lunes, 9 de junio de 2014

NUESTRA ANCLA DE LA ESPERANZA ES LA ROCA Y ESA ROCA ES JESUCRISTO.

NUESTRA ANCLA DE LA ESPERANZA ES LA ROCA Y ESA ROCA ES JESUCRISTO.
… para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma… Hebreos 6:18-19
Francisco, Teodoro y yo pescábamos percas en el lago Rice, en Ontario, Canadá. Estábamos en un bote grande, y los peces picaban mucho. Ocupados poniendo carnada y atrapando peces, poco a poco nos dimos cuenta de que ya no picaban tanto. Después entendimos por qué: el bote se había movido. Un viento fuerte lo había arrastrado. El ancla no podía sostenernos y se arrastraba por el fondo del lago. La levantamos, volvimos al lugar lleno de peces y volvimos a anclar. Nos alejamos otra vez. Después de un tercer intento, regresamos a la costa. No podíamos conseguir que el ancla se afirmara.
En lo que respecta a la salvación, nuestra esperanza está anclada en la promesa de Dios y la obra de Jesucristo. Los vientos y las olas de la duda y el desánimo, y el ataque espiritual del maligno pueden hacernos pensar que estamos a la deriva y que la salvación que Dios ofrece es insegura. ¡De ninguna manera! El Señor ha prometido que nuestra salvación es segura, y Él no puede mentir (Hebreos 6:18-19). Nuestra esperanza está firmemente asegurada en Jesucristo, quien nos redimió una vez y para siempre cuando murió, resucitó y ascendió al cielo.
Nuestra ancla es la Roca inconmovible: Jesucristo. Su amor ilimitado nos mantiene seguros y afirmados.
NUESTRA SEGURIDAD ETERNA ESTÁ ASEGURADA.
Cuando alguien llega a conocer a Cristo como su Salvador, es llevado a una relación con Dios que garantiza su seguridad eterna.
- Juan 10:28,29 declara: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”. Es asunto es de Él, no en nosotros, Él nos brinda la seguridad de presentarnos delante de su gloriosa presencia. Nuestra seguridad eterna es el resultado de Dios guardándonos, y no de nosotros guardando nuestra propia salvación.
- Efesios 4:30 nos dice que los creyentes han sido “sellados para el día de la redención”. Si los creyentes no tienen seguridad eterna, el sello realmente no sería para el día de la redención, sino solamente para el día de pecado, apostasía, o incredulidad.
- Juan 3:15-16 nos dice que todo aquel que cree en Jesucristo “tiene vida eterna”. Si a una persona se le promete vida eterna, pero luego se le quita, ésta, en realidad nunca fue “eterna”. Si la seguridad eterna no es verdadera, las promesas de la vida eterna de la Biblia son una equivocación.
- Romanos 8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. La seguridad eterna está basada en el amor de Dios hacia aquellos a quienes ha redimido. Nuestra seguridad eterna ha sido comprada por Cristo, prometida por el Padre, y sellada por el Espíritu Santo.
DESCANSA. EL SEÑOR NOS PASTOREARÁ.

En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. —Salmo 23:2-3
A veces, nuestro perro se altera tanto que tiene convulsiones. Para prevenir que eso suceda, tratamos de calmarlo. Lo acariciamos, le hablamos con voz suave y le decimos que se acueste y descanse. Pero cuando oye «acuéstate y descansa», mira para otro lado y empieza a quejarse. Finalmente, con un dramático suspiro de resignación, obedece y se tira al suelo.
En ocasiones, nosotros también necesitamos que nos recuerden que debemos descansar. En el Salmo 23, aprendemos que nuestro Buen Pastor «en lugares de delicados pastos [nos hace] descansar» y que nos guía «junto a aguas de reposo». Sabe que nos hace falta esa tranquilidad y descanso, aun cuando nosotros no nos damos cuenta.
Nuestro cuerpo está diseñado para descansar con regularidad. Dios mismo reposó al séptimo día, después de su obra creadora (Génesis 2:2-3; Éxodo 20:9-11). Jesús sabía que había un tiempo para servir a las multitudes y otro para descansar. Instruyó a sus discípulos: «Venid vosotros aparte […] y descansad un poco» (Marcos 6:31). Cuando descansamos, nos renovamos y re-enfocamos. Si llenamos todo el tiempo con actividades, incluso con cosas válidas, Dios suele captar nuestra atención haciéndonos acostar y «descansar».
El descanso es un don, una dádiva buena de nuestro Creador que sabe exactamente lo que necesitamos. Alabémosle por hacernos descansar en delicados pastos.
Reflexión: Si  en ciertos momentos de la vida no nos retiramos y descansamos, podemos desmoronarnos y caer en precipicios emocionales  y espirituales.
Estas buenas noticias de la Vida Eterna nos deben servir para descansar y para darle paz a nuestras vidas agitadas.
2 Crónicas 20:17
"No necesitáis pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación del SEÑOR con vosotros, oh Judá y Jerusalén." No temáis ni os acobardéis; salid mañana al encuentro de ellos porque el SEÑOR está con vosotros.
Salmos 46:10

Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario