El día sábado. Un día difícil para Pedro y los demás
Apóstoles
El día intermedio
Resulta que los gallos no observan el sabat.
Pedro debe haberse despertado el sábado por la mañana oyendo
el estruendoso, repetitivo y humillante recordatorio de su negación de Jesús; y
la mirada penetrante del Salvador. La realidad de enfrentar cada mañana por el
resto de su vida con un atormentador vistazo hacia atrás a su fracaso debe
haberle parecido insoportable. Justo cuando Pedro pensaba que no podía llorar más,
las lágrimas amargas deben haber brotado de nuevo corriendo por una cara
arrugada por el remordimiento.
Sin duda que el sábado pasó arrastrando los pasos en los
pensamientos de los discípulos de Jesús. El sabat no permitía trabajo ni
actividad considerable. Era como si la ley de Dios los obligara a quedarse
sentados y a pensar. . . y a lamentar sus fracasos. La cruz los había empujado
en la cara horrible de sus erróneas esperanzas de gloria.
Jesús pronto les mostraría que el Mesías no se quedó corto
de sus expectativas. ¡Todo lo opuesto! Sus propias expectativas les habían
fallado. Los destrozados discípulos habían levantado sus esperanzas en sus
sueños de gloria y grandeza y no en lo que Jesús les había dicho. La grandeza a
los ojos de Dios viene al vivir con un corazón servidor; la clase de vida que
Jesús había modelado en Su vida y en Su muerte. Aunque ellos habían andado en
las pisadas de Jesús por años, no habían oído Sus palabras. Incluso estando el
hecho de estar en el aposento alto con Jesús y comer del cordero pascual no les
había abierto los ojos. Se necesitó la cruz.
Jesús claramente les predijo a Sus hombres respecto a Su
muerte; y todo se desenvolvió con la precisión sin acomodos que Él predijo.
Pero Su muerte no fue todo lo que prometió. Fue sólo el principio.
Al crear el mundo, Dios dejó de trabajar el sabat, o sábado.
Eso significa que Dios empezó la creación un domingo por la mañana, el mismo
día en que Jesús resucitó de los muertos. A la mañana siguiente, mientras el
sol perforaba las tinieblas, el gallo de Pedro volvería a cantar, anunciando un
nuevo día muy, pero muy diferente.
Véase Lucas 24:13-27 y Juan 12:31-33.
* Lucas 24:13-27:
IGLESIA LA CONFRATERNIDAD CRISTIANA DE SANTA ROSA DE OSOS
MARZO 2013
PASTOR: RIGOBERTO GÓMEZ E
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