LA ORACIÓN
DEL APÓSTOL PABLO: EFESIOS 3: 14- 21.LA GRANDEZA DE SU PODER.
Efesios
3:14-21
En nuestro
breve estudio del Libro de Efesios ahora hemos visto estas cosas. En el Capítulo
1 vimos que cada Cristiano ha sido bendecido con cada bendición espiritual en
Cristo Jesús (ver. 3). Que fuimos escogidos en el desde antes de la creación
del mundo para ser santo y sin mancha en su vista (ver. 4). 1 Pedro 1:15 16
dice, “Sino como aquel que os llamo es santo, sed también vosotros santo en
toda manera de vivir; como está escrito, “Sed santo, porque yo soy santo.”
Y también
nos dice en 1 Pedro 2:9-10, “Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamo de las tinieblas a su luz admirable; vosotros
que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en
otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia.” Efesios 2:8-9 dice, “Por gracia sois salvo por medio de la fe; y
esto no es de vosotros, es regalo de Dios; no por obras para que el hombre se gloríe.”
O sea que la salvación es un regalo gratis de Dios para todos los que creen en Jesús.
Otra cosa
que miramos en Efesios 1 Pablo hace una oración en los versículos 15-18 para
que Dios abra los ojos de vuestro entendimiento para que sepáis cual es la esperanza
a que él os ha llamado, y las riquezas de la gloria de su herencia en los
santos, que es Cristo en nosotros.
En el Capítulo
2 de Efesios el muestra que Jesús nos reconcilio por medio de la cruz.
(Ver.15-16). En 2 Corintios 5:17-20 nos dice que el nos encarga la palabra de reconciliación.
Escucha estas palabras,
“De modo que
si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio
consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de reconciliación. Que Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres su pecado, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
O sea que
somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
Ahora
llegamos al Capítulo 3 de Efesios y empezamos en versículo 14-21.
Vamos a
leer. Todos puestos en pie para reverencia de la Palabra de Dios.
Pablo se
humilla y dobla sus rodillas ante el Padre. Nosotros dirigimos nuestra oración
al Padre en el nombre de Jesús. Cuando se refiere en el versículo 15 acerca de
quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra está hablando de la
unidad del cuerpo de Cristo, donde no hay judío ni griego sino que hay un solo
Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos. (Cap.
4:6) Gálatas 3:28 también nos dice, “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo
ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
(Ver.16)
Pablo ora que seamos fortalecidos con poder en el hombre interior por medio de
su Espíritu, y esto que lo haga conforme a las riquezas abundantes de la gloria
de Cristo. En Filipenses 4:13 Pablo dice, “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.” Y también dice en Filipenses 4:19 dice, “Mi Dios, pues, suplirá
todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Si el
Cristianismo es solo seguir unas reglas y listas, no es mejor que cualquier
otra religión.
Hay en esta
oración cuatro pedidos concretos que Pablo hizo a favor de los creyentes de
Éfeso:
1. Aquí el
pedido era que los cristianos pudieran ser fortalecidos con poder en lo íntimo
de su ser por su Espíritu. La naturaleza espiritual del cristiano necesita
oración, así como su parte física la necesita. Con mucha frecuencia la parte
espiritual es descuidada, mientras que toda la atención se le dedica a la parte
física. El apóstol Pablo estaba orando por el interior de la persona, porque él
se daba cuenta que la parte exterior de la persona desaparecería. Y para vivir
la vida cristiana se necesita poder, así como para crecer en la gracia y
desarrollarse hacia la plena madurez, lo cual es la obra del Espíritu Santo.
Nos
inclinamos a orar mucho por la parte externa, física. Y es bueno orar por el
aspecto y las necesidades físicas de las personas. Pablo lo hizo y oró por sí
mismo. Él mismo nos contó que oró tres veces para que removiese un mal físico
que era como un aguijón en su cuerpo. Es hermoso saber que Dios oye y responde
la oración. Pero tenemos que recordar que la naturaleza espiritual del
cristiano necesita oración, así como la parte física la requiere. Sólo el
Espíritu Santo puede proveer poder, vida y crecimiento para que el creyente
alcance la madurez plena.
2. Vemos que
en esta segunda petición, Pablo oró diciendo que Cristo habite por la fe en
vuestros corazones. Esto implica asumir con nuestra mente los pensamientos del
Señor. Esto implica una relación de compañerismo, de camaradería con Él, que
nos ayuda a conocerle más y que nos revela la voluntad de Dios para nuestras
vidas. Él les dijo a los Suyos en Juan 15:4, "Permaneced en mí, y yo en
vosotros". Y Pablo pudo decir, en Gálatas 2:20, "ya no vivo yo, más
vive Cristo en mí". La frase en Cristo es la expresión culminante de esta
epístola. La gran idea equivalente es que Cristo está en nosotros. La expresión
en Cristo se refiere a nuestra posición. Y la expresión Cristo en nosotros
indica nuestra posesión. Éste es el aspecto práctico del tema. Dijo también
Pablo en Segunda de Corintios 13:5, "5Examinaos a vosotros mismos, para
ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros
mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A menos que fracaséis en
la prueba!"
