VIVAMOS EL
MENSAJE DEL EVANGELIO PORQUE EL SIGNIFICA LA VIDA ETERNA.
Vivir
nuestro mensaje.
Todo lo que
hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Colosenses
3:17
Los
incrédulos prestarían más atención a nuestro mensaje evangélico si le diéramos
algo especial a observar. Pudiéramos comenzar por no mentir y por decir siempre
la verdad. ¿Qué sucedería si nunca nos enojáramos hasta pecar, sino que siempre
obráramos con amor; que nunca robáramos, sino que siempre compartiéramos lo
nuestro; y que nunca dijéramos vulgaridades, sino que siempre pronunciáramos
palabras edificantes? ¿Puede imaginarse cómo reaccionarían los perdidos si
nunca nos amargáramos, ni enojáramos, ni mostráramos resentimiento, ni fuéramos
violentos, ni calumniadores, sino que siempre nos caracterizara la bondad, la
compasión y el perdón? Tal vez entonces prestarían más atención.
Examine su
conducta. ¿Dice usted la verdad? ¿Controla usted su enojo de tal modo que solo
actúa con justicia? ¿Comparte con otros lo que tiene? ¿Habla con misericordia?
¿Es usted bondadoso, compasivo y clemente? Si usted es un nuevo hombre o una
nueva mujer en Cristo, vivirá de esa manera.
DIOS
ESTABLECE NORMAS DE VIDA.
La norma de
Dios.
Seréis,
pues, santos, porque yo soy santo.
Levítico
11:45
La vida
cristiana pudiera resumirse en esta declaración: Ser imitadores de Dios. Jesús
dij "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto" (Mt. 5:48). El apóstol Pedro reiteró esa norma elevada
cuando dij "Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos
en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo".
Cuanto más
se conoce a Dios, tanto más se entiende quién Él quiere que seamos, de modo que
lo primero que el creyente debe procurar es conocer a Dios (Fil. 3:10). Eso
puede lograrse solo cuando estudiamos el carácter de Dios como se revela en las
Escrituras.
EL PERDÓN Y
SU SIGNIFICADO EN EL CRISTIANO.
Una
perspectiva del perdón.
Sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4:32
Dios fue
bondadoso y compasivo con usted, perdonándolo aun cuando no lo merecía. Si basa
su actitud hacia los demás en lo que ellos merecen, no ha entendido bien. No
grite a los demás, ni los desacredite ni se enoje con ellos, aun cuando lo
merezcan. Quienes ejemplifican el carácter de Dios son amorosos, bondadosos,
considerados y clementes. Esa es la actitud que Dios espera de los que son sus
nuevas criaturas en Cristo.
DEBEMOS
ACTUAR CON UN ESPÍRITU MISERICORDIOSO.
Nuestro
espíritu misericordioso.
No
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención.
Efesios 4:30
El Espíritu
Santo se entristece cuando los creyentes no cambian su antigua manera de vivir
y adoptan la nueva. Siente dolor cuando los creyentes mienten y ocultan la
verdad, cuando se enojan y son implacables, cuando roban y se niegan a
compartir, y cuando dicen palabras obscenas y no tienen un espíritu
misericordioso.
Cuando usted
fue salvo, el Espíritu de Dios puso en usted un sello, que declara que usted es
de Dios para siempre. Como Él ha sido tan misericordioso que le dio salvación
eterna, lo selló para siempre, y ha guardado su salvación hasta el día de la
redención, ¿cómo es posible que lo contriste? Él ha hecho tanto por usted que,
como muestra de gratitud, no debe contristarlo.
NUESTRAS
PALABRAS DEBEN AYUDAR A CRECER AL HERMANO.
Palabras de
edificación.
La que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Efesios 4:29
Si permite
que Cristo guarde sus labios, todo lo que diga ha de beneficiar a otras personas.
Usted debe estimular y fortalecer espiritualmente a las demás personas. ¿Es eso
lo que ocurre cuando habla con ellas? ¿Se van edificadas en Jesucristo? Madres,
cuando están con sus hijos durante todo el día, ¿los edifican las palabras de
usted? Padres, cuando saca a pasear a sus hijos, ¿sus conversaciones con ellos
son edificantes y estimulantes?
