92. BONDAD Y
MISERICORDIA.
“Y cantaban,
alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para
siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran
júbilo, alabando a Jehová..” (Esd. 3:11).
Por la
gracia de Dios hemos recorrido el camino de otro año. Estamos ya a la vista de
uno nuevo, si el Señor nos permite entrar en él. ¿Qué decir sobre el tiempo
transcurrido? Sin duda hubo días tranquilos y otros rodeados de inquietud.
Algunos nos permitieron sonreír, en otros solo hubo lágrimas. La valoración del
año será consecuencia de nuestro criterio y experiencia. Esta valoración no
será correcta porque desconocemos el propósito divino que se ha cumplido en
cada día. El versículo nos invita no a ver lo que hay en nuestro entorno, sino
a ver a Dios mismo descubriendo dos de sus admirables perfecciones que hemos
sentido este año.
El Señor es
bueno. Somos lo que somos por su infinita bondad hacia nosotros. Nuestra
salvación es el resultado de ella, que se manifestó para nosotros desde antes
de la fundación del mundo. La obra de salvación por la que también nos hizo sus
hijos, fue la primera determinación de Dios, antes de que crease cuanto existe
y nos crease a nosotros (2 Ti. 1:9). En su bondad envió a su Hijo para que
ocupase nuestro lugar y diese Su vida en precio por nuestros pecados (1 Jn.
4:10). Nos buscó hasta encontrarnos. Nos tomó del lugar donde estábamos. Nos
puso sobre sus hombros. Nos trajo al redil del Buen Pastor. Nos hizo miembros
de su casa, herederos de las riquezas eternas en Cristo Jesús. El futuro está
asegurado porque Él prepara un lugar para nosotros. Un año menos para estar con
Él. Un tiempo breve nos distancia del encuentro con el Señor. Mientras el mundo
que nos rodea está sin esperanza, la nuestra es segura porque no descansa en
cosas que esperamos sino en el mismo Señor que está en nosotros (Col. 1:27).
Sí, sólo podemos afirmar al finalizar el año que Dios es bueno.
El Señor es
misericordioso: “su misericordia es para siempre”. Misericordia es pasar
nuestras miserias por Su corazón y al sentirlas, compadecerse de nosotros.
Recorrió nuestro camino, sufrió nuestras miserias, experimento nuestras pruebas
y tentaciones, lloró nuestras lágrimas, agonizó por nosotros y gustó nuestra
muerte. Lo hizo para poder “compadecerse de nosotros”, y de nuestras
debilidades. Lo ha hecho cada día del año transcurrido. Tal vez no nos dimos
cuenta, pero fue compañero en cada momento, nunca hemos estado solos; cuando
las fuerzas faltaron, nos las renovó; las lágrimas fueron enjugadas con amor;
cuando clamamos fuimos oídos; su luz orientó nuestro camino y su paz nos dio
calma en los momentos de inquietud. Ahora debo decir: Su misericordia es para
siempre.
Me queda
sólo hacer aquello con lo que el versículo comienza: cantar, alabar y dar
gracias a Dios. Tal vez la tristeza haya hecho desaparecer el canto, ahora debo
recuperarlo para cantar al Señor con todas mis fuerzas. Tal vez las pruebas han
convertido mi oración en lamento, ahora debo dedicarla para alabar a Dios. Tal
vez no he visto motivo para darle gracias, ahora lo tengo, porque Él es bueno y
misericordioso. Señor, ayúdame en el próximo año a dejar de verme a mí para
verte a ti, y descubrir que tu bondad y misericordia estarán siempre conmigo.
Autor.
Luis Maturano.
BBN
Instituto Bíblico.
93.UN
PRINCIPIO IMPORTANTE:CREER
Hechos
16:31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
Un creyente
no es una persona que sencillamente cree que Cristo murió por sus pecados. El
diablo cree eso. Un creyente es una persona que se ha arrepentido de sus
pecados y ha invitado a Cristo a entrar en su corazón como Salvador y Señor.
Usted puede creer intelectualmente que un avión puede volar, pero para poder
volar usted debe probar sus alas. De la misma forma, cuando usted entrega su
corazón al Señor Jesucristo, Él toma el control de su vida y comienza a hacerle
la persona que Él desea que usted sea. Su vida no necesita ser absolutamente
perfecta para que usted pueda ir al cielo. En el momento que recibe a Cristo
como su Salvador personal, usted está eternamente salvo, eternamente seguro y
Dios empieza a trabajar en usted.
