viernes, 27 de junio de 2014

ORACIÓN EN MEDIO DEL DOLOR Y LA DESESPERACIÓN.

ORACIÓN EN MEDIO DEL DOLOR Y LA DESESPERACIÓN.
¿Está usted plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está experimentando la enfermedad de la amargura?
EL APÓSTOL PABLO PASÓ POR ESTA SITUCIÓN. MIRE LA RESPUESTA DE DIOS.
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Cuando está en angustia existen tres posibles formas de orar. Primero, puede orar que Dios le dé un escape del dolor. Eso es normal, de hecho, así es como se mantienen abiertas las farmacias. Segundo, puede orar que Dios le dé la energía para sobrellevar el dolor. Y esa, asimismo, es una respuesta natural. Si no podemos escapar al dolor, oramos poder sobrellevarlo. La tercera y última forma de orar es pedirle a Dios que emplee nuestro dolor en nuestras vidas para nuestro bien y su gloria. Si oramos escapar a nuestro dolor, entonces vemos el dolor como nuestro enemigo. Si oramos pidiendo energía para sobrellevar el dolor, entonces el dolor parece ser un amo. Pero si oramos que nuestro dolor sea empleado o utilizado, lo vemos como nuestro siervo. Somos capaces de encontrar la gracia de Dios para gloriarnos en nuestras debilidades, para que el poder de Dios sea manifestado en nuestras vidas.
¿Está sufriendo por algo que le sucedió? Órele a Dios que le dé fortaleza para escoger emplear ese dolor para su bien y la gloria de Dios.
AHORA QUE ES LIBRE Y SANADO, TRABAJE PARA DIOS.
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
Una de las señales que le indica que usted ha dejado de confiar en Dios es que deja de funcionar. Usted simplemente deja las actividades de la vida. Usted empieza a tener temor de esto y aquello; se agobia por una pérdida; es oprimido por el diablo. ¿Y qué hace usted? Renuncia a todo, cierra las cortinas, se acuesta a dormir, se levanta tarde. ¿Ha estado alguna vez así? Así afecta la preocupación. Cuando usted se preocupa, es porque no está confiando en Dios. Usted quizás diga: “Perdí mi trabajo.” Bueno, ¿qué está haciendo? “Me la paso sentado en la casa.” ¡Levántese! Usted tiene más oportunidad de servir a Dios. Haga el bien porque está confiando en el Señor.

¿Está sin trabajo? Haga lo que tenga que hacer para encontrar un trabajo y cuando lo logre… ¡haga el bien! Vaya a su iglesia y pídales que le pongan a trabajar. Vaya a su misión local de voluntario. Corte el pasto de un vecino. Lleve comida a una persona incapacitada. Escriba una carta a un prisionero.

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