EL CAMINO A LA RECTITUD DEL HOMBRE.
2 Corintios 5:21
Existen 507 versículos en la Biblia que abordan el tema de
la rectitud/justicia. Sin embargo, la mayoría de las veces no se comprende lo
que realmente es. Por lo regular se malinterpreta como algún tipo de súper
espiritualidad o un estado de santidad que uno puede alcanzar al portarse muy
bien.
Muchos piensan que la rectitud simplemente es hacer lo
correcto pero es mucho más que eso. Otros piensan que la rectitud es llegar a
ser perfecto pero es mucho menos que eso.
La rectitud es un estado de ser no algo que uno hace.
No importa que tan religioso o sincero seas, ser rectos no
es algo que nos viene naturalmente. La rectitud es una cuestión sobrenatural.
Es por eso que el apóstol Pablo escribió en Romanos 3:10, NO HAY JUSTO, NI AUN
UNO.
Como puedes ver, desde una perspectiva bíblica nadie es
justo y nunca podremos hacer ni siquiera un sólo acto de justicia. El profeta
Isaías lo dijo de la siguiente manera en Isaías 64:6, Todos somos como gente
impura, Aun nuestras mejores obras son como un trapo sucio.
La palabra impura se refería a las personas que tenían
lepra. En otras palabras, era incurable y solamente podía ser curado por un
milagro de Dios. La palabra trapo sucio significaba un pañal usado. Anótalo
bien, nuestros mejores intentos hacia la rectitud son como pañales usados.
Entonces, ¿Qué es la rectitud? ¿Cómo se logra? La rectitud
se logra al entrar en un acuerdo con Dios. Hay tres pasos involucrados en este
acuerdo.
Debes establecer un contacto con Dios a través de la
oración.
Debes establecer un contrato con Él.
Este contrato establece una relación con Él.
El Documento de Heidelberg define este acuerdo de la
siguiente manera: ¿Cómo eres justo ante Dios? Por la sola verdadera fe en
Jesucristo, de tal suerte que, aunque mi conciencia me acuse de haber pecado
gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado jamás
ninguno de ellos, y estando siempre inclinado a todo mal, sin merecimiento
alguno mío, sólo por su gracia, Dios me imputa y da la perfecta satisfacción,
justicia y santidad de Cristo como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún
pecado, antes bien como si yo mismo hubiera cumplido aquella obediencia que
Cristo cumplió por mí, con tal que yo abrace estas gracias y beneficios con
verdadera fe.
Como puedes ver, este acuerdo es posible a través de Jesús.
Él hizo por nosotros lo que nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos. Él
vivió la vida perfecta que Dios requería de todos de parte nuestra. Después
pagó por tus pecados y los míos. Y el resultado final de esto es la rectitud.
De manera que la rectitud es vivir tu parte del acuerdo ya
que éste tiene un impacto en tu vida cotidiana.
Ahora bien, es importante comprender que tu acuerdo con Dios no
significa perfección. Vivir una vida recta no tiene nada que ver con
perfección. Tú eres declarado justo en el momento en que entras en el acuerdo
con Dios.
Eres justo porque Dios dice que lo eres y punto. Sin
embargo, eso no significa que vivirás una vida perfecta o que ya lo has
alcanzado todo. Es por eso que tu acuerdo incluye una provisión para tus
faltas.
Como puedes ver, cuando cometes un error no es que de
repente llegas a ser una persona malvada. Una vez que has sido declarado justo
por Dios a través de tu relación con Cristo jamás puedes llegar a ser una
persona malvada pero sí puedes ser una persona injusta porque puedes y pecarás.
Es por eso que hay una provisión especial para la faltas y ésta es la
confesión. 1 Juan 1:9 dice, Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado,
podemos confiar siempre en que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará
de toda maldad.
Una vida recta incluye una confesión regular de nuestras
faltas, un esfuerzo por desear lo que es bueno, por planear lo que es justo y
por tener un corazón contento.
Proverbios 4:11.
Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de
rectitud te he guiado.
Dios es quien nos ha mostrado los pasos a seguir para
encontrar la Sabiduría, por lugares de rectitud, nos ha llevado; ¿quién conoce
mejor el camino a seguir? Dios lo conoce y ahora nosotros lo tenemos, Jesús
dijo: Yo Soy El Camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre, sino por mí.
Ahora que conoces el camino, puedes andar por el sin
equivocarte y perder el rumbo.
Proverbios 3:5-6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no
te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él
enderezará tus veredas.”
Debe existir confianza completa en que el Señor cuidará de
nosotros. Porque esta confianza completa conlleva al contentamiento constante.
Proverbios 3:5-6 nos dice que debemos confiar con todo
nuestro corazón. No sólo en parte. Y debemos reconocerlo en todos nuestros
caminos, no sólo en algunos de ellos. Dios no será partícipe de sólo una parte.
Usted no puede decirle: “Señor, deseo tu voluntad en mi vida social, pero no en
mis negocios.” Ni tampoco: “Señor, deseo tu voluntad en mi vida dentro de la
iglesia, mas no la quiero con mis amistades.” Usted simplemente no puede hacer
eso. Si vale la pena que Él esté en parte de su vida, entonces vale la pena que
esté en TODA su vida.
¿A qué se está aferrando hoy? Déselo todo a Jesús. La obediencia
instantánea traerá bendición increíble.
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