jueves, 14 de julio de 2011

LIBRES DE LA PRISIÓN DEL PERFECCIONISMO

Mensajes de interés
para compartir:

Cómo ser el
padre de un hijo
sabio - Pr. 1:20-22

Cómo criar
hijos ejemplares Pr. 1:7-9
El director
de la orquesta Sal. 128
El capitán
y sus hijos
He. 11:7; Gn. 6:1-22

La insumergible
fe del capitán Noé He. 11:7

Cómo fortalecer
los matrimonios fatigados
Ef. 5:22-33




Dios nos ha llamado para que seamos libres y tengamos libertad en toda área de nuestras vidas. Pero Satanás, si no puede evitar que lleguemos a ser salvos, tratará de mantenernos en esclavitud. Eso es lo que hizo con los santos en Galacia.

“¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gálatas 3:1-3).

Pablo estaba desafiando a los gálatas: “¿Se salvaron por guardar los Diez Mandamientos o por confiar en Jesucristo?” Y cuando habla de la “carne” no está hablando de nuestro cuerpo, sino de nuestra naturaleza Adánica, que trata de ser “buena” para que el Dios Todopoderoso nos reciba.

¿Qué es el perfeccionismo? Se lo diré en una frase: es el juzgarse a sí mismo en base a sus logros. Usted mide su valor en términos de productividad y logros, siempre esforzándose por alcanzar metas inalcanzables, sin nunca lograrlas. Por consiguiente, nunca se siente satisfecho. Las palabras claves de un perfeccionista son: “Yo debo, yo tengo, yo debería.” Los perfeccionistas no son guiados; ellos son compelidos.



VIDA TRAS LAS REJAS

Permítame decirle algunas de las características de la vida en la prisión del perfeccionismo:

1. El perfeccionista nunca está satisfecho.
2. El perfeccionista critica a otras personas.
3. El perfeccionista tiene metas imposibles.
4. El perfeccionista es un idealista.
5. El perfeccionista se valora por lo que hace, lo que tiene o lo que obtiene.
6. El perfeccionista se siente culpable si descansa.
7. El perfeccionista se enfoca en el proyecto en lugar de enfocarse en el proceso.
8. El perfeccionista tiene una culpabilidad inamovible.



EL GRAN ESCAPE

¿Está usted listo para escapar de la prisión? ¡Hagámoslo! Quiero sugerir tres maneras en que usted puede escapar de una vida tras las rejas.

Crea que Dios le ha aceptado por gracia. Efesios 1:6 dice: “Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.” ¿Cómo es que Dios le hizo acepto? Por su gracia. No por sus obras. La gracia es completamente contraria a la naturaleza humana, que quiere que usted viva por culpa y no por gracia.

Dios no está tratando de sorprenderle cometiendo algún pecado, ni le mortifica por algún error. Dios no es un Dios que empuja y empuja, exigiendo que hagamos más y más para agradarle.

La GRACIA es que Dios nos acepta. Fe es nuestra aceptación del hecho de que Dios nos acepta.

¿Piensa que estoy tratando de decirle que el rendimiento no es bueno? ¿O que le estoy pidiendo que baje sus estándares? ¡No! Si usted piensa que estoy diciendo eso, está equivocado. Sólo trato de explicarle que si está tratando de ganarse la aceptación de Dios en base a su rendimiento, quedará desilusionado. Puesto que, usted nunca saldrá libre de esta prisión en la cual el diablo le ha puesto.

Aprenda y crea que puede aceptarse a sí mismo. Esto no significa que hace la paz con el pecado, sino que reprograma su auto evaluación. Diga, con el apóstol Pablo: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15:10). A los ojos de Dios usted es especial. Dios le ha aceptado. Ahora acéptese usted mismo, y no se quede encadenado a su pasado.

Deje que Jesús le mire a los ojos, y escúchele decir: “Yo te amo y te acepto. No te amo porque eres valioso. Eres valioso porque te amo.” Dios ya le ha aceptado, ahora acéptese a sí mismo.

Aprenda a aceptar a otras personas. No demande perfección de nadie, porque no podrán proveérsela. Deje que Dios sea Dios, y renuncie a ser el Presidente Administrativo del universo. Verá, otros no tienen que ganar su aceptación ante Dios. ¿Por qué deberían tratar de ganarse la suya?

Cuando usted acepta a otras personas, no sólo las libera, sino que usted mismo estará libre para ser todo lo que puede ser. Y le prometo lo siguiente: cuando usted sale de la trampa del rendimiento, no hará menos; usted probablemente hará más. Logrará más y lo gozará mucho más todavía.

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