miércoles, 6 de agosto de 2014

EL ÚNICO Y VERDADERO EVANGELIO.

EL ÚNICO Y VERDADERO EVANGELIO.
El único evangelio.

Y en ningún otro hay salvación.

Hechos 4:12

Si usted da testimonio a otros de que el evangelio de Jesucristo es el único evangelio, el único camino a Dios, no está proclamando su propio punto de vista de la religión correcta, sino la revelación de la verdad de Dios. Usted no predica el evangelio de Cristo sencillamente porque lo conoce, porque se ajusta a su personalidad o porque quiere ser intolerante y exclusivo. Usted presenta el evangelio de Cristo porque es el único camino provisto por Dios para que las personas encuentren la salvación del pecado y de la muerte eterna.

Usted predica el evangelio de Cristo como el único evangelio porque Él dijo "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo" (Jn. 10:9). Usted da testimonio de ese evangelio porque está de acuerdo con el apóstol Pablo en que "hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Ti. 2:5).

De modo que está en buena compañía y tiene un fundamento sólido cuando da testimonio a quienes no conocen a Jesucristo del único camino de salvación dado por Dios.
JESUCRISTO EL CAMINO O EL MUNDO ES EL CAMINO.
La puerta estrecha.

Entrad por la puerta estrecha.

Mateo 7:13

Muchos han admirado los principios enseñados en el Sermón del Monte, pero la mayoría no ha seguido esos principios. Muchos han respetado a Jesús como un gran maestro pero nunca lo han recibido como Salvador y Señor. Eso es porque no han entrado por "la puerta estrecha"; la puerta de Dios, la única que lleva a la vida eterna.

El camino angosto de la vida cristiana es por la puerta estrecha de Cristo mismo. "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí" (Jn. 14:6). ¿Ha entrado usted por la puerta estrecha?.
ENTRAD POR LA PUERTA CORRECTA.
Entrar por la puerta.

Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.

Tito 3:5

Cuando usted entra por la puerta estrecha de la salvación, tiene que pasar solo. Tal vez una puerta de torniquete represente mejor el concepto de la puerta estrecha. Solo una persona a la vez, sin equipaje, puede pasar por una puerta de torniquete. Dios ha ordenado que las personas entren en su reino individualmente, no en grupos. Usted no puede aprovecharse de lo que haya logrado su iglesia, su familia o sus amigos, sin que importe cuán espirituales sean.

La puerta de Dios es tan angosta que además de pasar por ella solo, tiene que ir desnudo. No puede pasar por la puerta vestido de pecado y terquedad. Como dijera el himno "Nada en la mano llevo, sino que a tu cruz me aferro". Ese es el camino de la cruz, que es el evangelio. Y el evangelio es la puerta estrecha, que implica negación de sí mismo. Jesús dijo "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará" (Mt. 16:24-25).
JESUCRISTO ES SUFICIENTE PARA LLENAR NUESTRA VIDA DE ALEGRÍA.
Él ES SUFICIENTE.

"No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy.." Hechos 3:6

¿Es Jesús suficiente? Esa es una pregunta que muchos cristianos necesitamos hacernos, porque por momentos no perece que lo fuera. Muchos cristianos a pesar de tener posesiones materiales; viven vidas descontentas y buscando siempre más y más. Me pregunto ¿dependen estos creyentes de Jesús o de sus cosas? ¿En que basan su contentamiento?

Si bien las Escrituras no condenan tener riquezas, en tanto se mantengan las prioridades en orden. Aquello que Dios no acepta es el amor al dinero, el amor a las cosas o posesiones (1 Ti. 6:10). Si esto acontece las riquezas llegan a ser nuestro amo y señor (Mt. 6:24). Cuando esto sucede debemos recordar que el Señor Jesucristo - y no las riquezas - es quien nos sustenta.

El apóstol Pedro nos ayuda con esto al relatar la historia del cojo que pedía limosna en la puerta del templo en Jerusalén. Este hombre le pidió dinero a Pedro, pero el apóstol le respondió: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» (Hechos 3:6). El hombre que yacía a la puerta ese día pensó que el dinero era la respuesta a sus problemas, pero Pedro le mostró que la respuesta era Jesús, porque este hombre tenía una necesidad mayor. Y sigue siéndolo; el Señor Jesucristo, sigue siendo siempre nuestra mayor necesidad, aun cuando le conozcamos, solo Cristo puede satisfacer, nuestra insatisfacción.

Para Pablo Cristo era su satisfacción. Filipenses 4:12-13 describe la actitud del apóstol ante la vida: «Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (NVI). La comunión de Pablo con Dios estaba por encima de cuanto tuviera y más allá de cuanto faltara. Su contentamiento no dependía de las circunstancias, sino de su relación con Cristo.


El apóstol nos recuerda que el contentamiento no se produce de la noche a la mañana. Es algo que se aprende. A medida que nuestra relación con Dios se desarrolla, con el tiempo y las experiencias, aprendemos a confiar más en Él y menos en nosotros. Pablo sabía que Cristo le daría fuerzas para perseverar en toda situación en que se encontrara (v. 13).  Cualesquiera que sean las circunstancias que enfrentes hoy, mediante la oración podrás recibir la fortaleza necesaria para estar contento y satisfecho en Cristo, quien realmente te sustenta.

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