CRISTO EL
PASTOR Y PRÍNCIPE DE LOS PASTORES.
EL TRABAJO
QUE REALIZA EL PASTOR.
A. No te
preocupes…No temas…Descansa
Nada te
faltará. – Salmo 23:1.
David era un
hombre conforme al corazón de Dios.
Entendía que Él era poderoso, que estaba presente en todo lugar y que
era un pastor personal. Este Pastor que
está presente en este momento, conocía a David.
Realmente lo conocía, y David a su Pastor.
Por eso
David estaba convencido que nunca necesitaría nada y pudo decir, Nada me
faltará. Su futuro estaba
asegurado. Todos sus recursos infinitos
de poder y de amor eran suyos.
Jesús dijo que el Padre sabe cuándo el gorrión
más pequeño cae a la tierra (Mt 10:29). Nunca son olvidados por Dios (Lc
12:6) Si Él tiene tanto cuidado de un
gorrión, ¿te puedes imaginar el cuidado que tiene de ti?
B. Alimento Poderoso Para Un Pastor Que Tiene
Hambre
Jehová es mi
pastor; nada me faltará
En lugares
de delicados pastos me hará descansar… Sal 23:1-2.
David, el
pastor joven que más tarde llegó a ser rey, entendió esto también. Él sabía lo que era la soledad. Experimentó
el hambre espiritual, y como todos David precisaba aprender que solo Dios puede
satisfacer nuestras necesidades más profundas.
Muchos pastores muy conocidos han tenido que aprender que a veces
nuestro único maestro y pastor es Jesús.
La mejor
noticia es que Él siempre está a tu
lado. El nunca falla. Ni una sola vez. David nos hace recordar que Dios nos ha
rodeado con pastos delicados y verdes para nuestro descanso y confort. También
esos pastos están allí para alimentarnos.
Cada día tienes abundante alimento y tu satisfacción es garantizada. No
solo serás personalmente satisfecho pero podrás compartirlo con los que están
cerca de ti. Déjame sugerirte cuatros
áreas de tu vida en las cuales debes buscar esos pastos frescos y verdes…
LOS BRAZOS
DE NUESTRO PASTOR SON FUERTES.
Los Brazos
de tu Pastor.
Como pastor
apacentará su rebaño;
En su brazo
llevará los corderos,
Y en su seno
los llevará;
Pastoreará
suavemente a las recién paridas. – Is. 40:11
Quiero
animarte con una buena noticia. Es una
verdadera buena noticia. Tienes un Pastor que te está cuidando ahora
mismo. Y está listo para levantarte en
sus brazos en cualquier momento, especialmente en tiempos de necesidad.
Isaías,
hablando proféticamente acerca de Jesús en este pasaje mesiánico -- porque como
podrás notar, este verso se encuentra en rojo en la Biblia Thompson -- nos dice
que Cristo cuida en una forma especial a los más necesitados. Los corderos son los más tiernos. Estos son los más débiles y que se enferman
fácilmente. Son los que divagan, y frecuentemente se caen y se lastiman con
facilidad. El lleva a estos corderitos
en sus brazos.
¿Alguna vez
has pensado en la clase de brazos que tiene tu Pastor? Son. . .
Brazos
fuertes. Son los brazos más fuertes que
hay en todo el universo. Ellos crearon
el mundo y todo lo que en él hay. Fueron los brazos que movieron los dedos para
poner la luna y las estrellas en su lugar (Sal. 8:3). También fueron los mismos brazos que se
agacharon para levantar a Pedro y ponerlo en la barca cuando se estaba
hundiendo en la tormenta (Mt. 14:22-36).
Tal como Pedro, tú también puedes clamar al Señor, “Señor, sálvame,” y Él lo hará.
Brazos largos. Sus brazos no son limitados como los tuyos o
los míos. Los de El no tienen límites.
Alcanzan a cada pueblo, tribu y nación.
Se extienden de mar a mar, y de una montaña a otra. Son lo suficientemente largos para alcanzar y
aquietar tu corazón adolorido. Son lo
suficiente largos para alcanzar y rescatar a tu hijo o hija pródiga, no importa
cuán lejos se hayan alejado. Esos brazos los vuelven a traer a casa. ¿Por qué no hacer la canción del salmista
tuya? Su diestra lo ha salvado, y su
santo brazo (Sal. 98:1).
Brazos
cariñosos, y misericordiosos que nos dan confianza. Jesús dijo, Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mt. 11:28). Sus brazos extendidos sanó al leproso, y
pueden hacer lo mismo por ti (Mt. 8:4).