¿No es
maravilloso saber que es salvo? Bien, esparza las Buenas Nuevas de esa
seguridad a su vecino hoy.
94. LA
IMAGÉN CORRECTA QUE NECESITAS.
Una historia
cuenta que un hombre trabajaba en su despacho cuando entró su hija pequeña al
borde de un ataque de nervios, medio llorosa y compungida.
- ¿Qué pasa
hija? ¿Por qué estás tan deprimida? – le preguntó su padre.
- ¡Es que mi
mesa se desordena con demasiada facilidad! - Dijo la niña.
-
Enséñamelo.
Fueron a la
habitación de la niña y enseñándole la mesa le dijo: ¿Ves? Yo la ordeno, pero fácilmente se vuelve a desordenar.
El padre
extrañado le dice: Enséñame cómo es la mesa cuando está ordenada.
La niña
recogió todo, agrupó los lápices arriba a la derecha, una libreta arriba a la
izquierda, una regla a la derecha, una goma de borrar abajo a la izquierda y
así sucesivamente hasta que al fin, contenta, dijo sonriendo: - ¡Ya está!
El padre,
extrañado pregunta: ¿Y si cambio los
lápices, un poco a la izquierda?
- ¡Ah no
Papi! Así ya no está ordenada.
- ¿Y si tomo
la goma de borrar y la coloco en el lugar de la regla?
- ¡Me la
desordenas más!
- ¿Y si
cambio de sitio la libreta y la pongo en el lugar de los lápices?
La niña, al
borde de las lágrimas le dijo: ¡Papa! ¡Me estás desordenando toda la mesa!
- No, hija
no, la mesa no está mal. Lo que pasa es que tú tienes muchas imágenes de una
mesa desordenada, y sólo una de una mesa en perfecto orden.
Al igual que
la niña, nosotros tenemos una imagen de cómo nos gustaría que fuera nuestra
vida, de cómo sería perfecta. Queremos
hacer todo en base a esa imagen que tenemos en nuestra mente, buscamos
que nuestras vidas sean iguales a lo que vimos en una película o la que vemos en los demás y cuando nos damos
cuenta que no es como queremos nos desesperamos, nos angustiamos y deprimimos.
Otras veces
hemos alcanzado lo que queríamos pero sucede algo que da un giro a nuestras
vidas, un cambio inesperado, y creemos
que el mundo se ha terminado, que ya no hay nada más, cuando en realidad, puede
ser que Dios esté ordenando nuestras vidas para que lleguemos a ser lo que Él
quiere que seamos.
Si tu vida
no es exactamente igual a como la soñaste ó si ha sucedido algo que ha cambiado
tus planes inmediatos, que ha reformulado todo lo que hacías y lo que tenías,
no te desesperes, da gracias a Dios porque Él sabe lo que es mejor para ti y
porque Él ve mucho más allá de lo que nosotros podemos ver.
“Mis
pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos --dice el Señor--. Y mis
caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse”. Isaías 55:8.
Autora.
Ana María Frege Issa.
Coordinadora
Call Center.
95.¿CUÁLES
SON SUS METAS PARA EL AÑO 2018?
Filipenses
3:14: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.”
Cuando un
corredor corre, él centra sus ojos en la meta. Él no mira a la gradería, ni a
los otros corredores. Ni se examina a sí mismo. Él fija su mirada en la meta.
Él no observa a nada más. La meta final es lo único que ve. Eso es exactamente
lo que debemos hacer. La razón por la cual muchos creyentes fracasan en su
carrera es porque no han aprendido a dejar de mirar las otras cosas. Ellos
están tratando de ver en ambas direcciones a la vez y Santiago 1:8 enseña: “El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Y Mateo 6:22
afirma: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu
cuerpo estará lleno de luz.”
¿En qué se
ha enfocado hoy? ¿Le ha atraído el mundo a regresar a él y le ha seducido a
alejarse de los mandamientos de nuestro Señor? Sírvase leer Mateo 28:19-20, esa
es una meta.
96. DIOS NOS
CONOCE MUY BIEN!HOY TE VÍ!
“Oh Señor,
has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí.” - Salmos 139:1.
En medio de
las actividades cotidianas, sonreír y aparentar que todo está bien es fácil, en
especial cuando estamos con amigos y gente a nuestro alrededor, pero cuando nos
encontramos solos, la realidad es bastante diferente. Es allí, en nuestra
intimidad con el silencio y la soledad que podemos reconocer nuestro dolor,
lucha, preocupación ahí se revela nuestro real estado de ánimo.
