viernes, 12 de julio de 2013

NUESTRO PADRE CELESTIAL ES EL DUEÑO DE TODO.

NUESTRO PADRE CELESTIAL ES EL DUEÑO DE TODO.
A.      Bienvenida. Iglesia de Santa Rosa
B.      Lectura Bíblica: Sal 136: 1- 26. Alabanza por la Misericordia Eterna de Jehová. Alabad a Jehová porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque para siempre es su misericordia.
C.      Oración: Gracias Señor por su Misericordia, cada día.
Es Dueño de Todo y esto lo incluye a usted.
"Todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas." 1 Cr. 29:11
En el Mundo actual, hay preocupación por el Tema de la Economía, y éste Sermón lo he titulado “¿Para qué sirve la recesión económica?”, yo sugiero que cuando la economía cae en picada, Dios tiene Sus propósitos; algunos de estos propósitos podrían ser los siguientes:
1. Exponer pecados escondidos y conducirnos al arrepentimiento y la purificación.
2. Despertarnos a la realidad de la condición desesperante que caracteriza a este mundo en tinieblas, donde siempre hay recesión espiritual, y de la peor clase.
3. Reubicar las raíces de nuestro gozo y valores: Arraigarlas en Su gracia, no en los bienes; en Su misericordia, no en el dinero; en Su valor, no en las riquezas.
4. Promover Su obra misionera salvadora en el mundo (la extensión del evangelio y el crecimiento de Su Iglesia), precisamente en tiempos en que los recursos humanos disminuyen y tienen menos posibilidades de sustentarla.
5. Hacer que Su iglesia sea más sensible, misericordiosa y que se ocupe de los miembros que sufren y crezca en el don del amor.
Ahora, posiblemente usted se ha desanimado ante la recesión o situación económica y se pregunta: ¿Qué más quiere el Señor enseñarnos en estos momentos tan difíciles?
Dios quiere enseñarnos que:
1. El Señor Dios Todopoderoso, nada hay imposible para Él. (Lc.1:37).
2. El Señor Dios Todopoderoso, escucha las oraciones de sus hijos. Él nos manda a orar, y nos promete escuchar cuando lo hacemos. “En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos (Sal. 18:6).
3. El Señor Dios Todopoderoso, al ser el Dueño y “Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella” (Is. 42:5), no lo limitan los reveses económicos; Él no ha declarado una moratoria en la “Gran Comisión”, ni nos ha abandonado (Mt. 28:20).
¡No coloquemos nuestras esperanzas en la prosperidad material, ni en las riquezas o posesiones sino en Aquel que es Soberano y Dueño de todo!
Reflexión: Cuando lo único que tienes es a Dios, dispones de todo cuanto necesitas.
CUIDA TU CORAZÓN DE LOS DESEOS. NO CODICIAR

Cuidado con tus Deseos
"No codiciarás…" Éxodo 20:17
A veces me pregunto por qué Dios no enumeró los Diez Mandamientos en el orden inverso, ya que el décimo se relaciona con el primer pecado: el deseo. El pecado de Eva no fue simplemente desear una fruta, sino querer tener el conocimiento que Satanás le dijo que la haría semejante a Dios (Génesis 3:5). Su codicia la llevó a violar el primero y el décimo mandamiento que Dios posteriormente le dio a Moisés.
Si no codiciamos, eliminamos muchas de las razones por las cuales desobedecemos los otros mandamientos. Querer tener lo que no es nuestro nos induce a mentir, robar, cometer adulterio, matar y negarnos a honrar a nuestros padres. Rehusamos descansar porque, con seis días de trabajo, no podemos conseguir lo que deseamos. Usamos mal el nombre de Dios cuando lo empleamos para justificar algo que queremos hacer. Idolatramos las riquezas y las relaciones interpersonales porque no queremos colocar toda nuestra confianza en el Señor.
Me resulta difícil pensar en pecados que no incluyan alguna forma de codicia. Sin embargo, como es el último de la lista, tendemos a pensar que es el más insignificante. Pero no es así. Si detenemos el pecado cuando todavía está en nuestro corazón y en nuestra mente, evitamos convertir a los demás en víctimas de nuestro actuar pecaminoso y sorteamos muchas de sus graves consecuencias.

Reflexión: Contentamiento es comprender que Dios ya me ha dado todo lo que necesito.
.

Consejos para Arrancar el Pecado de la Codicia:

1- Debemos admitir que la avaricia existe en nuestros corazones. La avaricia es difícil de detectar porque la sociedad no le asigna la categoría de pecado, le llama deseo de crecer, de avanzar, etc. A la sociedad de hoy no le importan cuales sean los medios y aquello que se sacrifica para lograr un fin.
2- Debemos preguntar, ¿Hasta qué punto estamos satisfechos con Dios y su provisión para nosotros? La avaricia puede tomar el lugar de Dios con mucha facilidad, por la simple razón de que hace las mismas promesas que Dios hace. Pablo dice que "gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1 Ti. 6:6). La elección es simple: Dios o el dinero.
3- Debemos rendir de verdad todo lo que tenemos a Dios. He descubierto que entre más sinceros seamos en nuestro compromiso, más difícil se hace la sumisión. Entregar todo al Señor: cada cuenta bancaria, cada fondo de inversión, la casa, los automóviles, etc. Fíjese que estoy diciendo al “Señor”, y ser sensible a Él para que le guíe como invertir en la obra de Dios. Es decir, ceder el control de éstas cosas a Dios requiere un acto de fe que somos propensos a resistir.
4- Debemos asfixiar la avaricia con generosidad. Al dar nuestro dinero nos damos a nosotros mismos, y al hacerlo rendimos a Dios nuestro corazón mezquino. Cristo es el ejemplo supremo: "porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Corintios 8:9).

ORACIÓN PARA EMPRENDER EL CAMINO
Padre Celestial, de acuerdo con tu Palabra, "tú me has examinado y conocido". Confieso que la codicia es idolatría. Ahora Señor, muéstrame lo que tú ves. Ayúdame a ser obediente a lo que reveles en mí. En un acto de fe rindo todos mis recursos y mi patrimonio a ti: mis ahorros e inversiones, mis cuentas bancarias, y todas mis pertenencias. Esta oración es para mí una transferencia de propiedad en la que reconozco que todas estas cosas ya están en tus manos.
Entrego a ti mi capacidad para ganar un ingreso y te pido que me guíes sobre cuánto debo dar a tu obra, cómo debo servir en el ministerio y cómo debo amar a mi hermano. Al guiarme por el sendero de la generosidad, haz de mí un compañero de viaje siempre dispuesto y satisfecho. Que esta oración sea la primera de muchas otras en las que reafirme la decisión que he tomado hoy. Permíteme responder siempre bien a la información nueva que traigas al respecto. En el nombre de Jesús Amén.

Deseo que este mensaje sea de bendición para tu vida y que sigas estudiando la Palabra de Dios.
Oración final:
Sal 138:1 Te alabaré con todo mi corazón;
Delante de los dioses te cantaré salmos.
138:2 Me postraré hacia tu santo templo,
Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad;
Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.

PASTOR: Rigoberto Gómez E

No hay comentarios:

Publicar un comentario