HALLADOS EN
CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.
LIBERTADOS
DEL PECADO Y HECHOS SIERVOS DE DIOS PARA SIEMPRE.
Romanos
6:22: “Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
Cuando
Jesucristo entra en su vida, Él le cambia. Quizás usted tiene problemas con las
drogas o el alcohol. Tal vez lucha contra la lujuria, el miedo, la duda o
autocompasión. Quizás es esclavo de la opinión pública o del perfeccionismo.
Con todo, el mismo Jesucristo que liberó Rigoberto Gómez, es el mismo
Jesucristo que le liberará a usted. Aunque la libertad en Jesucristo no
significa el privilegio de hacer lo que nosotros queramos, sí es el poder
glorioso, abundante y sobrenatural para llevar acabo lo que debemos hacer. Es
la gracia salvadora la que nos libera. Es la gracia sustentadora la que nos
mantiene libres.
Póstrese
ante el Señor y agradézcale la libertad que se le ha dado a través del enorme
precio pagado en el Calvario.
Segunda
Samuel 22:50: “Por tanto, yo te CONFESARÉ entre las naciones, oh Jehová, y
CANTARÉ a tu Nombre.”
Si tenemos
un accidente automovilístico y escapamos con vida, normalmente le damos gracias
a Dios por habernos salvado la vida. Más, ¿alguna vez le ha agradecido a Dios
el salvarle la vida al manejar de regreso del trabajo a su casa y no tener
ningún accidente? ¿No es eso muchísimo mejor?
Una historia
ilustra esto de una manera conmovedora. Una familia escuchó que una persona en
su iglesia dio una ofrenda de amor muy significativa en memoria de su hijo
quien había muerto en el campo de batalla. Camino a casa, la esposa le preguntó
a su marido: “¿Por qué no damos una ofrenda por nuestro hijo?” Él preguntó:
“¿Por qué? Nuestro hijo no ha fallecido.” Ella respondió: “¿No crees que esa es
una buena razón para hacerlo?”
¿Qué es lo
que debe hacer en toda circunstancia, ya sea que esté a salvo o apesadumbrado?
Salmos 17:8:
“Guárdeme como la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas.”
Charles
Wesley caminaba por el bosque un día nublado cuando se vino una tormenta con
relámpagos y se desató una lluvia caudalosa. La luz de un rayo iluminó el
cielo, y un pajarito estaba tan asustado que voló hacia Wesley y trató de
esconderse bajo su abrigo. Esta escena lo conmovió tanto que compuso el himno:
“Jesús, amante de mi alma, déjame volar a tu regazo, mientras las aguas
impetuosas cercanas estén, mientras la tempestad acose. Escóndeme, oh mi
Salvador, escóndeme hasta que la tormenta de la vida haya pasado, seguro guiado
a tu refugio. Oh, al concluir recibe mi alma.” Eso es lo que nuestro Señor
hace. Nos esconde, sostiene y guarda.
¿Están las
tormentas de la vida desatándose furiosamente a su derredor? Escóndase bajo las
alas de Dios. Filipenses 3:10: “A fin de conocerle, y el poder de su
resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante
a Él en su muerte.
” Un día el
pastor Rogers fue con un amigo a visitar a un hombre de negocios. Este
apreciado amigo y varón de Dios empezó compartiendo su testimonio de cómo el
Señor lo había salvado. Luego añadió algo que le dejó atónito, boquiabierto. Él
dijo: “Yo solía creer que Jesucristo murió en la cruz, que fue sepultado y que
resucitó de entre los muertos. Pero ya no creo eso.” El pastor Rogers estaba
estupefacto. Después con una sonrisa en su rostro, explicó: “Sí, ya no creo
eso. Ahora lo sé.”
¡Qué cambio
de parecer! Pasar de creer a conocer al Salvador. ¡Qué revelación y
transformación más gloriosa!
¿Conoce
usted a Jesucristo? ¿Le conoce realmente o sólo cree que Él murió, fue
sepultado y resucitó?
