VIVIR BAJO
EL GOBIERNO DE CRISTO Y EN OBEDIENCIA A
DIOS.
“Si
guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.”
Juan 15: 10.
Permanecer
en obediencia y permanecer en el amor de Jesús, son cosas que no pueden
separarse. Una vida bajo el gobierno de Cristo es lo único que podría demostrar
que somos los objetos del deleite de nuestro Señor. Debemos guardar el
mandamiento de nuestro Señor, si queremos recibir el sol de Su amor. Si vivimos
en pecado, no podríamos vivir en el amor de Cristo. Sin la santidad que agrada
a Dios, no podríamos agradar a Jesús. Quien no le da ninguna importancia a la
santidad, no sabe nada del amor de Jesús.
SANTIDAD Y OBEDIENCIA, AMOR Y PERDÓN SON INSEPARABLES.
El disfrute
consciente del amor de nuestro Señor es un asunto delicado. Es mucho más
sensible al pecado y a la santidad que el mercurio lo es al frío y al calor.
Cuando somos tiernos de corazón, y prudentes de pensamiento, labios y vida,
para honra de nuestro Señor Jesús, entonces recibimos señales incontables de Su
amor. Si deseamos perpetuar esta bienaventuranza, debemos perpetuar la
santidad. El Señor Jesús no esconderá Su rostro de nosotros a menos que
nosotros escondamos nuestro rostro de Él. El pecado forma la nube que oscurece
a nuestro Sol: si somos diligentemente obedientes y completamente consagrados,
podremos caminar en la luz, como Dios está en la luz, y tendremos una
permanencia segura en el amor de Jesús como Jesús la tiene en el amor del
Padre. Aquí tenemos una dulce promesa con un solemne “si”. Señor, pon este “si”
en mi mano; pues, como una llave, abre este estuche de joyas.
Mire el
siguiente consejo que San Pablo les dio a los efesios: «Abandonen toda
amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien,
sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como
Dios los perdonó a ustedes en Cristo.»2. Todos necesitamos el perdón, tanto el
darlo como el recibirlo. Los que no somos perdonadores somos perdedores. Y los
que no recibimos el perdón de Dios perdemos la vida eterna que Él nos dio al
morir en la cruz. Para recibir ese perdón divino y la vida eterna que lo
acompaña, basta con que oremos el padrenuestro así como Cristo nos enseñó que
hiciéramos: «Padre, ... perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todos los que nos ofenden.»3.
2 Ef 4:31‑32
3 Lc 11:4
Primera Juan
4:19: “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.”
Cuando el
Pastor Rogers estaba en sexto grado, le escribió una notita de amor a Joyce
Louice Gentry, quien llegó a ser su amada esposa. Ella todavía conserva esa
nota. Pero desde entonces ella empezó a tener interés en el Pastor Rogers.
¿Sabe por qué ella le amó? Porque él le amó primero.
LA CARTA DE
AMOR QUE DIOS NOS ESCRIBIÓ
¿Sabe usted
qué es la Biblia? Es una carta de amor que Dios le escribió a usted. Es Dios
diciéndole: “He fijado mi mirada en ti. ¡Te amo!”
LA GRACIA DE
DIOS, ES EL AMOR DE DIOS.
Usted no
puede ser salvo por llevar acabo buenas obras, ni por hacerse miembro de una
iglesia. Usted es salvo por la gracia de Dios que afirma: “Yo te amé primero.”
¿Cuándo fue
la última ocasión que usted recibió una carta de amor? ¿Cuándo fue la última
vez que escribió una? Dedique un tiempo hoy para escribirle una carta de amor
al Señor.
UNA PROMESA
DE DIOS A SUS HIJOS: NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO.
Yo les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:28
El versículo
de hoy es una promesa admirable del Señor Jesucristo mismo de que la salvación
del creyente está para siempre segura en Él. Además, las primeras tres palabras
de Romanos 8:28, "Y sabemos", expresa la absoluta certeza que usted
puede tener, confirmada por el Espíritu Santo, de que usted nunca perderá su
salvación.