El versículo
de hoy también indica que debemos dar a los demás la "necesaria"
edificación, lo que significa que nuestras palabras satisfagan la necesidad. Cuando
yo era niño, cada vez que le decía a mi mamá "¿Sabes lo que hizo
fulano?", ella me respondía: "¿Es necesario saberlo?" A menudo
lo que yo quería decir era interesante, pero sin duda no era necesario.
Por último,
nuestras palabras deben "dar gracia a los oyentes". ¿Bendicen sus
palabras a quienes las oyen? ¿Hay gracia en lo que usted dice? Puede estar
seguro de que, si permite que el Señor ponga guarda a su boca y deja que su
Palabra more en usted, entonces sus palabras serán las palabras de gracia de Dios.
UTILICEMOS
UN LENGUAJE QUE MOTIVE AL OYENTE.
El lenguaje
inútil.
Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca.
Efesios 4:29
Las frutas
podridas huelen muy mal y son inservibles. No queremos estar cerca de ellas, y
mucho menos comerlas. Lo mismo ocurre con el lenguaje corrompido. Sean chistes
de color subido, palabras obscenas, cuentos sucios o lenguaje grosero, de
ninguna manera debe caracterizar eso a un cristiano.
El Salmo
141:3 nos dice cómo eliminar tal lenguaje: "Pon guarda a mi boca, oh
Jehová; guarda la puerta de mis labios". Si Jesucristo es el guarda de
nuestros labios, Él será quien determine lo que sale por ellos.
ES TIEMPO DE
CAMBIAR LOS ACTOS DESONESTOS, POR ACCIONES HONESTAS.
El trabajo
arduo.
El que
hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Efesios 4:28
El robo es
un problema común en nuestro mundo. El robo en los centros comerciales ha
llegado a convertirse en un problema tan grande que un porcentaje del precio de
los artículos cubre la cantidad perdida por los bienes robados. Sea un gran
robo o robo de tonterías, el robar de la tienda, robar dinero de un rico o de
un miembro de la familia, todo es robo.
Que el
cristiano "trabaje", se refiere a trabajo manual, de esfuerzo físico.
El trabajo arduo es honorable. Los cristianos debemos esforzarnos en el trabajo
para que tengamos lo suficiente para dar a los necesitados, no para que tengamos
más de lo que necesitamos. El enfoque mundano de la riqueza es acumular lo que
adquirimos. Pero el principio neotestamentario es trabajar duro para que
podamos hacer el bien y dar a los necesitados.
PRACTIQUEMOS
EL DOMINIO PROPIO.
El justo
enojo.
Airaos, pero
no pequéis.
Efesios 4:26
Pudiera
sorprenderse de que hay tal cosa como el justo enojo, es decir, enojarse por lo
que aflige a Dios y estorba sus principios. Pero no debemos enojarnos tanto que
cometamos pecado.
No se enoje
por sus propios principios. No se enoje cuando alguien lo ofenda. Y no permita
que su enojo degenere en resentimiento, amargura o malhumor. Eso está
prohibido. El único enojo justificable defiende el grande, glorioso y santo
carácter de nuestro Dios.
El enojo
egoísta, apasionado, indisciplinado y sin dominio es pecaminoso, inútil y
dañino. Debe desterrarse de la vida cristiana. Pero el enojo disciplinado que
busca la justicia de Dios es puro, desinteresado y dinámico. Debemos enojarnos
por el pecado en el mundo y en la iglesia. Pero no podemos dejar que el enojo
se convierta en pecado.
HABLAR SOLO
CON LA VERDAD. MARCAR LA DIFERENCIA CON EL MUNDO.
La
importancia de la verdad
Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos
miembros los unos de los otros.
Efesios 4:25
¿Por qué es
tan importante decir la verdad? Porque somos miembros los unos de los otros.
Cuando no decimos la verdad entre nosotros, dañamos nuestra comunión. Por
ejemplo, ¿qué sucedería si el cerebro le dijera que lo frío es caliente y lo
caliente es frío? Cuando se bañara, ¡moriría congelado o se cocería en agua
hirviendo! Si su ojo decidiera enviar falsas señales a su cerebro, una
peligrosa curva de la carretera pudiera parecer una recta, y se estrellaría.
Dependemos de la sinceridad del sistema nervioso y de cada órgano del cuerpo.