Primera Corintios 1:30: “Mas por Él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención.”
El apóstol
Pablo creía que la mayor bendición era ser “hallado en Él.” Pablo cambió una
serie de reglamentos por un Amigo. ¿No preferiría usted tener un amigo que una
serie de reglamentos? Antes de su salvación, Pablo tenía la ley, mas ahora
tiene al Señor. ¡Qué diferencia! Qué lugar tan seguro es el ser hallado en
Cristo.
Si usted es
salvo no es tan sólo un miembro de la iglesia, sino que está en Cristo. Usted
está en su cuerpo (la iglesia) y Él está en usted. ¡Qué comunión divina! Puede
ser que no tenga a nadie a su derredor, pero nunca estará solo otra vez, porque
el Señor Jesucristo está en usted y usted en Él.
El apóstol
Pablo creía que la mayor bendición era ser “hallado en Él.” Pablo cambió una
serie de reglamentos por un Amigo. ¿No preferiría usted tener un amigo que una
serie de reglamentos? Antes de su salvación, Pablo tenía la ley, mas ahora
tiene al Señor. ¡Qué diferencia! Qué lugar tan seguro es el ser hallado en
Cristo.
Efesios
3:20: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros.”
El ser
hallado en Jesús, enseña Pablo, es más valioso que toda su religión, raza y
rituales. Es una relación con el Dios Todopoderoso: Jesús. El apóstol Pablo
dice: “Estoy cansado de estar tratando, voy a empezar a confiar.” Básicamente,
Pablo vivía tratando de ganarse su entrada al cielo por medio de sus obras,
antes de su encuentro con Jesucristo camino a Damasco (ver Hechos 9). El
legalismo es algo terrible. Es un amo tosco de arduas tareas bajo el cual nadie
triunfa. La libertad, no el legalismo, es lo que el Señor Jesucristo ofrece.
Libertad, no esclavitud. Relación, no religión. Nosotros no abandonamos nada
por lo que Jesús no nos ofrezca abundantemente mucho más de lo que esperamos o
nos imaginamos.
Lea
Colosenses 3:11. ¿Qué significa que Cristo sea su “todo”?.
Donde no hay
griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni
libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
Si usted es
salvo no es tan sólo un miembro de la iglesia, sino que está en Cristo. Usted
está en su cuerpo (la iglesia) y Él está en usted. ¡Qué comunión divina! Puede
ser que no tenga a nadie a su derredor, pero nunca estará solo otra vez, porque
el Señor Jesucristo está en usted y usted en Él.
Le invitamos
a meditar en esta verdad. A su vez lea Filipenses 3:9.
Y ser hallado en él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia
que es de Dios por la fe;
Romanos 8:2: “Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
El pastor
Rogers siempre encontró fascinante la aviación. ¡Los aviones son tan pesados,
no obstante vuelan! El piloto toma los controles, mueve el acelerador y esos
poderosos motores empiezan a rugir. Cuando uno se da cuenta, ya está volando.
¿Acaso la
ley de gravedad ha sido abolida?
No, pero hay
otra ley que entra en efecto, es la ley de aerodinámica, que es una ley más
poderosa que la ley de gravedad.
Cuando usted
se pone en paz con Dios, la ley del pecado y de la muerte aún está presentes,
mas existe una nueva ley. Esta es la ley de la vida en Cristo Jesús que le
libera de la ley del pecado y de la muerte. Mientras usted permanezca en
Jesucristo, usted es libre de la ley del pecado y de la muerte.
¿Ha sido
usted liberado? Entonces, es su turno de liberar a otro cautivo con las Buenas
Nuevas de salvación. Vaya y comparta este regalo gratuito de la salvación con
alguien.
¿CUÁL FUE LA
ÚLTIMA VEZ QUE USTED LE HABLÓ A ALGUIEN DE JESUCRISTO?. Filipenses 3: 20- 21.
3:20 Mas
nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo;
3:21 el cual
transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al
cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí
mismo todas las cosas.
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