sábado, 25 de enero de 2014

EL CAMINO A LA RECTITUD DEL HOMBRE.

EL CAMINO A LA RECTITUD DEL HOMBRE.
2 Corintios 5:21

Existen 507 versículos en la Biblia que abordan el tema de la rectitud/justicia. Sin embargo, la mayoría de las veces no se comprende lo que realmente es. Por lo regular se malinterpreta como algún tipo de súper espiritualidad o un estado de santidad que uno puede alcanzar al portarse muy bien.

Muchos piensan que la rectitud simplemente es hacer lo correcto pero es mucho más que eso. Otros piensan que la rectitud es llegar a ser perfecto pero es mucho menos que eso.  La rectitud es un estado de ser no algo que uno hace.

No importa que tan religioso o sincero seas, ser rectos no es algo que nos viene naturalmente. La rectitud es una cuestión sobrenatural. Es por eso que el apóstol Pablo escribió en Romanos 3:10, NO HAY JUSTO, NI AUN UNO.

Como puedes ver, desde una perspectiva bíblica nadie es justo y nunca podremos hacer ni siquiera un sólo acto de justicia. El profeta Isaías lo dijo de la siguiente manera en Isaías 64:6, Todos somos como gente impura, Aun nuestras mejores obras son como un trapo sucio.

La palabra impura se refería a las personas que tenían lepra. En otras palabras, era incurable y solamente podía ser curado por un milagro de Dios. La palabra trapo sucio significaba un pañal usado. Anótalo bien, nuestros mejores intentos hacia la rectitud son como pañales usados.

Entonces, ¿Qué es la rectitud? ¿Cómo se logra? La rectitud se logra al entrar en un acuerdo con Dios. Hay tres pasos involucrados en este acuerdo.

Debes establecer un contacto con Dios a través de la oración.
Debes establecer un contrato con Él.
Este contrato establece una relación con Él.
El Documento de Heidelberg define este acuerdo de la siguiente manera: ¿Cómo eres justo ante Dios? Por la sola verdadera fe en Jesucristo, de tal suerte que, aunque mi conciencia me acuse de haber pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado jamás ninguno de ellos, y estando siempre inclinado a todo mal, sin merecimiento alguno mío, sólo por su gracia, Dios me imputa y da la perfecta satisfacción, justicia y santidad de Cristo como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo mismo hubiera cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por mí, con tal que yo abrace estas gracias y beneficios con verdadera fe.

Como puedes ver, este acuerdo es posible a través de Jesús. Él hizo por nosotros lo que nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos. Él vivió la vida perfecta que Dios requería de todos de parte nuestra. Después pagó por tus pecados y los míos. Y el resultado final de esto es la rectitud.

De manera que la rectitud es vivir tu parte del acuerdo ya que éste tiene un impacto en tu vida cotidiana.  Ahora bien, es importante comprender que tu acuerdo con Dios no significa perfección. Vivir una vida recta no tiene nada que ver con perfección. Tú eres declarado justo en el momento en que entras en el acuerdo con Dios.

Eres justo porque Dios dice que lo eres y punto. Sin embargo, eso no significa que vivirás una vida perfecta o que ya lo has alcanzado todo. Es por eso que tu acuerdo incluye una provisión para tus faltas.

Como puedes ver, cuando cometes un error no es que de repente llegas a ser una persona malvada. Una vez que has sido declarado justo por Dios a través de tu relación con Cristo jamás puedes llegar a ser una persona malvada pero sí puedes ser una persona injusta porque puedes y pecarás. Es por eso que hay una provisión especial para la faltas y ésta es la confesión. 1 Juan 1:9 dice, Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos confiar siempre en que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.

Una vida recta incluye una confesión regular de nuestras faltas, un esfuerzo por desear lo que es bueno, por planear lo que es justo y por tener un corazón contento.
Proverbios 4:11.
Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado.
Dios es quien nos ha mostrado los pasos a seguir para encontrar la Sabiduría, por lugares de rectitud, nos ha llevado; ¿quién conoce mejor el camino a seguir? Dios lo conoce y ahora nosotros lo tenemos, Jesús dijo: Yo Soy El Camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre, sino por mí.
Ahora que conoces el camino, puedes andar por el sin equivocarte y perder el rumbo.
Proverbios 3:5-6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.”
Debe existir confianza completa en que el Señor cuidará de nosotros. Porque esta confianza completa conlleva al contentamiento constante.
Proverbios 3:5-6 nos dice que debemos confiar con todo nuestro corazón. No sólo en parte. Y debemos reconocerlo en todos nuestros caminos, no sólo en algunos de ellos. Dios no será partícipe de sólo una parte. Usted no puede decirle: “Señor, deseo tu voluntad en mi vida social, pero no en mis negocios.” Ni tampoco: “Señor, deseo tu voluntad en mi vida dentro de la iglesia, mas no la quiero con mis amistades.” Usted simplemente no puede hacer eso. Si vale la pena que Él esté en parte de su vida, entonces vale la pena que esté en TODA su vida.

¿A qué se está aferrando hoy? Déselo todo a Jesús. La obediencia instantánea traerá bendición increíble.

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