LA PALABRA
DE DIOS ES LUZ EN EL CAMINO.
El Señor nos
ha dado su Palabra para que sea la lámpara que alumbre nuestros pies e ilumine
nuestro camino que nos lleva a Él.
“Lámpara es
a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
Los
creyentes somos peregrinos que transitamos hacia el lugar de destino que es el
cielo. Este caminar se produce a través de oscuridad y tinieblas que es el
mundo. Pero, con nosotros está la luz de Dios que alumbra cada tramo del
camino, como expresa el texto de la estrofa del Salmo (vv. 105-112).
Nuestro
camino de peregrinos fue abierto por Cristo mismo: “dejándonos ejemplo para que
sigáis sus pisadas” (1 P. 2:21). La senda no es ancha, sino estrecha; el
entorno son las tinieblas propias del mundo. La Biblia es el instrumento que
Dios da para guiar el camino. No se trata de una compararla con la luz, sino
que ella misma es luz, que hace visible el lugar donde ponemos nuestros pies.
Ella orienta los pasos “como es digno del Señor; agradándole en todo” (Col.
1:10). De ese modo podremos tener vidas con una moral intachable (Ro. 13:13),
con un amor pleno (Ef. 5:2), mostrando la sabiduría de Dios en ellas (Ef.
5:15). El camino cristiano es luminoso porque estamos en la senda de Aquél que
dijo: “El que me sigue no andará en tinieblas”.
La Biblia
alumbra la senda de la aflicción (v. 107). Expresa la certeza de cómo serán
superadas nuestras pruebas. Las presentamos delante de Dios y le pedimos que
nos aliente “conforme a tu Palabra”. Ella brillará entonces sobre el camino
antes ensombrecido por las dificultades. Esa luz que alumbra la senda de la
aflicción procede de la Palabra. No existe luz para el afligido que está lejos
de ella.
También
alumbra la senda de la adoración (v. 108). ¿Cómo sabré que mi adoración y
servicio son conformes a lo que Dios desea? No es la práctica de la vida
religiosa lo que Dios busca, sino un corazón entregado delante de Él (Is.
29:13). Por eso en oración pido que “sean agradables los sacrificios
voluntarios de mi boca”. Pero eso está en razón directa a aprender de “tus
juicios”, es decir, de tu Palabra.
La Biblia
ilumina la senda de la confianza (v. 109). La vida es un camino de
incertidumbre a los ojos del hombre. Hay continuos peligros en ella, por eso
debemos prestar atención a los mandamientos de Dios para ser obedientes a Su
voluntad.
La Palabra
alumbra la senda de la fidelidad (v. 110). El lazo es figura del peligro en una
vida de testimonio personal conforme a Dios (Sal. 140:5). Procura apartar al
creyente de la senda de la fidelidad para convertir la vida en un fracaso. En
ese trance oro: “Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; en ti he
confiado; no desampares mi alma” (Sal. 141:8).
Finalmente,
la heredad del creyente es la Palabra (v. 111). Dios anticipa de Su herencia y
nos llena de gozo. La Biblia habla de herencia y de corona, apuntando en el
versículo al modo de alcanzarlos.
¡Oh, sí,
Señor! Necesito luz en mi senda, aliento en mis tristezas, firmeza en mis
pasos, esperanza en la angustia. Para eso debo acercarme más a la Palabra, cancelar
mi pensamiento para tomar el Tuyo. Esta es mi oración ante ti: “Que mi corazón
se incline a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin”
– Autor:
Pastor Samuel Pérez Millos.
¿Sabe usted
qué es la Biblia? Es una carta de amor que Dios le escribió a usted. Es Dios
diciéndole: “He fijado mi mirada en ti. ¡Te amo!”
Usted no
puede ser salvo por llevar acabo buenas obras, ni por hacerse miembro de una
iglesia. Usted es salvo por la gracia de Dios que afirma: “Yo te amé primero.”
¿Cuándo fue
la última ocasión que usted recibió una carta de amor? ¿Cuándo fue la última
vez que escribió una? Dedique un tiempo hoy para escribirle una carta de amor
al Señor.
TENGAMOS UN
CORAZÓN COMPASIVO PARA COMPARTIR LAS BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN.
