domingo, 23 de marzo de 2014

¿ QUÉ SIGNIFICA LA IGLESIA COMO LUGAR DE ADORACIÓN PARA DIOS?.

¿ QUÉ SIGNIFICA LA IGLESIA COMO LUGAR DE ADORACIÓN PARA DIOS?.
El motivo de la iglesia.

A él sea gloria en la iglesia.

Efesios 3:21

Si se fuera a entrevistar a un grupo de personas y pedirles que mencionen el propósito fundamental de la iglesia, es probable que se obtengan muchas respuestas diferentes.

Algunas pudieran sugerir que la iglesia es un lugar para hacer amistades con personas espirituales. Es donde los creyentes se fortalecen los unos a los otros en la fe y donde se cultiva y se expresa el amor.

Otros pudieran sugerir que la misión de la iglesia es enseñar la Palabra, preparar a los creyentes para diversas responsabilidades e instruir a los niños y a los jóvenes con el propósito de ayudarlos a crecer en Cristo.

Aun otras pudieran decir que otro propósito de la iglesia es alabar a Dios. La iglesia es una comunidad de alabanza que exalta a Dios por lo que es y por lo que ha hecho. Algunas personas sugerirían que como la alabanza es la actividad principal del cielo, debe ser la responsabilidad primordial de los que están en la tierra.

Pero tan importante como son la comunión, la enseñanza y la alabanza, el motivo principal de la iglesia es glorificar a Dios. El apóstol Pablo describió la salvación como "para alabanza de la gloria de su gracia" (Ef. 1:6).
JUNTOS, EN ARMONÍA Y CON UN SOLO CORAZÓN. Salmo 133. 1- 3.

133:1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
133:2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
133:3 Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.
LA VERDADERA RELIGIÓN ES ESTA:
Santiago 1:26
Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.
Santiago 1:27
La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.
ADORACIÓN Y SANTIDAD: DOS PALABRAS QUE SE COMPLEMENTAN.
“Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo” - (1 Pedro 1:16).
¿Por qué usted y yo debemos escoger el vivir una vida santa? Una razón es que anticipamos la segunda venida de Jesucristo. Cuando estamos esperando el regreso de Cristo en cualquier momento, debemos anhelar el ser limpios y santos, en preparación para verle. Por ejemplo, si usted supiera que Cristo regresa esta tarde, ¿piensa que se pondría en paz con Él? ¿Habría alguna persona con quien usted está disgustado, y desea reconciliarse? ¿Habría algunos pecados en su vida de los cuales debe arrepentirse?
Si su respuesta es afirmativa a cualquiera de esas preguntas, entonces actúe en fe, trayendo gloria a Dios por su obediencia. Si su respuesta es afirmativa a cualquiera de esas preguntas, entonces actúe en fe, trayendo gloria a Dios por su obediencia. Si su respuesta es afirmativa a cualquiera de esas preguntas, entonces actúe en fe, trayendo gloria a Dios por su obediencia.
BUSCAR EL ROSTRO DEL SEÑOR.

Lo que dice la Biblia:
El corazón me dice: "¡Busca su rostro!" Y yo, Señor, tu rostro busco (Salmos 27:8).

El verdadero cristiano no es aquel que realiza rituales sofisticados cada domingo, sino el que busca una relación con Dios. Seamos claros. No estamos diciendo que debemos dejar de congregarnos los domingos, o dejar de cantar alabanzas, o dejar de celebrar la Cena del Señor cada mes. Se trata de entender que todo esto se hace como motivación, recordatorio o inspiración para… ¡Buscar Su Rostro! El versículo de Salmos 27:8 indica que una fuerza interna, el corazón, nos conmina a buscar al Señor. El corazón puede haber sido inspirado por testimonios de la iglesia, por oraciones de los hermanos, por alabanzas llenas de emoción, por predicaciones del pastor, etc., todo eso está bien, pero la clave es que radica dentro de nosotros mismos la misión fundamental e individual de buscar Su rostro.

A veces perdemos inercia y la rutina nos hace ignorar ese llamado del corazón. Si eso nos llega a pasar, hagamos un esfuerzo por recordar nuestro primer amor. Ese tiempo cuando en medio de nuestros problemas por fin comprendimos que Jesús nos estaba llamando. Ese tiempo en que ansiábamos que llegara el domingo para aprender más de Dios y compartir con los hermanos esa nueva realidad. Ese tiempo en que anhelábamos leer Su Palabra y el tiempo de oración era dulce y reconfortante.


“Y yo, Señor, tu rostro busco,” debe ser una realidad nuevamente y de aquí en adelante. No malgastemos nuestro tiempo y esfuerzo en alcanzar metas intrascendentes. No cuando tenemos una gran misión a lograr enfrente de nosotros. Una misión que nos da vida plena mientras la buscamos y vida eterna cuando la logramos: ¡Buscar Su Rostro!

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