NUESTRO
PADRE CELESTIAL ES EL DUEÑO DE TODO.
A. Bienvenida. Iglesia de Santa Rosa
B. Lectura Bíblica: Sal 136: 1- 26.
Alabanza por la Misericordia Eterna de Jehová. Alabad a Jehová porque Él es
bueno, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses,
porque para siempre es su misericordia. Alabad al Señor de los señores, porque
para siempre es su misericordia.
C. Oración: Gracias Señor por su
Misericordia, cada día.
Es Dueño de
Todo y esto lo incluye a usted.
"Todas
las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas." 1 Cr. 29:11
En el Mundo
actual, hay preocupación por el Tema de la Economía, y éste Sermón lo he
titulado “¿Para qué sirve la recesión económica?”, yo sugiero que cuando la
economía cae en picada, Dios tiene Sus propósitos; algunos de estos propósitos
podrían ser los siguientes:
1. Exponer
pecados escondidos y conducirnos al arrepentimiento y la purificación.
2.
Despertarnos a la realidad de la condición desesperante que caracteriza a este
mundo en tinieblas, donde siempre hay recesión espiritual, y de la peor clase.
3. Reubicar
las raíces de nuestro gozo y valores: Arraigarlas en Su gracia, no en los
bienes; en Su misericordia, no en el dinero; en Su valor, no en las riquezas.
4. Promover
Su obra misionera salvadora en el mundo (la extensión del evangelio y el
crecimiento de Su Iglesia), precisamente en tiempos en que los recursos humanos
disminuyen y tienen menos posibilidades de sustentarla.
5. Hacer que
Su iglesia sea más sensible, misericordiosa y que se ocupe de los miembros que
sufren y crezca en el don del amor.
Ahora,
posiblemente usted se ha desanimado ante la recesión o situación económica y se
pregunta: ¿Qué más quiere el Señor enseñarnos en estos momentos tan difíciles?
Dios quiere
enseñarnos que:
1. El Señor
Dios Todopoderoso, nada hay imposible para Él. (Lc.1:37).
2. El Señor
Dios Todopoderoso, escucha las oraciones de sus hijos. Él nos manda a orar, y
nos promete escuchar cuando lo hacemos. “En mi angustia invoqué a Jehová, Y
clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de
él, a sus oídos (Sal. 18:6).
3. El Señor
Dios Todopoderoso, al ser el Dueño y “Creador de los cielos, y el que los
despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al
pueblo que mora sobre ella” (Is. 42:5), no lo limitan los reveses económicos;
Él no ha declarado una moratoria en la “Gran Comisión”, ni nos ha abandonado
(Mt. 28:20).
¡No
coloquemos nuestras esperanzas en la prosperidad material, ni en las riquezas o
posesiones sino en Aquel que es Soberano y Dueño de todo!
Reflexión:
Cuando lo único que tienes es a Dios, dispones de todo cuanto necesitas.
CUIDA TU
CORAZÓN DE LOS DESEOS. NO CODICIAR
Cuidado con
tus Deseos
"No codiciarás…"
Éxodo 20:17
A veces me
pregunto por qué Dios no enumeró los Diez Mandamientos en el orden inverso, ya
que el décimo se relaciona con el primer pecado: el deseo. El pecado de Eva no
fue simplemente desear una fruta, sino querer tener el conocimiento que Satanás
le dijo que la haría semejante a Dios (Génesis 3:5). Su codicia la llevó a
violar el primero y el décimo mandamiento que Dios posteriormente le dio a
Moisés.
Si no
codiciamos, eliminamos muchas de las razones por las cuales desobedecemos los
otros mandamientos. Querer tener lo que no es nuestro nos induce a mentir,
robar, cometer adulterio, matar y negarnos a honrar a nuestros padres.
Rehusamos descansar porque, con seis días de trabajo, no podemos conseguir lo
que deseamos. Usamos mal el nombre de Dios cuando lo empleamos para justificar
algo que queremos hacer. Idolatramos las riquezas y las relaciones
interpersonales porque no queremos colocar toda nuestra confianza en el Señor.
Me resulta
difícil pensar en pecados que no incluyan alguna forma de codicia. Sin embargo,
como es el último de la lista, tendemos a pensar que es el más insignificante.
Pero no es así. Si detenemos el pecado cuando todavía está en nuestro corazón y
en nuestra mente, evitamos convertir a los demás en víctimas de nuestro actuar
pecaminoso y sorteamos muchas de sus graves consecuencias.
Reflexión:
Contentamiento es comprender que Dios ya me ha dado todo lo que necesito.
.
Consejos
para Arrancar el Pecado de la Codicia:
1- Debemos
admitir que la avaricia existe en nuestros corazones. La avaricia es difícil de
detectar porque la sociedad no le asigna la categoría de pecado, le llama deseo
de crecer, de avanzar, etc. A la sociedad de hoy no le importan cuales sean los
medios y aquello que se sacrifica para lograr un fin.
2- Debemos
preguntar, ¿Hasta qué punto estamos satisfechos con Dios y su provisión para
nosotros? La avaricia puede tomar el lugar de Dios con mucha facilidad, por la
simple razón de que hace las mismas promesas que Dios hace. Pablo dice que
"gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1 Ti.
6:6). La elección es simple: Dios o el dinero.
3- Debemos
rendir de verdad todo lo que tenemos a Dios. He descubierto que entre más
sinceros seamos en nuestro compromiso, más difícil se hace la sumisión.
Entregar todo al Señor: cada cuenta bancaria, cada fondo de inversión, la casa,
los automóviles, etc. Fíjese que estoy diciendo al “Señor”, y ser sensible a Él
para que le guíe como invertir en la obra de Dios. Es decir, ceder el control
de éstas cosas a Dios requiere un acto de fe que somos propensos a resistir.
4- Debemos
asfixiar la avaricia con generosidad. Al dar nuestro dinero nos damos a
nosotros mismos, y al hacerlo rendimos a Dios nuestro corazón mezquino. Cristo
es el ejemplo supremo: "porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Corintios 8:9).
ORACIÓN PARA
EMPRENDER EL CAMINO
Padre
Celestial, de acuerdo con tu Palabra, "tú me has examinado y
conocido". Confieso que la codicia es idolatría. Ahora Señor, muéstrame lo
que tú ves. Ayúdame a ser obediente a lo que reveles en mí. En un acto de fe
rindo todos mis recursos y mi patrimonio a ti: mis ahorros e inversiones, mis
cuentas bancarias, y todas mis pertenencias. Esta oración es para mí una
transferencia de propiedad en la que reconozco que todas estas cosas ya están
en tus manos.
Entrego a ti
mi capacidad para ganar un ingreso y te pido que me guíes sobre cuánto debo dar
a tu obra, cómo debo servir en el ministerio y cómo debo amar a mi hermano. Al
guiarme por el sendero de la generosidad, haz de mí un compañero de viaje
siempre dispuesto y satisfecho. Que esta oración sea la primera de muchas otras
en las que reafirme la decisión que he tomado hoy. Permíteme responder siempre
bien a la información nueva que traigas al respecto. En el nombre de Jesús
Amén.
Deseo que
este mensaje sea de bendición para tu vida y que sigas estudiando la Palabra de
Dios.
Oración
final:
Sal 138:1 Te
alabaré con todo mi corazón;
Delante de
los dioses te cantaré salmos.
138:2 Me
postraré hacia tu santo templo,
Y alabaré tu
nombre por tu misericordia y tu fidelidad;
Porque has
engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.
PASTOR:
Rigoberto Gómez E
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