Gn. 4:26; 5:6-11)
Set tenía 105 años de edad cuando le nació su hijo Enós (5:6). "Enós” significa “hombre” y proviene de una palabra hebrea que significa “frágil”, “débil”. Es la palabra para referirse a hombre lo que hace énfasis en lo frágil y débil que somos realmente en nosotros mismos. Algo sobresaliente se registra aquí en conexión con el nacimiento de este niño; es que en este tiempo, la gente empezó a reunirse para adorar a Dios, proclamar su nombre y orar. Hubo un avivamiento de la adoración pública y la oración de fe a medida que los descendientes de Set se empezaron a reunir en el nombre del Señor. Mientras los mundanos cainitas hacían alarde de su fuerza y arrojo (4:23-24), los piadosos setitas estaban dando gloria al nombre del Señor. A través de la historia sagrada, siempre ha sido un remanente temeroso de Dios el que ha mantenido funcionando la obra del Señor en este mundo. Vez tras vez, la nación de Israel se desviaba hacia la idolatría y el letargo espiritual, pero un remanente de creyentes se levantaba para mantener ardiendo la llama. Estas personas valientes clamaban a Dios por liberación, y Él les escuchó y contestó sus oraciones. Después del Diluvio, la pequeña familia de Noé fue el remanente que Dios usó para repoblar la tierra. El profeta Elías pensaba que era el único que estaba sirviendo a Jehová, pero había siete mil personas en la tierra que seguían siendo fieles al Señor (1 R. 19:9-18). Quienquiera que haya escrito el Salmo 119 era parte de un remanente fiel (v. 63), y los profetas escribieron acerca del remanente de creyentes que había en sus días (Is. 10:20-23; 37:31-32; Jer. 11:23; Mi. 4:7; Mal. 3:16). Isaías le puso como nombre a uno de sus hijos “Un remanente volverá” (Is. 7:3), y de hecho hubo un remanente que regresó a su tierra después del cautiverio babilónico. Dios los utilizó para reconstruir el templo y la ciudad de Jerusalén y para restaurar la nación judía como entidad política. ¿Cuántas personas necesita Dios para que el trabajo se realice? Tan sólo diez personas justas en Sodoma podrían haber salvado la ciudad de su destrucción (Gn. 18:16ss), y Jesús dijo que Él estaba presente si apenas dos o tres estuvieran reunidos en su nombre (Mt. 18:20). Jesús envió el Espíritu Santo en el Pentecostés para llenar de poder a 120 creyentes, y Pablo evangelizó el imperio romano con un diminuto equipo de hombres y mujeres que estaban completamente dedicados al Señor. Dios siempre, ha puesto su mirada en el remanente para que ore, confíe en Él y se encargue de hacer el trabajo. Así que, cuando la obra del Señor parezca estar fallando, y usted sienta que es el único que queda para servir al Señor, recuerde a Enós y al remanente piadoso de sus días que clamó al Señor. También recuerde este pasaje “Pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1 S. 14:6).
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