domingo, 1 de junio de 2014

TRES PRINCIPIOS CONCERNIENTES A LO INADECUADO DE LAS HOJAS DE HIGUERA. ASI PARECE QUE FUNCIONAN LAS RELIGIONES. Génesis 3: 1.

TRES PRINCIPIOS CONCERNIENTES A LO INADECUADO DE LAS HOJAS DE HIGUERA.
ASI PARECE QUE FUNCIONAN LAS RELIGIONES. Génesis    3: 1.
Esto nunca ha cambiado. La religión humana siempre tuvo muchísimo en común con las hojas de higuera. Permítame mencionar al menos tres cosas en común.
3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Las hojas de higuera son el intento ceremonial del hombre de eludir el rendir cuentas
1. las hojas de higuera son el intento ceremonial del hombre de eludir el rendir cuentas.
El hombre no quiere admitir que hay algo en el que está mal, o que es pecaminoso, así que se cubre con ceremonias religiosas y rituales. Personalmente, creo que hay personas que tratan a la iglesia como si esta fuera hojas de higuera –se esconden dentro de la iglesia. Y la mayoría de las iglesias dicen: “Esta bien, no hay problema, pueden esconderse aquí. No le vamos a hablar de Dios, del pecado y de la redención o la culpa…aquí están seguros.”
¿Usted piensa que puede esconderse de Dios en la iglesia?
¿Piensa que puede esconderse de Dios en algún lado?
David dijo, en el Salmo 139, versículo 8 al 12,
“Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.”
«MI VIDA... ESTÁ HECHA UN DESASTRE»
Mi vida está hecha un desastre es la afirmación que muchas personas pueden decir hoy:
 Razones: El adulterio, el alcohol, la prostitución, la delincuencia, la drogadicción, la vagancia.
Todos estos son problemas comunes en el ser humano. Esto es lo que llamamos Pecado, algunos lo llaman debilidad, o dicen le fallé a mi familia, me equivoqué; pero no, esto es Pecado.
HISTORIAS REALES DEL HOMBRE COMÚN.
«Mi vida últimamente está hecha un desastre.... Tuve problemas con mi esposa, [y] estamos a principios de un divorcio.... He [adquirido] el hábito de la bebida casi todos los días, y en una de estas tantas borracheras... robé unos equipos de comunicación de un amigo. Se los devolví, pero no puedo vivir en paz con mi conciencia....
»Sé que ese es el precio de hacer las cosas malas. ¡Cómo me gustaría [conocer] un poder divino que entre en mí y me ayude a cambiar definitivamente!»
Uno no puede eludir rendir cuentas con Dios. El día va a llegar. Uno no puede esconderse detrás de sus hojas religiosas.

Las hojas de higuera son el intento desesperado de salvar una conciencia culpable
2. En segundo lugar, las hojas de higuera son el intento desesperado de salvar una conciencia culpable.
La verdad es que, la humanidad, según romanos capítulo 2, es consiente, el hombre es consciente de que Dios lo creo. La conciencia le susurra que es pecador y que está desnudo ante Dios.
El hombre sabe que está desnudo y está lleno de vergüenza. “voy a prender una vela, a ungirme con aceite…donar dinero…derramar agua sobre mi cuerpo. Por favor, que alguien calle esta vergüenza que siento.
La religión es el método más popular que el hombre tiene para silenciar una conciencia culpable.

Las hojas de higuera son el intento egocéntrico del hombre de impresionar a otros e ignorar a la verdadera piedad.
3. En tercer lugar, las hojas de higuera son el intento egocéntrico del hombre de impresionar a otros e ignorar a la verdadera piedad.
Si adelantamos la película de la historia humana llegamos al siglo primero, donde la religión iniciada por Adán y Eva floreció. Se trata de la religión de las apariencias piadosas y actividades piadosas sin pureza en el corazón o una relación personal con Dios.
Jesucristo dijo lo siguiente de los líderes judíos de su época en Mateo 23, versículos 5 al 7,
“Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.”

Las palabras de Cristo penetran y cortan esos delantales de hoja de higuera, llenos de orgullo religioso y piedad y Él dice, en el versículo 28 del mismo capítulo,
“Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.”

