jueves, 4 de junio de 2015

LA LIMPIEZA ESPIRITUAL QUE TODOS NECESITAMOS.

LA LIMPIEZA ESPIRITUAL QUE TODOS NECESITAMOS.
Isaías 1:18: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.”
En una reunión del Ejército de Salvación, entre la multitud había un sarcástico que gritaba: “¿Te puedes callar? ¡Estás soñando!” De repente, él sintió que le jalaban su abrigo. Era una niña y ésta le dijo: “Ése que está hablando es mi papá; él solía ser un borracho y golpeaba a mi mamá. No teníamos suficiente comida. Después mi papá se entregó a Cristo, y su vida cambió. ¿Ve a la mujer que está allá? ¿Ve que feliz está? Ella es mi mamá. Señor, si mi papá está soñando, ¡no lo despierte!”

¡Qué Salvador, que puede tomar a un pobre pecador perdido, lavarlo, salvarlo y hacerlo una nueva persona! ¡Aleluya!
¿Cuándo fue la última vez que compartió de Cristo con una persona desposeída? Permita que Dios le use para hacer brillar su luz en esa dirección.
Salmos 51:7: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
Escuché de un misionero cuya esposa era muy fastidiosa. Se mudaron a una pequeña choza y ella pronto notó que el piso estaba sucio. Lo primero que la esposa quería hacer era limpiar el piso. Lo restregó una y otra vez en vano, pronto se dio cuenta que ese piso no se podía limpiar. Finalmente alguien le dijo cuál era el problema: ¡Era un piso de tierra! Entre más restregaba el piso, más tierra soltaba. Nunca podremos quitarnos nuestra naturaleza pecadora por más que restreguemos, ya que, al tratar de hacerlo sólo revelamos lo que yace adentro.

Detestamos decírselo, mas estamos totalmente podridos por dentro. Jesús dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
¿Qué tan sucio está usted hoy? ¿Qué tan limpio debe estar antes de poder hablarle al Padre Celestial? Límpiese con la sangre de Jesús y comuníquese libremente con su Padre que le ama.
Juan 3:3: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
Nicodemo estaba tan asombrado con los milagros que Jesús había hecho, que él quería saber más. Él le preguntó a Jesús de milagros y Jesús le comenzó a hablar acerca de nacimientos. Era como si Jesús le estuviera diciendo: “Nicodemo, para entender qué es un milagro, tú mismo tienes que llegar a ser uno.”

Nicodemo era un hombre inteligente; era un fariseo, principal entre los judíos y era parte del Sanedrín, y aun así, con todo ese conocimiento, Jesús le dijo: “Si no nacieres de nuevo, no podrás ver el reino de Dios.”

Las personas simplemente no pueden ver las cosas espirituales hasta que el Espíritu Santo encienda la luz en sus almas.
¿Conoce a alguien que posee mucha educación, mas no tiene la salvación? Le retamos a compartir estas mismas nuevas de salvación con él o ella hoy.
Éxodo 20:3: “No tendrás dioses ajenos delante de Mí.”
¿Qué es un ídolo? Un ídolo es lo que hace un hombre cuando toma sus ideas, las concretiza construyendo algo con sus manos y luego lo adora. Lo que él hace es adorarse a sí mismo. Usted puede objetar: “No soy culpable de idolatría.” Veamos: ¿Hay algo que usted ame más que a Dios? ¿Algo a lo que le teme más que a Dios? ¿Algo a lo que usted le sirve más que a Dios? ¿Algo en lo que confíe más que en Dios? ¿Acertamos? Bueno, quizás usted dirá: “Yo le doy a Dios un lugar en mi vida.” Dios no quiere un lugar en su vida. Entonces usted añade: “Yo le doy importancia a Dios en mi vida.” Dios detesta esa importancia en su vida. Dios demanda preeminencia en su vida y no se conformará con nada menos.
¿Existe alguien o algo que toma prioridad en su vida que no sea Dios? Si lo hay, confiéselo y arrepiéntase. Ahora, ponga en el trono de su vida al legítimo dueño de ésta: ¡el Señor Jesús!
Malaquías 4:2: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”
Si Jesús es el Hijo de Dios, Él es también el Sol de justicia. Permítanos decirle algo acerca del alba. La salida del sol nunca se adelanta, ni se atrasa. ¿No es cierto? El amanecer opera de acuerdo al poder y la autoridad de Dios. Usted no puede apresurarlo, ni tampoco detenerlo. Así también es la segunda venida del Señor Jesucristo. Él regresará en el momento conocido exclusivamente por Dios. Usted no puede adelantarlo, ni detenerlo.

