Jesús el Cordero-Rey: Tu Mentor
Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará
a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. – Ap. 7:17
Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará
a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. – Ap. 7:17
Hno. Juan con Maria
Me pregunto. ¿En verdad entiendes Quién es el que te guiará y será tu mentor el día de hoy -- si se lo permites? Jesús no es algún remoto dios, que no conoce dónde vives. Que no conoce tu dolor. Que no conoce los retos increíbles que enfrentas.
¡No! El es tu Pastor resucitado. Y Él es Rey. Gobernando y reinando en amor y autoridad mientras lees esto. Pero, también es un Cordero, para siempre. Él se convirtió en uno de nosotros. Uno con nosotros. ¡Alguien justo como nosotros! Él caminó en tus pisadas. En mis pisadas. Y ahora mismo Él está junto a ti, listo para alcanzarte, orientarte, guiarte y ayudarte a través de cada decisión difícil que tu debas tomar hoy. ¡Quiero que entiendas quién es tu Pastor! En Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col. 2:3).
Así que mientras guíes a tu rebaño esta semana, escúchalo a Él. Aprende de Él. Ya sea que pastorees a tu familia, a un grupo pequeño, a una clase de escuela dominical, o a toda una congregación, permite que esta imagen de Jesús, tu Cordero-Rey te moldee y forme la manera en que pastoreas a otros.
Como un rey, un buen pastor guía en sabiduría, bondad, amabilidad y honestidad. Pero como un cordero, él sabe que debe seguir. La gente te seguirá sólo si ellos saben que tu estás siguiendo a Jesús. Si no estás escuchando, si no eres sumiso y obediente y te quebrantas ante Jesús, nunca experimentarás un rebaño que se someterá a tu liderazgo.
Como un rey, un buen pastor alimenta a su rebaño. Pero como un cordero, él sabe qué tan desesperadamente él necesita ser alimentado. Si no tienes hambre de Dios, no puedes esperar que tu pueblo tenga hambre de Dios. Tu pueblo conoce si estás viniendo a Jesús y su Palabra para una alimentación diaria. ¿Cómo puedes esperar tener comida fresca para los demás; si tu mismo estás desnutrido y raquítico espiritualmente? El clamor diario de cada pastor exitoso es este: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Sal. 42:1).
Como un rey, un buen pastor ejerce autoridad. Y aún así él nunca es autoritario. Nunca usa su autoridad para su propio beneficio. ¡No! Como un cordero es tierno, gentil, vulnerable, puro, calmado y manso. Un buen pastor siempre se responsabiliza por su rebaño. Nunca tiene miedo de tomar decisiones difíciles, para el crecimiento y madurez de las ovejas que dependen de sabias decisiones. Pero también sabe qué tan débil es él. Sabe que si él quiere tener éxito, debe depender de Jesús. Como Jesús, él es movido a las lágrimas, pues siente el dolor de su rebaño. Él sufrirá, justo como un cordero. Y como su Maestro, un buen pastor conoce que debe dar su vida por los demás. Su vida no es suya propia. Él debe renunciar a sus propias necesidades y deseos, de modo que su rebaño crezca y se reproduzca.
No es fácil ser un buen pastor. Jesús nunca prometió que sería fácil. Pero lo que sí prometió es que Él siempre estaría con nosotros. Y hoy Él te está diciendo, “Obsérvame. Soy un rey-líder. Pero nunca usé mi posición para mi propio placer, para mi propio beneficio. Soy un cordero sacrificado. Entrego mi vida por ti. Así que te he dado este trabajo privilegiado y debes hacer lo mismo. Humíllete ante mi, y te exaltaré. Vive en una callada dependencia de mí. Puesto que fuera de mí nada puedes hacer (Juan 15:5).”
¡No! El es tu Pastor resucitado. Y Él es Rey. Gobernando y reinando en amor y autoridad mientras lees esto. Pero, también es un Cordero, para siempre. Él se convirtió en uno de nosotros. Uno con nosotros. ¡Alguien justo como nosotros! Él caminó en tus pisadas. En mis pisadas. Y ahora mismo Él está junto a ti, listo para alcanzarte, orientarte, guiarte y ayudarte a través de cada decisión difícil que tu debas tomar hoy. ¡Quiero que entiendas quién es tu Pastor! En Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col. 2:3).
Así que mientras guíes a tu rebaño esta semana, escúchalo a Él. Aprende de Él. Ya sea que pastorees a tu familia, a un grupo pequeño, a una clase de escuela dominical, o a toda una congregación, permite que esta imagen de Jesús, tu Cordero-Rey te moldee y forme la manera en que pastoreas a otros.
Como un rey, un buen pastor guía en sabiduría, bondad, amabilidad y honestidad. Pero como un cordero, él sabe que debe seguir. La gente te seguirá sólo si ellos saben que tu estás siguiendo a Jesús. Si no estás escuchando, si no eres sumiso y obediente y te quebrantas ante Jesús, nunca experimentarás un rebaño que se someterá a tu liderazgo.
Como un rey, un buen pastor alimenta a su rebaño. Pero como un cordero, él sabe qué tan desesperadamente él necesita ser alimentado. Si no tienes hambre de Dios, no puedes esperar que tu pueblo tenga hambre de Dios. Tu pueblo conoce si estás viniendo a Jesús y su Palabra para una alimentación diaria. ¿Cómo puedes esperar tener comida fresca para los demás; si tu mismo estás desnutrido y raquítico espiritualmente? El clamor diario de cada pastor exitoso es este: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Sal. 42:1).
Como un rey, un buen pastor ejerce autoridad. Y aún así él nunca es autoritario. Nunca usa su autoridad para su propio beneficio. ¡No! Como un cordero es tierno, gentil, vulnerable, puro, calmado y manso. Un buen pastor siempre se responsabiliza por su rebaño. Nunca tiene miedo de tomar decisiones difíciles, para el crecimiento y madurez de las ovejas que dependen de sabias decisiones. Pero también sabe qué tan débil es él. Sabe que si él quiere tener éxito, debe depender de Jesús. Como Jesús, él es movido a las lágrimas, pues siente el dolor de su rebaño. Él sufrirá, justo como un cordero. Y como su Maestro, un buen pastor conoce que debe dar su vida por los demás. Su vida no es suya propia. Él debe renunciar a sus propias necesidades y deseos, de modo que su rebaño crezca y se reproduzca.
No es fácil ser un buen pastor. Jesús nunca prometió que sería fácil. Pero lo que sí prometió es que Él siempre estaría con nosotros. Y hoy Él te está diciendo, “Obsérvame. Soy un rey-líder. Pero nunca usé mi posición para mi propio placer, para mi propio beneficio. Soy un cordero sacrificado. Entrego mi vida por ti. Así que te he dado este trabajo privilegiado y debes hacer lo mismo. Humíllete ante mi, y te exaltaré. Vive en una callada dependencia de mí. Puesto que fuera de mí nada puedes hacer (Juan 15:5).”
. . . puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,menospreciando el oprobio,
y se sentó a la diestra del trono de Dios (He. 12:2).
-- Dr. Juan Jauchen985 – Cristo Como Pastor (revisar toda la cadena)
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