ESTAMOS
SEGUROS EN LAS MANOS DE DIOS.
Basándose en
la autoridad divinamente revelada, el apóstol Pablo le afirma a la iglesia de
Roma y nos afirma a nosotros que, como cristianos, podemos saber sin lugar a
dudas que estamos seguros en las manos de Dios. A medida que usted camine con
Él, Dios mostrará su gloria en su salvación y lo hará todo en su santificación
para su bendición definitiva.
BUSQUEMOS A
DIOS EN ORACIÓN.
“Si tú le
buscares, lo hallarás. 1 Crónicas 28: 9.
Necesitamos
a nuestro Dios, y Él puede ser encontrado si le buscamos; Él no se ocultará a
ninguno de nosotros si buscamos personalmente Su rostro. No es, si lo merecen,
o si compran Su favor, sino simplemente si le “buscan”. Quienes ya conocen al
Señor deben seguir buscando Su rostro por medio de la oración, del servicio
diligente, y de la santa gratitud: a esos Él no rehusará Su favor ni Su
comunión. Aquellos que todavía no le han conocido para descanso de sus almas, deben
comenzar de inmediato a buscarlo, y no deben cesar de hacerlo hasta que lo
encuentren como su Salvador, su Amigo, su Padre, y su Dios.
¡Cuán grande
garantía ofrece esta promesa al que le busca! “El que busca, halla.” Tú, sí,
tú, si buscas a tu Dios, le encontrarás. Cuando le encuentres, habrás
encontrado vida, perdón, santificación, preservación, y gloria. ¿No querrás
buscar, y seguir buscando, puesto que no buscarías en vano?
Querido
amigo, busca al Señor de inmediato. Este es el lugar, y ahora es el momento.
Dobla esa rodilla; sí, inclina esa cerviz todavía más rebelde, y clama a Dios,
al Dios vivo. En el nombre de Jesús, busca la purificación y la justificación.
No serás rechazado. Aquí tenemos el testimonio de David a su hijo Salomón, y es
también el testimonio personal de este escritor al lector. Créelo, y actúa de
conformidad, por Cristo nuestro Señor.
LA ORACIÓN
CORRECTA DEL HOMBRE CORRECTO.
Efesios
5:20: “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro
Señor Jesucristo.”
Hay cuatro
tipos de individuos. Existen los que siempre están quejándose y renegando. ¿Ha
conocido usted a alguno de ellos? Son capaces de iluminar una habitación con
tan sólo salir de ésta. Ese es el nivel más bajo de vida. Hay otros que llevan
vidas de ingratitud. No se quejan, pero nunca le agradecen a Dios las
bendiciones tan obvias que reciben. Eso está un poco mejor, más no mucho. Luego
existen los que le agradecen a Dios las bendiciones innegables que reciben de
Él. Cuando algo bueno sucede, están agradecidos. Ese es un mejor nivel. Sin
embargo el más alto de todos los niveles, es estar agradecido por todo y en
todo tiempo. Ese es el secreto de una vida feliz y productiva.
Incline su
rostro ante el Señor y piense en cada situación difícil que está enfrentando.
Ahora, agradézcale a Dios por cada una de esas dificultades.
NO DEJES DE
CLAMAR A DIOS CON TODO TU CORAZÓN.
“En cuanto a
mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.” Salmo 55: 16.
Sí, debo
orar y lo haré. ¿Qué otra cosa podría hacer? Traicionado, abandonado,
acongojado, frustrado, oh mi Dios, clamo a Ti.
Pero yo
aliento a mi corazón en el Señor, que me sostendrá en esta prueba como me ha
sostenido en otras muchas pruebas. Jehová me salvará; estoy seguro que lo hará,
y yo declaro mi fe.
El Señor me
salvará y nadie más. No deseo ninguno otro ayudador, y no confiaría en un brazo
de carne aun si pudiera. Clamaré a Él en la noche, y en la mañana, y al
mediodía, y no clamaré a nadie más, pues Él es Todo-suficiente.
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