Cuando Jesús vio la mujer adúltera, la saludó con esos brazos de
compasión y le dijo, Ni yo te condeno; quedas perdonada (Juan 8:1-11). Esos mismos brazos que dieron la bienvenida
al Hijo Prodigo
EL SECRETO
DE LA VIDA ABUNDANTE.
Yo soy el
buen pastor;
El buen
pastor su vida da por las ovejas.
Jn.10:11
La pregunta
clave es, ¿por qué Jesús se llama El Buen Pastor? ¿Qué es lo que el Espíritu Santo quiere que
aprendamos acerca de Él? ¿Qué es lo que
lo hace a Jesús tan bueno?
El contexto
nos ayuda a responder a estas interrogantes.
En el verso diez, aprendemos que Jesús es bueno porque ha derrotado al
enemigo (Véase el devocional anterior).
Pero en
verso diez encontramos otra razón. Jesús
se llama bueno porque es el dador de una vida abundante.
Cuando pido
que personas describan una vida abundante, usualmente responden dándome una
lista de cualidades. Es una vida llena
de gozo, paz, amor, prosperidad, y satisfacción. Es una vida de armonía en el
matrimonio, hogar y la iglesia. Y por
cierto mucho más. Es una clase de vida
que todos añoran.
Pero la
tragedia de hoy es que muy pocos viven esta clase de vida. ¿Nos preguntamos por qué? ¿Cuál será el secreto de esta clase de vida?
Jesús otra
vez responde a la interrogante. El
amorosamente nos muestra el camino. “Mas
bienaventurado es dar que recibir (Hch. 20:35).
Irónicamente la vida abundante no se la encuentra a su cabalidad hasta
que no se la comparte con otros.
JESUCRISTO
CEDE SER COMO DIOS, PARA SER HUMILLADO.
TU PASTOR
EXALTADO – SE HUMILLÓ A SÍ MISMO
Y el Dios de
paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,
El gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, –He. 13:20
Hoy estamos
enfocados otra vez en Hebreos 13:20. Estamos preguntándonos - ¿Por qué el Espíritu
Santo llama a Jesús el Gran Pastor? Tu recordarás en Juan 10:11, que Él fue
llamado el Buen Pastor. Pero aquí, el Espíritu Santo ha escogido cuidadosamente
otra palabra – ¡“Gran”! ¿Por qué?.
Jesús es
nuestro Gran Pastor debido al lugar donde Él está. Ahora Él está sentado en el
lugar más elevado del universo. Exaltado por encima de todo poder, todo
principado y todo reino. Y tú estás sentado con Él (Ef. 2:6).
Pero Jesús
no sólo es grande hoy debido a dónde está. Él es grande debido a la manera en
que llegó ahí.
Jesús no
llegó a la diestra de Su Padre, el lugar de poder, a través de Su propio poder
o influencia. ¡No! En Su Reino tú te haces grande al humillarte a ti mismo. Tú
te conviertes en alguien con influencia cuando eres obediente a Dios. Tu debilidad
es tornada en fortaleza cuando tú sirves a los demás. Cuando tú te niegas a ti
mismo, entonces Dios te usa. Eso es lo que Jesús enseñó. Es la manera en que Él
vivió. Él nos mostró el camino a la grandeza.
CRISTO COMO
PASTOR Y REY EN MEDIO DEL TRONO.
Jesús el
Cordero-Rey: Tu Mentor
Porque el
Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará
A fuentes de
aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. – Ap. 7:17
Me
pregunto. ¿En verdad entiendes Quién es
el que te guiará y será tu mentor el día de hoy -- si se lo permites? Jesús no es algún remoto dios, que no conoce
dónde vives. Que no conoce tu
dolor. Que no conoce los retos
increíbles que enfrentas.
¡No! Él es tu Pastor resucitado. Y Él es Rey.
Gobernando y reinando en amor y autoridad mientras lees esto. Pero, también es un Cordero, para
siempre. Él se convirtió en uno de
nosotros. Uno con nosotros. ¡Alguien justo como nosotros! Él caminó en tus pisadas. En mis pisadas. Y ahora mismo Él está junto a ti, listo para
alcanzarte, orientarte, guiarte y ayudarte a través de cada decisión difícil
que tú debas tomar hoy. ¡Quiero que
entiendas quién es tu Pastor! En Él
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col.
2:3).
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