“Porque
serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído” (Hechos
22:15).
¿Qué es lo
más importante en su vida, hoy? ¿El mirar su diaria telenovela, o el invitar a
su casa a un vecino no salvo y tener la oportunidad de hablarle de Jesús? ¿Es
más importante para usted el reunir a sus amigos para jugar un partido de
básquetbol o fútbol, o ir a visitar a su padre inconverso? ¿Le interesa más ir
de compras, que sacar tiempo para leer la Biblia a una persona no salva, en un
asilo de ancianos? Amigo, su tiempo se está terminando. Y usted no podrá
testificar en el cielo. Esa es su responsabilidad y privilegio terrenal, ahora.
Ninguno de nosotros sabe cuántos días, horas, o minutos de vida le quedan.
Debemos aprovechar las doradas oportunidades que Dios nos da diariamente para
testificar.
Imagínese
que hoy es su último día sobre la faz de la tierra. ¡Pues vívalo como si en
realidad lo fuera!
¡! BUENAS
NOTICIAS Y NO MALAS NOTICIAS!!
APARTADOS
PARA EL EVANGELIO, TESTIGOS DE CRISTO Y LLEVANDO EL MENSAJE DE SALVACIÓN.
Apartado
para el evangelio de Dios. Romanos 1:1.
Millares de
bebitos nacen cada día en un mundo lleno de malas noticias. Las palabras malas
noticias han llegado a ser una expresión común y corriente para describir
nuestra época.
¿Por qué hay
tantas malas noticias? Es sencillo. La mala noticia que ocurre a mayor escala
es solamente la multiplicación de lo que está ocurriendo en el ámbito
individual. El poder que contribuye a las malas noticias es el pecado.
Con tantas
malas noticias, ¿puede haber alguna buena noticia? ¡Sí! Las buenas noticias son
que puede resolverse el problema del pecado. No hay que ser egoísta. Pueden
mitigarse la culpabilidad y la ansiedad. Hay sentido para la vida y esperanza
de vida después de la muerte. El apóstol Pablo dice en Romanos 1:1 que las
buenas nuevas es el evangelio. Es las buenas nuevas de que puede ser perdonado
el pecado del hombre, puede quitarse la culpabilidad, puede tener sentido la
vida y una esperanza futura puede ser una realidad.
LA PALABRA
DE DIOS TIENE UNA RESPUESTA PARA TU PROBLEMA.
EL ÁRBOL DE
LOS PROBLEMAS.
Querido
Dios:
En tus manos
coloco mis preocupaciones y problemas.
En tu
sabiduría coloco mi camino, mis direcciones y mis objetivos.
En tu AMOR,
Coloco mi
vida!
Echando toda
tu ansiedad sobre Él, porque Dios tiene cuidado de ti.
El carpintero
que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de
finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo
hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.
Mientras lo
llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer
a su familia.
Mientras nos
dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando
las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una
sorprendente transformación.
Su bronceada
cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso
a su esposa.
Posteriormente
me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí
curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
“Oh, ese es
mi árbol de problemas”, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en
el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni
a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada
noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.
Lo divertido
es, añadió sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos
como los que recuerdo haber colgado la noche anterior…
Por tanto,
no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí
mismo. Bástele a cada día sus propios problemas. Mateo 6:34
Por eso os
digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por
vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo
más que la ropa? Mateo
6:25.
¿Y quién de
vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?
Mateo 6:27.
Respondiendo
el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas
cosas; Lucas 10:41.
Y cuando os
lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no os
preocupéis de cómo o de qué hablaréis en defensa propia, o qué vais a decir;
Lucas 12:11.
Y dijo a sus
discípulos: Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis;
ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. Lucas 12:22.
Por nada
estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de
gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Filipenses 4:6.
Echando toda
vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7.
LA ALEGRÍA
QUE PRODUCE LA PALABRA DE DIOS.
Job dijo:
“Guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12). Cuando la
Palabra de Dios llega a ser tan importante para usted como lo es su alimento
diario, entonces usted comenzará a crecer en su vida espiritual. A veces nos
preguntamos si el polvo acumulado sobre nuestra Biblia servirá de testimonio en
contra nuestro. El siguiente verso es de un libro escrito por Richard Greene
que hace reflexionar: “Ha estos dos Dios los ha casado y ningún hombre los
separará, polvo sobre la Biblia, sequía en el corazón.” ¡OH, que tuviésemos
hambre por la Palabra de Dios!