¿Quién realmente
conoce como estas? ¿Quién conoce tus luchas diarias? No es tu mejor amigo, ni
tu cónyuge, ni siquiera tus padres, porque el hombre solo percibe lo externo,
pero Dios ve lo profundo del ser. El rey David le dijo “Sabes cuándo me siento
y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos. Me
ves cuando viajo y cuando descanso en casa. Sabes todo lo que hago. Sabes lo
que voy a decir incluso antes de que lo diga, Señor.” Salmos 139: 2-5 NTV.
¿Quién
comprendería la íntima realidad de los leprosos que fueron a pedir sanidad a
Jesús?, ellos vivían aislados y rechazados por la sociedad. Solo alguien que
haya vivido estas situaciones sería capaz de entenderlos cabalmente.
Pensemos en
Zaqueo depreciado por muchos por ser cobrador de impuestos; la mujer con flujo
de sangre afligida por su condición de enfermedad y podríamos citar muchos más
o tal vez incluir nuestra propia historia ¿Quién podría hacer algo por
ellos? ¿Quién podría entenderlos y mejorar
su situación? La respuesta es Jesús, quien no solo se compadeció de ellos sino
que trajo salvación, sanidad, perdón, libertad y mucho más.
Él sabe lo
que has llorado, como estás por dentro, conoce perfectamente cuáles son tus
debilidades, sabe del esfuerzo que haces para ser mejor, aun cuando vuelves a
tropezar con la misma piedra. Déjame
decirte que con todo Dios te ama y tiene pensamientos de bien para ti, “Qué
preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar!
Ni siquiera puedo contarlos; ¡suman más que los granos de la arena! Y cuando
despierto, ¡todavía estás conmigo!” Salmos 139: 17-18 NTV.
Así que no
dudes, Jesús está a tu lado moviendo circunstancias a tu favor, sabe todo de ti y quiere darte nuevas fuerzas
para que te levantes y salgas adelante. Y Aunque tal vez nadie sepa de tu
sufrimiento, puedes estar seguro de que El sí lo ve, conoce lo más profundo de
tu realidad y no solo eso, sino que ya tiene provista una salida para tu
situación. Deja que tu fe en Él tenga fruto de esperanza.
Autora.
Soraida Fuentes.
97. GUARDA
TUS FUERZAS PARA MAÑANA. DEJA DE SER ANSIOSO.
Así que no
se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias
preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy. - Mateo
6:34 (NTV).
Cierto día
un hombre olvidó su mochila en un barco. Se desesperó tratando de descubrir una
manera de recuperar sus pertenencias.
–No hay nada
que podamos hacer ahora- le dijo el jefe de la aldea. Mañana el barco regresará
y el conductor traerá la mochila de vuelta.
-¿Y si no la
trae? –preguntó ansioso.
-En ese
caso- respondió el sabio jefe-, guarda tus fuerzas para resolver el problema
mañana.
“Yo te
dije”, “Yo sabía”, “¿Ahora entiendes?”, “Cuántas veces te lo dije” y otras
expresiones comunes como éstas, no son ciertamente “buenas palabras”.
Todos
sabemos muy bien que la ansiedad no soluciona ningún problema, no sirve de
nada, solo causa sufrimiento; pero como humanos, pasamos horas analizando un
problema cuya única solución es el tiempo. Lamentablemente, el tiempo no está
hecho apenas de segundos y minutos, sino también de horas y a veces, de meses y
años. La vida es breve y fugaz; pero eso, en vez de llevarnos al pesimismo o a
la autocompasión, debería conducirnos a Aquel que permanece para siempre. Es
precisamente porque los años, “pasan pronto”, que debemos construir nuestros
sueños, planes y realizaciones en la única persona que no está limitada ni por
el tiempo ni por el espacio: Dios.
¿Estás
enfrentando algún problema en este momento? ¿Tiene que ver con tu matrimonio,
con tus hijos, con la situación de algún ser querido, con tus negocios o con tu
salud? Después de poner el problema en las manos de Dios, pídele que te ayude a
ver la diferencia entre luchar para superar las dificultades o preocuparse
inútilmente con algo que, por lo menos hoy, no tiene solución.
Si tu
problema no puede solucionarse hoy, duerme confiado en las promesas de Dios, y
como dijo el sabio hombre: “Guarda tus fuerzas para solucionar el problema
cuando el momento oportuno llegue”.
¡Espera en
Jehová! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera en Jehová! Salmo 27:14.
Autora.
Brisna Bustamante S.
Sub
Coordinadora Call Center.