jueves, 31 de mayo de 2018

LA PALABRA DE DIOS ES LUZ EN EL CAMINO.


LA PALABRA DE DIOS ES LUZ EN EL CAMINO.
El Señor nos ha dado su Palabra para que sea la lámpara que alumbre nuestros pies e ilumine nuestro camino que nos lleva a Él.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
Los creyentes somos peregrinos que transitamos hacia el lugar de destino que es el cielo. Este caminar se produce a través de oscuridad y tinieblas que es el mundo. Pero, con nosotros está la luz de Dios que alumbra cada tramo del camino, como expresa el texto de la estrofa del Salmo (vv. 105-112).
Nuestro camino de peregrinos fue abierto por Cristo mismo: “dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1 P. 2:21). La senda no es ancha, sino estrecha; el entorno son las tinieblas propias del mundo. La Biblia es el instrumento que Dios da para guiar el camino. No se trata de una compararla con la luz, sino que ella misma es luz, que hace visible el lugar donde ponemos nuestros pies. Ella orienta los pasos “como es digno del Señor; agradándole en todo” (Col. 1:10). De ese modo podremos tener vidas con una moral intachable (Ro. 13:13), con un amor pleno (Ef. 5:2), mostrando la sabiduría de Dios en ellas (Ef. 5:15). El camino cristiano es luminoso porque estamos en la senda de Aquél que dijo: “El que me sigue no andará en tinieblas”.
La Biblia alumbra la senda de la aflicción (v. 107). Expresa la certeza de cómo serán superadas nuestras pruebas. Las presentamos delante de Dios y le pedimos que nos aliente “conforme a tu Palabra”. Ella brillará entonces sobre el camino antes ensombrecido por las dificultades. Esa luz que alumbra la senda de la aflicción procede de la Palabra. No existe luz para el afligido que está lejos de ella.
También alumbra la senda de la adoración (v. 108). ¿Cómo sabré que mi adoración y servicio son conformes a lo que Dios desea? No es la práctica de la vida religiosa lo que Dios busca, sino un corazón entregado delante de Él (Is. 29:13). Por eso en oración pido que “sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca”. Pero eso está en razón directa a aprender de “tus juicios”, es decir, de tu Palabra.
La Biblia ilumina la senda de la confianza (v. 109). La vida es un camino de incertidumbre a los ojos del hombre. Hay continuos peligros en ella, por eso debemos prestar atención a los mandamientos de Dios para ser obedientes a Su voluntad.
La Palabra alumbra la senda de la fidelidad (v. 110). El lazo es figura del peligro en una vida de testimonio personal conforme a Dios (Sal. 140:5). Procura apartar al creyente de la senda de la fidelidad para convertir la vida en un fracaso. En ese trance oro: “Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; en ti he confiado; no desampares mi alma” (Sal. 141:8).
Finalmente, la heredad del creyente es la Palabra (v. 111). Dios anticipa de Su herencia y nos llena de gozo. La Biblia habla de herencia y de corona, apuntando en el versículo al modo de alcanzarlos.
¡Oh, sí, Señor! Necesito luz en mi senda, aliento en mis tristezas, firmeza en mis pasos, esperanza en la angustia. Para eso debo acercarme más a la Palabra, cancelar mi pensamiento para tomar el Tuyo. Esta es mi oración ante ti: “Que mi corazón se incline a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin”
– Autor: Pastor Samuel Pérez Millos.
¿Sabe usted qué es la Biblia? Es una carta de amor que Dios le escribió a usted. Es Dios diciéndole: “He fijado mi mirada en ti. ¡Te amo!”
Usted no puede ser salvo por llevar acabo buenas obras, ni por hacerse miembro de una iglesia. Usted es salvo por la gracia de Dios que afirma: “Yo te amé primero.”
¿Cuándo fue la última ocasión que usted recibió una carta de amor? ¿Cuándo fue la última vez que escribió una? Dedique un tiempo hoy para escribirle una carta de amor al Señor.
TENGAMOS UN CORAZÓN COMPASIVO PARA COMPARTIR LAS BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN.
“Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído” (Hechos 22:15).
¿Qué es lo más importante en su vida, hoy? ¿El mirar su diaria telenovela, o el invitar a su casa a un vecino no salvo y tener la oportunidad de hablarle de Jesús? ¿Es más importante para usted el reunir a sus amigos para jugar un partido de básquetbol o fútbol, o ir a visitar a su padre inconverso? ¿Le interesa más ir de compras, que sacar tiempo para leer la Biblia a una persona no salva, en un asilo de ancianos? Amigo, su tiempo se está terminando. Y usted no podrá testificar en el cielo. Esa es su responsabilidad y privilegio terrenal, ahora. Ninguno de nosotros sabe cuántos días, horas, o minutos de vida le quedan. Debemos aprovechar las doradas oportunidades que Dios nos da diariamente para testificar.
Imagínese que hoy es su último día sobre la faz de la tierra. ¡Pues vívalo como si en realidad lo fuera!
¡! BUENAS NOTICIAS Y NO MALAS NOTICIAS!!
APARTADOS PARA EL EVANGELIO, TESTIGOS DE CRISTO Y LLEVANDO EL MENSAJE DE SALVACIÓN.
Apartado para el evangelio de Dios. Romanos 1:1.
Millares de bebitos nacen cada día en un mundo lleno de malas noticias. Las palabras malas noticias han llegado a ser una expresión común y corriente para describir nuestra época.
¿Por qué hay tantas malas noticias? Es sencillo. La mala noticia que ocurre a mayor escala es solamente la multiplicación de lo que está ocurriendo en el ámbito individual. El poder que contribuye a las malas noticias es el pecado.
