MUCHAS VECES
LAS PALABRAS DE JESÚS SUENAN DURAS.
Juan 6:60-71
60Por eso
muchos de sus discípulos, cuando oyeron esto, dijeron: Dura es esta
declaración; ¿quién puede escucharla? 61Pero Jesús, sabiendo en su interior que
sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? 62¿Pues qué
si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba? 63El Espíritu es el
que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida. 64Pero hay algunos de vosotros que no creéis. Porque
Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el
que le iba a traicionar. 65Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a
mí si no se lo ha concedido el Padre. 66Como resultado de esto muchos de sus
discípulos se apartaron y ya no andaban con El. 67Entonces Jesús dijo a los
doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también? 68Simón Pedro le respondió: Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y
conocido que tú eres el Santo de Dios. 70Jesús les respondió: ¿No os escogí yo
a vosotros, los doce, y sin embargo uno de vosotros es un diablo? 71Y Él se
refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste, uno de los doce, le iba
a entregar.
SKLERÓS
En el griego
“dura” es SKLERÓS, y esta palabra significa “difícil de tolerar”. Estos hombres
no decían que las palabras de Jesús eran difíciles de entender sino difíciles
de tolerar y aceptar. Era difícil porque demandaba entrega de la voluntad.
El problema
de ellos no era su intelecto sino su voluntad. Cuando Dios habla en su Palabra
siempre demanda entrega de la voluntad. Por eso hay muchos que rehúsan leer la
Biblia, y si la leen, se niegan a aceptarla, creerla y obedecerla.
Cuando los
discípulos dicen que la palabra de Jesús era dura, daban a entender que la
demanda moral era alta. El Señor Jesús demanda de nosotros un alto nivel moral
y espiritual.
Juan Calvino
declara: “La dureza estaba en el corazón de la gente, no en las palabras de
Jesús.”
Falsos
discípulos:
Aceptan las
obras y la persona de Jesús pero rechazan sus palabras. Siguen a Jesús mientras
hace milagros, pero en el momento que abre su boca lo quieren callar. Juan 6.2
dice que mucha gente lo seguía por las señales milagrosas que hacía. Juan 8.31
dice que son verdaderamente discípulos los que se mantienen fieles a sus
enseñanzas, y fue justamente eso lo que la gente no hizo. El obedecer es la
prueba final de los verdaderos discípulos, no el mero oír.
Verdaderos
discípulos:
Es el que acepta y permanece en las palabras
de Jesús
“¿No también
vosotros deseáis iros, verdad?” La confesión incluye tres razones lógicas por
las cuales los doce no le iban a abandonar, siendo Pedro el vocero del grupo.
Primera, dice en efecto, “Señor, no hay opciones, no hay otro como tú a quien
podríamos ir”. Significa que había evaluado las opciones. Segunda, confiesa que
las enseñanzas de Jesús tienen todo lo que necesitan, pues conducen a la vida
eterna. Tercera, confiesa que ellos habían comprobado que Jesús es el Mesías,
el Hijo de Dios.
¿Es nuestra
respuesta o tenemos otros lugares a dónde vamos? ¿Aceptamos las palabras de
Jesús? ¿O lo seguimos porque nos parece “lindo” lo que hizo, o las cosas que
puede darnos? Si aceptamos sus palabras ¿Por qué no perdonamos? ¿Por qué no
amamos a nuestros enemigos? ¿Por qué adulteramos en nuestras mentes y aún fuera
de ellas? ¿Por qué amamos otras cosas más que a Dios?
“Amamos el
concepto de las enseñanzas de Jesús, pero odiamos la práctica; deberíamos
entender el concepto y amar la práctica.”
¿ CUÁL FUE
EL PUNTO CENTRAL PARA LA DISCUSIÓN CON JESÚS?.
JESÚS EL PAN
DE VIDA. Juan 6: 25-60.
Contexto:
El día
anterior había alimentado milagrosamente a la multitud, había pasado la noche
orando, caminó sobre el agua. Ese día predica el gran sermón en la sinagoga de
Capernaum, donde proclamaba venir del cielo y ser el pan de vida, les dijo que
tenían hambre en el alma, que es peor que el hambre físico, y que había una
sola cosa que podía satisfacer su alma y eso era Él mismo. Proclama ser el
único pan de vida, la única comida para el alma que puede satisfacer
verdaderamente. Este fue el principio de la última etapa de la vida humana de
Jesús. Desde ese momento (a partir del capítulo 7), el odio hacia él empieza a
crecer hasta su culminación en la cruz. Etapa clímax de su ministerio.
Introducción:
Cuando Dios
nos llama, nos concede un enorme privilegio porque nos transforma en hijos
suyos. Lo más grande de ese regalo inmerecido, es que por la obra de Jesús en
la cruz, borra nuestros pecados, nos ofrece una nueva vida, escucha nuestras
oraciones y derrama sobre nuestras vidas abundantes bendiciones.
I.
EL
LLAMAMIENTO DE DIOS IMPLICA RENUNCIAR A LA CARNE
1. No todos están dispuestos a pagar el precio (vv. 60, 66)
“...Al oírlas, muchos de sus discípulos...”
a. Hay quienes aman más al mundo que a Dios
b. Hay quienes vuelven la mirada atrás
II.
2. Los misterios de Dios se entienden por la obra del
Espíritu Santo (vv. 61-63)
a. Sujetos a la carne, no ascendemos en la dimensión
espiritual (vv. 61, 62)
b. Jesucristo marcó las diferencias (v. 63)
c. Oración, ayuno y Palabra de Dios...
d. La dimensión material: la carne (v. 63)
II. EL LLAMAMIENTO VIENE DEL PADRE
1. Él nos escogió desde la fundación del mundo (v.65)
...Se preocupó por nuestras vidas. Nos valoró...
2. Razonamiento: Si el Padre nos llamó, nos ayuda a
permanecer firmes (v.65)
. LA DECISIÓN DE PERMANECER FIRMES ES NUESTRA, NO DE DIOS
1. Tenemos libertad de elegir (v.64 a)
a. Es una decisión personal: Creer, medir las consecuencias y
preguntarnos con sinceridad: ¿Cómo está mi vida? ¿Qué necesita mi vida? ¿Dónde
puedo encontrar aquello que anhelo para tener paz interior y lograr la
realización personal y espiritual?
Una vez lo hacemos, cada quien decide si reconoce en Jesús el
Señor el camino a una vida plena, y si lo recibe o no en su corazón…
b. Quien tiene conciencia del llamado, no renuncia...
2. Sigamos adelante o volvamos atrás, debemos enfrentar las
consecuencias (vv.67-69)
... No debemos sentirnos presionados al momento de elegir...
Conclusión:
Dios nos ofrece una nueva oportunidad gracias a la obra
redentora del Señor Jesucristo porque nos ama. Desea lo mejor para nosotros.
Sin embargo, ese cambio en nuestra vida no viene hasta tanto aceptamos, de
manera voluntaria, a Jesús como nuestro Señor y Salvador.
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