lunes, 16 de agosto de 2010

LA RESPUESTA DE DIOS PARA LA IRA

Existen personas que tratan de justificar su ira. Dicen: “Es característica de familia.” Son como un rifle cargado con un sensible gatillo. Cada vez que son empujados, ¡se disparan! Y luego dicen: “Oh, mi ira dura muy poco.” Bueno, lo mismo pasa con los tornados [o terremotos], ¡y mire el daño que causan!

Veamos lo que la Biblia, especialmente el libro de Proverbios, tiene que decir acerca de ser rápidos para encolerizarse:

“La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa. Como rugido de cachorro de león es la ira del rey, y su favor como el rocío sobre la hierba” (Proverbios 19:11-12).

“El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla” (Proverbios 15:18).

“No entres apresuradamente en pleito, No sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado” (Proverbios 25:8).

Cuando usted se enoja fácilmente, puede perder mucho: su trabajo, sus amigos, su cónyuge, sus hijos, su salud, su testimonio. No hay nada más contraproducente para su testimonio cristiano que el perder rápidamente su domino propio.

Confesar nuestra ira

Si reprimimos nuestra ira en vez de confesarla, ésta puede producir toda clase de daños. Usted puede decir que no está airado, pero su estómago llevará la cuenta. Por lo tanto, lo primero que debe hacer para controlar su ira, es confesarla al Señor. Dígale: “Hay algo dentro de mí que no me gusta. Necesito que Tú me controles para que yo no actúe incontrolablemente o injustamente”

Alguien muy bien dijo que si usted reprime la ira, eso es como encender un basurero, guardarlo en un closet [o ropero], y cerrar la puerta. Pudiera ser que se consuma solo o que queme toda la casa. Si usted quiere controlar la ira, lo primero que debe hacer es abrir la puerta del closet y decir: “Ahí está, Señor. Ahí está. Apaga el fuego.”

Considerar nuestra ira

Cuando usted da un paso atrás en su ira y comienza a buscar el entendimiento que proviene de Dios, Él le mostrará la respuesta. Es muy importante analizar la fuente de su ira, a fin de no quedarse a medio camino. El Salmo 4:4 dice: “Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.”

Dios ha prometido mostrarnos el camino si es que le buscamos. “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8). Y no mire hacia el mundo para ver cómo maneja el asunto. Mire a Dios. Romanos 12:2 enseña:” No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Controle su ira

Bien. Usted está listo para trabajar en controlar su ira. Usted responde: “¡No puedo controlar mi ira!” Oh, sí puede. Un día usted está teniendo una de esas discusiones que se puede escuchar a medio kilómetro de distancia. De pronto suena el teléfono. Uno de ustedes se lanza furioso contra el teléfono, prácticamente lo arranca de la base y contesta [apaciblemente]: “¡Hola!”. Así que no me diga que usted no puede “encenderse” y “apagarse”. ¡Lo puede hacer! Proverbios 29:11 dice: “El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.” Los necios vociferan lo que sea, pero el hombre sabio escoge controlar su lengua.

Entonces tenemos, confesión, consideración y control. Ahora, no le garantizo que usted ya no tendrá problemas por su ira, pero si puede aprender estas bases, estará en camino a lograrlo.

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