89. NUEVAS
DE GRAN GOZO PARA TODOS.
Lucas 2:10:
“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo,
que será para todo el pueblo.”
El ángel
anunció que hemos recibido “nuevas de gran gozo, que [son] para todo el
pueblo”. Dios desea que su mensaje se dé a conocer por todo el mundo. Ahora
bien, sé que quizás usted no sea un predicador, pero sí puede ser uno que
alcanza almas. ¿Qué sucedería si todo creyente saliese a su vecindario y
proclamara: “¡Jesús es Señor!”? ¿Cómo va el mundo a conocerle si no se lo
decimos? Debemos ser valientes al llevar el mensaje de Jesús. Amigo (a), los
cielos se abrirán y las trompetas sonaran. Y los muertos en Cristo resucitarán.
Y una vez más se escuchará al ángel. ¡Él ha regresado! El Salvador que llegó a
nacer en un pesebre, regresa como Monarca a gobernar y reinar.
¿Está usted
compartiendo gozosamente las Buenas Nuevas de Cristo esta Navidad? ¿Será
valiente y compartirá con alguien estas Buenas Nuevas hoy?
90! MIREN EL
AMOR CON QUE DIOS NOS AMÓ!
Primera Juan
3:1: “Mirad cuál AMOR nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.”
¡Usted es
rico (a)! El Señor Jesucristo llegó a ser el hijo del hombre para que nosotros
podamos llegar a ser hijos de Dios. Somos SALVOS debido a la GRACIA de Navidad.
Esto no es oratoria: ¡Es realidad!
Un niño
hablaba de la seguridad eterna y expresó: “Dios me sostiene en sus manos.” Un
cínico respondió: “¿Y qué si te resbalas de sus manos?” “Oh, se me olvidó
decirle ―contestó el niño―, yo soy uno de sus dedos.” Usted es opulento (a), mi
amigo (a).
En medio de
todo el materialismo que en ocasiones asfixian el verdadero significado de la
Navidad, tome tiempo para compartir las Buenas Nuevas con alguien hoy.
91! UN
REGALO FRAFIL DE PARTE DE DIOS!
¡Gracias a
Dios por su don inefable! (2 Corintios 9:15).
Cuando
regalamos algo que puede romperse, nos aseguramos de que la caja lleve impresa
en letras grandes la palabra FRÁGIL, ya que queremos que la traten con cuidado.
El regalo de
Dios para nosotros vino en el paquete más frágil de todos: un bebé. A veces,
imaginamos que el día de Navidad fue una escena hermosa como la de las
tarjetas, pero cualquier madre puede decirte que no fue así. María estaba
cansada y, probablemente, se sentía insegura. Era su primer hijo, y este había
nacido en un lugar totalmente antihigiénico. Ella «lo envolvió en pañales, y lo
acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lucas
2:7).
Un bebé
necesita cuidados permanentes. Llora, come, duerme y depende de quienes lo
cuidan. Tampoco puede tomar decisiones. En la época de María, la mortalidad
infantil era elevada, y, a menudo, las madres morían al dar a luz.
¿Por qué
escogió Dios una manera tan frágil de enviar a su Hijo al mundo? Porque tenía
que ser como nosotros para poder salvarnos. El mayor regalo del cielo vino en
el frágil cuerpo de un bebé, pero Dios asumió ese riesgo porque nos ama.
¡Estemos hoy agradecidos por semejante regalo!
Oremos así:
Dios Fuerte y Todopoderoso, gracias por volverte pequeño y frágil aquel día
hace tantos años. Me asombra lo que hiciste por mí y por el resto del mundo.
GRACIAS SEÑOR….GRACIAS
SEÑOR….BENDITO DIOS.
Mi corazón
está lleno de gratitud al pensar que Cristo dejó toda su Gloria para venir a
este mundo para salvarnos. Realizar un recuento de las bendiciones que tenemos
en Cristo me llena de gozo, porque todos son regalos de su gracia. En Navidad
disfrutemos de Cristo, busquemos amarle más, y hablemos con Él para darle
gracias por todo lo que nos trajo en Su persona.
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