sábado, 30 de diciembre de 2017

92. BONDAD Y MISERICORDIA.
“Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová..” (Esd. 3:11).
Por la gracia de Dios hemos recorrido el camino de otro año. Estamos ya a la vista de uno nuevo, si el Señor nos permite entrar en él. ¿Qué decir sobre el tiempo transcurrido? Sin duda hubo días tranquilos y otros rodeados de inquietud. Algunos nos permitieron sonreír, en otros solo hubo lágrimas. La valoración del año será consecuencia de nuestro criterio y experiencia. Esta valoración no será correcta porque desconocemos el propósito divino que se ha cumplido en cada día. El versículo nos invita no a ver lo que hay en nuestro entorno, sino a ver a Dios mismo descubriendo dos de sus admirables perfecciones que hemos sentido este año.
El Señor es bueno. Somos lo que somos por su infinita bondad hacia nosotros. Nuestra salvación es el resultado de ella, que se manifestó para nosotros desde antes de la fundación del mundo. La obra de salvación por la que también nos hizo sus hijos, fue la primera determinación de Dios, antes de que crease cuanto existe y nos crease a nosotros (2 Ti. 1:9). En su bondad envió a su Hijo para que ocupase nuestro lugar y diese Su vida en precio por nuestros pecados (1 Jn. 4:10). Nos buscó hasta encontrarnos. Nos tomó del lugar donde estábamos. Nos puso sobre sus hombros. Nos trajo al redil del Buen Pastor. Nos hizo miembros de su casa, herederos de las riquezas eternas en Cristo Jesús. El futuro está asegurado porque Él prepara un lugar para nosotros. Un año menos para estar con Él. Un tiempo breve nos distancia del encuentro con el Señor. Mientras el mundo que nos rodea está sin esperanza, la nuestra es segura porque no descansa en cosas que esperamos sino en el mismo Señor que está en nosotros (Col. 1:27). Sí, sólo podemos afirmar al finalizar el año que Dios es bueno.
El Señor es misericordioso: “su misericordia es para siempre”. Misericordia es pasar nuestras miserias por Su corazón y al sentirlas, compadecerse de nosotros. Recorrió nuestro camino, sufrió nuestras miserias, experimento nuestras pruebas y tentaciones, lloró nuestras lágrimas, agonizó por nosotros y gustó nuestra muerte. Lo hizo para poder “compadecerse de nosotros”, y de nuestras debilidades. Lo ha hecho cada día del año transcurrido. Tal vez no nos dimos cuenta, pero fue compañero en cada momento, nunca hemos estado solos; cuando las fuerzas faltaron, nos las renovó; las lágrimas fueron enjugadas con amor; cuando clamamos fuimos oídos; su luz orientó nuestro camino y su paz nos dio calma en los momentos de inquietud. Ahora debo decir: Su misericordia es para siempre.
Me queda sólo hacer aquello con lo que el versículo comienza: cantar, alabar y dar gracias a Dios. Tal vez la tristeza haya hecho desaparecer el canto, ahora debo recuperarlo para cantar al Señor con todas mis fuerzas. Tal vez las pruebas han convertido mi oración en lamento, ahora debo dedicarla para alabar a Dios. Tal vez no he visto motivo para darle gracias, ahora lo tengo, porque Él es bueno y misericordioso. Señor, ayúdame en el próximo año a dejar de verme a mí para verte a ti, y descubrir que tu bondad y misericordia estarán siempre conmigo.
Autor. ​Luis Maturano.
BBN Instituto Bíblico.
93.UN PRINCIPIO IMPORTANTE:CREER
Hechos 16:31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
Un creyente no es una persona que sencillamente cree que Cristo murió por sus pecados. El diablo cree eso. Un creyente es una persona que se ha arrepentido de sus pecados y ha invitado a Cristo a entrar en su corazón como Salvador y Señor. Usted puede creer intelectualmente que un avión puede volar, pero para poder volar usted debe probar sus alas. De la misma forma, cuando usted entrega su corazón al Señor Jesucristo, Él toma el control de su vida y comienza a hacerle la persona que Él desea que usted sea. Su vida no necesita ser absolutamente perfecta para que usted pueda ir al cielo. En el momento que recibe a Cristo como su Salvador personal, usted está eternamente salvo, eternamente seguro y Dios empieza a trabajar en usted.
