NUESTRA MAYOR RIQUEZA ES UNA VIDA DE PIEDAD.
LOS QUE HABITARÁN EN EL MONTE DE DIOS. LOS QUE IRÁN AL
CIELO.SALMO 15.
Este Salmo nos muestra el camino al cielo y busca
convencernos de que, si queremos ser felices de veras, hemos de ser Santos y
Honestos. Cristo quien es el mismo Camino Juan 14: 6 y en quien hemos de andar
nuestro Camino Colosenses 2: 6,nos mostró también el mismo Camino y nos invitó a guardar los
Mandamientos Mateo 19: 17.
- Señor
hazme saber quiénes irán al Cielo.
- Qué
clase de personas serán.
- Señor
qué haré para heredar la vida Eterna.
Lucas 18: 18.
- Deberán
ser personas sinceras, íntegras, de sano corazón, y que pueden presentarse
delante de Dios Aprobado.
- Honestos,
fieles, justos, honrados y de buena conciencia, sinceros y de buena reputación.
- No
tratará de incrementar sus ingresos por medio de prácticas injustas, quien su
dinero no dio a usura para vivir a expensas de otros.
- Un
hombre evaluado por sus virtudes y principios, un hombre que practique la
Piedad, con su principal Estilo de vida Cristiana.
- Ha de
menospreciar a los que son viles delante de Dios y Honran a los que Temen a
Dios.
- QUÉ ES
LA PIEDAD: Es la acción que practicó Nuestro Señor Jesucristo, cuando vino al
mundo por primera vez. Él tuvo Piedad de los ciegos, tuvo Compasión de los
leprosos, Él tuvo Misericordia de las viudas, Él perdonó a los pecadores,
Recibió a los niños, Bendijo a los quebrantados, a los que sufren. La Piedad es
la práctica de la buena Doctrina, las buenas costumbres, y la vida de
Obediencia. 1ª Timoteo 6: 6:11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas,
y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
- La
Verdadera Piedad, donde quiera que se halle, Honra al hombre y hace Brillar el
Rostro más y mejor que lo que pueden hacer la Riqueza, el Talento o el
Prestigio humano.
“6.Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia
cuando va acompañada de contentamiento. 7. Porque nada hemos traído al mundo,
así que nada podemos sacar de él. 8. Y si tenemos qué comer y con qué
cubrirnos, con eso estaremos contentos. 9. Pero los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los
hombres en la ruina y en la perdición. 10. Porque la raíz de todos los males es
el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y
se torturaron con muchos Dolores”.
1 Timoteo 6:6-10
Hoy en día la Iglesia de Cristo se ha materializado y el
evangelio de Cristo se ha distorsionado. Mientras el énfasis de la iglesia
primitiva estuvo en sacrificarse por la causa de Cristo; en el dar, en el
compartir y en el estar satisfecho con lo que se tenía, fuera mucho o poco; el
énfasis de la iglesia de hoy parece estar en las riquezas y en la acumulación
de cosas materiales. El cristiano de hoy es estimulado a no conformarse con lo
que tiene, sino a acumular más y más porque muchos entienden que Dios sólo se
glorifica en la riqueza y en el bienestar, a pesar de la evidencia de lo
contrario en dos mil años de historia de la Iglesia.
Dios puede glorificarse en la abundancia y en la escasez y
la historia está ahí para probarlo; al igual que su Palabra:
Proverbios 22:1 dice que: “más vale el buen nombre que las
muchas riquezas”.
Proverbios 28:6 dice: “mejor es el pobre que anda en su
integridad, que el que es torcido aunque sea rico”.
Proverbios 15:16 dice: “mejor es lo poco con el temor del
Señor, que gran tesoro y turbación con él”.
Salmo 37:16 dice: “mejor es lo poco del justo que la
abundancia de muchos impíos”.
Y encontramos una idea similar en Proverbios 16:8; 19:1;
19:22; 21:9 y 21:19.
Cuando leemos las palabras del apóstol Pablo en su primera
carta a Timoteo 6:6-10, encontramos varias lecciones:
1) La piedad (o la santidad) es de gran ganancia (o de gran
valor) si va acompañada de contentamiento (v.6). El apóstol Pablo está
enfatizándole a su discípulo Timoteo que de nada le vale querer una vida santa,
si por otro lado no va estar contento con lo que Dios provee. La ausencia de
contentamiento es ingratitud; es una forma de decirle a Dios que estamos
airados porque Él no ha provisto tanto como nos merecemos recibir. Cuando en
realidad independientemente de la situación en que estemos; estamos mejor de lo
que merecemos. Un hijo de Dios debe ser una persona agradecida y si es
agradecida va a estar contento en la situación donde Dios lo tenga. El estar
satisfecho, contento o agradecido, es sinónimo con ser cristiano.
