EJEMPLO DE
HUMILDAD.
EL VERDADERO
SIGNIFICADO DE LAVAR LOS PIES ES: SENTIR LA NECESIDAD DE SER LIMPIADOS POR JESUCRISTO Y TENER PARTE CON SU MISIÓN Y
VISIÓN
… Dios
resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. —Santiago 4:6
Durante la
época de Semana Santa, mi esposa y yo asistimos a una reunión en una iglesia
donde los participantes procuraban representar los sucesos que Jesús y sus
discípulos experimentaron la noche antes de que Él fuera crucificado. Como
parte de la reunión, los miembros del personal de la iglesia les lavaron los
pies a algunos de los colaboradores voluntarios de la congregación. Mientras
miraba, me preguntaba qué expresa más humildad en nuestra época: ¿lavar los
pies de otra persona o que alguien lave los nuestros? Tanto unos como otros,
los que estaban sirviendo y los servidos, mostraban distintos aspectos de la
humildad.
Cuando Jesús
y sus discípulos se reunieron para la última cena (Juan 13:1-20), el Señor, en
un servicio humilde, les lavó los pies a sus seguidores. Pero Simón Pedro se
resistió, diciendo: «No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te
lavare, no tendrás parte conmigo» (13:8). Lavar los pies no era un simple
ritual; También puede verse como una ilustración de nuestra necesidad de ser
limpiados por Cristo; una limpieza que nunca se llevará a cabo si no estamos
dispuestos a ser humildes delante del Salvador.
Santiago
escribió: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago
4:6). Recibimos la gracia de Dios cuando reconocemos su grandeza, ya que Él se humilló
a sí mismo en la cruz (Filipenses 2:5-11).
La posición
más poderosa en la Tierra es arrodillarse ante el Señor del Universo.
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