UNA CARTA DE NAVIDAD.
Estimado hermano(a):
Nuestra familia de Visión Para Vivir, que también es su familia, le desea una temporada navideña muy gozosa. Esperamos que la celebración del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo sea especial y significativa al lado de aquellos que usted ama, y que a la misma vez pueda sentir la mano de Dios en su vida durante esta época especial.
Verdaderamente ese es el deseo de nuestros corazones, aun cuando sabemos que algunas personas que están leyendo esta carta están pasando por momentos difíciles en sus vidas. Y sabemos que lo que más necesitan en este momento es que seamos personas compasivas.
La compasión es la capacidad de sentir lo que otra persona está sintiendo. Y esa compasión toma un verdadero significado cuando escuchamos a alguien decir: "Yo he pasado por ese mismo momento y te entiendo. No tengo una respuesta para la adversidad que estás pasando y no puedo explicarte la razón, pero no quiero que pases por esto solo(a)".
¿Conoce usted a alguien que está sufriendo en este momento? ¿Tiene usted un amigo o un familiar que ha sido asaltado por una circunstancia dolorosa? Quizás el matrimonio está en dificultades, o han perdido algo importante como la salud, un empleo o la misma esperanza de vivir. ¿Está pensando en alguien? Eso demuestra que usted tiene compasión.
Y aunque quisiéramos tener más compasión, debemos aceptar que nuestra capacidad es muy limitada, ¿no lo cree? Pero aquí es donde entra Dios. Su compasión es ilimitada e infinita. Es más, su compasión es su propio compromiso con nosotros.
El Salmo 103:4 dice: "El que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; el que colma de bienes tus años".
La compasión es como un letrero gigantesco que Dios ha puesto sobre su vida. ¿Por qué Dios le tiene tanta compasión? Porque le ama.
Quizás este es el regalo más importante que una persona puede recibir. Me refiero a la realidad que usted es una persona amada por Dios. Este año, cuando escriba sus tarjetas de Navidad, recuérdeles a las personas esa maravillosa verdad. Lo mismo puede hacer cuando los salude con un gran abrazo navideño. Dígales que Dios les ama.
¿Y cómo puede estar seguro de ello? Porque Él vino a la tierra.
Hace más de dos siglos, durante esa primera noche de Navidad, Dios mostró su amor por nosotros. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna". Juan 3:16
El día de hoy, cuéntele a alguien esas buenas nuevas de la gran compasión de Dios y de su amor por ellos. Estoy seguro que ese mensaje motivador les fortalecerá a ambos.
Hace años pasé por una época de dolorosa pérdida emocional. Un amigo misionero que había experimentado una situación similar me consoló y luego me ofreció estas palabras: "En el futuro, Cristo puede usar tus heridas emocionales para ayudar a otros". Posteriormente, en un viaje de visita a una escuela de capacitación misionera, el lugar donde me hospedé tenía un retrato de las manos de Jesús atravesadas por clavos. Debajo de éste, sobre un atril, estaba la partitura del himno "Él me tocó".
Rara vez he experimentado una cadena de circunstancias que me hablaran de manera tan vívida con respecto a la situación en que me encontraba. En Su providencia llena de gracia, Dios las usó para consolarme y dirigirme. Se hizo evidente que la sanidad fluye desde las manos heridas de Jesús y que nuestras heridas pueden ayudar a los demás.
En retrospectiva, he aprendido cómo el consuelo de Dios en el sufrimiento puede construir puentes para aquellos que están sufriendo. Pablo explicó esto con gran claridad: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios" (2 Corintios 1:3-4).
¿Le estás llevando tu dolor emocional a Dios? Colocar tu carga, tu problema o necesidad en Cristo, te puede ayudarte a brindar consuelo a los demás, así como, por medio de Cristo, mi amigo me consoló a mí.
Reflexión: Cristo se quebrantó por nosotros para consolar a los quebrantados entre nosotros.
Cómo obtener consuelo:
1.- Acuda al Señor para toda consolación. (2 Co. 1:3).
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación.
2.- Acepte la realidad del dolor y deposite su carga, problema o situación delante de Dios, recuerde que Nuestro Dios es Todopoderoso, para llevar aquello que le aflige. (2 Co. 1:9).
9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.
3. - Mantenga limpia su conciencia confesando el pecado y las ofensas del pasado. (Pr. 28:13).
13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
4.- Encuentre el lado positivo de su proceso de sufrimiento. (2 Co. 7:11).
11 Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
5.- Obtenga el consuelo de las personas que Dios envía a su vida. (2 Co. 7:6-7).
6 Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; 7 y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más.
6.- Refuerce su fe al consolar también a otros. (2 Co. 1:4).
4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
7.- Permita que la fortaleza de Cristo restaure su vida. (Fil. 4:13).
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
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