La próxima pregunta sería, cuánto debemos tener para estar
contentos y satisfechos delante de Dios. El versículo 8 del texto que citamos
al inicio nos da la respuesta: “Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con
eso estaremos contentos”. Hoy día decir eso en muchas iglesias sería una
herejía porque el cristiano está siendo enseñado a pensar y a manejar su dinero
como lo maneja el mundo secular. El cristiano a veces piensa, gana, ahorra y
gasta su dinero como lo gana, lo invierte y lo gasta el resto del mundo.
Tenemos que enseñarles a nuestras ovejas que la fe cristiana es contracultural
y que cada vez que el mundo y la Iglesia están hablando un mismo lenguaje, eso
es señal de que la Iglesia se ha corrompido.
Tenemos que enseñarles a nuestras ovejas que el favor de
Dios no puede ser comprado con dinero. Que no podemos perseguir las bendiciones
de Dios en base a dar mucho dinero porque eso sería poder comprar el favor de
Dios. Dios bendice en respuesta a nuestra obediencia y no en base a nuestro
dinero.
2) En segundo lugar, Pablo nos dice que aquellos que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos
(v.9). A veces hemos tomado ese versículo y se lo aplicamos a las personas que
tienen mucho dinero; pero en realidad, el texto no dice que esto le va a pasar
a los ricos, sino que le va a pasar a todo el que quiera poner su énfasis en el
dinero. Hoy se predica que la iglesia bendecida es la iglesia adinerada. Y sin
embargo, cuando llegamos al libro de Apocalipsis, y vemos a Cristo pasándole
revista a sus iglesias, nos encontramos con que esto es lo que Él le dice a la
iglesia de Esmirna: “Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres
rico)....” (Apoc. 2:9a). Obviamente cuando Cristo le dice a una iglesia pobre
que es rica está haciendo referencia a que esa iglesia cuenta con las riquezas
en gloria del Señor; que de una u otra forma cuenta con su favor y su
aprobación. Esto que acabamos de citar con relación a la iglesia de Esmirna
contradice mucho de lo que oímos hoy a través de la televisión. Por otro lado,
Cristo le dice a la iglesia de Laodicea: “Porque dices: Soy rico, me he
enriquecido y de nada tengo necesidad”; y no sabes que eres un miserable y
digno de lástima, y pobre, ciego, y desnudo” (Apoc. 3:17). De nuevo, es obvio
que aún en ese tiempo había una iglesia que pensaba que las riquezas son
sinónimo del favor de Dios y Cristo viene y le pasa revista a esa iglesia y le
dice que sus riquezas no valen dos centavos para Él porque no están acompañadas
obviamente de una vida de santidad.
Es interesante que la iglesia que Cristo considera bendecida
es la pobre y la iglesia que Cristo considera bajo juicio es la rica. Eso nos
da una idea de que la bendición de una iglesia o de una persona no puede ser
medida por el grado de riquezas de sus miembros o de la iglesia. Hermanos, la
iglesia que Dios ha puesto en nuestras manos es una iglesia de un nivel
económico considerable y sin embargo, continuamente le recordamos a nuestras
ovejas que la bendición de Dios no radica en la acumulación de bienes, sino en
andar en integridad de corazón delante de Dios.
Pablo le recuerda a Timoteo que muchos cristianos que han
“querido enriquecerse han caído en tentación y lazo, y se han extraviado de la
fe y terminaron torturándose con muchos dolores…”(v.10); porque la raíz de
todos los males es el amor al dinero. Cada vez que encendemos la televisión nos
encontramos con otro sermón acerca de cómo acumular riquezas. Mientras a la
iglesia primitiva se les enseñó a amar la cruz, a la iglesia de hoy se les
enseña cómo amar los bienes materiales; y justificamos nuestras compras y
nuestros gastos de mil formas diferentes, creyendo a veces que una vez que
damos el diezmo ya estamos libres de hacer lo que queramos con nuestro dinero,
olvidando que nuestro dinero no es nuestro... Nuestro dinero es SU DINERO (de
Dios). Nosotros simplemente somos sus administradores.
La promesa de Cristo antes de partir fue esta: “recibiréis
poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros...” (Hch. 1:8) La promesa
no fue: “recibiréis dinero cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros”.
La promesa fue que Dios levantaría su Iglesia por medio de
su Espíritu. La iglesia primitiva fue una iglesia pobre, sin ninguna de las
cosas que nosotros tenemos hoy y sin embargo fue esa iglesia que logró
derrumbar el imperio Romano. “Buscad el reino de Dios primero y el resto se os
dará por añadidura” (Mt. 6:33).
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