lunes, 8 de julio de 2013

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN EN NUESTRAS VIDAS

LA ORACIÓN ES UNA COMUNICACIÓN DE DIOS CON EL HOMBRE: ORAR ES UN PRIVILEGIO.
¿CUÁL ES EL TIEMPO PARA LA ORACIÓN?
¿Tiempo para orar?
Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme. —Salmo 70:1
Una mañana, cuando era niño, estaba sentado en la cocina, mirando a mi mamá que preparaba el desayuno. De pronto, la grasa de la sartén donde freía la panceta se prendió fuego. Las llamas subieron por el aire, y mi madre corrió a la despensa a buscar un paquete de harina para arrojarlo sobre el incendio.
«¡Socorro!», grité. Y después, agregué: «¡Ay, ojalá fuera la hora de orar!». Es probable que «es hora de orar» haya sido una expresión frecuente en la familia, y yo la interpreté literalmente como que solo podíamos hacerlo en determinados horarios.
Desde luego que la hora de orar es en cualquier momento; en especial, cuando estamos en crisis. El miedo, la preocupación, la ansiedad y la aflicción son las ocasiones más comunes para hablar con Dios. Por naturaleza, recurrimos a la oración cuando nos sentimos desolados, abandonados y despojados de todo recurso humano. Clamamos con las palabras de David: «… apresúrate, oh Dios, a socorrerme» (Salmo 70:1). John Cassian, un creyente del siglo v, escribió lo siguiente: «Este es el clamor aterrorizado de alguien que ve la trampa del enemigo, el grito de una persona asediada de día y de noche, que exclama que no puede escapar a menos que su Protector acuda a rescatarla». Que nuestra reacción sea acudir al Protector y que nuestra simple oración en cada crisis y durante todo el día sea: «¡Socorro, Señor!».
Reflexión: Siempre hay un lugar y un momento para orar.
Orar Sin Cesar
El mandato de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17 de, “Orad sin cesar,” puede resultar muy confuso. Obviamente, no significa que debemos estar en una postura de cabeza inclinada y ojos cerrados durante todo el día.
- Pablo no se refiere a no dejar de hablar, sino a una actitud de conciencia de Dios, y rendición a Dios que llevemos con nosotros todo el tiempo.
- Cada momento despierto, es para vivirse en la conciencia de que Dios está con nosotros y que Él está activamente involucrado y comprometido con nuestros pensamientos y acciones.
- Cuando nuestros pensamientos se vuelven hacia la preocupación, el temor, el desánimo y el enojo, debemos consciente y prontamente convertir cada pensamiento en oración y cada oración en acción de gracias (Fil. 4:6).
- La oración como un arma para usarse en la lucha de batallas espirituales (Efesios 6:18).
- Para los cristianos, la oración es como el respirar. Como creyentes, todos hemos entrado en la atmósfera divina para respirar el aire de la oración. Sólo entonces podemos sobrevivir a la oscuridad del mundo.
- La oración continua, persistente, incesante, es una parte esencial de la vida cristiana y surge de la dependencia de Dios.
Una Iglesia unida en Oración puede lograr mucho delante de Dios.
La Adoración es la clave y la llave que abre la puerta para que Dios incline su oído para escucharnos.
Antes de Pedir, es necesario acercarse al que puede oírnos en Reverencia, dándole Honor y Gloria y no como si nos acercáramos a una persona del común, recuerde que es delante de Un Poderoso Dios que estamos. Su santidad nos obliga a despojarnos de toda maldad y de todo pecado.
Cada necesidad de la Iglesia es importante para Dios, pero es necesario hacerlo con un Corazón íntegro, sincero, amoroso, humilde y con la intensión de vivir una vida limpia y transformada por Aquel que pagó con su vida el rescate y voluntariamente murió para que seamos su Gloria delante del Padre Celestial y Ese Es Jesucristo Nuestro Señor y Dios.
Filipense 3: 21.
3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
La Iglesia primitiva perseveraba en la Oración, en la Comunión de los Santos, en el Estudio de la Palabra y siempre el Gozo era una característica de todos.
La Oración sigue siendo un motivo para unir a los Hermanos en torno a las necesidades y en la búsqueda de la respuesta de Dios.
Oremos entonces dándole gracias a Dios y esperemos su Misericordia que cada día se renueva en nuestros corazones.
Mire Padre Celestial su Iglesia de Santa Rosa, a cada uno de los Hermanos, le pedimos en El Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, nos Bendiga, nos perdone  y derrame sus Favores, Somos una Iglesia en Crecimiento numérico y espiritual, pero con unos Corazones abiertos a su Palabra y preparados para Obedecerlo. Le Amamos Señor.
PASTOR. Rigoberto Gómez E


























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