EL GOZO DE HACER PARTE DE LA OBRA DEL SEÑOR JESUCRISTO. DAR
CON TODO EL CORAZÓN.
Una de las declaraciones que Pablo hace en el libro de 2
Corintios, es quizá la Escritura fundamental de referencia que vincula el gozo
con dar: "Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana
(renuentemente) ni por obligación (sintiéndose obligado por lo que digan los
demás), porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
El término "alegre" viene del término griego
hilaros, de donde obtenemos la palabra hilarante. Y se coloca primero en el
texto original para dar énfasis. Literalmente leeríamos: “Al hilarante (alegre)
dador, Dios ama”. ¿Por qué? Porque los dadores hilarantes dan con gusto.
¿Quiere recuperar el gusto de dar? Permítame recordarle dos
sugerencias simples. Ambas me han funcionado.
" Primero,
reflexione en lo que Dios le ha dado a usted. ¿Ha sido bueno? Siempre nos da
más de lo que merecemos.
Segundo, confíe en que Dios va a honrar esa generosidad
constante. Aquí hay que dar un gran paso pero es esencial. ¡Hágalo! Cuando
usted siente que Dios le está dirigiendo para realizar una contribución
significativa y desarrolla el hábito de la generosidad, usted se deshace de un
gran obstáculo. Yo dudo seriamente que la generosidad le haya hecho daño a
alguien.
Después de que Arauna le ofreciera al rey David algo por
nada, el rey le respondió: "no ofreceré al Señor mi Dios holocausto que no
me cueste nada" (2 Samuel 24:24). David rehusó una limosna. Me encanta la
ilustración que utilizaba aquel gran predicador de antaño, John Henry Jowett,
al hablar de las palabras de David. Él decía: "Un ministerio que no cuesta
nada, no logra nada".
Demos como nunca hemos dado antes. Paguemos nuestras deudas
con gran gusto. Apoyemos la obra de Dios con ofrendas sobresalientes y una
naturaleza sacrificial. Recuerde, un ministerio que no cuesta nada no logra nada.
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