El cuerpo de
Cristo no puede funcionar con menos exactitud que eso. No podemos ocultar la
verdad a los demás y esperar que la iglesia funcione debidamente. ¿Cómo podemos
servirnos los unos a los otros, llevar las cargas los unos de los otros,
cuidarnos mutuamente, amarnos, edificarnos, enseñarnos y orar los unos por los
otros si no sabemos lo que está ocurriendo en la vida de los demás? Así que sea
sincero, "siguiendo la verdad en amor" (Ef. 4:15).
BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA DEBEMOS MENTIR.
Sea veraz.
No hablarás
contra tu prójimo falso testimonio.
Éxodo 20:16
Un cristiano
nunca debe mentir. La mentira más conocida es decir algo que no es cierto. Pero
hay otros tipos de mentiras, como la exageración. Una vez oí la historia de un
cristiano que daba un testimonio convincente, pero un día dejó de recitarlo.
Cuando se le preguntó por qué, dijo que a través de los años lo había
embellecido tanto que había olvidado lo que era cierto y lo que él había
inventado.
Cometer
fraude en la escuela, en los negocios, en el trabajo y en la declaración de
impuestos es una manera de mentir. También lo es el traicionar la confianza, la
adulación, el presentar excusas y el quedarse callado cuando debe decirse la
verdad. No hay lugar para la mentira en la vida cristiana. Debemos decir la
verdad.
NUEVOS
PENSAMIENTO, NUEVOS COMPORTAMIENTOS, NUEVAS ACTITUDES.
Una nueva
actitud.
Vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:24
Cuando usted
se entregó a Cristo, reconoció que era pecador y decidió abandonar su pecado y
las cosas malvadas de este mundo. Pero Satanás hará brillar al mundo y su
pecado delante de usted para tentarlo a que regrese a él. Pablo nos advierte
que no volvamos al mundo, sino que más bien nos vistamos de la justicia y
santidad de la verdad.
Eso no es
algo que se hace una sola vez; es algo que se hace cada día. Una manera de
hacerlo se describe en 2 Timoteo 3:16, que dice: "Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia". Si quiere vivir rectamente, lea la Palabra de Dios.
Lo ayudará a enfrentarse a los vestigios del mundo todavía presentes en su
vida.
UN NUEVO
HOMBRE CON UNA MENTE RENOVADA.
Una mente
renovada.
Renovaos en
el espíritu de vuestra mente.
Efesios 4:23
Cuando usted
se hace cristiano, Dios le da una nueva mente; pero usted debe llenarla de
nuevos pensamientos. Un bebé nace con una mente nueva y fresca, y entonces se
van haciendo impresiones en la mente del bebé que determinan el curso de su
vida. Lo mismo ocurre con un cristiano. Cuando usted entra en el reino de Dios,
recibe una mente nueva y fresca. Entonces tiene que formar los buenos
pensamientos en su nueva mente. Por eso Filipenses 4:8 dice: "Todo lo que
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad". Tenemos una mente renovada, no una mente depravada.
En vez de
tener una mente depravada, vil, lasciva, avara, sucia, tenemos una mente llena
de justicia y santidad. Y eso debe caracterizar naturalmente nuestro modo de
vivir.
UNA VIDA
CENTRADA EN EL SALVADOR, EL SEÑOR JESUCRISTO.
Una vida
centrada en Cristo.
Vosotros no
habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído.
Efesios
4:20-21
Los
cristianos ya no estamos dominados por una mente ególatra; aprendemos de
Cristo. Cristo piensa por nosotros, obra por medio de nosotros, ama por medio
de nosotros, siente por medio de nosotros y sirve por medio de nosotros. La
vida que tenemos no es nuestra, sino que es Cristo viviendo en nosotros (Gá.
2:20). Filipenses 2:5 dice: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús". Un inconverso anda en la vanidad de su mente,
pero una persona salva anda conforme a la mente de Cristo.
Dios tiene
un plan para el universo, y mientras Cristo esté obrando en nosotros, Él está
realizando una parte de ese plan por medio de nosotros. Pablo observó que Él
"es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" (Ef. 3:20).
Cada día debiera ser una aventura fantástica para nosotros porque estamos en
medio del plan de Dios para los siglos.
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