lunes, 29 de abril de 2013

CUANDO ESTEMOS EN PECADO, ES NECESARIO CONFESAR A JESUCRISTO Y EL NOS PERDONARÁ

11:4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 
«ME SIENTO SUCIA»
por Carlos Rey


«Soy una mujer... separada hace un año.... Hace algún tiempo llegó alguien a mi vida que había conocido... cuando aún era soltera.... Me llenó de halagos y palabras de amor.... Terminé teniendo relaciones con él. Me siento muy mal: me siento sucia, y no sé cómo pedirle a Dios que me perdone.
»A veces creo que no merezco vivir, y quiero desaparecer de este mundo... y así dejar de hacer cosas que sólo me han causado mucho daño.... No quiero hundirme en un hoyo del cual después no pueda salir.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Lamentamos la separación que usted ha sufrido.... Es muy probable que las dificultades y el estrés hayan contribuido a que se sienta deprimida y desesperada. Esas emociones fuertes, junto con la culpa que siente, la están abrumando.
»Sus palabras nos recuerdan las de David, el rey de Israel. David tenía una relación personal con Dios, pero eso no quiere decir que fuera un hombre perfecto. Él cometió muchas inmoralidades. Una de ellas fue el tener relaciones íntimas con la esposa de otro hombre.1 Luego de haber cometido adulterio con ella, David se sintió muy culpable, así que trató de ocultar lo que había hecho. Pero Dios está al tanto de todo pecado, y sabía lo que David había hecho. Finalmente David se sintió arrepentido por su pecado, e hizo la oración que se encuentra en el Salmo 51.
51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
51:2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
51:5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
51:7 Purificarme con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
51:8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
51:9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
51:11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
51:12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
51:14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
51:15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
51:18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
 En su oración, David le dice a Dios que está arrepentido y le pide perdón.
»Usted dice que a veces cree que no merece vivir. David no merecía vivir. Y nosotros tampoco. Todos merecemos un castigo severo por nuestro pecado. Pero Jesucristo, el Hijo de Dios, llevó nuestro castigo cuando murió en la cruz. De modo que, cuando usted ore como hizo David, Dios la perdonará y limpiará su corazón de todo pecado. Usted no tiene que sufrir el castigo de su pecado, ya que la condena de ese pecado la pagó Cristo. Y Dios le dará la oportunidad de volver a comenzar.
»Después que usted haya orado y que Dios la haya perdonado, le convendrá tomar algunas precauciones con relación al futuro. No hay duda de que esta experiencia le ha enseñado que no quiere volver a cometer ese error. Entonces, ¿cómo puede evitarlo? Ante todo, reconozca que por lo general el pecado no sucede en un instante. Normalmente hay pasos graduales que nos van llevando, poco a poco, a tomar la decisión equivocada. Usted dice que aquel hombre la llenó de halagos y de palabras de amor. La próxima vez que eso ocurra, debe oír una voz de alarma en su cerebro que le advierte que hay peligro por delante. Cuando oiga esa voz, recuerde lo mal que se está sintiendo ahora mismo por haber hecho caso omiso del peligro....
»Dios la ama...,
12S 11:4:11:4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 

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