EL PROPÓSITO
DE CRECER EN LA OBRA DE CRISTO.
Una muestra
de obediencia.
Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado.
Mateo 28:20
No se puede
ser discípulo sin una vida de obediencia y un deseo de seguir a Cristo como
Señor. Una de las maneras más importantes de obedecer es enseñando a otros a
obedecer sus mandamientos.
Respecto al
Espíritu Santo, Jesús dijo "Él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26). Mediante la Palabra de Dios, el
Espíritu ha puesto esa enseñanza a disposición de todos los creyentes. Y todo
creyente debe someterse a ella en obediencia.
Solo un
verdadero convertido obedecerá a Cristo. Solo cuando usted se presenta "a
Dios como [vivo] de entre los muertos, y [sus] miembros como instrumentos de
justicia" (Ro. 6:13) muestra usted fe obediente.
“Más ahora
que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”- (Romanos 6:22).
En primera
de Samuel 15, leemos la historia de cómo Saúl fracasó en destruir los animales
que Dios había ordenado fueran aniquilados. Samuel confrontó a Saúl sobre este
asunto, y Saúl mintió diciendo que sacrificaría a los animales, pero nunca lo
hizo. Y Samuel le dijo: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de
los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e
idolatría la obstinación” (1 Sam.15:22,23ª).
El rebelarse
contra Dios es como el pecado de hechicería porque lo pone a usted en los
dominios del diablo. Cuando Dios da un claro mandamiento en su Palabra, no
debemos hacerlo pasar por el filtro juzgador de nuestro humano entendimiento.
Debemos obedecerlo sea que lo entendamos o no, sea que estemos de acuerdo o no.
O es la Palabra de Dios que debe obedecer o no lo es.
¿Hay alguna
verdad en la Palabra de Dios que no entiende? Pídale a Él que le dé
entendimiento. ¿Hay alguna verdad a la cual usted no se ha rendido en
obediencia? Pida que Dios le perdone, y que le derrita y le moldee como su
siervo, para su gloria.
ARREPENTIMIENTO,
PERDÓN, LIMPIEZA.
El propósito
del crecimiento.
Todo aquel
que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo.
1 Juan 3:3
Segunda
Pedro 3:18 ordena a los creyentes que crezcan "en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Su respuesta a este
versículo es la acción o la inercia. Si desea crecer en Cristo, usted
experimentará bendición, provecho y victoria siguiendo la senda bíblica de
glorificar a Dios. Y como descubrió David, también usted sentirá alegría:
"A Jehová he puesto siempre delante de mí... Se alegró por tanto mi
corazón" (Sal. 16:8, 9).
El apóstol
Juan resumió el objetivo del desarrollo espiritual cuando dijo "Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es" (1 Jn. 3:2). El proceso del crecimiento terminará el día
que veamos a Jesucristo y seamos como Él.
EL PROCESO
CON DIOS: PERFECCIÓN, FIRMEZA, FORTALEZA.
Madurez en
el sufrimiento.
El Dios de
toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca.
1 Pedro 5:10
Un llamado
del cristiano a la gloria tiene que ir por la senda del sufrimiento. El
versículo de hoy explica por qué. El sufrimiento es el método de Dios para que
su pueblo madure espiritualmente. Lo complace cuando soportamos con paciencia
la prueba que afrontamos en el camino. El sufrimiento es parte del plan de Dios
a fin de preparar a su pueblo para la gloria.
El apóstol
Pedro dijo esto respecto al valor del sufrimiento "En lo cual vosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada
en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 P.
1:6-7). Dios permite el sufrimiento como una confirmación de nuestra fe.
También produce paciencia, aunque la paciencia es una virtud que no
necesitaremos en la eternidad; no habrá razón alguna para la impaciencia allí.
Pero además de esos beneficios, el sufrimiento aumenta nuestra capacidad de
alabar, honrar y glorificar a Dios, y eso es algo que usaremos por toda la
eternidad.
UNA COMPLETA
IDENTIFICACIÓN CON JESUCRISTO.
Dispuestos a
sufrir.
Puesto que
Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo
pensamiento.
1 Pedro 4:1
Una de las
bendiciones de ser cristiano es nuestra identificación con Cristo y sus
privilegios resultantes. Sin embargo, para que no demos por sentado esas
bendiciones, suponiendo que resultarán en que seamos amados y respetados por el
mundo, Dios también permite que suframos. En realidad, el apóstol Pedro en su
primera epístola muestra con toda claridad que quienes son más bendecidos en la
fe sufren más.
La vida
cristiana es un llamado a la gloria a través del sufrimiento. Eso es porque
quienes están en Cristo están inevitablemente en pugna con su cultura y su
sociedad. Todos los sistemas estimulados por Satanás están en pugna con las
cosas de Cristo. El apóstol Juan dijo que una persona no puede amar a Dios y al
mundo al mismo tiempo (1 Jn. 2:15). Y Santiago dijo "Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Stg. 4:4).
SOPORTAR CON
AMOR Y PACIENCIA LOS SUFRIMIENTOS.
Llamados a
sufrir.
Para [el
sufrimiento] fuisteis llamados.
1 Pedro 2:21
Aunque el
versículo de hoy parece indicar que se nos llama a sufrir, en realidad se
refiere a la última parte del versículo 20, que dice: "Si haciendo lo
bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de
Dios". Cuando los cristianos soportan con paciencia el sufrimiento, eso
agrada a Dios.
Eso no
debiera sorprendernos. Al comienzo de este capítulo de Primera Pedro, el
apóstol afirma que los cristianos "sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (v. 9). Nuestro
mundo sombrío se resiente y a menudo es hostil con quienes representan al Señor
Jesucristo. Ese resentimiento y esa hostilidad pueden sentirse en determinados
momentos y lugares más que en otros, pero siempre está allí en cierto modo como
parte del privilegio de ser suyos.
DIOS ES
NUESTRO AMPARO Y NUESTRA FORTALEZA.
“No temas,
porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
(Isaías 41:10).
Muchas
personas quieren saber qué es la vida victoriosa. Primero le diremos lo que no
es la vida victoriosa. No es una vida sin jamás cometer un pecado. No es una
vida sin tener ningún fracaso. No es una vida sin tener nunca una duda. No es
una vida sin experimentar desánimo. Por el contrario, la vida victoriosa es una
vida que trae nuestros fracasos al Señor Jesús, permitiéndole a Él darnos un
nuevo comienzo. Día tras día debemos decirle al Señor Jesús que necesitamos un
nuevo comienzo, que necesitamos ser ungidos con aceite fresco diariamente, y
que necesitamos perdón. Agradezca a Dios que Él es un Dios de gracia, un Dios
de gloria, un Dios de segundas oportunidades. Usted probablemente estará mejor
preparado para servir a Dios después de un fracaso y restauración, que quizás en
ningún otro momento de su vida.
¿Ha fallado
usted en algo recientemente? NO hay mejor tiempo que ahora para pedir su perdón
(si es que tiene pecados no confesados) y pedirle que le dé un nuevo comienzo.
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