Cristo no ha
venido a visitarnos de una manera temporal; Él ha venido a radicarse
permanentemente por medio del Espíritu Santo, para vivir en nuestras vidas. Él
dijo en el evangelio según San Juan, capítulo 15, versículo 5: "Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho
fruto porque separados de mí nada podéis hacer".
3. Vemos que
esta tercera petición es un pedido para que los creyentes puedan conocer las
dimensiones de ese amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento. El apóstol
oró para que ellos estuvieran arraigados y cimentados en amor. El término
arraigados se refiere al área de la botánica, que es la vida de la vegetación.
Y la palabra cimentados se refiere a la arquitectura, a la firmeza y estabilidad.
Y esta petición se refiere a todos los cristianos.
Pablo quería
que ellos conocieran el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento. La
vasta extensión del amor de Cristo es el amor de Dios mismo. Desde esta
plataforma de lanzamiento podemos comenzar a medir aquello que es imposible de
medir, y conocer aquello que supera al conocimiento. Ésta es una de las grandes
paradojas de la vida del cristiano. Vamos a ver ahora como Pablo intentó
desglosar en pocas palabras las enormes dimensiones del amor de Cristo,
descritas en el versículo 18:
Primero
mencionó la anchura. Los brazos de Cristo pueden alcanzar a todos alrededor del
mundo. En Juan 10:9 Él dijo: "Yo soy la puerta; el que por mí entrare,
será salvo". Y en Juan 6:37, dijo: "al que a mí viene, no lo echo
fuera."
Después el
apóstol mencionó la longitud. La línea de la salvación comenzó con el Cordero
que fue sacrificado antes de la fundación del mundo, y se proyecta hacia el
pasado, el presente, y hacia las interminables dimensiones de la eternidad.
Luego
tenemos la profundidad y esta dimensión se dirige directamente hasta la muerte
de Cristo en la cruz. El apóstol Pablo dijo en Filipenses 2:8, "Hallándose
en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz."
Y
finalmente, como culminación, el apóstol mencionó la altura. La altura llega
hasta el mismo trono de Dios. Esta idea se refleja en las palabras de Pablo a
los Filipenses 2:6, "Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse".
Tanta
grandeza contrasta con las grandes limitaciones y debilidades humanas, por tal
motivo, sólo el Espíritu Santo puede guiar al creyente a esta vasta experiencia
del amor de Cristo, que al ser infinito, va más allá del entendimiento humano.
4. Esta
cuarta petición fue como el estallido de un fervor que consumía el corazón del
apóstol, que pidió que los Efesios fueran llenos de toda la plenitud de Dios.
Cristo mismo fue lleno de ella. En proporción a nuestra comprensión del amor de
Cristo, seremos llenos de toda la plenitud de Dios.
Finalmente,
leamos los versículos 20 y 21 de este tercer capítulo de la carta de San Pablo
a los Efesios.
"Y a
Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria
en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los
siglos. Amén."
"El llamado celestial de la iglesia", abarcó los tres primeros
capítulos. Esta conclusión de la oración fue una poderosa erupción de alabanza
espiritual y creemos que cualquier comentario a la misma podría restarle
brillo. Ni siquiera somos capaces de tocar el borde de los vestidos de los
dones espirituales que Dios está dispuesto a dar a aquellos que le pertenecen.
¡Qué hermosa realidad! Él quiere proveernos de sus riquezas con gran
abundancia. Dios es muy bueno y nosotros demasiado pequeños como para poder
contener todas Sus bendiciones.
PRIMERA
PETICIÓN: POR FORTALEZA EN LO ÍNTIMO DE NUESTRO SER.
Muchos
podemos pensar frecuentemente que lo primero que necesitamos en una situación
difícil es
dinero,
trabajo, salud o casas así. Pero lo primero que necesitamos sea cual sea
nuestra situación es fortaleza interior. “…os fortalezca en lo íntimo de vuestro
ser”. (Efe. 3:16).
SEGUNDA
PETICIÓN: PARA QUE COMPRENDAN LA GRANDEZA DEL AMOR DE CRISTO.
La
comprensión del amor de Cristo expresado en el Evangelio es el elemento
fortalecedor como ningún otro. Confiar en nuestros propios recursos es
totalmente insuficiente. Alguien podrá pensar que para algunas dificultades
leves nuestros recursos sean suficientes. Pero a todos nos vienen situaciones
en que no hay recurso natural que aguante. Pablo vivió algo así en Asia. “ 8 …
Estábamos tan agobiados bajo tanta presión, que hasta perdimos la esperanza de
salir con vida: 9 nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió
para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que resucita a los
muertos.10 Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos
puesta
nuestra esperanza, y él seguirá librándonos” (2 Cor. 1:8-10) .
No se me parecio q no iba a lo q dice el el titulo no va al grano mescla mucho de todo
ResponderEliminar