¿No es maravilloso saber que es salvo? Bien, esparza las Buenas Nuevas de esa seguridad a su vecino hoy.
94. LA IMAGÉN CORRECTA QUE NECESITAS.
Una historia cuenta que un hombre trabajaba en su despacho cuando entró su hija pequeña al borde de un ataque de nervios, medio llorosa y compungida.
- ¿Qué pasa hija? ¿Por qué estás tan deprimida? – le preguntó su padre.
- ¡Es que mi mesa se desordena con demasiada facilidad! - Dijo la niña.
- Enséñamelo.
Fueron a la habitación de la niña y enseñándole la mesa le dijo:  ¿Ves? Yo la ordeno, pero  fácilmente se vuelve a desordenar.
El padre extrañado le dice: Enséñame cómo es la mesa cuando está ordenada.
La niña recogió todo, agrupó los lápices arriba a la derecha, una libreta arriba a la izquierda, una regla a la derecha, una goma de borrar abajo a la izquierda y así sucesivamente hasta que al fin, contenta, dijo sonriendo:  - ¡Ya está!
El padre, extrañado pregunta:  ¿Y si cambio los lápices, un poco a la izquierda?
- ¡Ah no Papi! Así ya no está ordenada.
- ¿Y si tomo la goma de borrar y la coloco en el lugar de la regla?
- ¡Me la desordenas más!
- ¿Y si cambio de sitio la libreta y la pongo en el lugar de los lápices?
La niña, al borde de las lágrimas le dijo: ¡Papa! ¡Me estás desordenando toda la mesa!
- No, hija no, la mesa no está mal. Lo que pasa es que tú tienes muchas imágenes de una mesa desordenada, y sólo una de una mesa en perfecto orden.
Al igual que la niña, nosotros tenemos una imagen de cómo nos gustaría que fuera nuestra vida, de cómo sería perfecta. Queremos  hacer todo en base a esa imagen que tenemos en nuestra mente, buscamos que nuestras vidas sean iguales a lo que vimos en una película o la  que vemos en los demás y cuando nos damos cuenta que no es como queremos nos desesperamos, nos angustiamos y deprimimos.
Otras veces hemos alcanzado lo que queríamos pero sucede algo que da un giro a nuestras vidas, un cambio inesperado,  y creemos que el mundo se ha terminado, que ya no hay nada más, cuando en realidad, puede ser que Dios esté ordenando nuestras vidas para que lleguemos a ser lo que Él quiere que seamos.
Si tu vida no es exactamente igual a como la soñaste ó si ha sucedido algo que ha cambiado tus planes inmediatos, que ha reformulado todo lo que hacías y lo que tenías, no te desesperes, da gracias a Dios porque Él sabe lo que es mejor para ti y porque Él ve mucho más allá de lo que nosotros podemos ver.
“Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos --dice el Señor--. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse”. Isaías 55:8.
Autora. Ana María Frege Issa.
Coordinadora Call Center.
95.¿CUÁLES SON SUS METAS PARA EL AÑO 2018?
Filipenses 3:14: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Cuando un corredor corre, él centra sus ojos en la meta. Él no mira a la gradería, ni a los otros corredores. Ni se examina a sí mismo. Él fija su mirada en la meta. Él no observa a nada más. La meta final es lo único que ve. Eso es exactamente lo que debemos hacer. La razón por la cual muchos creyentes fracasan en su carrera es porque no han aprendido a dejar de mirar las otras cosas. Ellos están tratando de ver en ambas direcciones a la vez y Santiago 1:8 enseña: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Y Mateo 6:22 afirma: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.”
¿En qué se ha enfocado hoy? ¿Le ha atraído el mundo a regresar a él y le ha seducido a alejarse de los mandamientos de nuestro Señor? Sírvase leer Mateo 28:19-20, esa es una meta.
96. DIOS NOS CONOCE MUY BIEN!HOY TE VÍ!
“Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí.” - Salmos 139:1.
En medio de las actividades cotidianas, sonreír y aparentar que todo está bien es fácil, en especial cuando estamos con amigos y gente a nuestro alrededor, pero cuando nos encontramos solos, la realidad es bastante diferente. Es allí, en nuestra intimidad con el silencio y la soledad que podemos reconocer nuestro dolor, lucha, preocupación ahí se revela nuestro real estado de ánimo.
