NUESTRA
ANCLA DE LA ESPERANZA ES LA ROCA Y ESA ROCA ES JESUCRISTO.
… para
asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura
y firme ancla del alma… Hebreos 6:18-19
Francisco,
Teodoro y yo pescábamos percas en el lago Rice, en Ontario, Canadá. Estábamos
en un bote grande, y los peces picaban mucho. Ocupados poniendo carnada y
atrapando peces, poco a poco nos dimos cuenta de que ya no picaban tanto.
Después entendimos por qué: el bote se había movido. Un viento fuerte lo había
arrastrado. El ancla no podía sostenernos y se arrastraba por el fondo del
lago. La levantamos, volvimos al lugar lleno de peces y volvimos a anclar. Nos
alejamos otra vez. Después de un tercer intento, regresamos a la costa. No
podíamos conseguir que el ancla se afirmara.
En lo que
respecta a la salvación, nuestra esperanza está anclada en la promesa de Dios y
la obra de Jesucristo. Los vientos y las olas de la duda y el desánimo, y el
ataque espiritual del maligno pueden hacernos pensar que estamos a la deriva y
que la salvación que Dios ofrece es insegura. ¡De ninguna manera! El Señor ha
prometido que nuestra salvación es segura, y Él no puede mentir (Hebreos
6:18-19). Nuestra esperanza está firmemente asegurada en Jesucristo, quien nos
redimió una vez y para siempre cuando murió, resucitó y ascendió al cielo.
Nuestra ancla
es la Roca inconmovible: Jesucristo. Su amor ilimitado nos mantiene seguros y
afirmados.
NUESTRA
SEGURIDAD ETERNA ESTÁ ASEGURADA.
Cuando
alguien llega a conocer a Cristo como su Salvador, es llevado a una relación
con Dios que garantiza su seguridad eterna.
- Juan
10:28,29 declara: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre”. Es asunto es de Él, no en nosotros, Él
nos brinda la seguridad de presentarnos delante de su gloriosa presencia.
Nuestra seguridad eterna es el resultado de Dios guardándonos, y no de nosotros
guardando nuestra propia salvación.
- Efesios
4:30 nos dice que los creyentes han sido “sellados para el día de la redención”.
Si los creyentes no tienen seguridad eterna, el sello realmente no sería para
el día de la redención, sino solamente para el día de pecado, apostasía, o
incredulidad.
- Juan
3:15-16 nos dice que todo aquel que cree en Jesucristo “tiene vida eterna”. Si a
una persona se le promete vida eterna, pero luego se le quita, ésta, en
realidad nunca fue “eterna”. Si la seguridad eterna no es verdadera, las
promesas de la vida eterna de la Biblia son una equivocación.
- Romanos
8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles,
ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni
lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. La seguridad eterna está basada en el
amor de Dios hacia aquellos a quienes ha redimido. Nuestra seguridad eterna ha
sido comprada por Cristo, prometida por el Padre, y sellada por el Espíritu
Santo.
DESCANSA. EL
SEÑOR NOS PASTOREARÁ.
En lugares
de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
—Salmo 23:2-3
A veces,
nuestro perro se altera tanto que tiene convulsiones. Para prevenir que eso
suceda, tratamos de calmarlo. Lo acariciamos, le hablamos con voz suave y le
decimos que se acueste y descanse. Pero cuando oye «acuéstate y descansa», mira
para otro lado y empieza a quejarse. Finalmente, con un dramático suspiro de
resignación, obedece y se tira al suelo.
En
ocasiones, nosotros también necesitamos que nos recuerden que debemos
descansar. En el Salmo 23, aprendemos que nuestro Buen Pastor «en lugares de
delicados pastos [nos hace] descansar» y que nos guía «junto a aguas de
reposo». Sabe que nos hace falta esa tranquilidad y descanso, aun cuando
nosotros no nos damos cuenta.
Nuestro
cuerpo está diseñado para descansar con regularidad. Dios mismo reposó al
séptimo día, después de su obra creadora (Génesis 2:2-3; Éxodo 20:9-11). Jesús
sabía que había un tiempo para servir a las multitudes y otro para descansar.
Instruyó a sus discípulos: «Venid vosotros aparte […] y descansad un poco»
(Marcos 6:31). Cuando descansamos, nos renovamos y re-enfocamos. Si llenamos
todo el tiempo con actividades, incluso con cosas válidas, Dios suele captar
nuestra atención haciéndonos acostar y «descansar».
El descanso
es un don, una dádiva buena de nuestro Creador que sabe exactamente lo que
necesitamos. Alabémosle por hacernos descansar en delicados pastos.
Reflexión:
Si en ciertos momentos de la vida no nos
retiramos y descansamos, podemos desmoronarnos y caer en precipicios
emocionales y espirituales.
Estas buenas
noticias de la Vida Eterna nos deben servir para descansar y para darle paz a
nuestras vidas agitadas.
2 Crónicas
20:17
"No
necesitáis pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación
del SEÑOR con vosotros, oh Judá y Jerusalén." No temáis ni os acobardéis;
salid mañana al encuentro de ellos porque el SEÑOR está con vosotros.
Salmos 46:10
Estad
quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado
seré en la tierra.
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