Un día el Señor Jesucristo vendrá, al sonar de la trompeta. Él abrirá las cortinas de las noches, sujetándolas con una estrella. Luego abrirá la puerta de la mañana gloriosa de su reino milenario e inundará al mundo con su luz.
Mañana por la mañana, levántese en la madrugada y dele gracias a Dios porque su tiempo es perfecto y porque Él volverá.
DOS COSAS PIDE DIOS DE USTED.
1. HONRE SU HOGAR Y SU MATRIMONIO.
Mateo 19:6: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”
¿Sabe qué es lo que anda mal con muchos matrimonios? Los esposos tratan a sus esposas como automóviles nuevos. Cuando está nuevo, lo luce por doquier; luego, cuando envejece y ya la pintura se descolora un poco, lo cambian por un modelo nuevo.

¿Está usted casado? Entonces debe satisfacer las necesidades de su esposa y compartir toda su vida con ella. ¡Eso significa que todo lo que usted es y todo lo que tiene es para ella! La aritmética de Dios es: uno más uno es uno. No existe ninguna área en nuestras vidas que no compartamos.

¿Es usted del tipo fuerte e independiente? Entonces usted no es como Jesús quien compartió incondicionalmente y se sacrificó por usted.
Esta semana, haga prioridad el dar a su esposa algo por lo cual tenga que sacrificarse; puede ser su tiempo, una posesión o una palabra de aliento que ella necesite.
2. ENSEÑE A SUS HIJOS A HONRAR A SUS PADRES.
Éxodo 20:12: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
Sea usted joven o mayor, usted puede honrar a sus padres. ¿Cómo? Al mostrarles respeto. Levítico 19:3 dice: “Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.” La palabra “temerá” no significa temblar ante la presencia de sus padres. Lo que quiere decir es que usted debe tener un respeto santo por su padre y por su madre.

Usted podrá objetar: “Pero mis padres no son dignos de respeto.” Con todo respeto, usted tampoco lo es. Nosotros no somos dignos de respeto. Sólo hijos perfectos pueden exigir padres perfectos, y ningún hijo es perfecto. Nuestros padres son imperfectos. Usted también lo es. Por el contrario, Dios es santo y Él manda que debemos respetar a nuestros padres.
¿Cómo está su relación con sus padres? Si no les está mostrando el tipo de respeto bíblico que Dios requiere, empiece a hacerlo hoy para gloria de Dios.
Abraham Lincoln dijo: “Todo lo que soy y espero llegar a ser se lo debo al ángel de mi madre.” En esta época anualmente celebramos el Día de la Madre. ¡Oh, el poder del amor de una madre!

En una ocasión el pastor Rogers habló con el ex-presidente de los Estados Unidos, George Bush, acerca de su salvación y relación personal con Jesucristo y oraron a Dios al respecto. Él le miró a los ojos y le compartió: “Quiero decirle que mi madre fue la persona más piadosa que yo jamás haya conocido.” Él continuó contándole la manera que ella había influenciado su vida.

¿Sabe lo que los hijos necesitan? Aceptación, certeza de pertenecer a la familia y seguridad. ¡Gracias a Dios por madres tan maravillosas!

Gracias a Dios por el impacto que madres piadosas tienen en las vidas de sus hijos. Planee hoy visitar, llamar y compartir con esa madre especial en su vida.
RESTAURE LAS RELACIONES FAMILIARES.
Santiago 5:12: “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.”
Al hablar con adolescentes, descubrirá que muchos guardan amargura y resentimiento. Mucho de ese resentimiento es hacia sus padres, debido al serio asunto de promesas rotas. Si usted es un padre que anhela restaurar su relación con sus hijos adolescentes, lo mejor que puede hacer es recordar esas promesas no cumplidas. Luego vaya a su hijo (a) y dígale, con un espíritu arrepentido: “Le he pedido a Dios que me perdone, ahora quiero que tú me perdones.” Entonces pregúntele: “¿Alguna vez te he hecho una promesa que no he guardado? Si es así, deseo que me lo digas para poder arrepentirme. Quiero que creas que tu padre es un hombre fiel.”
¿Es usted un hombre de palabra? ¿Es una mujer de palabra? Comience un nuevo capítulo en su vida donde usted cumple lo que promete


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