Los Nombres de Tu Pastor: EL ALFA Y LA OMEGA
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. – Ap. 22:13
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. – Ap. 22:13
Hno. Juan con Maria
Mi eterno Pastor Jesús,
Mientras más reflexiono en tus diferentes nombres, más asombrado estoy. Como un diamante de infinito valor, Tu carácter con muchas facetas muestra Tu belleza y gloria. Me doy cuenta lo poco que Te conozco. Con cada nuevo nombre que me muestras, anhelo conocerte más.
Me dices que eres el Alfa y la Omega (la primera y última letra del alfabeto griego). Comenzaste todo (Col. 1:16). Tu estarás por siembre (Heb. 7:3). Y cada nuevo día Tú me rodeas con Tu presencia. Siempre trabajando, estás perfeccionando cada buena obra que alguna vez comenzaste en mi (Fil. 1:6).
Antes de que hubiera tiempo, Tu existías. Como Tu Padre, eres el gran Yo Soy (Jn. 8:38). Y aún más sorprendente: Tú fuiste el regalo del Padre para nosotros, incluso antes de que comenzara el mundo. Eres como un Cordero – inmolado – antes de que el mundo fuera formado (Ap. 13:8). ¡Qué increíble es Tu amor sacrificial anticipando nuestra necesidad de redención!
Hoy Tú estás edificando Tu Iglesia, una persona a la vez (Mt. 16:18). Les das libertad a los prisioneros, le das vista al ciego, liberas al oprimido, y proclamas Tu favor sobre nosotros (Lc. 4:18-19).
Algún día toda rodilla se doblará ante Ti (Fil. 2:9-11). Te llevarás toda tristeza y lamento (Ap. 7:17). Las naciones se regocijarán. Cada parte de Tu creación sabrá que Tu eres el Rey de gloria. ¡Por siempre!
Así que hoy mi mente estará llena de Ti – que vives desde la eternidad hasta la eternidad. Penetraste el tiempo y el espacio con Vida divina, vida encontrada sólo en Ti. Recuérdame, Pastor Jesús, cada vez que veo una brizna de hierba, cada vez que tomo otro respiro, cada vez que un bebé sonríe, que Tú y sólo Tú eres el dador de toda buena dádiva (Stg. 1:17). Tu eres el mismo hoy, ayer y por siempre (Heb. 13:8). Tu eres el Autor y el Consumador de mi fe (Heb. 12:2). Y por siempre Te agradeceré, eterno Pastor del rebaño. Amén.
Mientras más reflexiono en tus diferentes nombres, más asombrado estoy. Como un diamante de infinito valor, Tu carácter con muchas facetas muestra Tu belleza y gloria. Me doy cuenta lo poco que Te conozco. Con cada nuevo nombre que me muestras, anhelo conocerte más.
Me dices que eres el Alfa y la Omega (la primera y última letra del alfabeto griego). Comenzaste todo (Col. 1:16). Tu estarás por siembre (Heb. 7:3). Y cada nuevo día Tú me rodeas con Tu presencia. Siempre trabajando, estás perfeccionando cada buena obra que alguna vez comenzaste en mi (Fil. 1:6).
Antes de que hubiera tiempo, Tu existías. Como Tu Padre, eres el gran Yo Soy (Jn. 8:38). Y aún más sorprendente: Tú fuiste el regalo del Padre para nosotros, incluso antes de que comenzara el mundo. Eres como un Cordero – inmolado – antes de que el mundo fuera formado (Ap. 13:8). ¡Qué increíble es Tu amor sacrificial anticipando nuestra necesidad de redención!
Hoy Tú estás edificando Tu Iglesia, una persona a la vez (Mt. 16:18). Les das libertad a los prisioneros, le das vista al ciego, liberas al oprimido, y proclamas Tu favor sobre nosotros (Lc. 4:18-19).
Algún día toda rodilla se doblará ante Ti (Fil. 2:9-11). Te llevarás toda tristeza y lamento (Ap. 7:17). Las naciones se regocijarán. Cada parte de Tu creación sabrá que Tu eres el Rey de gloria. ¡Por siempre!
Así que hoy mi mente estará llena de Ti – que vives desde la eternidad hasta la eternidad. Penetraste el tiempo y el espacio con Vida divina, vida encontrada sólo en Ti. Recuérdame, Pastor Jesús, cada vez que veo una brizna de hierba, cada vez que tomo otro respiro, cada vez que un bebé sonríe, que Tú y sólo Tú eres el dador de toda buena dádiva (Stg. 1:17). Tu eres el mismo hoy, ayer y por siempre (Heb. 13:8). Tu eres el Autor y el Consumador de mi fe (Heb. 12:2). Y por siempre Te agradeceré, eterno Pastor del rebaño. Amén.
Medita acerca de los nombres de Jesús. Serás refrescado y renovado.
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
-- Dr. Juan Jauchen
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