¿Quién realmente conoce como estas? ¿Quién conoce tus luchas diarias? No es tu mejor amigo, ni tu cónyuge, ni siquiera tus padres, porque el hombre solo percibe lo externo, pero Dios ve lo profundo del ser. El rey David le dijo “Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos. Me ves cuando viajo y cuando descanso en casa. Sabes todo lo que hago. Sabes lo que voy a decir incluso antes de que lo diga, Señor.” Salmos 139: 2-5 NTV.
¿Quién comprendería la íntima realidad de los leprosos que fueron a pedir sanidad a Jesús?, ellos vivían aislados y rechazados por la sociedad. Solo alguien que haya vivido estas situaciones sería capaz de entenderlos cabalmente.
Pensemos en Zaqueo depreciado por muchos por ser cobrador de impuestos; la mujer con flujo de sangre afligida por su condición de enfermedad y podríamos citar muchos más o tal vez incluir nuestra propia historia ¿Quién podría hacer algo por ellos?  ¿Quién podría entenderlos y mejorar su situación? La respuesta es Jesús, quien no solo se compadeció de ellos sino que trajo salvación, sanidad, perdón, libertad y mucho más.
Él sabe lo que has llorado, como estás por dentro, conoce perfectamente cuáles son tus debilidades, sabe del esfuerzo que haces para ser mejor, aun cuando vuelves a tropezar con la misma piedra.  Déjame decirte que con todo Dios te ama y tiene pensamientos de bien para ti, “Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar! Ni siquiera puedo contarlos; ¡suman más que los granos de la arena! Y cuando despierto, ¡todavía estás conmigo!” Salmos 139: 17-18 NTV.
Así que no dudes, Jesús está a tu lado moviendo circunstancias a tu favor,  sabe todo de ti y quiere darte nuevas fuerzas para que te levantes y salgas adelante. Y Aunque tal vez nadie sepa de tu sufrimiento, puedes estar seguro de que El sí lo ve, conoce lo más profundo de tu realidad y no solo eso, sino que ya tiene provista una salida para tu situación. Deja que tu fe en Él tenga fruto de esperanza.
Autora. Soraida Fuentes.
97. GUARDA TUS FUERZAS PARA MAÑANA. DEJA DE SER ANSIOSO.
Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy. - Mateo 6:34 (NTV).
Cierto día un hombre olvidó su mochila en un barco. Se desesperó tratando de descubrir una manera de recuperar sus pertenencias.
–No hay nada que podamos hacer ahora- le dijo el jefe de la aldea. Mañana el barco regresará y el conductor traerá la mochila de vuelta.
-¿Y si no la trae? –preguntó ansioso.
-En ese caso- respondió el sabio jefe-, guarda tus fuerzas para resolver el problema mañana.
“Yo te dije”, “Yo sabía”, “¿Ahora entiendes?”, “Cuántas veces te lo dije” y otras expresiones comunes como éstas, no son ciertamente “buenas palabras”.
Todos sabemos muy bien que la ansiedad no soluciona ningún problema, no sirve de nada, solo causa sufrimiento; pero como humanos, pasamos horas analizando un problema cuya única solución es el tiempo. Lamentablemente, el tiempo no está hecho apenas de segundos y minutos, sino también de horas y a veces, de meses y años. La vida es breve y fugaz; pero eso, en vez de llevarnos al pesimismo o a la autocompasión, debería conducirnos a Aquel que permanece para siempre. Es precisamente porque los años, “pasan pronto”, que debemos construir nuestros sueños, planes y realizaciones en la única persona que no está limitada ni por el tiempo ni por el espacio: Dios.
¿Estás enfrentando algún problema en este momento? ¿Tiene que ver con tu matrimonio, con tus hijos, con la situación de algún ser querido, con tus negocios o con tu salud? Después de poner el problema en las manos de Dios, pídele que te ayude a ver la diferencia entre luchar para superar las dificultades o preocuparse inútilmente con algo que, por lo menos hoy, no tiene solución.
Si tu problema no puede solucionarse hoy, duerme confiado en las promesas de Dios, y como dijo el sabio hombre: “Guarda tus fuerzas para solucionar el problema cuando el momento oportuno llegue”.
¡Espera en Jehová! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera en Jehová! Salmo 27:14.
Autora. Brisna Bustamante S.
Sub Coordinadora Call Center.















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