jueves, 31 de mayo de 2018

EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO DIOS CONSOLADOR.


EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO DIOS CONSOLADOR.
Nuestro Consolador.
Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Juan 16:7-11.
Nuestro Consolador, es el Espíritu Santo, a quien el Padre envió para que nos recuerde y enseñe todas las cosas que Jesús hizo y las que están escritas en su Palabra. Él es quien nos guía a toda verdad, Él es nuestro maestro.
Como hijos de Dios, cada día debemos anhelar ser guiados por el Espíritu Santo y no por nuestras emociones y sentimientos, para dar testimonio de lo que Él está haciendo en nuestras vidas.
Tengamos siempre presente que el Espíritu Santo nos ayuda cuando somos débiles e intercede por nosotros con gemidos indecibles, conforme a la voluntad de Dios. (Romanos 8:26-27).
Él está listo para darnos aliento, coraje, fuerza, sabiduría y gracia en todo momento. Él puede proveer al corazón humano la paz y el consuelo que nadie más puede hacerlo.
El Espíritu Santo llegará a ser tu amigo más íntimo, tu consejero, tu guía, tu consolador, el compañero de toda tu vida cuando tú se lo permitas.
Autora. Brisna Bustamante S.
Sub Coordinadora Call Center.
“La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas” (Lucas 11:34).
EL TRABAJO ESPECÍFICO DEL ESPÍRITU SANTO.
El capítulo 14 de Josué nos cuenta algo muy interesante sobre un hombre llamado Caleb. Tres veces el Espíritu Santo dice que Caled “cumplidamente siguió a Jehová Dios” (vs.8, 9, 14). Cada onza de Caleb estaba dedicada al Señor. Esta es la clase de corazón que deberíamos tener si es que nos identificamos como creyentes. El diablo va a intimidar a un hombre de corazón débil. Y sólo hay una forma de pararse contra el diablo: entregándose totalmente a Jesucristo. Por cierto, Dios no acepta “devoción a medias”. Sería mucho mejor para usted decir que Dios no existe, que decir que Dios no significa mucho para usted, o que Él no hace ninguna diferencia en su vida, o que no le provoca amarlo.
Lea Apocalipsis 3:14-18. ¿Puede usted sacar aplicaciones para su vida de esta admonición dada a la iglesia de Laodicea?
3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
“En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).
¿Qué significa que usted está “sellado con el Espíritu Santo”?
 1. Primero, el sello es una marca de autenticidad. Si el Espíritu Santo no está en usted, entonces usted es falso. Primera Juan 3:24 dice: “Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.”
2. Segundo, el sello es una marca de propiedad (como la marca en una res). Usted le pertenece. Romanos 8:9 dice: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.”
3. Tercero, el sello es una marca de seguridad. En Ester 8:8 leemos acerca de este tipo de sello “que no puede ser revocado por ningún hombre”. La razón por la cual permanecemos salvos, no perdemos nuestra salvación, es porque Dios nos ha sellado.
Alabe a Dios porque le ha salvado, le ha sellado y le ha asegurado por toda la eternidad. Regocíjese cantando el himno: “¡Aleluya, qué Salvador!”, de Philip Bliss.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” - (Romanos 12:1).
SOMOS UNA OFRENDA VIVA A DIOS.
En el Antiguo Testamento, el sacerdote ofrecía un animal, en sacrificio a Dios. ¿Qué es lo que los creyentes ofrecen hoy? Romanos 12:1 nos dice que debemos ofrecer “nuestros cuerpos como sacrificios vivos”. Y en la misma forma como en los altares antiguos había dos ganchos para evitar que el sacrificio se resbalara del altar, nosotros tenemos dos ganchos que mantienen nuestros cuerpos ahí: disciplina y devoción. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes quemaban incienso como una ofrenda fragante al Señor. ¿Qué es lo que hacemos nosotros hoy? Hebreos 13:15 dice que “debemos continuamente ofrecer sacrificio de alabanza”. Nuestro incienso de alabanza debe salir de nuestro cuerpo, porque somos templos del Espíritu Santo. Primera Corintios 3:16: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
¿Está usted practicando la disciplina y devoción en forma íntima, como un sacrificio vivo para la gloria de Dios? Póngase usted mismo en el altar de Dios hoy, como sacrificio vivo. Pídale a Dios que le dé la fortaleza para ser 100% disciplinado, y devoto a su causa y para su gloria.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” - (Filipenses 3:13-14).
Hay dos días que pueden robar el gozo y la realización de hoy. Uno es el mañana, y el otro es el ayer. Ambos son días en los cuales el creyente debe negarse a vivir. Muchos de nosotros nunca hemos aprendido cómo separarnos del ayer. Todavía lo arrastramos con nosotros, y está robando nuestro gozo. Pablo pudo haber vivido así, en el plano de la culpa, pero él rehusó hacerlo. Tal vez usted, como Pablo y muchos otros, ha cometido algunos horribles pecados. Pero, mi amigo, aquello que Dios lo llama limpio, ningún hombre puede llamarlo sucio. Si usted ha confesado su pecado y se lo ha entregado a Dios, ese pecado está enterrado profundamente. No deje que contamine su día. ¡Aprenda a vivir en el presente!
EL ESPÍRITU SANTO CONVENCE DE PECADO, NO CONDENA.
Si usted está experimentando culpabilidad por un pecado no confesado, entonces confiéselo y arrepiéntase. Si usted experimenta culpa por un pecado confesado, rechace esa culpa. El Espíritu Santo convence, no condena. Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos TRANSFORMADOS de gloria en gloria en la MISMA IMAGEN, como por el Espíritu del Señor” - (2 Corintios 3:18).
Somos cambiados “de gloria en gloria” por el PODER del Espíritu Santo. Eso no significa que esto sucede “de la noche a la mañana”, sino UN PASO A LA VEZ. Hoy usted debería tener un poquito más de gloria que ayer. Hoy usted debería ser un poquito más como Jesús, que lo que fue ayer. Y mañana, usted deberá ser aún más como Jesús. ¿Está usted llegando a ser como Jesús? No, si es que no está en su Palabra. ¿No cree que ya sea tiempo de que esta generación considere seriamente la Palabra de Dios?
Ponga aparte un tiempo y un lugar para estar a solas con Jesús, hoy, y ore y medite el Salmo 119:18: “ABRE mis ojos, y MIRARÉ las maravillas de tu ley.”
“Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí” - (Juan 15:26).
El Espíritu Santo tiene un deber: testificar del Señor Jesucristo. Eso es todo lo que tiene en mente. Él no está interesado en hacer diez cosas por Dios, sino sólo una. Hay muchos que se concentran en el Espíritu Santo, enfocándose en lo que Él hace por medio de milagros, sanidades, lenguas y otras cosas más. Amigo, cuídese de aquellos que hacen del Espíritu Santo la figura central de su fe.  El distintivo de un hombre o mujer llenos del Espíritu Santo es que siempre estarán hablando acerca de Jesucristo. No pueden hacer nada más. No pueden hacer nada menos.
Haga esta promesa delante de Dios: “Entrego todo lo que soy y tengo (esto quiere decir: talentos, negocios, educación, tiempo, recursos, hogar) por la causa de Cristo. Tan sólo una cosa hago ―viva o muera― Jesús será glorificado en mi vida hoy y cada día de mi existencia.”

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