Ayune una de
sus comidas el día de hoy, así podrá sentir una milésima del hambre que debemos
tener por alimentarnos de la Palabra de Dios. Y recuerde orar por aquellos que
necesitan la leche pura de la Palabra de Dios.
LA PALABRA
DE DIOS NOS ANUNCIA PROMESAS.
Juan 12:32:
“Y Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a Mí mismo.”
Por primera
vez en la historia el hombre está temeroso de lo que sabe. Su cabeza y sus
manos han sobrepasado a su corazón, y nos enfrentamos con cosas para las cuales
no tenemos respuestas, tales como la plaga del SIDA, la bomba de tiempo del
Medio Oriente, el incremento de hambre, las irregularidades climáticas, y mucho
más. Con todo, no tenemos que retorcer las manos y decir: “¿A qué llegará este
mundo?” Nosotros podemos alzar nuestros ojos y preguntar: “¿Quién está por
llegar al mundo? ¡Es el Señor Jesús! ¡Gloria a Dios por ello!”
¿Y CÓMO LE
ESTÁ DANDO LA GLORIA AL SEÑOR JESUCRISTO?
Llame a su
iglesia y pregunte si hay algún lugar donde usted pueda participar como
voluntario ministrando a su comunidad. Tal vez haya un comedor para los
necesitados, un asilo de ancianos, un refugio para los desamparados o algún
centro para niños abandonados donde usted pueda servir.
LA PALABRA
DE DIOS HAY QUE MIRARLA ATENTAMENTE.
“Más el que
mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en
lo que hace” (Santiago 1:25).
Santiago
1:23 y 24 pinta la imagen de un hombre apresurado. Tiene muchas cosas en su
mente. Él se da un vistazo muy casual y sale rápidamente. Si la Biblia es como
un espejo, entonces este hombre sólo mira fugazmente la Palabra sin, en
realidad, aplicarla a su vida. Muchos creyentes son esta clase de estudiantes
bíblicos. Son como un mosquito saltando de aquí para allá, en vez de ser como
abejas que profundizan y permanecen lo suficiente para extraer la dulzura de la
flor. En contraste, el hombre del versículo 25 profundiza en la Palabra. Es
alguien que se deleita en la Palabra de Dios, que aplica la Palabra de Dios, y
que ama y atesora la Palabra de Dios.
¿Es usted
así? ¿O sólo mira “de pasadita” la Palabra de Dios, y prosigue a realizar las
cosas que tiene que hacer, de acuerdo a una lista, porque cree que son más importantes? ¿Cómo
saberlo? Fácil. Invierta una hora en la Palabra de Dios, no una, sino dos o
tres veces esta semana. Eso será un
comienzo.
LO QUE DIOS
QUIERE REVELARNOS Y ENSEÑARNOS, LO HACE A TRAVÉZ DE SU PALABRA Y HAY CIERTAS
COSAS QUE DIOS NO REVELARÁ.
“Porque Él
mira hasta los fines de la tierra, y ve cuanto hay bajo los cielos. Al dar peso
al viento, y poner las aguas por medida” (Job 28:24-25).
En una
ocasión el pastor Rogers enseñó: “Hay ciertas cosas que Dios NO revelará. Y
ésas son buenas noticias. ¿Quién quiere creer en un Dios al que pueden ponerlo
en un cofre, y entenderlo completamente? Yo no. Usted puede ir con un
recipiente vacío hacia el océano, y llenar ese recipiente con agua de mar. Todo
lo que está en ese recipiente es agua del océano, pero no todo el océano está
en ese recipiente, ¿verdad? Y con nuestras mentes ―tamaño recipiente―nunca
vamos a conocer todo lo relativo a Dios. Yo no lo podré hacer. Usted no lo
podrá hacer. Nadie lo podrá hacer.”
¿Qué le
pertenece a Dios? ¿Qué le pertenece a usted? ¿Qué va a hacer con las cosas que
Dios le ha dado?
“Las cosas
secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y
para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta
ley” (Deuteronomio 29:29).
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