jueves, 18 de abril de 2013

DIOS ES TU MAESTRO: APROVECHA SUS ENSEÑANZAS


El Príncipe De Los Pastores: Tu Maestro
Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.     - 1 P. 5:4
 
Hno. Juan con Maria
Hno. Juan con Maria
¿Sabes qué tan cerca está Jesús de ti en este momento? Él quiere ser tu maestro hoy.  ¡Él es tu Príncipe!  Tu ejemplo, tu modelo, tu profesor principal.

La clase siempre está impartiéndose.  Él nunca deja de entrenarte.  Todo lo que te sucede hoy es conforme a Su diseño.  Toda la gente que conoces te es enviada por tu Maestro.  Cada obstáculo que enfrentas, cada problema que encuentras está ahí para edificar tu fe.

Muchos pastores han olvidado que antes que los discípulos conocieran a Jesús como Salvador, Él fue su Maestro.  Ellos lo siguieron como a su Rabí.  Ellos lo observaron mientras se desenvolvía entre la gente.  Ellos lo escucharon enseñar y orar.  Y ellos fueron testigos – algunas veces a distancia – de cómo el mundo le golpeó.  Le escupió.  Y le persiguió.  Jesús se mantuvo en silencio.  No respondió la agresión.  Él perdonó.  Él amó hasta el final.

Tu quieres ser un fabuloso pastor para tu rebaño.  Escucha a tu Príncipe.  Aprende de Él y sé obediente.  No hay mayor Maestro en todo el mundo que Jesús. 
 
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.  –Mt. 11:28-30
 
Venid.  Llevad mi yugo.  Aprended de mí.
 
Soy manso.  Humilde de corazón.  Ligera mi carga.
 
El verdadero servicio a los demás siempre está lleno de descanso.  No hay presión.  Nunca se exige desempeño.  Jesús lleva la carga de los pastores que están aprendiendo de Él.  Ellos le permiten a Él pelear sus batallas.  Él lleva sus cruces.
 
Puedes sentirte cansado esta mañana.  Quizá estás desanimado.  Permite a tu Príncipe que refresque tu espíritu.  Escúchalo mientras te dice lo orgulloso que está de ti.  Permite que sus fuertes brazos te rodeen mientras te dice “Este es Mi ministerio, no el tuyo.  Este es Mi Reino, no el tuyo.  Yo soy el Príncipe y me deleito grandemente de que seas mi subordinado pastor.”  Permítele que te de Su corazón.  Luego da esa misma esperanza a los demás.  Vive en sus pasos y en su poder.  Tu rebaño, que está mirando, nunca será el mismo.  Y ellos dirán que estar contigo es como estar con Jesús.
 
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús . . .  – Col. 2:5
 
-- Dr. Juan Jauchen985 – Cristo Como Pastor (revisar toda la cadena)
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