A los ojos de los hombres, la persona religiosa se las sabe todas. Si Dios puede impresionarse con alguien, esta impresionado con el judío fiel. Pablo dio todas las razones por las cuales es así. Estaban orgullosos de tener la Ley, o el Torah, eran personas morales, y hablaban con respeto de Dios y conocían su voluntad. Enseñaban la verdad del Torah y sus pautas morales a otros. Todo sonaba muy bien; parecían tener todo resuelto en un sistema.
Pero Pablo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, les quita la máscara y deja en descubierto que sus labios adoraban a Jehová, pero sus corazones estaban lejos de Él. Y Pablo anticipa la respuesta que ellos darían.
LA CARA DE LA CULPABILIDAD. Salmo 32: 5- 6.
32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;

Había una vez un niño de 8 años que instintivamente contestó el teléfono de su casa y susurró, "Hola". La voz del otro lado dijo, "Sí bueno, ¿Se encuentra tu mamá en casa?" el niño contestó: "Sí, pero está ocupada," "¿Está tu papá en casa?" "Sí pero también está ocupado…"  "Bueno, ¿Hay algún otro adulto en tu casa con el que pueda hablar?" "Sí, hay un policía y un bombero" "¿Podría hablar con uno de los dos?" "No, ellos también están ocupados" "¿Bueno, y qué están haciendo todos que están tan ocupados?" Hubo una pausa muy larga y después el niño contestó, "Me están buscando".

Cuando somos culpables, instintivamente corremos a escondernos; creo que esa respuesta está tejida en nuestros genes. Esconderse fue exactamente lo que hizo Adán y Eva cuando Dios salió a buscarlos después de que ellos habían comido del fruto prohibido. Sin embargo, esconderse no es la mejor opción para tratar con nuestra culpabilidad ya que la culpabilidad no se soluciona cuando la escondemos, la negamos, o la cubrimos.

La próxima vez que se sienta culpable dele gracias a Dios que aún puede sentir. Digo eso porque cuando ese sentimiento de culpabilidad deja de existir en el alma del ser humano, significa que hemos llegado a ser insensibles, y las personas insensibles llegan a ser cada vez más capaces de adquirir actitudes y actividades destructivas hacia los demás.

Ese sentimiento de culpabilidad es bueno porque tiene el potencial de mantenernos humanos. Por otro parte, la culpabilidad puede devorarnos de adentro hacia fuera; asesinando la paz y nuestra libertad para funcionar. Ese tipo de culpabilidad por lo regular está asociado con algún error gigantesco o una falta mayor que cometimos en el pasado.

Cuando la culpabilidad toma dominio de nuestras almas nos sofocará nuestra vida. Así que cuando ese tipo de culpa inunde su vida el único antídoto es La Gracia de Dios.

Como puede ver, Dios comprende nuestras faltas y nuestros errores. Y aun cuando Dios se entristece con nosotros. Él está dispuesto a perdonar todas nuestras faltas y a enmendar nuestros corazones rotos. Lo único que hay que hacer es pedírselo.

Y cuando lo hace, Dios intercambia nuestra culpabilidad por su Gracia. Así que la próxima vez que peque, que se equivoque o que falle, pídale perdón a Dios y Jesucristo le garantiza que Dios estará deseoso de perdonarlo.
CONFESAR ES VERDADERAMENTE CONFESAR.
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Qué significa “confesar sus pecados”? No significa el que usted simplemente admita su pecado. Hay mucha gente que admite sus pecados, pero nunca han confesado sus pecados. Si le pregunta a la gente: “¿Sabe que usted es un pecador (o pecadora)?” Mucha gente responde: “Sí, lo sé. Todos hemos pecado.” Pero esas personas no están confesando sus pecados; todo lo que están haciendo en solamente admitiéndolos. Y hay una diferencia. La palabra “confesar” en una amalgamación de dos palabras que quieren decir: “estar de acuerdo”. El confesar sus pecados es estar de acuerdo con Dios en lo que Él dice que es el pecado.

Lea Proverbios 28:13: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Pídale a Dios que le revele su pecado. Confiéselo, arrepiéntase y reciba su perdón.

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