Con tantas malas noticias, ¿puede haber alguna buena noticia? ¡Sí! Las buenas noticias son que puede resolverse el problema del pecado. No hay que ser egoísta. Pueden mitigarse la culpabilidad y la ansiedad. Hay sentido para la vida y esperanza de vida después de la muerte. El apóstol Pablo dice en Romanos 1:1 que las buenas nuevas es el evangelio. Es las buenas nuevas de que puede ser perdonado el pecado del hombre, puede quitarse la culpabilidad, puede tener sentido la vida y una esperanza futura puede ser una realidad.
LA PALABRA DE DIOS TIENE UNA RESPUESTA PARA TU PROBLEMA.
EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS.
Querido Dios:
En tus manos coloco mis preocupaciones y problemas.
En tu sabiduría coloco mi camino, mis direcciones y mis objetivos.
En tu AMOR,
Coloco mi vida!
Echando toda tu ansiedad sobre Él, porque Dios tiene cuidado de ti.
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.
Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación.
Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
“Oh, ese es mi árbol de problemas”, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.
Lo divertido es, añadió sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior…
Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas. Mateo 6:34
Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mateo 6:25.
¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Mateo 6:27.
Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; Lucas 10:41.
Y cuando os lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo o de qué hablaréis en defensa propia, o qué vais a decir; Lucas 12:11.
Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. Lucas 12:22.
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Filipenses 4:6.
Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7.
LA ALEGRÍA QUE PRODUCE LA PALABRA DE DIOS.
Job dijo: “Guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12). Cuando la Palabra de Dios llega a ser tan importante para usted como lo es su alimento diario, entonces usted comenzará a crecer en su vida espiritual. A veces nos preguntamos si el polvo acumulado sobre nuestra Biblia servirá de testimonio en contra nuestro. El siguiente verso es de un libro escrito por Richard Greene que hace reflexionar: “Ha estos dos Dios los ha casado y ningún hombre los separará, polvo sobre la Biblia, sequía en el corazón.” ¡OH, que tuviésemos hambre por la Palabra de Dios!
Ayune una de sus comidas el día de hoy, así podrá sentir una milésima del hambre que debemos tener por alimentarnos de la Palabra de Dios. Y recuerde orar por aquellos que necesitan la leche pura de la Palabra de Dios.
LA PALABRA DE DIOS NOS ANUNCIA PROMESAS.
Juan 12:32: “Y Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a Mí mismo.”
Por primera vez en la historia el hombre está temeroso de lo que sabe. Su cabeza y sus manos han sobrepasado a su corazón, y nos enfrentamos con cosas para las cuales no tenemos respuestas, tales como la plaga del SIDA, la bomba de tiempo del Medio Oriente, el incremento de hambre, las irregularidades climáticas, y mucho más. Con todo, no tenemos que retorcer las manos y decir: “¿A qué llegará este mundo?” Nosotros podemos alzar nuestros ojos y preguntar: “¿Quién está por llegar al mundo? ¡Es el Señor Jesús! ¡Gloria a Dios por ello!”
¿Y CÓMO LE ESTÁ DANDO LA GLORIA AL SEÑOR JESUCRISTO?
Llame a su iglesia y pregunte si hay algún lugar donde usted pueda participar como voluntario ministrando a su comunidad. Tal vez haya un comedor para los necesitados, un asilo de ancianos, un refugio para los desamparados o algún centro para niños abandonados donde usted pueda servir.
LA PALABRA DE DIOS HAY QUE MIRARLA ATENTAMENTE.
“Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:25).
Santiago 1:23 y 24 pinta la imagen de un hombre apresurado. Tiene muchas cosas en su mente. Él se da un vistazo muy casual y sale rápidamente. Si la Biblia es como un espejo, entonces este hombre sólo mira fugazmente la Palabra sin, en realidad, aplicarla a su vida. Muchos creyentes son esta clase de estudiantes bíblicos. Son como un mosquito saltando de aquí para allá, en vez de ser como abejas que profundizan y permanecen lo suficiente para extraer la dulzura de la flor. En contraste, el hombre del versículo 25 profundiza en la Palabra. Es alguien que se deleita en la Palabra de Dios, que aplica la Palabra de Dios, y que ama y atesora la Palabra de Dios.
¿Es usted así? ¿O sólo mira “de pasadita” la Palabra de Dios, y prosigue a realizar las cosas que tiene que hacer, de acuerdo a una lista,  porque cree que son más importantes? ¿Cómo saberlo? Fácil. Invierta una hora en la Palabra de Dios, no una, sino dos o tres  veces esta semana. Eso será un comienzo.
LO QUE DIOS QUIERE REVELARNOS Y ENSEÑARNOS, LO HACE A TRAVÉZ DE SU PALABRA Y HAY CIERTAS COSAS QUE DIOS NO REVELARÁ.
“Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve cuanto hay bajo los cielos. Al dar peso al viento, y poner las aguas por medida” (Job 28:24-25).
En una ocasión el pastor Rogers enseñó: “Hay ciertas cosas que Dios NO revelará. Y ésas son buenas noticias. ¿Quién quiere creer en un Dios al que pueden ponerlo en un cofre, y entenderlo completamente? Yo no. Usted puede ir con un recipiente vacío hacia el océano, y llenar ese recipiente con agua de mar. Todo lo que está en ese recipiente es agua del océano, pero no todo el océano está en ese recipiente, ¿verdad? Y con nuestras mentes ―tamaño recipiente―nunca vamos a conocer todo lo relativo a Dios. Yo no lo podré hacer. Usted no lo podrá hacer. Nadie lo podrá hacer.”
¿Qué le pertenece a Dios? ¿Qué le pertenece a usted? ¿Qué va a hacer con las cosas que Dios le ha dado?
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29).

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