cumplir con este ministerio te ejercitará para estar listo, entrenado y dispuesto a compartir las buenas nuevas. Después de todo, ¿quién quiere estar  por ejemplo en la NBA (la Asociación Nacional de Básquetbol Norteamericano) si jamás puede entrar en la cancha? ¿Qué clase de chef cocina para nadie? Ser un piloto se vuelve algo realmente aburrido si jamás se llega a volar un avión.
¿Estás estancado en la rutina? Ponte de rodillas y ruega al Señor que te ayude y avive la pasión por sus cosas y las personas. ¿Estás desanimado en tu fe? Vuelve a Dios y pídele que renueve sus fuerzas en tí. (Ef. 6:10)
Recuerda que Dios te llama a contar a otros acerca de cuán precioso es Jesús y proclamar que Él es el Salvador del mundo.
Pídele a Dios: Sostenme, Señor Jesucristo. Dame coraje, amor, valor, y compasión para predicar a los perdidos. Apodérate de mi corazón con estas verdades que me has encomendado y dame una oportunidad para llevárselas a otra persona.
Escritores: Nuestro Pan Diario

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