martes, 22 de enero de 2013

CRISTO: EL PASTOR QUE ESPERA

TU PASTOR: OBSERVANDO Y ESPERANDO


Porque vosotros erais como ovejas descarriadas,

pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas. – 1P 2:25





Tu no estás solo.



Tienes un Pastor que nunca duerme. Él tiene más poder que lo que tu jamás necesitarás (Sal. 23:1). Él nunca deja de alimentarte; siempre está trabajando para limpiarte (Sal. 23:2). Sus brazos son largos, y fuertes, y te llevará siempre que tu esté cansado, débil o desanimado (Is. 40:11).



Él te ama tanto que permitió que hombres pecadores clavaran sus manos extendidas a una cruz de madera (Jn. 10:11). Y ahora mismo Él está sentado en el lugar más elevado del universo – pensando en ti. Él está listo para habilitarte a ti para servir en Su Reino. Él te usará a ti para glorificar Su nombre en los cielos (He. 13:20).



Y como si eso no fuera demasiado para que lo comprendamos, aún hay más. También está observando a cada uno de sus seres queridos – ¡ahora mismo! Especialmente a aquellos que están vagando en el mundo, lejos de Él. Pedro sabía la vergüenza que es huir de Jesús. También él nunca olvidó el sonido de la voz de Jesús dando la bienvenida. Después de la resurrección, las mujeres que visitaron la tumba fueron instruidas por el ángel, “Id, decid a sus discípulos, y a Pedro . . .” (Mr. 16:7). Y luego cerca de la playa vinieron esas tiernas palabras, “¿Me amas?” (Jn. 21:17). Esas palabras debieron haber hecho eco en el corazón de Pedro cada día por el resto de su vida. Muchos años después, el apóstol ya anciano recordó esas palabras de Jesús. Él es su Obispo, especialmente el Obispo de aquellos que se han extraviado. Pedro sabía de primera mano que Jesús nunca dejaría de cuidar de él. Nunca dejaría de esperar. ¿Cómo podría Él dejar de hacerlo? Cada uno de nosotros es de un valor infinito para Él.



Las ovejas errantes piensan que pueden esconderse de Jesús. ¡Pero no pueden! Él las observa -- constantemente. Él espera. Él esperará por siempre. Su amor es demasiado fuerte. Su paciencia es eterna. Su misericordia alcanza hasta a los hijos de sus hijos. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos (Sal. 103:17).



Si tu tienes a alguien que ama y que está lejos de Jesús, nunca deja de orar. Nunca deja de amar a esa persona. Nunca te rindes de tener esperanza. ¡Tu Pastor no se rinde! Y tu tampoco deberías hacerlo. Algún día, ellos vendrán a casa. Algún día ellos doblarán su rodilla. Algún día, como Pedro, ellos gustarán de primera mano del amor del Pastor. Es irresistible e incomparable. Y algún día ellos dirán a Jesús, “Mi Pastor, yo te amo.” Y ellos le adorarán.



Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. –Is. 54:13



-- Dr. Juan Jauchen 985 – Cristo Como Pastor (revisar toda la cadena)Devocionals Anteriores

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