lunes, 18 de julio de 2011

CUIDADO CON TUS DESEOS

Cuidado con tus Deseos

"No codiciarás…" Éxodo 20:17

A veces me pregunto por qué Dios no enumeró los Diez Mandamientos en el orden inverso, ya que el décimo se relaciona con el primer pecado: el deseo. El pecado de Eva no fue simplemente desear una fruta, sino querer tener el conocimiento que Satanás le dijo que la haría semejante a Dios (Génesis 3:5). Su codicia la llevó a violar el primero y el décimo mandamiento que Dios posteriormente le dio a Moisés.

Si no codiciamos, eliminamos muchas de las razones por las cuales desobedecemos los otros mandamientos. Querer tener lo que no es nuestro nos induce a mentir, robar, cometer adulterio, matar y negarnos a honrar a nuestros padres. Rehusamos descansar porque, con seis días de trabajo, no podemos conseguir lo que deseamos. Usamos mal el nombre de Dios cuando lo empleamos para justificar algo que queremos hacer. Idolatramos las riquezas y las relaciones interpersonales porque no queremos colocar toda nuestra confianza en el Señor.

Me resulta difícil pensar en pecados que no incluyan alguna forma de codicia. Sin embargo, como es el último de la lista, tendemos a pensar que es el más insignificante. Pero no es así. Si detenemos el pecado cuando todavía está en nuestro corazón y en nuestra mente, evitamos convertir a los demás en víctimas de nuestro actuar pecaminoso y sorteamos muchas de sus graves consecuencias.



Reflexión: Contentamiento es comprender que Dios ya me ha dado todo lo que necesito.


EL PADRE, DIRECTOR DE LA ORQUESTA:
Sal. 128

La bienaventuranza del que teme a Jehová Cántico gradual.

1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos. 2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien. 3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová. 5 Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, 6 Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
Debe haber armonía en el hogar. Por cierto, todo el hogar debe ser una sinfonía de alabanza. ¿Pero quién es el líder que dirige esta maravillosa música? El padre. El Salmo 128 contiene un menaje especial para los padres. Así que si usted es un padre, me gustaría que note cinco hermosas verdades que le ayudarán a poner música en su hogar.

EL CARÁCTER QUE DEMUESTRA

La mayoría de la gente piensa que la felicidad proviene del matrimonio, del dinero, del éxito o la buena salud. Sin embargo, la Biblia dice que “es el temor a Dios lo que trae felicidad”. ¿Qué significa “el temor a Dios”? A mí me gusta pensar que es, sencillamente, el amor que está de rodillas. Aquel que ama más a Dios, es quien más le teme.

Lo demuestra por la forma en que vive. No hay nada más importante para el hombre que su integridad. Déjeme preguntarle al padre que está leyendo esto: ¿Por qué quiere que le recuerden? ¿Por el trabajo que tuvo? ¿Por cómo cuidó el jardín? ¿Por el dinero que ganó? Yo quiero que mis hijos me recuerden por mi carácter. Quiero que ellos puedan decir: “Mi papá tenía temor de Dios. Mi papá caminó en los caminos de de Dios.”

EL CONTENTAMIENTO QUE APRENDE

El Salmo 128:2 dice: “Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.” Hay algo realmente maravilloso en el trabajo honesto. Proveer para su familia y regresar al hogar para disfrutar lo que Dios ha dado.

La Biblia dice en 1ª Timoteo 6:6: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.” ¿Sabe cuál es el problema con muchos padres? Que nunca están contentos. Nunca tienen lo suficiente. Nunca están satisfechos de simplemente venir al hogar y ser feliz con su familia. Están tan ocupados ganado para vivir, que se olvidan precisamente de eso: ¡de vivir!

LA COMPAÑÍA QUE AMA
El Salmo 128:3 explica: “Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa.” La compañera del padre debe ser su fiel esposa, porque ella se aferra a él como una enredadera se aferra a la pared. Y un marido debe ser para su mujer lo que la pared es para la enredadera: su soporte y fortaleza.

El marido anima y edifica a su esposa haciendo evidente su amor y cubriéndola con su afecto. ¿Caracteriza eso a su esposa? ¿Caracteriza eso su rol o papel en el hogar como el proveedor fiel y el amoroso apoyo de su esposa?

LOS HIJOS QUE LIDERA

“Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa” (Salmo 128:3b). ¿Sabía usted que el olivo es un símbolo bíblico de ser fructífero y justo? Un árbol de olivo, si está bien sembrado y cuidado, puede dar fruto por veinte generaciones.

Quiero preguntar a los padres algo: si su esposa es como una enredadera y sus hijos como plantas de olivo, ¿cuál es su rol? ¡Usted debe cultivarlos! Sabio es el padre que entiende que es su labor y privilegio el cultivar el amor de su esposa y proveer para sus necesidades, y cultivar a sus hijos y proveer para las necesidades de ellos.

LA CONTRIBUCIÓN QUE DEJA

Note ahora el Salmo 128:4-6: “He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.”¡Oh, qué bendición es ver a nuestros hijos y nietos sirviendo al Señor!

Yo no sé de qué familia proviene usted, pero probablemente hay algunos que están leyendo esto que fueron abusados siendo niños. Tal vez otros crecieron en un hogar donde hubo alcoholismo, ira incontrolable, abandono o aun la prematura muerte de su padre, antes de que tuviera la oportunidad de llegar a conocerle.

Tal vez se esté diciendo a usted mismo: “Daría cualquier cosa porque mi padre pusiera sus brazos alrededor de mi cuello, y me dijera que me ama.” La más profunda necesidad de su corazón, es por un padre que le abrace y le diga: “Te acepto y te amo.”

Permítame decirle que hay esperanza para usted. Todo hijo de Dios tiene un Padre que le ama incondicional y eternamente. Usted puede sentarse en su regazo cuando quiera y donde quiera, y ser abrazado. Tome esta verdad de la Palabra de Dios y no sólo piense en ella, sino resguárdela en su corazón.

“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:4-7).

Usted no puede hacer nada acerca de sus ancestros, pero ciertamente usted puede hacer algo acerca de sus descendientes.

Un padre dijo: “Si pudiera hacerlo todo de nuevo, esto es lo que haría: amaría más a mi esposa frente a nuestros hijos; reiría más con mis hijos, de nuestros errores y nuestros gozos; les escucharía más, aun a los más pequeños. Sería más honesto acerca de mis propias debilidades, y dejaría de pretender ser perfecto. Oraría diferente por mis hijos. En vez de pensar sólo en mí, me enfocaría en ellos. Haría más cosas con mis hijos. Les daría más ánimo y les alabaría más. Pondría más atención a las cosas pequeñas, acciones y palabras de amor y bondad. Finalmente, si podría hacerlo todo de nuevo, compartiría a Dios más íntimamente con mi familia. Usaría cada cosa ordinaria que sucede en cada día ordinario, para guiarles a Dios.”

Padres, si va a haber música en su hogar, usted va a tener que proveerla, porque Dios le ha hecho a usted el director o conductor de la orquesta.

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